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Claridad de roca entre mis dedos, de Orli Guzik - Universidad del Estado de México. 2010, Toluca, Edo. de México. 69 pp.

Reseña de Mariluz Suárez Herrera ibarsua@gmail.com

 

El nombre de Orli Guzik ha quedado ligado al nombre de Gilbero Owen Estrada cuya obra poética ha sido definida, entre otros calificativos, como sensual y perdurable. Perdurable también será la unión de estos dos poetas como sensuales son las imágenes que nos regala la voz poética del libro que hoy nos ocupa.

 

Como primer punto a tratar,  yo señalaría, después de varias lecturas de este hermoso ejemplar,  la unidad. Unidad del ritmo del verso y unidad de pensamiento. Esa unidad que ata al lector con la magia de las palabras para estar más atento, para leer y releer un verso, para repetirlo en voz alta y acaso, memorizarlo. Yo he elegido para este ejercicio el final del poema de la página diez y nueve “dios se oculta en la penumbra / sordo”.

 

Mi comentario siguiente sería el dominio del lenguaje, sin pensar en tiempo ni espacio, nos adentramos en la lectura y todo es sorpresa, este mundo se pinta: el viento obtuso, los amores blancos, los muertos escarlatas,  la  negras belladonas, las blancas ideas, las escamas rojas, la sonrisa ambarina y muchos otros ejemplos.

 

Continuaré entonces mencionando lo que transita de lo íntimo y personal a lo social donde cabemos todos. Cuando hablamos de poesía social a qué nos referimos, podría yo citar por ejemplo,  el caso de Nicolás Guillén a quien los críticos o “comentaristas”, “reseñistas”, como esta tarde podría ser mi papel, ponemos etiquetas, colocando al creador dentro de un cajón o en un nicho, según sea el caso. Y después ¿quién lo saca de allí?

 

Con relación a este gran poeta cubano sabemos de su enorme éxito y reconocimiento. Pongo este ejemplo porque autores como Orli Guzik, comparten con muchos otros poetas la inquietud por representar sus sentimientos y sus ideas regalándonos un trabajo en el que casi todos podemos identificarnos. Con respecto a la manera de darnos su poesía, por llamarlo de algún modo, percibo un tono confesional, ya antes muy bien utilizado por la autora a través del hablante, más el uso de un vocabulario culto y muy culto, daré sólo algunos ejemplos: leviatán, hastío, imbricar, huera, escandir, licántropo.

La pregunta obligada sería ¿dónde reside lo poético? En la elección de las palabras o en el mensaje que ellas llevan. Este poemario de Orli nos habla de lo común, de lo cotidiano, y con un finísimo oído selecciona el lenguaje. Es este el sentido que  me ha llamado la atención en el libro que hoy presentamos. Hay definitivamente nuevas aportaciones en el trabajo de nuestra autora, al igual que en sus poemarios anteriores se aferra a la vida y canta para nosotros. Me gustaría retomar esta idea del canto para utilizarlo como hilo conductor a lo largo y ancho del poemario: la autora inicia el texto con una pregunta relacionada a la palabra canción que se torna en: voces, música, rumor, trino, cantares, sonoridad, trovas, baladas, son, sonoridad, silencio.  Algunos sustantivos se repiten, a propósito he elegido estos tres últimos valiéndome de la aliteración y rematando la lista de sinónimos utilizados con la palabra silencio, que nos lleva precisamente a una canción no cantada. Y, por qué no decirlo,  para los poetas, los silencios están llenos de palabras.

Orli Guzik

Generalmente se hace una separación entre poesía de protesta o poesía social y la otra poesía donde bien puede caber la muerte, el amor, la naturaleza, en fin la lista sería interminable. A mi modo de ver en este texto de Orli Guzik, están ambos aspectos. Uno sería a través del quebranto muy bien definido por el maestro Óscar Wong. En cuanto al aspecto social, encuentro en el poema de la página sesenta y seis un deseo por integrarnos a todos dentro de este su muy particular universo: “Permanecerá el mundo allí/ cuando me vaya/ más no intacto”.

 

A manera de conclusión solo diré que el poemario Claridad de roca entre mis dedos nos obliga a pensar  y a disfrutar de la poesía. Y desde luego, les invito cordialmente a leerlo y entrar en esta interesante propuesta.

 

Mariluz Suárez Herrera
ibarsua@gmail.com
Casa del Risco
Ciudad de México
18 de julio de 2012

 

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