Carta ciudadana desde el Paraguay (164)

El fantasma atroz de la Reforma Agraria 
Junta tierra en macetas hidropónicas: Chester Swann

Luque, 22 de mayo de 2009

El diario La Nación, hablaba en su editorial de 21 de mayo (ayer) —como parafraseando a su homólogo mitrista de Buenos Aires— acerca del “fracaso de los intentos de reforma agraria”, desde los hermanos Graco en Roma hasta el suicidio forzado de Allende en Chile, en una eficaz demostración de cómo escribir por mano (o patas) de ganso, a falta de hablar por el mismo medio, aunque tiene una AM especializada en defender lo indefendible merced a sus perifoneros de lujo. Por tanto, tampoco han de extrañar el hablar por boca de ganso, como si leyeran Reader’s Digest de los tiempos de la Guerra Fría.

Los argumentos utilizados por los editorialistas de dicho diario, así como de otros adversarios de tal reforma, son puras falacias y sofismas, inaccesibles a la razón y ajenas a cualquier argumento lógico. Olvidan que en Israel no sólo ha funcionado, sino que el modelo kibbutzim ha sido exitoso como polo de desarrollo y producción. Además, estos periodistas olvidan supinamente que lo que ha conducido al fracaso son los modelos adoptados, en que los lotes se han otorgado en forma separada, prohibiendo expresamente a los “favorecidos” todo tipo de organización social o explotación colectiva de los ejidos de la colonia. 

Por dicha causa las ligas agrarias cristianas fueron duramente perseguidas reprimidas y dispersadas por los esbirros de esa dictadura, tan añorada por los propietarios y jerifaltes de La Nación. Por dicha imposición, los campesinos nada podían hacer individualmente; salvo medrar de sus mezquinos sembradíos de mandioca, plantar algodón para las desmotadoras y endeudarse estrepitosamente con los “acopiadores”, de acuerdo al modelo impuesto entonces y destinado al fracaso desde su nacimiento.

Los seudoperiodistas creen que es la tenencia minifundiaria de la tierra es el problema, así como la falta de capital de los campesinos. Nada más inexacto. 

Se ha demostrado científicamente y hasta la saciedad que el modelo de monocultivos extensivo imperante en Argentina, Brasil y Paraguay, bajo el irónico eufemismo de “repúblicas unidas de la soja”, es perjudicial para la tierra, para las aguas subterráneas, para el ecosistema y una forma de desertización forzada a mediano plazo. Pero claro, para los escribas y fariseos del liberalismo que nada saben de ciencias (y se niegan a ello o son inaccesibles a toda ciencia que no sea la economía especulativa), les es fácil pontificar desde sus climatizadas oficinas, ajenos a todo sudor y esfuerzo campesino, en defensa de los sagrados intereses de “los productores”. Es decir, los señores neofeudales cuya única “producción” está basada en una nula capacidad de dar empleo, en sus agrotóxicos nocivos y en sus pistoleros asalariados con licencia para matar.

Una colonia del tipo cooperativo, al estilo mennonita o kibbutzim de usufructo compartido de la tierra, no es nociva a la naturaleza; diversifica la producción de alimentos; no requiere demasiado capital, salvo el trabajo mancomunado… y tiene grandes posibilidades de éxito. Un éxito que les es negado por quienes aún añoran los tiempos de la dictadura y la Guerra Fría que la sostuvo durante décadas infames.

Chester Swann Ex periodista, cantautor, escritor y diseñador gráfico, entre otras maneras de perder tiempo sin perecer en el intento.

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