Instituto del Libro y la Lectura del Perú, INLEC 

Canto y crónica tallán
¿Qué es ser tallán?
Danilo Sánchez Lihón
www.danilosanchezlihon.blogspot.com 

1. ¿Qué es ser un tallán?


Julio Yovera Ballona nació, se crió y se hizo atalaya, arrecife y finalmente pirámide en Katac Ccaos, como él suele escribir el nombre de la localidad cercana a la ciudad de Piura, en la costa norte del Perú, lar que en tiempos inmemoriales fuera capital de la cultura Tallán.


Cuando se visita dicho lugar, pese a ir por la superficie de la tierra, se siente que se ingresa a una dimensión transparente, a la refracción de un espejo, a una dimensión mágica, a un tiempo remoto y de prodigio, sintiendo la naturaleza exuberante bajo el aire translúcido, escuchando el hablar de la gente, observando los rostros de las personas esculpidas como efigies de un mundo onírico y alucinado.


Katac Ccaos es lugar de orfebres, de urdidores de filigranas, de joyeros estupefactos, de pesadores de oro, plata y piedras preciosas en balanzas espiritosas; de tejedores de sombreros, fantaseadores de canastas que imitan formas de animales fantásticos.


Cuna de alfareros insignes, de peleteros abstraídos en el trote agitado de los animales cuya pelambre tiemplan a la luz del sol, de retratistas de iguanas, de sazonadores legendarios de comidas, de alquimistas de inciensos, perfumes y fragancias.


Cuna de urdidores de pócimas que consuman su arte y su ciencia milagrosas en lograr bebidas espirituosas, el concentrado de cañazo y la chicha mellicera, milagreros de amores sublimes. En fin, de todo; contertulios asombrosos del mundo insólito. De allí proviene este autor sibilino que avizora “Río blanco, crónica y canto”, como es Julio Yovera.

2. Hombres aire y fuego


Atenido a tales antecedentes Julio Yovera es un tallán legítimo hasta en su manera de callar. Y más aún: en su no estar en un lugar salvo físicamente, porque su alma ingresa a esas tierras inmemoriales de su cultura providencial, cada vez que quiere y conviene para extraer de aquel ámbito una sabiduría fundamental para el presente deshumanizado.


Tallán deriva del quechua “thalana” que significa: “lugar donde se yace de pecho”. Esta imagen, muy vallejiana, es un anagrama y una clave secreta; y resume mucho de la visión del mundo contenida en esa cultura que yace encubierta y que, sin lugar a dudas, maestros como Julio Yovera ayudarán a descubrirla, develarla y ojalá a hacerla otra vez vigente en sus aspectos y valores fundamentales .


Y cuando está en forma corpórea se lo contempla pleno de dignidad, ahíto de fundamento y colmado de sutil terneza.


Tiene ese ancestro ensimismado en cuerpo y alma, fijo y a la vez errante, averiguador insaciable de todo, que lo hace un peregrino y explorador andante del universo.


Y, en este caso también rastreador del fenómeno Vallejo hasta en los caminos físicos que él siguiera, sea en Santiago de Chuco, Trujillo, Lima o París, y que es otra de las tantas razones por las cuales mantenemos una amistad entrañable.

3. Se encienden hogueras


El dios fundador de los tallanes es Mec Non, divinidad versátil, abierta como el horizonte y volátil.
Ave o pájaro, que “yace de pecho” con las alas desplegadas, no en dificultad sino inquiriendo hacia otra dimensión. ¿Cuál es? Aquella de las esencias.


La capital de esa cultura de hombres ave, aire y fuego fue la ciudadela de Ñari Walak, lugar nube donde vino al mundo Julio Yovera.


De los tallanes se dice que nacieron de un huevo que abrió Mec Non y de donde surgieron dos hermanos.


Quizá por eso Julio integra con henchida convicción, el movimiento Capulí, Vallejo y su Tierra que tiene por lema: “Somos hermanos”.


Los tallanes descendieron de las estribaciones andinas y así agregaron a su visión vertical del mundo su noción horizontal de la vida, en función de la llanura y la lejanía, sumando su contemplación vasta, transparente y eterna a su índole de altura, de profundidad y abismo.


Trajo Mec Non como elemento cultural su anhelo de libertad, amplitud e infinito, porque es un Dios que explora, se aventura y expande. Es divinidad del horizonte. Por eso, en las noches en Katac Ccaos se encienden hogueras y se siente su presencia en las arenas que sopla.

4. Un dios que sopla en las arenas


Y así como se aman los matices mudables del color verde, que es afición ineludible en la gente del ande, eligen por contraste los colores uniformes del arenal donde viven. Pero además distinguen bien –y en su pureza– en la sombra y en lo luminoso.


Julio Yovera, por eso, se siente muy identificado con su ancestro mítico, de dioses de viento y fuego, pero también con el autor de Trilce, hecho de piedra, risco y caída en enhiesta; órbita desde la cual los tallanes descendieron. Tiene por eso el temple arisco pero a la vez tierno y dulce. Y eso ya es estar identificado y comprometido con César Vallejo.


Es Julio Yovera en ésta y en otras vidas sacerdote y sumo consejero de su cultura.


En sus ancestros están los ritos antiguos y lo que avizoro en él, cual es que con su alma de poeta y maestro algún día, en estado de gracia, escritura ya no en arena o en las ondulaciones del viento, sino es sobre papel la Biblia de la cultura Tallán. Si es que hay alguien indicado para escribirla y hacer que los tallanes se organicen en columnas de combatientes, es él.


5. Vigilantes de los arcanos


Julio Yovera, el autor del libro “Río blanco crónica y canto”, es un tallán y por serlo de manera inequívoca es un brujo, un chamán; uno, por la actitud natural, misteriosa y mística; dos, porque deambula cotidiano y seguro sobre los misterios del ser; tres, conoce los pasos de los dioses en las hojas de los árboles cuando es otoño y ellos pasaron por aquí en primavera.


Los tallanes adoran al viento y a las aves y se complacen adivinando en la línea del horizonte del mar el infinito. Erigen mundos ensimismados en lo transparente del aire como sellos en el agua.


Por eso visten de trajes blancos o negros, para tener un punto riguroso de apoyo y referencia entre tanto enigma y tanta transparencia. Y lucen hondas ojeras no solo por darle un pedestal a la mirada, sino porque son vigilantes de los arcanos, adivinadores del gran sortilegio que es el universo.


Julio Yovera por eso no tiene edad cronológica, ni tiempo que se cuente, ni empleo que se clasifique, ni oficina que se ubique en la superficie de los días. O son de su competencia todas las edades, los tiempos, los empleos y las oficinas.


6. La huella del navío en el mar agitado


Y Kata Ccaos más que llanura está edificada en el viento, con edificios y construcciones encima de los vendavales, en las brisas y en el aliento de las madrugadas.


Erigidas están sus moradas con la materia de los sueños, en viajes astrales, en las transposiciones, iluminaciones, catalepsias de los espíritus visionarios. Son pórticos hacia el desierto y con ciudades, utopías y mundos soñados, construidos en el espejismo del horizonte.


De allí la actitud, el gesto y la expectativa que pone en cada asunto. Observa, toca, olisquea el trazo y la huella que ha seguido un ave por el cielo como la mensajera de una consigna en la construcción del orden nuevo que es nuestra misión despertar, edificar sobre la base y bajo la estrella del mundo andino.


También ya percibió en el vaivén de las olas y en el mar agitado la huella del navío que antaño trazó su ruta por el camino oculto que tenemos que seguir. Y todo ello para alcanzar el mundo que es el encargo de nuestros padres que rescatemos y otra vez refundemos aquí. Por eso él integra Capulí, que es telúrica que busca rastros en el agua, en el cielo y en el fuego.

7. La victoria definitiva


Es Julio Yovera el descifrador de las entrañas del cuy, de la llama, del guanaco puestos en el ara del sacrificio.


Quien conoce la clave de la ruta a seguir. Es guía y es tótem.


Quien mira en la noche y horada lo oscuro, desentraña misterios, voces ocultas, pasos perdidos; quien estará allí donde el sacrificio y el heroísmo nos convoquen. Quien verá donde es más dolorosa la carga y allí pondrá él su hombro y su temple para proteger al hermano. ¡Y defender lo más noble y sagrado de la vida que nos cabe defender!


Quien se identifica con una persona no porque ella goce del éxito, de los privilegios y de los favores que dicha amistad podría depararle, sino porque siente que allí radica la pureza y la verdad que hemos de enaltecer.


8. Un mundo de gozo pero escondido


Son los tallanes los hacedores de sus cerámicas golpeando con un ritmo acompasado y frenético en las vasijas de barro como si tocaran tambores de guerra o hicieran el amor.
Y he visto cómo las pulen con laboriosidad infinita.


Y luego graban signos en blanco en la superficie oscurecida porque los misterios son lo que más tienen claro.


Porque los enigmas son sus verdades más prístinas y aquellas con las cuales tejen y destejen sus emociones. Como es también leer designios sus conquistas cotidianas.


Y así como dibujan con hendiduras claras sobre lo oscuro de las superficies, así como hicieron pirámides invertidas, y un mundo de gozo pero escondido en el fondo del alma.


Alumbran el espíritu con inmensas botijas de chicha hacia lo que es el mundo del subsuelo que les permitiera trasponer el mundo de sombras.


9. El combatiente lúcido y el guerrero

Descifrar y restaurar el juramento y la promesa que se hicieron los defensores de la resistencia andina.


Quienes ocultaron los tesoros, saberes antiguos y los secretos del incario; y al guardarlos sabían que con ello sepultaban un misterio, erigían una consigna y reclamaban una victoria futura.


Con Julio Yovera tenemos el encargo no solo de decodificar estos designios de los dioses tallanes, sino de hacerlo propuesta de lucha, resistencia heroica y sacrificio.


Es más, de construirlo y hacerlo vigente. Esa es nuestra promesa y juramento. Y en el intento lo arriesgaremos todo.


Saludo en Julio al luchador, al combatiente lúcido y al guerrero.


Al soldado de la patria con quien uno sabe que contará cuando haya que resistir el último bastión, para luego atacar el primero hasta el triunfo definitivo.


Yo lo abrazo y le digo: ¡Salud, hermano, hasta la victoria final que el destino le debe al Perú!

Danilo Sánchez Lihón

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