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Carta ciudadana desde el Paraguay (244)

 

De manoseos y manoseados
Por si acaso busca el aguamanil más cercano: Chester Swann

Luque, Paraguay, 8 de noviembre de 2009

El sorpresivo (para los desinformados, no para los despiertos) jaque mate a la cúpula militar —en una jugada poco ajedrecista— fue motivo de cotilleo de toda la prensa internacional. También desato las iras de cierto comandante de alto vuelo, quien comentó lo humillante de su separación del cargo y de que “no se debe manosear a las FF.AA.”. 

Pero hay que recordar que esas mismas fuerzas armadas, fueron poder fáctico desde la posguerra de 1870 y sacaban y ponían presidentes previamente “manoseados”, cuando no se entronizaban directamente por sí y ante sí. Manlio Schenoni, Albino Jara, Adolfo Chirife, Rafael Franco, Estigarribia, Morínigo, Rolón (el más efímero de todos) y Stroessner han manoseado a la paciente ciudadanía sin rubor, e incluso usándola como carne de fusil o de cañón.

Y ya que se habla de “manoseos”, éstos, ahora salientes no son los únicos manoseados de la película. Hay que tener en cuenta que en este país los cargos de confianza son fusibles y saltan a la menor variación de la temperatura política. De acuerdo a la tradición anterior, a los culpables de algo se les pedía simplemente su renuncia, “agradeciéndoles los patrióticos servicios prestados a la nación” previo a darles la patada en salva sea la parte.

Ahora con eso de las “credenciales democráticas” impuestas por la nueva política de ésos que sabemos, no es políticamente correcto hacer golpes al estilo Pinochet o Stroessner; salvo que sea para “restituir el imperio de la institucionalidad” u otras sanatas de moda. No sería bien visto que Lugo sea sacado por un cuartelazo de entrecasa sin juicio político de por medio. Pero si hacemos un racconto de nuestro pasado histórico, bien nos vendría conocer con qué bueyes estamos arando los surcos de la historia. 

Todo militar es hombre de armas y entrenado para usarlas y no precisamente haciendo caridad; aquí, en China, en Pakistán, en Haití, en Colombia o donde sea. De lo que se infiere que hay que confiar cien por ciento en los responsables de portarlas; que a las armas las carga el diablo y no siempre hay enemigos externos con qué usarlas. Desde finales de la Segunda Guerra Mundial, los ejércitos sudamericanos han estado bajo la tutela del Comando Sur y de la Escuela de las Américas y usados como fuerzas represivas contra sus propios ciudadanos civiles, los eternos manoseados.

Nada nuevo entonces ha surgido de los boreales centros de poder. El golpe del 2002 contra Chávez y el reciente de Honduras nos dan la pauta de que hay golpistas. No creo en ellos, pero de que los hay… los hay, aunque no tengan mando de tropa ni estén en el candelero áulico, toda vez que haya una embajada por ahí cerca del Mburuvicharóga. No todos los que participaron del golpe de 1989 son demócratas ni mucho menos. Simplemente fue una jugada ajedrecista del CFR (Council of Foreign Relations para los caídos del catre), una suerte de Itamaraty norteamericano. Lo demás ya se sabe. 

Hoy por hoy, nadie está seguro de nada y es altamente sospechoso que, lo de las armas donadas por el gobierno U.S.A. a Lugo, además de respaldo político era una orden subliminal para deshacerse de la camada antigua y reemplazarlos con otros más jóvenes y manipulables desde Washington. Así nomás. Y para hacerles saber a ciertos jerifaltes quién tiene la lapicera, aunque la tinta que contiene sea made in USA. Usted me entiende.  

Chester Swann Ex periodista, cantautor, escritor y diseñador gráfico, entre otras maneras de perder tiempo sin perecer en el intento.

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