Amigos protectores de Letras-Uruguay

Destinos
Ana Solá

Un amigo tuvo que devolver a su hija.

 

Sí, aunque el término suene duro, más dura es la realidad que hoy les toca vivir a él y a su mujer.

 

Habían iniciado los trámites para adoptar, cuando se enteraron de que una mamá "quería dar" a una nenita de tan sólo dos añitos, por temor a que sus hermanos, tíos de la nena, cuando caían borrachos o drogados a la precaria vivienda que habitan todos juntos en una villa, pudieran maltratarla o violarla. Por supuesto, además de no tener medios para alimentarla, porque los buenos muchachos canjeaban la leche que la pequeña recibía gratuita de una vecinal, por unos cuántos porros.

 

La madre de la nena, por su parte, no tiene paradero fijo, vive en casas de amores casuales o de amigas y no tiene trabajo para poder mantener a sus otros tres hijos.

 

Este matrimonio, luego de una extensa charla con la mujer, quedaron en encontrarse en Tribunales para firmar los papeles correspondientes para que todo fuera legal. Después de la primera audiencia, el matrimonio obtuvo la guarda provisoria.

 

La niña llegó a este hogar con evidentes signos de desnutrición, llena de piojos y manchitas en su cuerpo. Fue vacunada por primera vez, atendida por los mejores pediatras, fue vestida y alimentada y recuperó peso y alegría.

 

También por primera vez en su vida, comió golosinas, jugó con juguetes, cumplió años en familia y recibió decenas de regalitos, tuvo camita y dormitorio propio decorado con ternura, la vistieron de princesa y, antes de la semana de estar en su nuevo hogar, ya les decía mamá y papá a mis amigos.

 

Y pasaron dos largos meses... Todo parecía desbordar de felicidad en esa casa, nada hacía presentir que la fatalidad podría interponerse en la nueva vida que estas tres personas habían iniciado y pretendido disfrutar con plenitud y amor. Por eso, cuando sonó el teléfono, se les vino el mundo encima. Era la jueza que solicitaba a la nena porque la mamá biológica se había arrepentido.

 

Y allá fueron ellos, a pelearla con uñas y dientes, a tratar de salvarle la vida a la nena por segunda vez. Pero todo terminó por una cuestión legal. Y así la vieron marcharse para no verla nunca más...

 

No sé con qué agallas este matrimonio enfrentará semejante dolor y pérdida. Sufro por ellos y sufro por la nena. No sé de leyes ni de legalidades, sólo vi cómo la amaban y atendían a esa chiquita a la cual quién sabe qué le deparará el destino de ahora en más... A la pobrecita otra vez se le dio vuelta la suerte, esta vez para muy mal.

 

Entonces sólo queda rezar. Rezar para que no termine siendo una víctima de sus tíos y de circunstanciales "padrastros", para que no sea violada y se acuerden, de tanto en tanto, de alimentarla, que no la vendan por unos cuántos pesos, que no termine trabajando en la calle ni prostituyéndose, que no la golpeen ni que por eso acabe en coma en un hospital. Que la madre la defienda y la cuide con las garras con las que sólo las madres sabemos pelear. Y que se olvide rápido de aquellos a los que algunos vez llamó mamá y papá, ¡por favor que no los recuerde tanto!

 

Y también rezo por esos padres que convirtieron a la Cenicienta en Reina, aunque sea sólo por unos meses. Y que Dios les de la fuerza para no pensar en todo esto que le pueda llegar a pasar, que la recuerden sana y fuerte, así como ellos la quisieron y la pusieron. Que todo lo que pasó los fortalezca como pareja, porque estas cosas cuando ocurren, únen o separan. Y que les de pronto un hijo, aunque ninguno reemplaza a aquél que se perdió.  

Ana Solá
Ilustración Clara Celoria
Conjuros mágicos de la bruja madre
Suplemento especial de Puntal para ellas en su día
Edición y recopilación de textos: Daniel Devia
Diario Puntal - Río Cuarto, Córdoba
17 de octubre de 2010

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