Carta ciudadana desde el Paraguay (189)

De representaciones y represiones
Se cura de chichones y espantos: Chester Swann

Luque, 19 de julio de 2009

La última manifestación frente al ministerio de lo Interior puso al desnudo una de las más fuertes debilidades del gobierno de la ¿alianza? Frente a las fuerzas policiales que se ceban en carne ajena para calmar sus instintos violentos y, de paso, dejar malparado al gobierno como si ésa fuera su real intención y no otra. 

A decir verdad es imposible asegurar que un tipo como Rafael Filizzola sea el artífice de las represiones, o los fiscales colorados que anidan en el interior; aunque esto último es más probable.  Se sobreentiende que el uso de la violencia es el último recurso y sólo si las mal llamadas “fuerzas del orden” son atacadas o resistidas.  Sin embargo, es el primer recurso empleado y por lo general contra mujeres, ancianos y niños indefensos; contra los escasos bienes de las familias campesinas, que son puestos en saco o destruidos al mejor estilo nazi.

Muchas veces me he preguntado si los oligarcas del “tractorazo” serían reprimidos con la misma “finura” y “cariño” en caso de cierre de rutas u otras formas de presión en defensa de sus poco claros intereses, o serán urbanamente dispensados de balas de goma, gases y cachiporras, hasta cumplir con sus objetivos.  No creo que la policía nacional los disperse fumigándolos con Round-Up. Glifosato o Tamarón, para hacerles probar su propia medicina. 

No.  Creo que la violencia es sólo para los pobres.  Para Juan Sintierra y María Sinpan  o como quieran llamarlos a los parias alejados de la esperanza.  Los “productores” latifundistas y dueños feudales del país pueden hacer cortes de ruta y hasta darse el lujo de obligar al gobierno a “rever” decretos sobre agrotóxicos, sin que este presidente tenga suficientes cojones para ponerlos en vereda, con la ley en la mano.

Mas pareciera que para los pretorianos del sistema, la ley es mera retórica, papel mojado, cuando las cachiporras y escopetas de asalto son su verdadero lenguaje.   Esa mal  llamada policía nacional debería ser disuelta y dada de baja deshonrosa, por criminal y violenta sin necesidad.  No estaría mal crear una nueva policía civil (y, sobre todo civilizada) con abogados, médicos, ingenieros y de otras profesiones universitarias, dotados de inteligencia y buen sentido.  Y esa nueva policía debería ser integrada a la justicia, no a un ministerio “político” o dependiente de un gilipollas sin formación humanista.

El desafío está lanzado, pero para una futura constituyente, que en las condiciones actuales estamos lejos de toda institucionalidad y justicia y cerca de la barbarie… con perdón de los bárbaros.

Chester Swann Ex periodista, cantautor, escritor y diseñador gráfico, entre otras maneras de perder tiempo sin perecer en el intento.

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