visita inesperada
Eduardo A. Soto Pimentel

él no se dio cuenta
cómo se fue urdiendo
esta conflagración
de miradas lúcidas
de roce de manos
y tentaciones

un día abrió los ojos
y ella estaba ahí
con su luz de luna
su itinerario
reivindicando
un lado de la cama

así es la bella dama
invasiva
altanera
corrosiva

sin preguntar
se instala en la sala
con sus ruidos
y te parte a la mitad
la lectura
de la vida

                                         así es ella...

 ... la terrible soledad

Eduardo A. Soto Pimentel
Amor a mano armada

Frío

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