Trece maneras de mirar un mirlo

poema de Walloce Stevens

Versión de Raúl Gustavo Aguirre

1
Entre veinte cerros nevados

lo único que se movía

era el ojo del mirlo.
2
Yo era de tres pareceres,
como un árbol
en el que hoy tres mirlos.
3
En el viento de otoño giraba el mirlo.
Tenia un papel muy breve en la pantomima.
4
Un hombre y una mujer

son uno.
Un hombre y uno mujer y un mirlo

son uno.
5
Yo no sé si prefiero

la belleza de las inflexiones

o la belleza de las insinuaciones,

si el mirlo silbando o después.
6
El hielo cubría el ventanal

de cristales bárbaros.
Lo sombra del mirlo

lo cruzaba de un lodo ol otro.
Lo fantasía
trozaba en la sombra
una causa indescifrable.
7
Oh, delgados hombres de Hoddam,

¿por qué imagináis pájaros dorados?

¿No veis cómo el mirlo

anda entre los pies

de las mujeres que os rodean?
8
Conozco nobles acentos

e inevitables ritmos lúcidos;

pero también conozco

que el mirlo anda complicado

en lo que conozco.
9
Cuando el mirlo se perdió de vista

señaló el límite
de un círculo entre otros muchos.
10
Al ver mirlos
volar en la luz verde,
hasta los charlatanes de la eufonía
gritarían agudamente.
11
Viajaba por Connecticut

en un coche de cristal.
Una vez le entró miedo,

por haber confundido

la sombra de su equipaje

con mirlos.
12
El río se mueve

Estará volando el mirlo.
13
Toda la tarde fue de noche.

Nevaba,
iba a seguir nevando

El mirlo se detuvo

en la rama del cedro.

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