Poema 4
De "El Cuerpo del Hijo"
Rocío Soria R.

Esta bocanada de oxígeno es la primera: la respiro con cuidado y me oprime,

          me oprime

     como si fuera naciendo hacia dentro

     embrión formado a solas.

 

Hay un demonio negro

   circulándome y deteniéndose,

     circulándome y deteniéndose,

      CIRCULÁNDOME Y DETENIÉNDOSE,

    puedo sentir cuando se detiene a hurgar atajos

    entre los troncos sanguíneos,

    aguja caminándome por el cuerpo.

 

 Mi cabeza se entibia por segmentos

   de atrás hacia delante y de abajo hacia arriba.

 

 Queda una idea convulsa dentro,

 una idea que no alcanzo a pronunciar,

 una idea de miedo entre los párpados.

 

  No hay palabra que la nombre.

 

El tejado, carúncula silenciosa sigue una senda indefinida

el aire pita en mi pecho, puedo sentir como se infla mi abdomen,

araño, pero no puedo deshacerme de esta convulsión,

 

las piernas se tensan con piquetes que suben hasta amortiguarse,

los dedos encarrujan a las sábanas y tiemblan

espasmódicamente.

 

Quiero una bocanada de aire pero la tráquea ha estrechado el paso

-hay ruidos de gente llegando-.

 

Una sola imagen final,

una sílaba atascada que se repite y va acelerándose,

acelerándose,

ACELERÁNDOSE

hasta la desesperación.

 

 

Se acabó,

la vaga imagen cuelga de la pecera.

Rocío Soria R. 
De "El Cuerpo del Hijo"

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