Carta ciudadana desde el Paraguay (209)

Carta a España y al resto de Europa
Hace acrobacias con el lápiz japonés: Chester Swann

Luque, 24 de agosto de 2009

Estimado Sr. Juan Carlos de Borbón.

En algún lugar de España, en Madrid, preferentemente.

De mi mayor consideración.

 

Disculpe lo de “señor”, pero sepa Ud. que por aquí no se estila eso de “Su Majestad” ni gilipolladas por el estilo; pues que queremos ser iguales aún a pesar  de las leyes. Pero quiero decirle —respetuosamente, como buen hijo de la chingada madre patria que nos parió—, que sus vasallos y súbditos se han estado portando como horteras últimamente con mis paisanos y otros sudacas ¡Coños y hostias! 

¿Habrá visto Ud. tamaños desafueros en nombre de ese mamotreto llamado Ley de Extranjería?  Pues, fíjese que cuando llegaron aquí sus antepasados —ésos que desembarcaron vestidos de lata desde extraños bergantines—, nadie les ha pedido visas ni pasaportes, ni siquiera duros para gastar como turistas.

No. ¡Nada de eso!  Sin embargo, ésos antepasados suyos se han apoderado de cuanto han podido hurtar y hasta del continente’ y han “exportado” a España el oro inca, azteca, la plata de Potosí y hasta las papas y el maíz (que luego salvaran a Europa de más de una hambruna), a trueque de esclavitud y crueldades varias.  ¿Vio Ud., que felonías mayúsculas?  Encima, en nombre de un tal Jesucristo han cometido culturicidio, quemado códices sagrados y destruido templos ajenos. 

En el siglo pasado muchos compatriotas suyos han venido a estas tierras, huyendo de guerras civiles, intolerancia y desempleos endémicos.  Tampoco se les ha pedido nada a cambio de radicarse y trabajar como mejor podían y “hacer la América” como solían decir los abuelos que se quedaron allá, tomando sol en pueblos fantasmas y chupando regaliz.

¿Puede Ud. imaginar cuánto nos deben desde el sigo XVI para acá?  No creo que sus ordenadores puedan sumarlo con todo e intereses, sin quemar sus discos duros por el esfuerzo.  Pero así es la cosa, Señor de Borbón y no-sé-qué-cuánto, que ustedes los de la mentada sangre azul llevan apellidos más largos que filípicas de tartamudos, e inútiles como un tren con vagones vacíos arrastrado por una locomotora cansada de puro vieja.

Sí, Señor de Borbón.  Vea Ud. que injusticias cometen sus vasallos en nombre de la Unión Europea y de la pureza racial blanca.  ¿Es que no se les había ocurrido que mis paisanos podían hacer todo lo que los suyos se resisten a ajetrear para no ensuciarse las manos?  ¿Sabe Ud. que la vieja España se está volviendo cada vez más vieja y decadente, pero orgullosa y cruel como madrastra de Cenicienta? 

Y… a lo mejor no lo sabe realmente. Con tantos saraos, presentaciones, ceremonias, te deums, casamientos, cumpleaños y toda esa vaina que les impide a veces hasta leer los periódicos y repantigarse frente al telediario, ¡joder!  Por ello disculpo a Ud., aunque no a sus súbditos hijos de la gran chingada.

Pero sepa Ud. que de pronto podemos ser recíprocos también; que bastantes maleantes han venido a afincarse desde su país, sin que yo recuerde más que a Jesusito Peralto Ranera, el único extraditado desde aquí.   Sepa también que, por más católico que sea, su trono aún no está a la extrema derecha de dios padre, ni serán ustedes más grandes, ni con otro  Franco con todo y mesnadas.  Debéis saber que vuestro bienestar actual se ha financiado con el  sufrimiento de mis antepasados y de los africanos que habéis esclavizado cuando se os acabó la mano de obra indígena.  Otra cuenta impaga que estáis dejando postergada y sin calcular intereses de mora.

Sin otro particular y reiterando mi disgusto por el vil comportamiento de sus vasallos, me despido de Ud. hasta un día de éstos.

Atentamente, un servidor

Chester Swann Ex periodista, cantautor, escritor y diseñador gráfico, entre otras maneras de perder tiempo sin perecer en el intento.

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