Paraje "Las Brusquitas"
Fernando Jorge Soto Roland y Carlos M. Ortiz

Antecedentes históricos

En la década de 1970, durante la última y más cruel dictadura militar que vivió la República Argentina, miles de personas desaparecieron, evaporándose literalmente del mundo de los vivos; sin tener a la fecha noticias sobre ellos. Los dictadores de turno organizaron una de las matanzas más sistemáticas que la historia nacional haya registrado jamás, implementando para ello campos de concentración clandestinos, en donde los secuestrados eran retenidos durante largo tiempo y luego asesinados.

Según se consigna en el libro "Represión y Desaparecidos en Argentina" (publicado por Ediciones Polimor a principios de la década de 1980), la región costera cercana a la ciudad bonaerense de Miramar, conocida desde fines del siglo XIX bajo el nombre de "Las Brusquitas", fue una zona aprovechada por los militares para fusilar opositores ideológicos al régimen.

Desde entonces, los lugareños relatan que por las noches se pueden observar cosas raras en el paraje. Se habla de fantasmas; de sombríos guerreros "ninjas" que saltan en la oscuridad; y de grupos espectrales de niños que atacan a los visitantes, sin causa aparente alguna.

Pocos son los que se animan a pernoctar en el bosque lindero a la playa y algunos de los más insignes investigadores de lo paranormal se han negado, literalmente, a pisar el sitio.

La leyenda se agiganta con el paso de los años. Hasta hoy...

Eventos extraños

Julio 14, 1935: Dos adolescentes desaparecen durante tres días. Se implementa un operativo de búsqueda que termina encontrando a uno de ellos. El muchacho, Javier Elío (17), testimonia haber sido raptado por "monstruos pequeñitos", de gran fuerza física. De su compañero, Alejandro Pedrarias (18), no se sabe nada hasta la fecha.

Agosto 23, 1958: Tomás Martínez Taylor (56), pescador local, denuncia haber visto un fantasma, color negro, rondando por entre los árboles del bosque. Lo describió como de pequeña estatura, fornido y muy rápido en sus movimientos.

Setiembre 29, 1969: Una joven prostituta de origen español, Lidia M. Capel (36), es violada en el bosque de Las Brusquitas y descuartizada. Su cuerpo fue encontrado con extrañas marcas de garras. El caso permanece sin resolver, en las oficinas de la Policía Provincial de Miramar.

Diciembre 17, 1973: Media docena de hombres, que acampaban en la playa, abandonan la zona despavoridos al ver sombras misteriosas rondar el campamento. Testimoniaron al diario, El Amanecer de Miramar, "haber visto fantasmas".

Agosto 24, 1977: Seis adolescentes son internados con un ataque de nervios en el Hospital Regional de Mar del Plata, tras haber sido "atacados por fantasmas en la playa de Las Brusquitas". La investigación, llevada a cabo por la Policía Federal, no encontró pruebas que certifiquen esos dichos. Las historias clínicas de las víctimas se perdieron en un incendio, ocurrido hace un año.

Enero, 2, 1988: Tres miembros de la Secta Afroamericana Macumba (Las Hijas de Orixá) son detenidos en el sitio, al ser sorprendidos realizando rituales "satánicos" (sacrificios de gallinas y gatos). Testimoniaron en el Juzgado del Dr. Juffinson que "allí los espíritus respondían con mayor facilidad a los pedidos de ayuda".

Febrero 28, 1990 Un automovilista que se detuvo a descansar a la vera del camino (a escasos cien metros del bosque) juró haber sido testigo de un asesinato. El victimario, un hombre alto, vestido de negro y con un cabello largo hasta la cintura, acuchillaba a dos jóvenes, atadas a un árbol. Cuando intentó frenar esa abominable acción, tocando repetidamente la bocina de su automóvil, toda la escena se desvaneció en el aire. El testigo Mario Andreotti (46), comerciante radicado en Necochea, definió la escena como "espectral".

Marzo 16, 1995: Empresarios marplatenses, dueños de la concesión del balneario, sito a unos 500 metros del paraje Las Brusquitas, denunciaron haber escuchado gritos desgarradores, procedentes del bosque. Personal de seguridad del balneario inspeccionaron el área al día siguiente, sin detectar nada fuera de lo común.

Investigación preliminar

Hasta la fecha se han realizado muy pocos estudios —encarados con mentalidad abierta y sin prejuicios académicos— en el área conocida como Las Brusquitas. Sólo dos investigadores de origen francés, Paúl Renoir y René Trouseaux, practicaron en la década de 1950 un relevamiento de las leyendas de la zona; llegando a publicar, en 1961, un libro titulado "Secrets Merveilleux de la Magie Naturalle et Cabalistique du Mar del Plata", nunca traducido al español.

En dicha obra, Renoir y Trouseaux, mencionan de modo muy escueto (sólo tres carillas, en un libro que tiene casi quinientas páginas) el paraje que ellos llaman con el nombre de "La Brusquette", pero que, de acuerdo con las descripciones y localización que dan, correspondería a lo que hoy conocemos como "Las Brusquitas".

Según los autores, el bosque y la playa en cuestión fueron ocupadas por primera vez hacia el año 1896, por un inmigrante de origen italiano, Giulio Pettinatto, quien construyó un pequeño rancho, en donde habitó, a orillas del arroyo que desagua en la zona.

Pettinatto, cabeza de una numerosa familia, compuesta por su esposa y cinco niños, consiguió el título de propiedad de la tierra cinco años después; tras una dura lucha judicial con las autoridades de la por entonces elegante ciudad balnearia de Mar del Plata.

En el expediente del caso (estudiado por los franceses y a disposición de cualquiera que desee consultarlo, en el Archivo Histórico Municipal del Partido de General Pueyrredón) se consigna que la concesión fue hecha por "(...)ser el señor Pettinatto el único en levantar casa habitada en la zona y estar dispuesto a ocupar lo que antaño fuera un antiguo cementerio indio".

Este párrafo, citado textualmente del expediente judicial, certificaría que las playas de "Las Brusquitas" fueron, en efecto, tierra sagrada para los primeros habitantes de la zona: los indios pampa. Pero, hasta la fecha, no se han realizado excavaciones arqueológicas en la zona que prueben fehacientemente lo atestiguado por el italiano y sus abogados. Aún hoy en día, los historiadores locales niegan que esos dichos sean verdaderos, argumentando que sólo fueron esgrimidos por el tenaz inmigrante para quitarse de encima a sus potenciales competidores; en especial el Municipio Marplatense, que proyectaba construir en el sitio una pulpería, que abasteciera a los viajeros que se dirigían hacia el sur.

El hecho de vivir encima de un cementerio convencía a muy pocos, por lo que Pettinatto se convirtió en el único habitante de esa región costera, por espacio de diez años.

Hacia 1907, ocurrió algo insospechado: toda la familia Pettinatto fue encontrada asesinada, por empleados del Correo. La investigación que se inició, a cargo del entonces comisario Carlos Saldivar Ávila, no llegó a ninguna conclusión clara. Los cuerpos, destajados de un modo horrible, fueron hallados dispersos en el bosque, cercano al rancho.

La mujer y los cinco hijos (tres de ellos adolescentes) presentaban incisiones circulares en el abdomen y en la espalda, producidas al parecer por un punzón muy afilado. Uno de los cadáveres había sufrido la extirpación de los globos oculares y, cuatro de ellos, mostraban marcas de quemaduras en las mejillas (aparentemente hechas con el fuego de las muchas velas de sebo que se hallaron en el lugar del crimen).

Jamás se encontró el cuerpo de Giulio Pettinatto, por lo que se sospechó era el responsable del asesinato masivo. Fue buscado por todo el territorio nacional, sin suerte; y el caso se archivó con la carátula de "NO RESUELTO", en 1911.

Un dato muy interesante, desempolvado del olvido por los investigadores franceses en 1961 (y jamás dado a publicar por los responsables de la investigación policial, a principios de siglo), fue el libro de brujería que se encontró sobre una de los estantes que había en el rancho.

Titulada con el extraño y ominoso nombre de Sorciers Maleficarum, esta obra, publicada en Milán hacia 1688, constituye un verdadero compendio de sortilegios y maldiciones, invocaciones a demonios y recetas mágicas, escritas por Chiromance Matteo Roselli, un nigromante italiano de escasa fama, ahorcado por la Inquisición florentina en 1704.

Este hallazgo parecería indicar que el múltiple asesinato fue el producto de algún misterioso ritual de brujería satánica, practicado por Pettinatto. Aunque no hay, en esto, absoluta certeza.

Como bien señalan Renoir y Trouseaux, la palabra Brusquette (hoy, Brusquitas) podría derivar del nombre de uno los demonios que aparecen citados en el Sorciers Maleficarum, Bruskket; y que fuera subrayado con lápiz negro (aparentemente por Pettinatto) en muchas ocasiones.

Según consigna Chiromance Matteo Roselli (Pág. 334):

"Bruskket era parte de una de las legiones de demonios más solicitados por los brujos, para que los deseos del auspiciante se hicieran realidad. Ganarse la voluntad de Bruskket significaba hacerse poseedor de un inmenso poder sobre las cosas y las gentes. El control de las tormentas, el dominio de los bosques y la voluntad de los animales salvajes quedaban conjurados por intercesión del demonio en cuestión. Aunque, a cambio de tales horribles favores, el demonio exigía sacrificios humanos".

Más adelante, Roselli enuncia la Gran Invocación (también subrayada con lápiz en el libro propiedad de Pettinatto):

"Príncipe Bruskket, señor de todos los espíritus rebeldes, te ruego me seas favorable en el llamamiento que le dirijo a tu gran poder, con el deseo de hacer un pacto con él. Te ruego también, Emperador de la Noche, que me protejas en mi empresa. ¡Oh, Gran Bruskket, te ruego que abandones tu morada cualquiera sea el lugar donde te halles, para acudir a hablarme! Y comparece ante mí o te atormentaré con las poderosas palabras del Maleficarum"(Pág. 335).

En conclusión, el paraje conocido como "Las Brusquitas" posee no sólo un pasado truculento de asesinatos y supuestos rituales satánicos, sino una etimología demoníaca que puede llegar a explicar el por qué de los extraños sucesos que se vienen denunciando desde hace años.

Si bien es cierto que, hasta la fecha, no existen pruebas de ningún tipo que permitan darle a esas historias un grado de certeza, muy pocas personas se animan a pasar la noche en el lugar. El folclore local sostiene que el pequeño bosque está embrujado, y eso es razón suficiente para que el sitio quede desierto cuando baja el sol.

Bibliografia:

 

Archivo de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, sin editar, Legajos de la carpeta V4., 1907-1911.

 

Crowley, Alister, The Satanic Cult, Editorial Penguin, Londres, 1964.

 

Pettinatto, Giulio, "Diario personal de un satanista", Revista del Archivo Histórico Municipal, Mar del Plata, 1933, Nº 4, pp. 13-15.

 

Renoir, Paúl y Trouseaux, René, Secrets Merveilleux de la Magie Naturalle et Cabalistique du Mar del Plata, Editorial Moliné Sabán, París, 1961, pp. 70-73.

 

Roselli, Chiromance Matteo, Sorciers Maleficarum, Editorial Moonligth, New York, 1948 (primera edición: Milán, 1688).

 

Orsoland, Carlos Jorge, "Represión y Desaparecidos en Argentina", Ediciones Polimor, Buenos Aires, 1985, Pág. 163.

Fernando Jorge Soto Roland y Carlos M. Ortiz 
Historias apócrifas de Mar del Plata

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