Acidez y agruras
Mariluz Suárez Herrera

Para Arrigo Coen y Alejandro Céssar Rendón

Acidez       19 años

Agruras     37 años

Emilio        48 años

Cocina clase media-media. Toda la obra Agruras y Acidez recogerán cocina y limpiarán.

Acidez: Eres agria como tú sola.

Agruras: Mira Acidez, no te metas con mi nombre, ¿eh?  Ya bastantes problemas he tenido con el padrecito Julián, dijo que nunca iba a poder matrimoniarme, que ese nombre no existe, que tampoco me echaba el agua del bautismo y por eso rezo y rezo para que Diosito ya no me siga castigando. Yo no me estoy metiendo con tu nombre que tampoco está bonito.

Acidez: Bueno que quieres, me pusieron Acidalia, que es, que era una diosa,  bueno eso es lo que me dice la señora,  pero cuando llegué aquí el patrón me empezó a decir Acidez y así se me quedó ya hasta lo oigo bien bonito. Y tú ¿por qué te pusieron así?

Agruras: En mi pueblo sólo llegaba esa sal de uvas picó y ya mi pobre madre no sabía como apelar a la número trece que también fue niña.    Pa mi que en mi casa tomaban mucha desa sal.  (Acidez escupe sobre el plato que va a llevar) Ora tú ¿por qué lo escupes?

Acidez: Sólo al de la patrona y no me critiques pues esto lo hago todos los días y mírala que sanota está.

Sale, Agruras talla los platos y los cubiertos con  énfasis, los huele y los pone a escurrir.

Agruras: (Entra Acidez) Mira nada más cómo te portas con la que te da todo, tú que comes de su mano, como pajarito.

Acidez: A Dio, a Dio, ella come de  la mía, si la huevona es incapaz de  servir un vaso con agua, si se le estropea el maniqiú.

Agruras: No metas a Diosito en esto, ya te lo dije y hablando de la patrona pues… sí flaquita, así es, pero ella te recogió, bueno, eso dicen…  es como una madre para ti, eso dijo… te ha vestido, eso me dijiste… te da de comer…

Acidez: Hace trece años, desde que me trajeron aquí, oigo lo mismo. Cómprate un bosque y piérdete. Ya, no sigas con tu sermón, ya me lo sé de memoria

Acidez forma una hilera de copas de tequila, vino, sidra, bebe los restos de las copa.)

Agruras: ¿Quieres beber, eso quieres? Agarra una de las botellas, hay tantas que ni cuenta se van a dar. Te la puedes empinar completita, de todos modos el de allá arriba nos está viendo y de que es pecado, ¡es pecado!

Acidez: Que me dejes de sermonear y para que lo sepas me gusta tomar de éstos, me pasan sus vibras, su espíritu, es como comprar una personalidad.

Agruras: Ay tu sabrás, lo que vas a comprar es una enfermedad. ¡Guácala! Ya te rezaré un novenario, cuando te empieces a quejar.

Acidez: (Enojada) Todo me criticas, cómprate un cochinito y ahorra tus comentarios, creo que estaba yo mejor sola,  desde que llegaste pareces chicle pegada a mí (Para sí) y para acabarla de amolar me saliste persignada.

Agruras: Mira, cómete este migajoncito para que te saque la bilis.   

Acidez: Voy  a tragar lo que yo quiera, no lo que tú digas y deja de fregar o te dejo en calidad de estampita del niño Jesús.

Agruras: ¡Ave, María Santísima! ¿Así vas recibir el año?

Acidez: Pues lo voy a recibir mejor que tú, con eso de que  no quieres estar en tu casa…

Agruras: Entiéndeme flaca, es horrible llegar y encontrar eso que está sobre la cama, hay que cambiarlo, bañarlo, aguantarlo siempre gruñendo.

Acidez: Pues claro, fea,  desnutrida y con dos hijas pues quien te va a querer.

Agruras: Ni lo mande Dios, yo no ando buscando nada.

Acidez: Yo sólo decía, lo que se ve, no se esconde. Te apuesto que si no fuera por tus hijas, creo que ya lo hubieras dejado.

Agruras: …..

Acidez: ¿Ves? Y tú dices que soy mala y malagradecida, tú estás peor, te la pasas aquí para no atender tus obligaciones. Pero eso sí reza y reza.

Agruras: Y ¿quién quieres que nos mantenga?

Acidez: (Suena timbre) Oh, qué la canción, ahora qué quiere la vieja. (Sale, entra) Agua pal café. (Suena música para bailar, que quedará durante toda la obra) Ya va a empezar el bailongo.

Agruras: Y ¿se pone bueno, tú?

Acidez: (Pone otra olla con agua a hervir, se corta tres uñas y las echa) Lleva el café pa que los veas.

Agruras: Y ¿ora?

Acidez: No critiques, tú chitón.

Agruras: ¿Es para el café?

Acidez: No, es para mí.

Agruras: ¡Aaah! 

Acidez: Estás casposa, (Toma algo del hombro de Agruras  y lo echa al agua) y te estás despelechando.  (Toma cabellos de la espalda de Agruras y los echa al agua) Como desplumando.

Agruras: (Suena el timbre) ¿Ya acabaste?

Acidez: (Sale Agruras, entra) Esclava, el café. 

Agruras: Están bailando, bien padre. (Acidez baila) ¡Qué bonito bailas!

Acidez: Pechuga abombada, músculo duro, juntada de cuerpos, nalga parada. (Ambas ríen) Así menseñó el patrón. ¿Quieres? Te enseño.

Agruras: (Se persigna) No, mejor vamos a rezar por el año nuevo. (Al ver la reacción de Acidez) Bueno, mejor te veo… aparte, tengo mucho trabajo.

Acidez: Oh no te hagas, bien que tienes ganas, ya te he visto como te mueves cuando pongo el radio. Mira, es bien fácil. (Poco a poco cede, con timidez) Así.

Agruras: Sólo un poquito… (Acidez la toma de la mano y bailan) lo hago porque es  Año Nuevo.

Acidez: Ni te hagas, bien que te gusta el desmadre, ya te claché. (Agruras  deja de bailar) Yo ya te eché de ver.

Agruras: ¡Cómo eres! También eres una mentirosa.

Acidez: No, de veritas, aparte no es malo, si ellos bailan, tú y yo  por qué no, y más aparte cuando la vieja se va, nosotros siempre bailamos, horas y horas, antes de…

Agruras: (Se tapa los oídos) No, no me digas, no me interesa.

Mírame, ¡oh mi amado y buen Jesús!, postrado en vuestra presencia; os ruego y suplico con el mayor fervor de mi alma que imprimáis en mi corazón los más vivos sentimientos de…  ¿Cómo iba?

¡Oh María, Virgen y Madre Santísima! Creo que así empezaba…

Me llamo Agruras Rodríguez vivo en San Lorenzo Tezonco, tengo dos hijas, hoy es  Año Nuevo…

En nombre de Nuestro Señor Jesucristo y de su Gloriosa Madre siempre Virgen María. ¡Oh custodio de vírgenes, San José!, a cual fiel custodia fueron confiadas la misma inocencia, Cristo Jesús, y la Virgen de las vírgenes…

Acidez: No, pus si… (Pausa) Estoy hasta la madre de tus rezos, ya te dije que reces en silencio, así te hacen caso más rápido.

Agruras: Y ¿cómo se reza en silencio?

Acidez: Así, abriendo la bocota pero que de aquí yo no oiga nada y ya párale, cómprate un mapa y ubícate y  de plano, ya mejor ni te voy a contar nada.

Agruras: Bueno, la verdad, la verdad, ya  sospechaba yo algo,  pero como la patrona dice que eres como su hija, pensé que, que…

Acidez: Pues no andes pensando. Yo no me meto con tu inválido (Timbre se escucha) Y ora qué quiere (Toma unas tijeras, sale, entra. echa algo en el agua) Doña Fregona.

Agruras: Y ¿eso?

Acidez: Pelos de la patrona.

Agruras: ¡Alabado sea el Señor! Pelos, ¿de dónde?

Acidez: Adivina, adivinador. Saca una prenda íntima de su mandil. Lo pone a contraluz. Clarito se ve que está fumando menos, a puritito cigarro, mira huele esta peste. (Agruras  lo rechaza, acidez lo avienta dentro de la olla,  sale, se escuchan maullidos) Olfatea.

Voz en off: ¿Qué le pasa a mi biyú?

Entra acidez con los bigotes del gato en la mano, los echa al recipiente.

Acidez: (Se asoma al comedor) Se atoró donde siempre, ya lo saqué.

Agruras: (La mira con sorpresa)  Por Diosito santo, me vas a decir qué es y para qué es eso.

Acidez: Me vas a decir cómo lo haces con tu inválido.

Agruras: No.

Acidez: Pues yo tampoco (Timbre de nuevo) Oh, qué la canción, no dejan ni tragar a gusto. (Sale, entra con la caja de arena del gato) Ahora quieren  ponche. Ya se cambiaron de parejas (Sube la música) Damas y ca-ba-lle-ros, empieza el cachondeo.

Agruras: Ay, y cómo lo sabes, (Acidez echa arena y caca de  gato en la olla) si ni estás vi….iendo. (Para sí) ¡Chamaca  puerca!

Acidez: Oh, tengo experiencia, así es todos los años.  Y si quieres saber la verdad… (Se toma una copa completa, se sienta) me dan hartos celos, la piruja esa, está bien perfumada, bien entallada y con un escotote que le llega hasta las rodillas.

Agruras: Ya bájale.

Acidez: Hablando de rodillas… (Saca una pinza de depilar y se quita vellos de las piernas, los echa al agua)

Agruras: Ya me está dando mucho asco y todavía ni empiezo a comer.

Acidez: Pues no mires, date clí y milimísate.

Agruras: Deja de repetir como loro todo lo que oyes en la tele, ni sabes lo que estás diciendo.

Acidez: Bueno, pues, voltéate para otro lado.

Comen y trabajan, se escuchan fuertes risas.

Agruras: Ya, ¿ya será lora?

Acidez: Ya, (Se pone en posición de atleta) casi.

Agruras: Ora, qué te traes.

Acidez: Voy por mi apapacho a poco crees que me lo voy a perder. Y en las narices de todos.

Se escuchan las doce campanadas, gritos, risas. Acidez sale corriendo, regresa toda desarreglada, llena de confeti, la blusa abierta, con una copa  en la mano, abraza a Agruras.

Acidez: ¡Feliz Año mi chula, salud! Prueba, prueba este es del mero bueno, del que toma el patrón.

Agruras: Ya te dije que es pecado. (Pausa) ¿A poco él te lo dio?

Acidez: Ni en cuenta, está tan perdido que ni se fijó y me abrazó, ¡ah! Cómo me abrazó, mira así (Abraza a Agruras, lasciva) como sonido de milanesa, cuando la están empanizando.

AGRURAS: No, no me interesa. Y estás muy borracha.

Acidez: ¿No quieres? ¡Vamos! Ven conmigo, hay tres bien buenotes, bueno, o dos si no quieres abrazar al mío, abrazas a los otros dos.

Agruras: No, eso también es pecado.  (Abraza a Acidez) Mejor te felicito a ti. (Se felicitan, brindan, Agruras  con una copa vacía) ¡Salud!

Acidez: Oh, ya ni la haces, ni porque es Año Nuevo, hazme caso, te digo que debes d’ir, si no quieres con ellos, abrázalas a ellas, mira olfatea, usan unos olores bien, pero bien fuertes, y bien bonitos.

Agruras: No gracias. (Transición) Oye y el año pasado ¿vinieron sus hijos?

Acidez: No, sólo en Navidad, igual que este año, te lo perdiste pero claro querías pasarla con tus hijas y el inválido ese que tienen que cuidar.

Agruras: Y en Navidad ¿fueron a la iglesia?

Acidez: ¿Así vas a ser siempre… así de mocha? Pus qué crees que todos somos  como tú.

Agruras: Y el año pasado ¿vinieron estos mismos?

Acidez: Sí, siempre los mismos desde que yo llegué aquí.

Agruras: No digas, entonces los conoces muy bien y te conocen muy bien.

Acidez: Pues… sí.

Agruras: Y el año pasado ¿también bailaron así como hoy?

Acidez: Sí.

Agruras: Y el año pasado…

Acidez: Ay, ya párale.

Agruras: Bueno entonces hablamos del año que viene.

Acidez: No, no quiero pensar en el año que viene.

Agruras: No quieres pensar y ya llegó, ya hasta nos felicitamos.  (Acidez se toca el vientre)  Y ni te enojes, el año que viene va a ser igual que esto. Todo igual, siempre es igual, tú misma lo dices.

Acidez: No.

Agruras: Y ¿por qué no?

Acidez: Bueno, sí pero no.

Agruras: Tienes razón a lo mejor ya estará todo mejor en mi casa. Oooh, que no tires el agua, siempre dejas la llave abierta.

Acidez: ¿Qué tú la pagas?  (Pausa) A ver, dime, de veras ¿te gustaría que se te muriera?

Agruras: ¿Quién?

Acidez: Pus quien va a ser, tu marido.

Agruras: ¡Claro que no! Pues… es mi señor pero así ya no es nada, es una cosa, una cosa inútil.

Acidez: ¡Dilo, dilo de una buena vez! ¡Es un pinche bulto inútil!

Agruras: Es mi marido y es mi obligación… (Acidez empieza a llorar) No, no llores tú no tienes la culpa, tú no tienes nada que ver con eso. No te preocupes flaquita, es mi problema y yo veré cómo salgo. Por eso estoy trabajando mucho, mira, mañana me voy tempranito… Ya no chilles. Si quieres ya no hablo,  cada vez que abro la boca, te hago llorar.

Acidez: Y ¿me llevas contigo a tu casa? Acuérdate (Echa lágrimas y mocos al recipiente) ya me lo prometiste.

Agruras: Y qué le vas a decir a la patrona.

Acidez: Ya le dije que me vas a invitar a salir contigo. Dijo que a lo mejor sí me da permiso. Y qué tal si nos vamos cuando acabemos aquí, las visitas siempre se van cuando es casi de día.

Agruras: Pues sí y llevamos a pasear a mis hijas para que se olviden un ratito… Y vamos a misa. ¿Por qué tiraste todo el pan a la basura si está bueno? ¡Ni se usó!

Acidez: ¿Qué tú lo compras? (Pausa) Y no me has dicho, ¿te dolió mucho cuando te las sacaron?

Agruras: (Con sorpresa) ¿Me sacaron? ¿Qué me sacaron?

Acidez: A tus hijas, cuando salieron de tu panza.

Agruras: Pues sí duele pero yo quería una familia, yo era muy feliz hasta que el tonto de mi Juan se cayó del andamio. Bueno, fue un accidente, así son los accidentes, tenemos que aceptar lo que nos mande el Señor, son pruebas, así se demuestra la fe.  (Acidez llora más) Bueno, si te vas a poner así ya no te cuento y ya no tomes. (Le quita las copas que había formado para beber) Mira mejor acaba de preparar tu brujería, creo que te está quedando bien buena.  (Pausa) Y luego me cuentas para qué sirve.

Acidez: (Timbre) Otra vez la burra al trigo…

Agruras: No, no te muevas, yo voy a ver qué quieren. No vas a querer que te vean lloriqueando. (Sale, entra) Más ponche. (Acidez pone hierbas, ajos, saca unos goteros, cuenta gotas que echa en la olla) Está re bueno tu menjurje, huele bien.

Acidez: Me vale cómo huele.

Agruras: ¿Te vas a enojar otra vez? Trato de ser amable. Ándale, vamos a terminar de comer.

Acidez: Ya se me pasó el hambre.

Agruras: Te vas a perder de todo esto, lo vamos a volver a comer  hasta el otro año, bueno este otro año.

Acidez: No sé dónde voy a estar el otro año.

Agruras: Pues aquí, dónde más.

Acidez: Si se me hace lo que quiero, pues sí, pero si no, pues voy a tener que largarme.

Agruras: Mira, prueba que sabroso está esto, qué ¿no te vas a alegrar?

Acidez: No, ya no me quiero alegrar.

Agruras: Tú no tienes que llegar a lavar trapos sucios como yo, tú sales a pasear o te quedas aquí descansando.

Acidez: Eso te crees, nunca salgo, me quedo aquí pensando y pensando y no encuentro consuelo.

Agruras: Pues platica con la patrona, o si quieres te llevo con mi confesor.

Acidez: Ni madres,  yo no creo en los padrecitos.

Agruras: Pero,  la patrona…  ¿qué no es como tu mamá?

Acidez: Ni loca, a esa, no le cuento nada…

Agruras: ¿No que es como una amiga?

Acidez: ¿Amiga? Prefiero ir a Telcel y comprarme un amigo (Se mofa) Tel-cel..

Agruras: Que dejes de decir tarugadas.

Acidez: Ni es como mi mamá, ni es como mi amiga y lo peor es que se va dar cuenta.

Agruras: De qué, si fue la lavandera la que se robó su vestido azul, si hasta la corrió.

Acidez: No hablo de vestidos, hablo de otra cosa.

Agruras: Oye tú algo te traes, te estoy viendo como cara rara.

Acidez: ¿Cómo de qué?

Agruras: Pues así medio pachucha, como de quelite  hervido. (Timbre) Siéntate, yo voy, no te muevas, espérame ya vengo. (Sale, entra) Que nos vayamos a dormir.

Acidez: Primero le llevo su tecito.

Agruras: Con todo lo que bebieron, qué tecito va a querer.

Acidez: Para eso lo preparo, todos los años se lo hago, y tú ni sabes, le llevo su medicina a mi mamacita.

Sale Acidez con una taza con algo del líquido que puso a hervir  y un medicamento, entra.

Agruras: Ándale, vamos a dormir un rato y después platicamos.

Acidez: Yo me quedo aquí.

Agruras: ¿Qué no vas a dormir?

Acidez: Aquí me quedo como todos los años, hasta que se vayan todos y hasta que se tome otro tecito.

Agruras: No seas necia.

Acidez: Este año, aparte, voy a dejarla en su camita, no va a poder ni subir la escalera  ¿ya viste como está?

Agruras: Ay bueno, está en su casa, es su fiesta y el patrón la ayuda.

Acidez: ¿El patrón? Siempre inventa que va a buscar  algo, se sube a dormir a su cuarto y le vale la fiestecita.  Y con eso de que ya no duermen juntos, como antes, (Pausa) antes me llamaba…

Agruras: Bueno qué ¿nos vamos o no?

Acidez: Tú vete, ya te dije, yo me quedo.

Agruras: Tú verás.

Acidez: (Mueve lo que está en la olla, sin parar) Para ti mamacita querida que tanto me quieres y me cuidas. Para ti que me recogiste para que no me faltara nada y no me dejaste ir a la escuela (Escupe dentro) para que te sirviera, mientras tu hijo y tu hija se volvieron príncipe y princesa. Para ti que todos los años te enfermas de la panza, que empiezas el año con la cruda de siempre y tomas este rico tecito que yo te preparo y que este año va a ser igualititito, pero te tengo una sorpresita más, bueno dos sorpresitas, una que vas a ser una feliz abuela, y la otra tú sola la vas a encontrar y  este año nos vas a ayudar a decidir con quién se va a quedar el patrón, a una de las dos va a tener que escoger, ni te imaginas la que se te espera. 

Sale con otra taza servida y un medicamento, la luz baja de intensidad,Aacidez dormita sobre la mesa, paso de tiempo, se escuchan voces que se despiden, risas de alegría, la música baja paulatinamente, Acidez se incorpora en la penumbra, atraviesa un palo de escoba y sale.

Voz en off: (Alcoholizada) ¿Qué huele tan fuerte, qué se quema? Muchachas ¿dejaron algo en el fuego? Seguro dejaron el ponche quemándose, par de taradas. (Suena música de nuevo, más fuerte) Amor ¿eres tú? Ya puedes apagar todo, ya se fueron (Se ve  silueta de mujer, trastabilla, trata de apagar la estufa) ¿Qué es esto? ¿Qué dejaron aquí? AAAy (Gritos, caen recipientes, ruido de golpe) Emilio ven pronto, ayúdame a levantar…me, Emilio, aquí en la cocina, Ay, mi pierna, no, mi rodilla, no, mi brazo, ¡Emilio! ¿Estás sordo? ¡EMILIO! ¡EMILIO, TE ESTOY HABLANDO!

Se escuchan pisadas que se acercan. Muy lentamente se ilumina la cocina con luz de día entra Acidez, detrás de ella Emilio con ropa de fiesta pero desaliñado, los cabellos parados, la camisa de fuera.

Emilio: Todos los años es la misma historia. Limpia este cochinero y súbete a dormir. Siempre hemos de empezar el año con mi mujer vomitando, ahora golpeada también.

Acidez: Si ni le pasó nada, fue más el borlote que armó.

Emilio: (Se asoma a la olla de té) ¿Qué es esto que huele tan feo?

Acidez: El té de la señora.

Emilio: ¿Esto?

Acidez: Ella me enseñó a hacerlo, lo toma todos los años.

Emilio: Pues este fue el último. A partir de este año me la llevo de viaje o contrato una cocinera de verdad, una que sí sepa trabajar. Sírveme agua.

Acidez: Necesito hablar con usted.

Emilio: Mañana ¿qué no has visto la hora que es?

Acidez: Ahorita… tiene que ser.

Emilio: ¿Desde cuándo se hace lo que dice la señorita?

Acidez: Desde que me prometiste que era tuya.

Emilio: Yo nunca digo tarugadas.

Acidez: Me lo prometiste, bien clarito te oí, y ahora con más razón.

Emilio: Con más razón ¿de qué?

Acidez: Con la razón de tu hijo que está en mi panza.

Emilio: (Levanta la mano y la golpea en la mejilla, ella reacciona sin llorar) ¿Te tomaste o no te tomaste las pastillas que te compré?

Acidez: Todititas.

Emilio: Entonces no me amenaces con un hijo que ha de ser (Levanta la mano de nuevo) de quién sabe quien.

Acidez: Con esas mismas manos me apapachaste, ¿me vas a seguir pegando? (Pone el vientre, retándolo) Pégale a él si eres tan hombre.

Emilio: (Baja el brazo) Te lo dije bien claro chamaca estúpida, si no pudiste obedecer atente a las consecuencias.

Acidez: Me viene guango lo que diga. Yo sólo quiero saber una cosa…

Emilio: (Tratando de calmarse) Mira mujercita, vamos a arreglarlo, te llevo con un amigo y se acaba el problema.

Acidez: Primero me tienes que decir con cual te quedas.

Emilio: ¿De qué hablas?

Acidez: Te quedas con ella o conmigo.

Emilio: Estás borracha o qué.

Acidez: Igual que ella, igual que usted, bueno, así como estabas hace rato.

Emilio: Mira niña, más vale que entiendas de una vez por todas. Hay muchas cosas que hacemos o que suceden que dejan huellas pero no son lo que aparentan ser. Unas cosas cambian, otras permanecen.

Acidez: Cállate ya, estoy harta de que me cuentes historias que ni entiendo.

Emilio: No te va a faltar nada, vas a estar bien, sólo tienes que hacer lo que yo diga.

Acidez: Que ¡no! Ya le dije lo que quiero, dijiste que está guango, que está vieja, que ya no la quieres, me prometiste estar siempre conmigo… si la escoge a ella me voy y nunca vas a ver a tu hijo.

Emilio: Pues lárgate. Bájame mi cartera, te doy un dinero y te me vas.

Acidez: Y ¿qué le vas a decir a ella?

Emilio: Eso no te importa…

Acidez: Sí, si me importa es… es como mi mamá.

Emilio: Yo lo voy a resolver, yo hablaré con ella.

Acidez: Tú me prometiste, me lo prometiste, eres un aprovechado, eres un poco hombre, eres un cabrón.

Emilio: No más que tú, llama a tu compañera.

Acidez: Está dormida.

Emilio: Dile que baje, quiero hablar con ella, tráete mi cartera, ahora mismo.

Baja la luz, sigue sonando la música de la fiesta, casi no se percibe hasta apagarse.

Se ilumina el lado derecho del proscenio, entran Agruras y Acidez con dos bolsas cada una.

Acidez: ¿Por qué no le dijo nada?  

Agruras: Bueno, entiende, ellos saben como arreglan sus asuntos.

Acidez: Seguro le va a decir otras cosas, por eso yo quería hablar con ella. Pero el pinche Emilio ni nos dejó subir a despedirnos de ella.

Agruras: Y ¿para qué? mira no sirve de nada, alégrate, los niños son angelitos que siempre traen cosas buenas, vas a estar bien en mi casa.

Acidez: Y tú ni viste cómo me dio las gracias, mientras la ayudaba a subir a su recámara, la desvestí, la tapé bien, me decía gracias, cerré las cortinas, como todos los años.

Agruras: ¿Ves, te das cuenta? ¡Era bien buena tu patrona! (Pausa) Ay flaca, ¡qué bueno que te animaste a venir conmigo! Creo que le vas a caer muy bien a mis  hijas, creo que este año va a ser mucho mejor que los otros, creo que este año ya se acaban todos mis problemas, y con el dinero que nos dio el patrón y el que te va a mandar cada mes, si hasta siento la presencia de Diosito, aquí caminando junto a nosotras. 

Acidez: Ay, sí tú. (Trata de sonreír) ¡Sólo eso nos faltaba!

Agruras: Así me gusta, ya cambia esa cara, así te ves más linda y más que te vas a poner, como dicen en mi pueblo, ya te está lavando la cara el diablo. Ay, pero qué estoy diciendo, es sólo un dicho, así se dice, si no quieres no me creas… ¿Te cuento algo?

Se escucha música sacra que poco a poco se mezclará con “corazón de acero” interpretada por La Sonora Santaneca.

                                                TELÓN

Mariluz Suárez Herrera
de "Mujeres intangibles"
Fondo para la Cultura y las Artes de Nuevo León, México, 2008

Ir a índice de América

Ir a índice de Suárez Herrera, Mariluz

Ir a página inicio

Ir a mapa del sitio