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5 de junio
Día Mundial del Medio Ambiente
Planeta Azul
Danilo Sánchez Lihón
dsanchezlihon@aol.com 
danilosanchezlihon@gmail.com

 
 
 
1.

¡Oh madre
Tierra, maravilla y arpegio en el vasto
espacio
estelar. ¡Avistada en lontananza eres
el planeta
azul!, porque te envuelven las gasas
de los sueños,
de los cuentos de hadas y las utopías
trémulas! 
perduras aún festonada por las aguas 
de los mares
estupefactos, porque no cesa en tu seno
ni en tu frente
el alborear, que ocurre siempre en algún
lugar
de tu esfera, tendiendo sobre las colinas 
su traje
de novia virginal. Donde la paloma zurea
celebrando
que la creación se expanda y el día 
amanece.

CORO:

¡Oh madre
Tierra, arpegio y maravilla en el vasto
espacio
estelar. ¡Avistada en lontananza eres
el soñado planeta azul!
 

2.

Cada
átomo de que estoy hecho proviene
de ti:
la arcilla de mis manos, la luz de mis 
ojos, 
el tintineo de la campana en mis oídos, 
el palpar 
con la yema de mis dedos el temblor 
de otra mano.
Todo de mí estaba contenido en ti. Soy
los rayos
del mismo sol y los grumos de la misma
roca,
que emergió inhiesta en el principio
del mundo.
Mis latidos junto a los tuyos estaban
en el primer
instante de la creación. Tú y yo juntos
formamos
parte del mismo soplo y del mismo
plan estelar.

CORO:

Cada
átomo de que estoy hecho proviene
de ti:
la arcilla de mis manos, la luz de mis
ojos.
 

3.

Por eso
somos uno, fusionados. Porque nos
enlaza
el origen, el centro y final de lo creado. 
En mi destino
está ser y estar contigo de principio a 
fin. Como 
hoy que estoy vivo, a plena luz y siento
que te amo.
Antes y después fue noche y oscuridad
y lo será
más tarde. Hoy estoy aquí escuchando
el canto
del zorzal que sube desde la hondonada
y el instantáneo
brillo del lucero en la noche insondable.
¡Y el signo
triunfal! Y sé que mi destino y el tuyo
están
indisolublemente ligados, ¡oh madre!

CORO:

Por eso
somos uno, fusionados. Porque nos
enlaza
el origen, el centro y final de lo creado.
 

4.

Porque
en ti es que existo, igual que el torrente
bajando
cristalino desde la montaña empinada.
Igual 
al cierzo que se esparce. Y al vendaval
que ulula
en la  vasta cañada. El rocío asombrado
y los campos
sembrados de flores silvestres. Allí brota 
y se refleja
el agua clara azulada. En ti se estremece
el leve rocío
ante el temblor de una estrella en el cielo
despejado.
Y, ¿qué sería si alguien alguna vez osara
hacerte 
daño? ¿Contaminar tus ríos, estropear
tus playas,
ensuciar tus mares, polucionar tu cielo, 
arrasar
bosques y depredar tu flora y tu fauna?
¡Tocaría
entonces ser paladines y lidiar arrojados 
a los caminos
a fin de cruzar sables, espadas y morir
en tu defensa!

CORO:

Porque
en ti es que existo, igual que el torrente
bajando
cristalino desde la montaña empinada.
 

5.

Si alguien
alguna vez te ofendiera, ¡oh madre, 
qué estigma
en nuestras frentes. ¡Jamás ya habría 
descanso 
para nuestro brazo y lanza! ¡Qué afrenta
en la cara 
a quienes somos tus hijos que quieren
verte plena
y hermosa. Llenaríamos alma y corazón 
de ira santa. 
¡Y ya no habría descanso hasta lavar
la afrenta!
Si alguna vez alguien osara hacerte
daño
¡qué coraje en nuestra sangre y furor
en las adargas!
Allí los hijos nacidos de tus entrañas
sabremos
entonces elevar clarines, banderas
y sanar la afrenta.

CORO:

Si alguien
alguna vez te ofendiera, ¡oh madre, 
qué estigma
en nuestras frentes. Jamás ya habría 
descanso.
 

6.

Porque
contigo soy parte de la misma caricia
y esencia,
de igual pulso y aliento con que el mundo
se creara, 
idéntico el compás del tambor en nuestras
venas.
Porque tenemos sincopado el destino. Si
algo te pasara 
es tuya y mía la misma suerte. Porque
mis átomos
estuvieron contigo en la misma explosión
nuclear
que dio origen a este universo. Estuvimos
vivos allí 
y abrazados. Ni yertos ni calcinados sino 
con el temblor
primigenio, resueltos y luminosos tú y yo.
Y al fondo el ave 
que bate sus alas, alza el vuelo y surca
el horizonte.

CORO:

Porque
contigo soy parte de la misma caricia
y esencia,
de igual pulso y aliento con que el mundo
se creara.
 

7.

¡Contigo
bajo el mismo sol y  para siempre,
adorándote,
unidas mis manos a tus manos, ¡oh
madre!
palpitaron las partículas de oxígeno
y carbón
que constituyen tu ser y mi ser. No
como ceniza
sino como luz y calor ensimismados.
Un rayo
incesante que estalla, alarido y llama
que luego
trasmito por herencia a mis hijos y 
a los hijos
de mis hijos que no cesa ni acaba;
de eslabón
en eslabón, de aquí para siempre,
vuelta
tras vuelta hasta la honda eternidad.

CORO:

¡Contigo
bajo el mismo sol y  para siempre,
adorándote,
unidas mis manos a tus manos, ¡oh
madre!

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Editorial San Marcos:
ventas@editorialsanmarcos.com
Editorial Bruño, Perú: ventas@brunoeditorial.com.pe
Instituto del Libro y la Lectura: inlecperu@hotmail.com

 

Danilo Sánchez Lihón
dsanchezlihon@aol.com
danilosanchezlihon@gmail.com

 

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