Un oscuro anti-cuento
Felipe A. Sotela

La habitación estaba tan oscura que José no podía ver ni siquiera el fuego de la candela, lo único que él observaba era un gato negro, sí, un gato negro, pero no se altere, cálmese, esto pronto quedará tan claro como la habitación.

Para disminuir su alteración, brínquese el próximo renglón, pero solo el próximo renglón ( le dije que se lo brincara! ). Preferiblemente, use una sola pierna al brincar, para que el salto sea leve y no se pierda de algo importante. 

El dueño de la habitación, es decir, José, admira mucho a esos absurdos "cantantes" que usan anteojos oscuros de noche ( como si el sol tuviera permiso de salir de noche) y que cantan como si les estuvieran apretando el cuello.

El dato anterior es importante ya que la admiración hacia esos tipos, provocó que José le comprara unos lentes oscuros a su gato. La candela era tan "visible" como los ojos del felino tapados por los anteojos.

Solo los pelos del gato se veían , ¿pero por qué?, muy simple, La Oscuridad quería envolver todo lo que pudiera ser visto, entonces no quiso envolver al felino porque creía que no era necesario, y por lo tanto, alrededor del gato quedaron algunas partículas de luz que lo hacían perfectamente visible, para los ojos de José.

No hubo necesidad de que el sol saliera de noche. 

por Felipe A. Sotela

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