Instituto del Libro y la Lectura del Perú, INLEC 

Día del amor y la amistad

Por un amor así

Danilo Sánchez Lihón

1.
 
Él
dijo: nuestro amor existe y es
eterno
en otro universo, no aquí en este
orbe
donde no tiene tiempo, ni alero,
ni teja donde
sostenerse. Tampoco pervinca
ni nube
ni viento donde ampararse, ni
posar
sus alas, su corazón ni sus pies.
No existe
en este mundo. Es viga maestra
de aquello
que es esencia inhallable, básica
y remota,
que tiembla y que late solitaria
y expuesta
a la noche absoluta y primordial.
 
2.
 
No tiene
casa, ni escalinata, ni balaustre
donde
colgar un nido, ni hacer brotar
unas flores
que luego trepen por un muro
y de éste
asomen a una huerta que cada
tarde
pudiéramos caminar, cogidos
ambos
de la mano, yo abrazando tus
hombros,
extasiado de ver ocultarse en ti
la primavera
como dejando que el agua moje,
unja
y enlace tus pies con mis pies.
No tiene
siquiera como pesar su angustia
ni su pena.
 
3.
 
Tampoco
tiene una puerta que chirríe por
donde
se entre o se salga con nuestra vida
a cuestas,
grande o pequeña, feliz o atribulada.
No tiene
vida cotidiana sino solo eternidad.
Es un amor
que busca encontrarse en lo inefable
y siempre
lejano. Y por ser así desgarra, astilla,
y quiebra
el alma. Ese es su signo, su karma
y contraseña,
no existir aquí sino en la eternidad.
 
4.
 
Lo prueba
el que –siendo inmenso– no esté
aquí
al lado nuestro, ni tuyo ni mío. Que
tú no estés
cuando cruzo un puente donde tanto
te evoco.
Que no estés en el asiento de al lado
en el ómnibus
donde me haces tanta falta, a fin que
nuestras
manos se cojan y se cumpla el milagro
que tus ojos
y mis ojos nazcan de una misma fuente.
O, al salvar
este abismo, tu voz y mi voz se junten
y sonriamos
ambos a la muerte que se cierne bajo
nuestros pies.
 
5.
 
Este amor
no está aquí, sino al fondo de todo.
Más
aún en las palabras que callamos.
Dentro
de nuestros ojos ahora lastimados
que vagan
buscando algo en el pozo sin fondo
del destino,
posados en un sitio y en un lugar
muy íntimo.
Está en las heridas que nos dedica
la vida
probando vencernos. En los ahogos
intempestivos
que sentimos latir aquí muy dentro
del alma.
Sin embargo te extraño. Y quiero
verte.
 
6.
 
No
está en lo que se conversa sino
en el silencio
que invade cuando todo termina.
No está
en los gestos que se aparentan
sino
en aquellos que se guardan. Está
en toda
pregunta que no tiene respuesta.
No está
en las cortinas sino en los celajes.
No está
en los artefactos sino tímido, leve
y fino
en la penumbra que los envuelve
y embellece.
Sin embargo te extraño. Y quiero
verte.
 
7.
 
Él mora
y reina en el fondo de todos
los crepúsculos.
Y aún lejos de ellos. En los paseos
interminables
bajo los árboles. En todo lo que
enternece
y justifica la vida. Como en el dolor
que nos asedia
En la pena que percibimos cuando
escuchamos
–más allá del estruendo y el bullicio
de una fiesta–
el más atroz de los gemidos. Está
en el lugar
donde se desgrana una canción,
que se hace
y se deshace a jirones, en el fondo
del alma.
 
8.
 
Para saber
que este amor no es de este mundo
basta
comprobar que a quienes hablas
de él es
a las playas sin rastro, a los puertos
sin nombre,
al viento raudo que transita, a una flor
solitaria
y extasiada a la orilla del camino. Pero
nunca
a alguien que escuche y que tal vez
lo cuente,
haciendo que todo sea secreto, mudez
y silencio.
Sin embargo, ¿cómo llamarte? ¿Quién
sabe
tu número? Pero no. En primer lugar
preguntarás
quién soy. Y tú aún no me conoces.
 
9.
 
Este
amor no está en el recuento
de aquello
que te ha sucedido, sino de todo
lo que es
imposible. De lo que no sabes
si ocurrió
o no ocurrió. De aquello que será
siempre
una utopía. No está en el calendario
de un día,
ni en la flor que se deshoja. No tiene
un vestigio.
No hay una nota que señale el rumbo
de una calle
por donde pasó, caminó o madrugó
¡quizá!
No está en la agenda que se escribe,
sino
que yace hincado, absorto y puesto
de hinojos
en el más misterioso e insondable
olvido.
 
10.
 
Eso sí,
está vivo, palpitante y animoso
en la espera
de los ómnibus unos que parten
y otros
que llegan. Está nítido en los ojos
llorosos
de todo aquel que se conduele.
Está
en los aviones que se elevan con
o sin buen presagio
y en los otros que no vuelven. Está
en las horas
que miras el confín de los océanos.
En la profunda
melancolía. Cuando se esfuma el sol,
el día
y con él el mundo. Y la vida termina
o se tambalea
loca y borracha colgada desde una
cuerda.
 
11.
 
Un amor
así no es de este mundo. Para
saberlo
basta asomarse a la ventana y no
darse cuenta
de lo que sucede en la calle, sino
quedar
abstraído con el timbre de tu voz
que llega
a mis oídos desde lo inaccesible
y remoto,
así como del plañir quejumbroso
de la guitarra
por la luna que boga en el cielo
apacible.
Pero como decirte que es atroz
que yo camine
así, viendo a las parejas sonreír
abrazadas.
 
12.
 
Pero
ni siquiera es amor de otro cosmos,
para qué
mentir, sino estigma de lo eterno
en todos
los mundos posibles. Dos almas
pendientes
de una señal ni siquiera de fuego
 o luz
que consuma y arrebate, sino de agua
que salve,
dulce, fugaz e indescifrable. De agua
que arde
porque es translúcida y nos mantiene
absortos
y desvelados para siempre, asidos
al morir
y renacer de las especies al fondo
de los mares.
 
13.
 
Este amor
no está en ningún sitio, ¡es cierto
decirlo!,
pero está a la vez en todo lo que
existe.
En lo bello, excelso y candoroso.
Está
en este extrañarte sin medida, sin
que jamás
haya esperanza de que tú llegues.
No será
quien me despierte de madrugada
sino
quien me mantiene eternamente
desvelado.
Por un amor así yo dejaré riendas
y atuendos,
horarios fenecibles, viajes, agendas
y citas,
las mismas que es mejor que olvide
o, por él,
solas se eliminan o se pasman.
 
14.
 
Por un amor
igual, caminaremos extasiados
día a día,
arrebolados de gracia y de pena.
Por un amor
así iremos convictos y confesos
al fin
del mundo, por ser vasto y hondo
aquello
que se vislumbra más allá de todo.
Por él
luchas hasta por lo que no sabes
si es cierto.
O por lo que recién a partir de ti
o de mí
puede o no puede ser creado.
 
15.
 
Y es
entonces por el hecho de ser así
de inocente
que duela tanto, ¡porque es más
indefenso!
y a la vez eterno puesto que está
más allá
de todo lo previsible. Tanto que ya
no depende
de ti ni de mi, tampoco de la suerte.
Te escriba
o no te escriba, te evoque o no te
evoque,
te nombre o no te nombre, porque
es un amor
recóndito para nosotros mismos.
Que está
más allá incluso de tu entrega o de
mi entrega,
de mi acierto o de mi equívoco. Ni
adelante
ni detrás de tus pasos o mis pasos
sino
al fondo de ellos haciendo otros
signos.
 
16.
 
Pasarán
los días, los años y los siglos;
quizá
las eras terráqueas, y será igual
de inmutable
y esquivo. Eso sí, sus flechas
se incrustarán
cada día más adentro de mí y
me harán
más heridas. Y navegará en una
burbuja
indestructible por el espacio
sideral.
 
17.
 
Llevará
en su pálpito tu mirada
y mi mirada
extasiadas. Tu voz y mi voz
en el acento
más callado. Tu pulso y mi
pulso
en su grito más lesionado. Tu
mirada
y mi mirada que se adoran y
extrañan
y que empalman latido a
latido
en la noche desolada.
 
18.
 
Este amor
traspasará los confines,
sobrevivirá
más allá del fin del de todo
dirigiendo
su nave hacia otra eternidad
donde
juntos viviremos para siempre
y por siempre
abrazados en un solo latido dulce
y pequeño,
como es la vida en la vasta
eternidad.

Danilo Sánchez Lihón

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