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Comunicación de lo político y oratoria en José Martí
Lic. Carlos Alberto Suárez Arcos
oradorcubano@gmail.com

 
 

Resumen: El nuevo siglo impone complejas formas de realización de la actividad político-comunicativa, mediadas por el influjo de las tecnologías que marcan abismales diferencias en detrimento de los más débiles. En correspondencia con ello, la realidad cubana y latinoamericana, exigen perfeccionar los métodos para  comunicar lo político, en especial a los jóvenes, como condición para lograr su incorporación plena en las transformaciones económicas y sociales que necesariamente se deben realizar.

 

El enfrentamiento entre el neoliberalismo y las nuevas alternativas comunicacionales, defendidas desde lo comunitario, deviene en una batalla asimétrica de ideas. Librarla, implica el estudio de los diferentes recursos empleados por José Martí en la comunicación de lo político. Ganarla, aplicar estos saberes dialécticamente en el contexto contemporáneo al desarrollo de métodos participativos que se correspondan con las necesidades, intereses y expectativas de  América Latina.

 

Sobre la base de esta premisa fundamental, en el presente artículo se persigue como objetivo fundamental contribuir a sistematizar el estudio de la oratoria martiana como un insustituible recurso de su actividad político comunicativa; desde la cual, se enuncian formas de lograr enfrentar las manifestaciones de formalismo, falta de creatividad y criterios obsoletos que afectan la comunicación política en el presente.

 

PALABRAS CLAVES: José Martí, comunicación política,  actividad político-comunicativa, oratoria

 

TITLE: Communication of political and oratory in José Martí 

Abstract: New century impose difficult forms of make politic-communicative activity, measured by influence of technologies that make big differences in detriment of weakest.

 

Corresponding with it, Cuban and Latin American reality, requires to improve methods for communicate politic. Specially  to young people, as condition to get their incorporation in social-economic transformation that should be made. The facing between neoliberalism and new communicational alternatives, defended since comunitary, becomes asymmetric battle of ideas. To place it means the study of different resources used by Martí in the communication of political. Win it, to apply these knowledge in a dialectic form in the contemporaneous context, to development of participating methods that corresponding with the necessities, interests and expectations of Cuba and Latin American.

 

This investigation is developed on bases of this premise. The main objective is directed to contribute generaly, to systematize the study of Marti’s oratory as an indispensable resource of his politic-communicative activity, since it are enounced ways to face manifestations of line up, formalism, without creativity and obsoletes criterions that affect politic communication in nowadays.

 

Keywords: politic communication, politic-communicative activity, oratory 

 

 

José Martí es uno de los pensadores más recurridos dentro de las investigaciones realizadas en el pasado y presente siglo. A pesar de ello, las vertientes relacionadas con la comunicación de la política han sido poco estudiadas, lo que impide la conformación de una visión abarcadora de esta arista de su pensamiento. Las sistemáticas lecturas de los estudiosos martianos, siempre suscitadoras de ideas, unidas a las necesidades impuestas desde la práctica a la comunicación de lo político en el contexto cubano y latinoamericano contemporáneo, motivan a realizar, en este sentido, nuevas lecturas de su obra.

 

La actividad político-comunicativa[1] del Apóstol de Cuba es consecuencia de la importancia que este le concede a la misma para lograr la independencia de su patria y con ella la segunda y definitiva independencia de América. Se conforma a través de un largo y dialéctico proceso formativo en el que asume creadoramente las fuentes nacionales y universales relacionadas con la comunicación de lo político, hasta llegar a conformar un discurso donde humanismo, valores, ética y estética fundamentan expresiones político-comunicativas como la oratoria.  

 

Sus ideales políticos discurren a través de una praxis comunicacional poseedora de múltiples recursos. Por su mediación convierte los objetos y procesos de su entorno en símbolos que se constituyen en armas eficaces del combate ideológico. Su labor logra abrir caminos en función de transformar la realidad político-social. Las diversas influencias filosóficas, políticas y comunicativas  que enriquecen su pensamiento, lo hacen ser dialéctico. Sin embargo a pesar del valor que poseen las concepciones martianas sobre el tema objeto de investigación, hasta hoy, sigue siendo un problema irresuelto la sistematización de su ideario político-comunicativo. Contribuir a la solución de esta carencia, a partir de abordar algunas reflexiones contenidas en la praxis oratoria martiana sobre esta actividad, es el objetivo de este artículo.

 

La comunicación en el prócer se caracteriza por el predominio del diálogo y la amplitud de los modos que emplea, ello conduce a disentir de aquellas prácticas que solo la valoran, como actividad propagandística. La propaganda en él, es una forma de objetivar la comunicación de lo político, pero su actividad en este sentido es muy amplia, se constituye en premisa de lo que hoy es denominado comunicación política. Es por ello que sobre la base de sus ideas, se requiere profundizar en el estudio de los recursos que emplea para el logro de sus objetivos. En particular, desde la perspectiva de esta investigación, en su oratoria ya que llegó a considerar que la palabra hablada funde mejor a los hombres, criterio que enuncia la importancia que le concede a esta forma de comunicar la política.

 

El hecho de que la política encuentre en la acción oratoria martiana una vía afectiva, efectiva y por tanto eficaz de realización; conduce a que se pueda reivindicar el estudio de su oratoria, desde un enfoque político-comunicacional. Las consideraciones del Maestro sobre las mejores formas para desarrollar la comunicación de la política, contenidas en sus discursos, aguardan aún por un estudio más profundo e integrador. Este permitiría, criticar las praxis comunicacionales deshumanizadas del neoliberalismo y superar sus expresiones en la realidad cubana y latinoamericana actual. De manera que tan necesarios saberes contribuyan a trascender las carencias, los dogmatismos y formalismos que lejos de facilitar el perfeccionamiento de nuestros modelos políticos-comunicacionales, los entorpecen y dificultan.

 

En igual sentido, la profundidad y riqueza de las investigaciones hechas sobre su obra permiten, desde de ellas, llegar más lejos en el abordaje y sistematización de importantes facetas de su hacer; asociadas a la comunicación de lo político, como valioso antecedente de la comunicación política en Cuba y América Latina. Las necesidades teóricas y prácticas que el escenario neoliberal impone, motivan a encontrar en Martí, lecturas que contribuyan a lograr que la comunicación política sea un diálogo entre sujetos, cuyo fin esté dirigido a lograr la realización y liberación del ser humano. Ello, hace necesario el análisis del desarrollo de la actividad política-comunicativa, que le fuera coetánea.  

 

En el siglo XIX, la inexistencia de la disciplina comunicación política, no es sinónimo de ausencia de praxis político-comunicativa. El Apóstol vive en tiempos donde se producen, con recurrencia, eventos políticos que se valen de los medios de comunicación. De igual forma los espacios públicos, adquieren mayor significación en la comunicación de la política. Abordar entonces, la labor que desarrolla presupone un breve análisis de la comunicación política en general, que permita la posterior y justa valoración de su quehacer político-comunicativo. Particularmente de su oratoria devenida en paradigma comunicacional. En ella revela claves para lograr formas humanistas de comunicar la política y concatenar lo estético y lo ético en el discurso político en aras de lograr la concreción del bien con todos y para todos.  

 

La disciplina Comunicación Política

 

Los autores, convergen al considerar que sus inicios están en los orígenes de la civilización, cuando la vida social dependía de las habilidades de los líderes en el manejo de la palabra para comunicar sus ideas e influir sobre el resto de la comunidad o grupo social. Por lo general, destacan al mundo helénico-romano como una etapa superior de ese largo proceso. Enfatizan en el interés que allí despierta la relación entre los políticos y los medios de comunicarse con el pueblo, valiéndose de disciplinas como la filosofía, el derecho, o la oratoria. Desde entonces y hasta nuestros días cada formación económico-social, ha hecho sus aportaciones a la actividad por medio de la cual se comunica lo político.

 

Estas ideas, permiten asumir que en el devenir histórico, lo político y lo comunicativo se complementan en la actividad humana, esta relación dialéctica antecede y nutre a la actual disciplina. A lo largo del  desarrollo histórico de las sociedades humanas, la disciplina científica, ha estado antecedida por la praxis política-comunicativa como expresión cultural de las relaciones humanas dentro de las cuales es posible identificar y relacionar medios, fines, formas, recursos, que han estado presentes a través del tiempo y adquirido mayor significación con el desarrollo tecnológico y científico.

 

Las primeras definiciones de esta disciplina pertenecen a la segunda mitad del siglo XX. En esta etapa, Carlos Rocha, influenciado por la obra de Eulau Eldersveld y Janowitz  Political Behavior, publicada en 1956, describe a la comunicación política como (…) un campo esencial, emergente y mediador, dentro de las ciencias sociales.[2] Karl Deutsch, en su libro: Los nervios del gobierno. Modelos de comunicación y control político, de 1963, la define como el sistema de transmisión de órdenes o de información o de intercambio de estímulos y respuestas entre los diferentes órganos constituyentes del organismo total o cuerpo político.

 

Blake y Haroldsen, en A Taxonomy of concepts in Communication asume que (…) la comunicación política es aquella que conlleva actuales o potenciales efectos sobre el funcionamiento de un estado político u otra entidad política.[3] Diversos autores, principalmente norteamericanos como Doris Graber a través de textos como Mass Media and American Politics, asumen que la comunicación política abarca toda dinámica comunicativa entre gobernantes y gobernados, o sólo entre los primeros, o bien, únicamente de los gobernados entre sí, siempre y cuando tal interacción conlleve significados políticos. Dan Nimmo asume que (…) una comunicación puede ser considerada política en virtud de las consecuencias que regulan la conducta humana bajo ciertas condiciones de conflicto,[4] la define como (…) el uso estratégico de la comunicación para influir en el conocimiento público, las creencias y la acción sobre asuntos públicos.[5]

 

Aceptar estas definiciones acríticamente, sería asumir a la comunicación política desde una perspectiva pragmática. Reducirla a determinados campos y obviar la relación interdisciplinaria que opera hacia su interior. Esta, supera el estrecho marco de la transmisión de órdenes o de información, entre los diferentes órganos constituyentes del organismo total o cuerpo político, al cual trasciende por tener una relativa independencia respecto a este. Sería además asumir erróneamente el propio proceso de transmisión y recepción de mensajes. Este va mucho más allá de los componentes del sistema político e incorpora otros que se encuentran en franca luchan por formar parte de él o transformarlo definitivamente.

 

Investigadores como Blumer y Gurevitch o José Luis Dader García, autor de: Tratado de comunicación política logran en sus obras profundos análisis de la problemática política desde el enfoque comunicológico. Valoran las complejas interrelaciones que se dan en lo político comunicativo en la era de los mass media, enfatizan en la necesidad de ampliar los accesos a la información como forma de objetivación de la democracia en las relaciones políticas, pero sus teorías se circunscriben a los códigos del sistema social donde las desarrollan. Estos presupuestos teóricos, se limitan a lo fenomenológico sin llegar a indicar lo esencial. Más que trasformar las relaciones político-comunicativas de sus contextos, tratan de justificarlas o en última instancia legitimarlas. La clasificación hecha por Dader de los modelos o tipos de democracia a partir de lo comunicológico así lo demuestra.

 

La obra Filosofía de la comunicación del Dr. Fernando Buen Abad, en cambio, posibilita cuestionar los posicionamientos teóricos que obvian los por qué, para qué y el cómo transformar, lo que otros asumen como necesariamente tolerable. Su posicionamiento expresa nuevas apreciaciones sobre la comunicación política. Esta es valorada en su complejidad, como un tipo específico de trabajo realizado históricamente por el hombre. Permiten objetivar la relación de esta con la sociedad y devela su fin orientador y creador de identidad y unidad, como convergencia ideológico-cultural generadora de legitimación simbólica y consenso entre los sujetos emisores y receptores, mediante el empleo de  todos los medios al alcance de una formación económico social determinada. 

 

Otras consideraciones al respecto son propuestas por investigadores como Pedro Prada y Fernando Aguilera. Sus aportaciones, unidas al análisis crítico realizado, permiten asumir a la comunicación política como un tipo específico de  actividad social, históricamente determinada, con marcado carácter clasista y sistémico. Esta se objetiva multimediáticamente para realizar el intercambio o la imposición de símbolos y mensajes que tienen consecuencias para el funcionamiento del sistema político y responde a los intereses económicos de sectores, clases o actores sociales que le imprimirán un marcado grado de intencionalidad.

 

La comunicación política vista desde esta perspectiva puede cumplir funciones persuasivas, informativas, orientadoras y movilizativas, aunque en determinados escenarios político-comunicacionales se limite a la manipulación en detrimento de otras funciones como la formativa de valores, la educativa o la desalienante. De ahí que se pueda asumir como una herramienta de expresión que coordina los elementos conformadores de los intereses políticos en una nación o grupo de naciones. Por ello aunque suela ser empleada como instrumento de subyugación de las masas, puede servir como vía para la liberación del pensamiento de los pueblos desde la cultura.

 

Los causes teórico-prácticos por lo que hoy discurre la comunicación política conducen hacia los mismos derroteros en que fueron enclaustradas las teorías de la comunicación por parte de la racionalidad pragmático-utilitarista. El intercambio de actividad política responde hoy a los principios de enajenabilidad y vendivilidad universal, caracterizadores de la modernidad y la  posmodernidad. En la dirección ideológica opuesta al capitalismo el pensamiento dedicado a la comunicación política, sortea con no pocas dificultades los dogmatismos, la poca asunción orgánica del pensamiento dialéctico, la importación de ideas o el acriticismo, entre otros factores que dificultan la consolidación de una teoría sobre la comunicación política que se avenga con un proyecto social de mayor contenido humanista. 

 

Todo ello incita a buscar en la obra martiana, ideas, fundamentos que contribuyan a transformar esta realidad; conscientes de que, como afirmara el  Dr. Armando Hart, en Martí se expresa el arte de hacer política. Lograr una aproximación a la comunicación humanista de lo político como expresión de la cultura martiana, implicará, entonces, indagar en las características de la actividad objeto de estudio en los tiempos del Maestro.  

 

Entorno político-comunicativo martiano

 

Intentar caracterizar el entorno político comunicativo del gran político y orador cubano presupone el análisis de este, a partir de las particularidades de cada uno los países por los que viaja o en los cuales se radica. En el presente artículo, solo se abordan algunas de las características esenciales analizadas por él y de las cuales existe suficiente evidencia en su obra, de manera, que se facilite comprender el contexto y las posibles influencias que intervienen en la formación de su pensamiento y praxis, respecto a la comunicación de la política.

 

Coincidiendo con la mayoría de los autores, se significa que los escenarios por donde transita, cuentan con suficiencia mediática y en su conjunto influyen en la conformación de las concepciones martianas acerca del fenómeno objeto de estudio. Se enfatiza en el hecho de que su estancia en los Estados Unidos le permite un amplio acercamiento a las complejidades que el auge del capitalismo le imprime a la relación entre lo político y lo comunicativo en los finales del siglo XIX.

 

La segunda mitad de este siglo, está marcada por la expansión monopolista y el desarrollo de los medios de producción, muchos de los cuales se constituyen en poderosos medios de comunicación. Al respecto señala  (…)  el hombre echa por los mares sus serpientes de cabeza parlante (…) encierra la luz de los astros en un juguete de cristal; y lanza por sobre las aguas y por sobre las cordilleras sus humeantes y negros tritones (…) No hay occidente para el espíritu del hombre; no hay más que norte, coronado de luz (…)[6] El tendido de los cables telegráficos y telefónicos, la electricidad, los barcos a vapor y el ferrocarril, le hacen pensar en la anulación de múltiples barreras comunicativas entre los seres humanos. Los medios de comunicación se desarrollan en consonancia con la industria.

 

El avance del capitalismo exige transformaciones político-comunicativas consecuentes con las necesidades de legitimación y expansión de su poder. Aparecen y se desarrollan los partidos políticos y estos a su vez acrecientan el papel que hasta ese momento desempeñaban los espacios públicos de comunicación política. La oratoria política se revalora y como recurso de la propaganda, se propone alcanzar nuevas dimensiones y adquirir formas y medios más eficaces de cumplir con su objetivo persuasor.

 

El más universal de los cubanos presta mucha atención al desarrollo de fenómenos políticos de amplia envergadura comunicativa como es el caso de los procesos eleccionarios, sobre los norteamericanos apunta (…) Fue la noche antes, la de las vísperas del voto, toda parada y músicas y discursos y cerveza Nueva York. Allá cincuenta juntas, y el orador de pie en un carro, los ojos llameantes (…) la palabra ronca: allá bandas de pífano y tambores, por donde viven la gente pintoresca (…) los chinos (…) los italianos (…) los irlandeses: allá en los grandes hoteles, los busca puestos (…) parlanchines, de ojo hambriento, veloces, obsequiosos; allá donde los negros apasionados; un Fassett que se empina sobre un barril (…) y un Flower que le saca el barril de abajo (…)[7] Sus impresiones destacan en todo momento el papel de lo comunicativo en lo político y su carácter estrictamente suasorio.

 

En semejante entorno las prácticas político-comunicativas y la necesidad de solucionar los problemas surgidos desde ellas, sin entrar en contradicción con la expansión del capital, contribuyen al desarrollo de teorías como las de H. Spencer (1820-1903) Este reflexiona sobre la comunicación como sistema orgánico y al abordarla lo hace en analogía con las formas en que la anatomía se refiere al flujo sanguíneo.[8]

 

El Apóstol advierte como a partir de las concepciones de la fisiología social aparecen disciplinas que estudian la relación de lo político y lo comunicativo desde concepciones filosóficas positivistas; al respecto señala (…) Spencer (…) De fijarse mucho en la parte, se le han viciado los ojos de manera que ya no abarca con facilidad natural el todo (…) ve tanto que hacer en lo humano, que el estudio de lo extrahumano le parece cosa de lujo, lejana e infecunda, a qué podrá entregarse el hombre cuando ya tenga conseguida su ventura; en lo que yerra, porque si no se les alimenta en la ardiente fe espiritual que el amor, conocimiento y contemplación de la Naturaleza originan, se vendrán los hombres a tierra, a pesar de todos los puntales con que los refuerce la razón, como estatuas de polvo (…)[9]

 

Esta afirmación revela su preocupación por la falta de atención hacia el factor humano, propia de un entorno político-comunicativo donde debutan las teorías que servirán de sostén a las ciencias de la comunicación, como las teorías difusionistas. En esta situación, cobran cada vez más auge los debates sobre la naturaleza política de una opinión pública y se realizan las primeras consideraciones sobre el impacto de las multitudes. En 1882, al referirse a la posible naturaleza de una sociedad de  multitudes, afirma que ahora los árboles de la selva no tienen más hojas, que lenguas las ciudades. Hace así referencia a otra característica de su contexto, que influye en la forma en que se objetiva la comunicación de lo político y refleja su importancia; el hecho de que las ciudades además de albergar a miles de personas, cuenten con medios para que estas, se comuniquen.

 

El dinamismo, que el desarrollo de los nuevos medios le imprime a la vida y a las representaciones que de ella los sujetos se conforman, logra reflejarlo al expresar…las ideas se maduran en la plaza en que se enseñan…Nacen a caballo, montadas en relámpagos, con alas. No crecen  en una mente sola, sino por el comercio de todas. No tardan en beneficiar, después de salida trabajosa, a número escaso de lectores; sino que, apenas nacidas, benefician. Las estrujan…las erigen en ídolos, las vuelcan, las mantean (…)[10] La profunda y acertada apreciación que hiciera le permitirá en 1891, afirmar que trincheras de ideas valen más que trincheras de piedra. El  Héroe nacional cubano es consciente de la forma en que las ideas, en correspondencia con sus valores y divulgación pueden llegar a ser más fuertes que las rocas.

 

Logra identificar varios de los aspectos que caracterizan la dinámica político-comunicativa del siglo XIX. Al respecto señala (…) los pensamientos, no bien germinan, ya están (…) saltando en el papel, y entrándose (…) por todas las mentes (…) No alcanza el tiempo para dar forma a lo que se piensa.  El hablar  no es pecado, sino gala; (…) el oír no es herejía, sino gusto y hábito, y moda. Se tiene el oído puesto a todo (…) los ferrocarriles echan abajo la selva; los diarios la selva humana. Todo es expansión, comunicación (…) contagio, esparcimiento.[11] Conocer estos rasgos, le permite en su ensayo Nuestra América, afirmar que ninguna proa es capaz de tajar una nube de ideas o lo que es igual, un sistema de opiniones en función de un mismo objetivo. Para él, una idea suficientemente cultivada, con el empleo de todos los recursos de que puede valerse lo político para comunicar, resulta difícil de coartar.

 

Al respecto acota, con gran intencionalidad comunicativa, la importancia que le concede al hecho de que las ideas, deban ser flameadas a tiempo ante el mundo. Los términos a tiempo y ante el mundo, develan la inmediatez y la extensión, como principios que determinan la eficacia comunicativa. El cumplimiento de estos logra conferir al tema objeto de la propaganda, un poder que él llega a comparar con el de la bandera del juicio final. En sus palabras, suficiente como detener un escuadrón de acorazados, expresión que emplea para referirse a la multiplicidad y fuerza de los factores que, en la praxis político-comunicativa, se oponen a la libre divulgación del pensamiento.

 

La comunicación en Martí, desde la perspectiva de las ideas hasta aquí expuestas, deberá entonces, ser entendida en relación a su actividad política. En ella se enriquece y manifiesta a través de recursos como la oratoria.[12] Asumirla desde esta relación permite justipreciar el conjunto de reflexiones que realizara sobre el tema y valorar entre ellas aquellas que hasta hoy pueden resultar útiles para una mejor realización de la comunicación política en Cuba y América Latina.

 

Martí: su oratoria como paradigma comunicativo de lo político

 

Los intentos, por develar las formas con que el Apóstol comunica sus ideas políticas, muy al contrario de lo que algunos pudieran considerar, se encuentran en el propio siglo XIX. Manuel de la Cruz, a solo cuatro meses de su caída en combate, se refiere a como él logra, por medio de la oratoria, hacer del afiliado, un creyente que ni vacila ante el sacrificio, ni se amedrenta ante el holocausto. En igual sentido Enrique José Varona en 1896 afirma que para ver y abarcar desde un punto central la existencia del Prócer nada es tan adecuado como considerar su labor política. En ella, considera que se encuentra la esencia de toda su obra.[13]

 

La dialéctica compresión de lo que para Varona constituye la esencia de su vida y obra, se continuará desarrollando a lo largo del siglo XX. En él, Medardo Vitier desde Lineamientos formales de los discursos de José Martí, considerará a la oratoria como un recurso insoslayable para la comunicación de lo político. En sus valoraciones asegura que la seguridad y maestría en el empleo de este complejo recurso político-comunicativo, tiene su base en el profundo humanismo martiano.[14]

 

Esta idea será desarrollada posteriormente por Juan Marinello quien asume que la tarea de guiador político es razón y consecuencia de su humanidad, a la vez que condicionante de su elocuencia. Para este autor, el hombre es la clave de interpretación de la obra de José Martí, quien dispuesto a ganarlo por la mediación de la palabra elocuente, encuentra en la oratoria amplio sendero. Según el criterio del investigador en ella, se concreta la esencia cultural de lo político. Afirma: La lucha a brazo partido, a corazón partido, con la palabra, es responsable de los más altos logros literarios de Martí.[15] Llega a ver en la praxis tribunicia martiana, en tanto instrumento para comunicar lo político, en el cual misión y oficio se presuponen, robustez de ciencia, tino y coraje.

 

Cintio Vitier, es otro de los estudiosos martianos que se propone en su trabajo Los discursos de José Martí, entender sus actitudes oratorias. El autor, define como objetivos básicos de sus discursos: unir, alentar y articular. Sus valoraciones aportan a la compresión del tratamiento que confiere a temas como la consistencia moral y el sentido del sacrificio. Su énfasis en estas ideas pauta la búsqueda, dentro de la oratoria del Maestro, de aspectos de carácter filosófico que caracterizan sus modos de comunicar la política.

 

En fechas más recientes los doctores Ada Bertha y Alberto Velázquez  asumen que la unidad entre ética y política, que se da en el discurso de 1887, en homenaje a la fecha patria, constituye un modelo de comunicación política. En el criterio de los investigadores, este discurso constituyó un importante elemento, que junto a los demás que realizara en homenaje a esta conmemoración, contribuyeron a unir y orientar a los patriotas.[16] El conjunto de las ideas hasta aquí referidas expresan la significación concedida por los estudiosos martianos a la oratoria como recurso de la actividad político comunicativa del Héroe.

 

Este, comprende con precocidad que la transformación de la realidad, tiene entre sus vías fundamentales de realización, la revolución armada. Advierte con dialéctica anticipación que la obra a realizar es colectiva y comprueba en la práctica que esta, trasciende las fronteras nacionales e implica persuadir a los hombres. Ello exigirá el empleo de tantos medios, recursos y modos de comunicación de lo político como universos interpretativos existan, dentro de la diversidad de la masa a persuadir.

 

El logro de consenso en torno a la empresa emancipadora y la unidad de las heterogéneas fuerzas que aglutina, constituyen el núcleo de una actividad que el Dr. Armando Hart denomina cultura de hacer política. En ella, considera que está el mayor aporte martiano al acervo intelectual universal. Su esencia se expresa en los presupuestos culturales con que se identifica, en la superación de los modos de hacer pública la política y en su trascendencia hacia una posterioridad donde la comunicación política aún está distante de ser realmente comunicativa. Dentro del conjunto de recursos y medios disponible en el ámbito mediático del Apóstol, la oratoria, sería esencial. Ésta, se atempera a cada público en el mismo momento en que se produce y supera barreras como el analfabetismo. Logra establecer lo que Martí denomina, al referirse a la comunicación de lo político, diálogo de almas.

 

El Héroe Nacional, se sirve de la oratoria  para lograr su propósito integrador, Para él (…) la esencia de la obra política, y lo que hace de la política indeclinable deber, es el respeto pleno y el amor sincero al decoro del hombre.[17] Todo lo cual, objetiva en sus peroraciones. Tal vez por ello, Marinello encuentra en él una rara integración entre el político y el artista, combinación compleja, poco frecuente en la historia, pero indispensable para la realización de una comunicación política edificante, ética y verdaderamente humana.

 

Sus discursos contribuyeron a la creación de un nuevo universo simbólico para los patriotas cubanos y latinoamericanos. Desde su visión (…) todo lo que es, es símbolo.[18] Asume el reto de volcar el saber universal, en la actividad política y consigue comunicarla con profundidad ética y sentido estético. De esta manera las ideas más revolucionarias de su tiempo fueron trasmitidas a un receptor que fue visto por él, como sujeto activo del proceso político comunicativo.

 

Por ello resulta pertinente hacer referencia a las prácticas discursivas martianas, desde ellas se hace posible apreciar las formas en que lleva a la praxis sus consideraciones sobre la comunicación de lo político. Con este fin puede tomarse por ejemplo las palabras pronunciadas en el brindis que el Partido Liberal ofreció el veintiséis de abril de 1879 al periodista Adolfo Márquez Sterling. Este discurso se constituye en un acto excepcional de comunicación de lo político. En relación al mismo se ha de tener en cuenta que este acto fue convocado por un partido político contrario a las ideas defendidas por Martí

 

En tan complejas condiciones, el orador, comunica sus ideas respecto a la política cubana. Desde el contexto, aparentemente, cívico de un brindis, devela el deber ser de una actividad esencial para el hombre. Condiciona el acto de brindar por la política, con la posición que esta asuma en relación a la patria. Según sus palabras, si la política cubana ha de ser profunda, nacional, desinteresada, altiva y heroica él, brinda por ella, pero si por el contrario (…) hemos de ser más que voces de la patria, disfraces de nosotros mismos; si con ligeras caricias en la melena, como de domador desconfiado, se pretende aquietar y burlar al noble león ansioso, entonces quiebro mi copa (…)[19] y de hecho lo hace. Expresa así, de singular manera, su ruptura con toda política que perjudique lo patrio. Sus palabras comunican la esencia del concepto de política, por el que aboga y brindaría. Esta deberá ser científica, emotiva, diversa, ética, moral en fin humana.

 

Otro aspecto de significativa importancia para la comunicación de lo político, es el hecho de que en la oratoria martiana las funciones emotivas y  movilizativas, que dentro de la comunicación política actual tienen las consignas o slogan, las cumplen los símbolos. Luz, amor, Cuba, paloma, fuego, palmas, oro, son términos de profundo simbolismo y colorido. El empleo de los mismos es fundamental para Martí. Él, considera que los hombres aman el color, característica esencial de símbolos como las banderas o blasones tras de los cuales se marcha al combate. El discurso político, según esta visión martiana, ha de llegar a ser una colorida bandera de lucha capaz de movilizar a los sujetos.

 

En la oratoria martiana, el símbolo es modo del diálogo, permite establecer identidades, trasmitir ideas y emociones, logra hacer vínculos incluso con quienes, escasos de saberes, están más distantes de comprender  a plenitud el mensaje. La mediación de lo simbólico relaciona culturalmente al público y al orador. El uso del símbolo dentro de las praxis discursivas, como recurso de la comunicación política contemporánea, está caracterizado por la existencia de varias tendencias. Entre las más comunes está su empleo con fines de manipulación o la disminución de su uso en aras de alcanzar un lenguaje aparentemente más racional, práctico o directo. En ocasiones, tan directo que se asemeja al acto de arrojar rocas sobre los receptores; práctica que el Maestro criticaría a varios comunicadores de lo político de finales siglo XIX.

 

Desde su óptica lo racional en el mensaje político está a la par con lo emotivo. En alusión a ello asegura (…) a todo acto público, sobre todo en esta época de creación, ha de llevarse el tacto y la sabiduría de la academia política,- porque el sentimiento es también un elemento de la ciencia.[20] Tan brillantes tesis han sido consideradas con recurrencia por los materialistas vulgares, expresión de idealismo objetivo; pero la historia y la dialéctica que rige su curso, logran demostrar, en la praxis política comunicativa martiana, la eficacia de la síntesis e identidad que se expresa en la genial simbiosis que logra el orador entre lo racional y lo emotivo como expresión de una oratoria dialogante.

 

En el pensamiento martiano sobre la comunicación, el diálogo tiene especial importancia, considera que las conferencias como formas de comunicar las ideas políticas constituyen monólogos, y estos obstruyen lo comunicativo. Por ello expresa la necesidad de (…) llevar adelante con  todos a la vez, la obra de mantenerse al habla, de cambiar juicios, de dilucidar puntos dudosos de nuestra historia, de fomentar las relaciones afectuosas entre los que tienen que trabajar con la opinión (…)[21] Para Martí, la mejor forma de hacer llegar las ideas al auditorio es compartirlas, discutirlas abiertamente, producirlas de modo colectivo.

 

Entre los espacios conversacionales que posibilitaron la plena participación de las fuerzas revolucionarias en el diálogo político se encuentran las reuniones patrióticas y encuentros del partido desarrolladas en los clubes. Estos escenarios posibilitan el tratamiento público de las ideas esenciales, Martí los denomina taller de alas. Expresión metafórica que pudiera interpretarse como lugar de trabajo para la forja conjunta de libertades humanas. 

 

La comunicación de la actividad política para el Héroe de Dos Ríos, más que un conjunto de fórmulas preestablecidas, como aquellas que criticó en las repúblicas nacientes de América o en los Estados Unidos y que hoy se asocia al marketing político; es una práctica dialéctica y creativa que tiene al hombre por norte y la ética por fundamento. De ahí que sea avanzada para su época y aleccionadora para la nuestra. Parte de considerar a la política como un deber y un derecho con lo cual supera la visión positivista, pragmática y utilitarista que, de ella, se tiene como oficio remunerado, porque a partir de tan enajenante premisa, esta actividad, comienza a perder su esencia humana.

 

El Apóstol como emisor de mensajes políticos, por la mediación de la oratoria, en ningún caso concibe los espacios públicos, diseñados desde de la estrategia político-comunicativa revolucionaria para el ejercicio abierto de la opinión, con el fin de agrupar entorno a los oradores una cohorte de palmeadores. Su finalidad es contribuir a que en ellos a través de un ejercicio discursivo dialogante oradores y público de manera conjunta den solución a problemas colectivos. Logra identificar entre los objetivos esenciales de estos actos los siguientes:

 

  (…) emprender unidos la campaña, que el enemigo puede sofocar (…) si la emprendemos sueltos.[22]

  (…) atacar virilmente los problemas que nos van al corazón (…)[23]

  (…) estudiar  nuestras culpas políticas… para ver por donde caímos antes a fin de no caer ahora en lo mismo (…)[24]

  (…) decirnos como hombres, de ceja a ceja,  las dudas francas que podamos tener sobre los fines de nuestra política o sobre sus métodos (…)[25]

  (…) evitar los peligros…a fin de que todos nos ocupemos, juntos siempre, en conocer  lo que tratamos de mejorar todos juntos.[26]

 

El modo en que alcanza dar cumplimiento a estos objetivos puede afirmarse que determina en buena medida la profunda aprehensión de los mensajes de contenido político trasmitidos por él desde la oratoria. En igual sentido revelan, qué factores le son esenciales tener en cuenta a la actividad político-comunicativa partidista para lograr mantenerse, cordial y eficazmente al habla con la masa que aglutinan o pretenden aglutinar.

 

Por ello en los Estados Unidos, país donde cobran auge en el siglo XX las teorías de la comunicación y posteriormente las de la comunicación política, le resultan significativamente enajenantes las condiciones en que estas se desarrollan en función del monopolio. Una lectura de las Escenas Norteamericanas de 1884[27] resultaría ilustrativa de la realidad conocida por Martí. De ella, critica  la conducta y procedimientos de los politicianos,[28] o políticos profesionales de  finales del siglo XIX, cuya mayor diferencia con los del siglo XXI está en los medios a su alcance y como consecuencia en su poder de manipulación.

 

A partir de lo hasta aquí expuesto, puede afirmarse que las consideraciones martianas sobre la oratoria, en particular, los modos en que determinados oradores políticos del siglo XIX comunican sus ideas al público, se constituyen en importantes valoraciones desde las cuales es válido reflexionar sobre todo cuanto hoy, debe ser superado para lograr una comunicación política humanista. El Maestro logró advertir cómo, por lo general, estos cortesanos de las multitudes o mercaderes de la opinión, como también los denomina, adolecen de escrúpulos o apego a la virtud. Recurren con cinismo a la adulación y la mentira para conseguir sus fines, ofenden, desprestigian a sus adversarios, desconocen las trabas morales y aun cuando saben que mienten son elocuentes.

 

Identifica en sus praxis político-comunicativas varios aspectos caracterizadores como el estudio minucioso de los detalles relacionados con el tema; la recurrencia a estadísticas; la sustitución de la inspiración en el discurso, por la lectura; la contención de lo emotivo en lo verbal y extraverbal para simular racionalidad en las ideas expuestas; el desarrollo y perfeccionamiento de técnicas psicológicas que refuercen la función suasoria; la adopción del tono sentencioso, el empleo del halago; el abuso del sarcasmo; la preocupación desmedida por la apariencia física. El desarrollo, en fin, de una actividad político-comunicativa pragmática y teatral tan perfecta que seduce e impide ver cómo manipulan las masas desde la tribuna. 

 

De ahí que a manera de resumen adelantado sobre el hecho aún en concreción, de llegar a  sistematizar en la obra de José Martí, particularmente en su oratoria, toda la riqueza y valía de su ideario político-comunicativo, se considere posible sugerir algunas conclusiones preliminares que contribuyan a sentar pautas para los estudios que necesariamente deben preceder esta aproximación. 

 

 Los estudios realizados a la obra de José Martí a pesar de su extensión, riqueza  y profundidad, distan de permitir la comprensión asuntiva de su actividad político-comunicativa realizada desde la diversidad de facetas por medio de las cuales objetiva su pensamiento.

 

 La actividad político comunicativa martiana, entendida comúnmente como propaganda, es un complejo sistema de influencias político–ideológicas desde lo mediático, por medio del cual objetiva la esencia política de su obra y el contenido ético-humanista que la fundamenta. 

 

 José Martí es un paradigma en la comunicación de lo político y sus reflexiones en torno a esta  praxis necesariamente han de ser tenidas en cuenta por su carácter dialógico y por ende desaliente, en medio de las necesarias transformaciones que la realidad latinoamericana  exige.

 

Dentro de la actividad político-comunicativa martiana, la oratoria ocupa un lugar destacado. En ella, tanto en su forma discursiva, como en sus valoraciones sobre el género, se contienen importantes concepciones que expresan y sugieren vías, modos, valores en relación a cómo lograr comunicar lo político, sin que lo práctico anule lo humano.  

 

 

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Datos personales del autor

 

Nombre: Carlos Alberto Suárez Arcos  

Título: Licenciado en Ciencias Sociales.

Especialidad: Filosofía.

Profesión: Profesor Universitario.

Años de experiencia: 10 años

Teléfonos de contacto: 053-0131-348014 (Universidad de Las Tunas)

e-mail: oradorcubano@gmail.com


Notas:

[1] El término actividad político comunicativa, se emplea para referirse al conjunto de acciones que Martí realiza en interés de hacer efectivas sus ideas políticas, se insiste en la utilización del mismo en lugar de comunicación política con la finalidad de significar la inexistencia de esta disciplina en el contexto donde el Maestro desarrolla su labor. Se asume que el conjunto de esta actividad incluye en el caso del Apóstol la totalidad de recursos de los que se suele valer para lograr sus propósitos, entre los más conocidos está su periodismo, pero incluye otros tan diversos como el teatro, la poesía, el ensayo y en el caso de esta investigación se enfatiza en la oratoria.

[2] DADER, José Luis. Tratado de comunicación política. Universidad Complutense de Madrid. 1998. p. 6.

[3] Ídem. p. 8.

[4] DADER, José Luis. Tratado de comunicación política. Universidad Complutense de Madrid. 1998. p. 9.

[5] Ídem. p. 13.

[6] MARTÍ, José. Prólogo al poema el Niagara de J.A. Pérez Bonalde. OC, versión digital. La Habana. CEM, 2002. t.7. p. 228.

[7] MARTÍ, José. Otras crónicas de Nueva York. OC, versión digital. La Habana. CEM, 2002. t.11. p. 171.

[8] Ver: MARTÍ, José. Una estatua y un escultor. OC, versión digital. La Habana. CEM, 2002. t.15. p. 338.

[9] MARTÍ, José. Una estatua y un escultor. OC, versión digital. La Habana. CEM, 2002. t.15. p. 338.

[10] MARTÍ, José. Prólogo al poema el Niagara de J.A. Pérez Bonalde. OC, versión digital. La Habana. CEM, 2002. t.7. p. 227.

[11] Ídem.

[12] Al emplear el término oratoria se hace referencia tanto a sus discursos como al conjunto de sus reflexiones sobre el tema, contenido a lo largo de su vasta obra. Con este mismo fin se emplean además la expresión praxis tribunicia martiana.

[13] Ver. VARONA, José Enrique. Discurso de 1896. Letras: cultura en Cuba. La Habana. Pueblo y Educación. 1989. p. 46.

[14] Ver. VITIER, Medardo Lineamientos formales de los discursos de José Martí. Letras cultura en Cuba. Pueblo y Educación 1989. p. 334.

[15] MARINELLO, Juan. 18 Ensayos martianos. La Habana. Ediciones Unión. CEM, 1998. p.69.

[16] FRÓMETA, Ada Bertha y VELÁZQUEZ Alberto. Sobre el discurso martiano en conmemoración del 10 de octubre de 1868. Revista Quórum. Universidad de Zulia. Volumen 5, no 1, enero – junio. 2008. p. 142.

[17] MARTÍ, José. Carta a José Dolores Poyo, 12 de mayo de 1892. OC, versión digital. La Habana. CEM, 2002. t.1. p. 440.

[18] MARTÍ, José. Carta al director de La Nación, 26 de octubre de 1884.  OC, versión digital. La Habana. CEM, 2002. t.10. p. 82.

[19] MARTÍ, José. Discurso en honor de Adolfo Márquez Sterling. OC, versión digital. La Habana. CEM, 2002. t.4. p. 178.

[20] MARTÍ, José. Discurso del 10 de octubre de 1890. OC, versión digital. La Habana. CEM, 2002. t.4. p. 250.

[21] MARTÍ, José.  Los Clubs. OC, versión digital. La Habana. CEM, 2002. t.2. p. 16.

[22] MARTÍ, José. Los Clubs. OC, versión digital. La Habana. CEM, 2002. t.2. p. 16.

[23] Ídem.

[24] Ibídem.

[25] Ibídem.

[26] MARTÍ, José. La primera conferencia. OC, versión digital. La Habana. CEM, 2002. t.2. p. 17.

[27] Ver: MARTÍ, José. Escenas Norteamericanas de 1884. OC, versión digital. La Habana. CEM, 2002. t.11. p. 178.

[28] Término martiano de carácter despectivo para referirse a los hombres que practican la política con ánimo de lucro.

 

Lic. Carlos Alberto Suárez Arcos

oradorcubano@gmail.com
Publicado en Letras Uruguay el día 5 de marzo de 2015

 

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