Tres caballos o la historia de un poeta sin destino
Abraham Prudencio
[1]

Tres años un seto,

Tres setos un perro,

Tres perros un caballo

Tres caballos un hombre.

Las historias que escribe De Luca aparentan simplicidad, tanto el lenguaje utilizado como la estructura estilística podrían denotar cierta facilidad; sin embargo, el contenido de sus historias son mucho más profundas, todas estas experiencias devienen de una larga reflexión.
El lenguaje es simple y directo y el uso de las metáforas y el lenguaje poético determinan la riqueza del texto.

La memoria es un pozo de recuerdos en el que las experiencias acumuladas de tantos años el día menos pensado salen a la luz para actualizar la vida del personaje. El recuerdo que pertenece al pasado está ligado con el presente; sin embargo, la peculiaridad del texto consiste en que todo ese pasado es como si se viviera en el presente, porque para el narrador-personaje el verbo en tiempo pasado simplemente no existe.

Mediante la travesía de nuestro personaje por el mundo comprendemos que el ser humano es la suma de “causalidades” y que en muchos casos la “causalidad” determina la existencia de muchos de nosotros. El errante enamorado en su largo peregrinaje no sólo llega a entender la complejidad del ser humano sino que también descubre la posición correcta del mundo: el “sur” no debería estar abajo sino arriba, es el sombrero y no son los zapatos del mundo, este descubrimiento es de gran valor simbólico, es darse cuenta que esta parte del mundo con sus fortalezas y debilidades aún no ha recibido el valor ni la importancia que merece.

El personaje vive el momento a plenitud por lo tanto sólo reconoce el tiempo (actual-presente), el reconocimiento sólo de este tiempo “presente” se debe a que el personaje está en constante movimiento, su presente también engloba su pasado, todos esos acontecimientos ocurridos en el ayer se relatan como si estarían ocurriendo en ese momento: estamos ante una suerte de actualización literaria.

Cuando relata su historia lo hace en tiempo presente como reflejando que lo vivido no ha pasado, las heridas aún continúan abiertas a pesar del tiempo transcurrido. Ese hombre no tiene pasado, toda su vida es un presente.

1.-Cuando el pasado se vive en el presente:

Nuestro personaje desde el inicio de la trama reactualiza su vida construyendo una historia que pertenece al pasado. Mediante su propia confesión nos enteramos que radicó durante 20 años en Argentina, algunos sucesos han marcado para siempre su vida, su presente le obliga a tener otro tipo de visión, ahora es un hombre diferente y la persona que alguna vez se enamoró de una joven argentina simplemente ya no existe, para el narrador personaje lo que se hizo en el pasado ya no importa, por ello trata, sin fortuna, de evitar que sus vivencias pasadas influyan en el presente.

En su presente aún tiene recuerdos de su pasado como perseguido, reflexiona sobre la imposibilidad de sentirse libre por más de estar solo, se siente atemorizado. Se dirige hacia el “sur” pero no puede evitar sentirse acosado, sensación que se resume en la frase “pero el mundo me acosa y las estrellas son perros tras mis pasos”.

Estamos ante el peregrinaje de un hombre cuya vida poética e incierta motiva a la reflexión. Mientras trata de tranquilizarse recuerda ese pasado brutal, Laila sólo lo escucha callada y temerosa sin poder comprender aún las vicisitudes de la existencia humana.
Aunque no narra con lujos de detalles se deja entrever que Argentina está pasando por una etapa muy difícil, todos esos años cruentos se han plasmado en su ser, en su trasnochado rostro se podían distinguir las atrocidades de la guerra. Laila le confirma una gran verdad: “pero tu cara está lleno de aquello”.

Este personaje es consciente de que la guerra ha cambiado definitivamente su vida.
Nuestro poeta errante dada su experiencia va más allá del simple razonamiento, hemos aprendido muchas cosas dice pero no hemos aprendido a vernos el alma “aprendimos el alfabeto, pero no sabemos leer los árboles”.

Desde su particular visión dice que ha aprendido que las cosas grandes son en realidad más sencillas de lo que parecen.

Dada su experiencia afirma que Europa es la antípoda de Argentina. En su nueva posada, junto a las plantas y los días, mira cómo el tiempo pasa lentamente.

Recuerda los amores que tuvo a los 20 años, dentro de todos los recuerdos hay uno que lo llena de nostalgia, ese es el recuerdo de Dvora, lo dejó todo para irse con ella, Dvora es la mujer que cambió su vida “Hay criaturas mutuamente destinadas que no llegan a conocerse nunca y se adaptan a amar a otra persona remendando la ausencia” (pág. 40). Después de la desaparición de Dvora sólo le queda esperar que la vida pase y la muerte se avecine callada.

Revela el feliz día en que conoció a Dvora, fue en la montaña, un lugar alejado de la ciudad, en la pared de la Tofana di Rozes. Ella le demuestra que la vitalidad y la fortaleza pueden superar cualquier barrera.

El cree que ella es la chica asignada, a la que tanto ha estado esperando, la soledad le hace pensar que el amor existe, siente la proximidad del amor, “siente que su presencia se corporiza y le da la mano” (pág. 42) Anteriormente Dvora había viajado por Europa en premio por la obtención de un título, ya en la Argentina él sólo desea que su amor puro sea correspondido.

2.- El pasado: el fantasma de la guerra y el recuerdo de un amor inolvidable:

Es la simplificación del primer amor, se ha enamorado a primera vista, el poder de encantamiento de Dvora es total, el narrador personaje se confiesa enamorado, le atrae su sensibilidad e inteligencia. Se nos presenta como una mujer idealizada y distante a la vez.

Es una persona que ama la jardinería, con el tiempo ha llegado a conocer mucho sobre plantas, hay cosas de la naturaleza que no llega a entender del todo. Tiene la particularidad de pasar más tiempo con las plantas que con los hombres, debido a los años transcurridos ha llegado a comprender que la vida parte de cosas sencillas como de la contemplación a un árbol, su vida gira en torno a este medio, dada esta compenetración para él Laila será “un árbol precioso”.

Comparte con Laila gran parte de su experiencia, ambos disfrutan el momento estando juntos, siente una sensación muy rara por esta mujer, dice sentirse “embobado” y ello le parece “hermoso” disfruta el momento y la conciencia de sentirse vivo lo hace feliz.

Sabe que ella es más joven, y por momentos esa verdad lo perturba; sin embargo, Laila no se hace problemas, a medida que lo conoce se va enamorando de su manera de ser, los sentimientos puros alejan todo tipo de perjuicios, ella siente la dicha de sentirse niña otra vez.

Nuestro poeta sin nombre recuerda constantemente lo sucedido en la guerra, estos instantes se reactualizan, cuenta lo sucedido hace muchos años como si estuviera sucediendo en ese momento. Relata el difícil momento en el que sólo tiene que huir, siente mucho miedo, la presencia de la muerte está más cerca que nunca, sabe que la situación es demasiado difícil; Argentina está en guerra, la mayoría de la los jóvenes han muerto, sólo pocos han logrado escapar al horror del conflicto.

Es consciente que estuvo allí en la Argentina sólo por amor a una mujer cuando de pronto se presentó la guerra, la muerte ronda su vida a cada instante, es inevitable el clima de tensión y pesar. Su compañero de viaje había sido asesinado en un puesto de vigilancia, en ese momento sólo desea huir, él también se ve obligado a disparar, el horror se apodera de su persona, lucha por escapar de la muerte, su meta sólo es huir pero no sabe a dónde.

Su vida errática es una constante, en ese peregrinaje sólo le queda esperar, desea que algún día las cosas mejoren.

Es la poética del hombre sin destino que, como un vagabundo, tiene que recorrer el mundo escapando del horror, cualquier salida es válida, huye sin saber por qué, siente que es muy tarde para actuar y él no tiene ninguna opción, por ello, cual hoja de otoño, se va como grumete de un buque irlandés, desde que se inició la guerra por seguridad andaba armado pero en ese momento se desase de todo, siente que ya no lo va a necesitar, en ese momento se percata de un detalle, del valor de la libertad “pues sin armas ya no pesa nada” (pág. 47).
Lo único que sabe de la guerra interna que vive Argentina es que le ha quitado lo mejor que tenía, entre tantas cosas ha perdido la esperanza de continuar en ese país “tampoco pienso en la mujer amada, aquella que seguí hasta convertirme en un hombre más de su país”, Dvora lo fue todo para él, su vida inicia y termina con ella, es por Dvora que ha permanecido en la Argentina durante tanto tiempo y al perderla ya no tiene sentido seguir en ese lugar “ahora sé qué yace en el fondo del mar, después de que la arrojasen maniatada desde un helicóptero” (Pág. 47). Como se puede constatar Dvora ha sido asesinada de la peor manera, él no puede entender tanta maldad entre los hombres y por ello la vida pierde sentido para él.

Nos narra este episodio sin ninguna muestra de nostalgia o melancolía.

Parece ser fuerte y querer omitir aquello que le hace daño, pero el dolor lo ha convertido en una persona fría y calculadora.

Nuestro poeta es un hombre maduro de 40 años y toda la experiencia vivida sólo es de desolación y muerte. Después de tanto sufrimiento sólo desea descansar. Sus compañeros de embarcación lo llaman “el muerto” porque todo el tiempo se lo pasa como si fuera uno, sólo quiere cerrar los ojos para olvidar el horror.

En su nuevo peregrinaje se encuentra con hombres rudos, estos marineros han perdido el sentido de la vida. La existencia en ese lugar también le resulta bastante difícil, se come mal y se vive peor, en esa larga travesía sólo lee la Biblia, pero no lee por fe sino porque la historia que se cuenta le despierta mucho interés. Sólo la soledad y la reflexión lo acompañan a lo largo de la travesía que dura alrededor de un mes y medio, después de ese periplo, cuidándose de morir degollado, desembarca en Inglaterra. En su nuevo refugio hace lo que sea para sobrevivir.

Está allí mucho tiempo varado, espera con paciencia que el tiempo pase tranquilamente, se produce el hecho crucial del encuentro consigo mismo, es en esas circunstancias difíciles cuando descubre que la naturaleza determina su temperamento, en esta isla “Soledad”, como siguiendo los pasos de Odiseo, permanece durante varios años. Esta experiencia le ayuda para encontrarse consigo mismo.

Lo sucedido en Argentina lo ha cambiado para siempre, sabe lo que significa la persecución y la muerte. No puede evitar rememorar esos momentos; Laila es quien descubre el pasado tormentoso de un hombre aparentemente de vida pacífica. Ella sólo escucha y calla, dice que es una mujer que ha aprendido a escuchar, también ella tiene su propia historia, una historia de tropiezos y desolación.

No sólo es una reflexión de su pasado sino también de lo que significa estar vivo en ese momento porque “el presente” es el único instante que importa, tanto el ayer como el mañana simplemente escapan a la comprensión del ser humano; sin embargo, aquellos sucesos lo han marcado para siempre, su rostro refleja toda esa etapa tormentosa.

3.-  La cotidianidad representada en la vida diaria:

La taberna es su segunda casa, aquí es donde almuerza y lee un poco, trae al presente del relato la historia que está narrando e incluye sin advertir las dos historias, se deleita con la cotidianidad de la vida. Estando en este apacible lugar conoce a Laila, una mujer extraña y enigmática, Laila es quien da el primer paso para establecer cierto contacto, es ella quien le plantea la posibilidad de verse y no le interesa su edad ni su pasado, él vive solo, no entiende el por qué de la repentina atracción hacia su persona, no puede comprender que al igual que él, ella es una mujer con muchos secretos por descubrir.

Aunque no quiere los recuerdos vividos en Argentina lo acosan una y otra vez, es imposible olvidar lo sucedido en ese país.

Cuenta su vida rutinaria en la que la sencillez es una constante, es una persona que se fija en los más mínimos detalles. Tanto su vida como sus acciones están plasmadas de cotidianidad, él mismo se define como un simple jardinero, no puede entender que Laila, esa muchacha joven, se haya fijado en él siendo un simple jardinero pero a la vez ella tampoco puede entender cómo un hombre tan tierno le haya dejado entrar en su vida siendo ella una mujerzuela, nuestro poeta no le reprocha nada, la quiere como es.

El narrador personaje parece no tener sentimientos, estando juntos en el lecho le dice que si continúa así va a terminar enamorándose pero él sabe que ello es mentira, un hombre que ha conocido la verdad y ha recorrido el mundo en un busca de un amor, estando a punto de morir, ya no puede enamorarse.

Laila es la única persona con la que intercambia cierto tipo de sentimientos cercanos al amor, ella ha empezado a quererlo, el amor hace cambiar su manera de pensar, él no le hace ningún reproche pero ella le pide disculpas por su pasado y su presente pues en el fondo ella sólo quiere ser amada. Él sabe que las cosas sucedieron porque sí y no tiene derecho a juzgarla. El acto de reconocer su pasado y pedir disculpas es un acto valeroso que la redime y reconcilia con el mundo.

Nuestro personaje en su rutina habitual conoce a un negro, este gentil hombre se gana la vida como albañil, en estas tierras civilizadas no puede entender por qué la gente se resiste a conversar con él, Selim manifiesta su deseo de querer dialogar pero los hombres no responden, la comunicación entre él y los otros simplemente no existe, su condición de extranjero y de persona de color lo estigmatiza, es víctima de la discriminación. Nuestro personaje lo entiende y trata de ayudarlo, sabe mejor que nadie el significado de la soledad.
Laila se confiesa prostituta pero él la considera una princesa, ha dejado de ser la misma de antes. El sentimiento cercano al amor hace que él se sienta conmovido, la poesía se representa en esa mirada que emiten esos ojos claros. Mientras la vida transcurre a toda velocidad él se pasa junto a sus plantaciones mirando cómo pasa el tiempo, contempla con paciencia la naturaleza. Tiene una mirada analítica ante el mundo, cada acto y reflexión es un tratar de acercarse al mundo.

4.- La vida en soledad y esperanza:

El personaje vive desde hace mucho tiempo solo, su única compañía es la de sus plantaciones y la lectura de libros viejos, es la única manera de enfrentar al mundo cruel, la soledad permanente en la que vive se manifiesta en cada uno de sus actos “¿yo un disecado vivo, diciendo de tu parte? ¿Y a quién? Si yo no tengo a nadie”. (pág. 11). Por ello cuando Laila se muestra dispuesta a hacerle compañía él se muestra sorprendido.

Una de sus principales actividades es la jardinería, trabajaba para un director de documentales, Mimmo, que a la sazón se ha convertido en su jefe.

Recuerda su infancia en Calambria y la pobreza en que estaban sumidos en ese lugar, Mucha gente al igual que él salió de casa en busca de un mejor destino, pero Mimmo se había quedado y 20 años después se había convertido en un director de documentales, lo sucedido a Mimmo sólo puede ser interpretado como un caso fortuito. Este joven director le cuenta la historia de un hombre Curdo de 50 años, la policía lo sometió a un régimen de torturas por sospechas de agitación, sólo tenía una hoja escrita en inglés, es la historia de atropellos en un país controlado por el autoritarismo.

A través de este personaje descubrimos verdades ocultas en un país marcado por la violencia. Le fascina descubrir mundos tan asombrosos como la ciudad de Odesa o su relación con la estrellas cuando se dirigía al sur. Dentro de su concepción cree que el amor es un largo abrazo en el que la pareja va despidiéndose.

Reaparece Selim por las mimosas, este negro es muestra también de la pobreza pero sobre todo de la lealtad, a pesar de la vida amarga en tierras foráneas trata de vivir honradamente, su naturaleza sencilla le ayuda a valorar la vida, se admira de las enormes casas construidas con mucho sacrificio, Selim hace la diferencia “nosotros construimos con agua del cielo” (pág. 51). Con el intento de seguir luchando por la vida, planea viajar a Sicilia para recoger tomates, este personaje sabe qué significa carecer de lo más elemental, es un hombre que intenta sobreponerse valientemente a las adversidades.

En uno de sus tantos recuerdos rememora a María y la relación que tuvo con esta mujer, cree que ella lo odia por haberla dejado intempestivamente, él se alejó tal como llegó sin dejar huellas, pero su alejamiento se debió a un intento de salvarse, no tenía otra salida que  salir huyendo de ese lugar, su vida estaba corriendo peligro.

Junto a los marineros se adentran hacia el ecuador, estas personas que están fuera de todo contacto humano quieren divertirse a como dé lugar, es en esas circunstancias cuando se produce una rencilla, un viejo marinero intenta violar a un joven, nuestro personaje interviene y se produce un altercado. Este suceso muestra el embrutecimiento de los hombres de mar por el sexo.

Nuestro personaje no tiene nombre ni pasado. Su vida es la reflexión. Laila es su única intermediaria con el mundo real, ella le abre nuevamente la posibilidad de creer en el amor. Ambos están juntos como una manera de enfrentar la soledad. La vida de ambos está hecha de pequeños retazos. A pesar de estar juntos se dan cuenta que en esa continuidad también son distintos, Laila es el amor tardío, es la relación cotidiana de una pareja en la que se reflexiona acerca de la existencia del ser humano como tal. Esta mujer con su transparencia y sinceridad le devuelve las ganas de seguir luchando, el humilde jardinero, hechizado por la poesía y la naturaleza quiere encontrar en Laila lo que la dictadura argentina le arrebató.

Gracias a Laila nos adentramos por caminos imposibles, cada historia narrada es una muestra de valentía y perseverancia.

Otra de las personas desamparadas por el mundo es Selim, éste cuenta que ha sido víctima de un robo, la injusticia hace presa de él. Selim, ayudado por las cenizas, le revela a nuestro poeta que debe de alejarse lo más pronto posible, un mal destino le espera si se queda allí; sin embargo, él ya no piensa moverse, ya está cansado de huir, el mundo es pequeño, no tiene a donde ir.

El que esté vivo es una prueba más de esa suma de casualidades, esta casualidad se plasma en el hecho de haberse salvado de morir una noche sólo por haber llegado tarde a una reunión. El recuerdo de todo lo sucedido en Argentina es un recuerdo que permanece en él a cada instante.

En el incierto mundo de Laila nos enteramos que ésta tiene una cuenta pendiente con un hombre que la quiere matar.

Nuestro poeta sabe que ha caminado demasiado, a esas alturas de su vida sólo quiere descansar. A pesar de estar junto a Laila recuerda los momentos felices junto a Dvora; aún recuerda el día en que la perdió: “Y sólo un año hasta que llega aquel aciago día en el que la meten en un coche, y me la arrancan, y yo me quedo en la calle, doblado por el dolor y los sollozos, como un clavo torcido” (pág.75). El sólo logra salvarse gracias a su pasaporte italiano, es en ese momento cuando entra en guerra sin destino, huye de la dictadura argentina, tiene que ocultarse bien para no ser acribillado, a esas alturas sólo desea cerrar los ojos y esperar que todo termine. Sin embargo, pese a su esfuerzo es capturado: “Y estoy en el catre de la celda y ya no quedan guardias a la vista, y en otras celdas están gritando de hambre porque no comen ya desde hace días, y luego llega gente para abrir y ya todos parecen ser felices y yo no respiro, pero sé que la muerte me escupe a la cara una vez más” (pág. 82).

Gracias a la ayuda del posadero logra levantar anclas, su destino nuevamente depende de la suerte y de la buena providencia, se percata que toda huida es imposible, la gente sólo se libra de la persecución con la muerte. Es una consigna que él conoce más que nadie.

Es en la posadera cuando se da cuenta que el mundo está invertido, lo que está arriba debe estar abajo y lo que está abajo debe estar arriba, la posición del mundo ha sido determinada a la fuerza y no por las leyes naturales de la lógica. Constata que el mundo está al revés, y a partir de este reconocimiento espera embarcarse hacia lo desconocido.
Sólo sabe una cosa que el pasado es de los escritores, el futuro de los adivinos y el presente es de la persona que lucha día a día sin esperar nada.

Laila ha empezado a amar al jardinero; sin embargo, la idea de que otro hombre se inmiscuya en la relación lo atemoriza. Selim se siente totalmente agradecido, el jardinero fue el único que le prestó ayuda y como pago a esa sincera amistad él mismo se encarga de degollar a la persona que se entrometía en la relación de su amigo. Las cenizas que presagiaban un destino amargo ya no recaerán en el jardinero, Selim se encargó de limpiarle el camino, pero el jardinero a pesar de ese gesto bondadoso siente como si él lo hubiera degollado “Mi segundo caballo yace muerto en la cocina oscura, entre tinieblas”.

Aquí se desprende que la vida del hombre sólo dura tres caballos y nuestro jardinero ya lleva dos, siente que se aproxima a su destino final; sin embargo, aún le queda mucho amor. Lee con paciencia y espera sentado que el amor se aproxime.

Es difícil imaginarnos una vida menos dura que la del jardinero, nuestro narrador ha pasado por momentos muy difíciles, frente a un presente reflexivo se puede decir que su pasado ha estado lleno de dolor. A esas alturas de su vida se ha convencido de muchas mentiras, ya no espera nada de la vida.

A través del tiempo su vida ha estado relacionada tanto al amor como la muerte. Su amada Dvora ha sido asesinada, a partir de ese momento su vida se convierte en un peregrinaje para salvar su vida y cuando quiere volver a creer en el amor nuevamente se enfrenta con la muerte. Se ve obligado a deshacerse de un hombre para que su relación con Laila se afiance aún más.

Toda la estructura de esta novela-poema está narrada en primera persona, este hombre así como en los textos que lee, sólo se siente un narrador que cuenta ciertas partes de su vida, nos relata el horror vivido en la Argentina de la dictadura militar, describe cómo la injusticia y la muerte se apoderan de la ciudad, una prueba de ello es el terrible final de Dvora.

La guerra clandestina parece ser el único medio de conmemorar la muerte de su amada. Ya en su país después de haber vivido alrededor de dos décadas en la Argentina se da a la reflexión, en su presente más inmediato reactualiza el pasado, la historia que nos cuenta está lleno de presente, no hay un sólo verbo que remita al tiempo pasado.

En su país natal intenta rehacer su vida, quiere curarse las heridas. Debido a su amplia experiencia todos sus actos están regidos por la sabiduría, la memoria es una fórmula eficaz para luchar contra el olvido, las cosas no pasan por gusto, al final todas ellas cobran sentido.

Uno de de los temas más importantes es el exilio y la lejanía. Este exilio voluntario se da impulsado por el amor pero una vez que se da la guerra interna se hace difícil su estancia en ese lugar, escapa de la muerte sólo por pura casualidad, si continúa vivo se debe a su buena suerte.

El narrador vive apasionado con la naturaleza, su vida sencilla se asemeja a la metáfora de su vida, quiere tener nuevamente la oportunidad de amar y ser amado. En muchas de sus acciones pareciera no importarle el tiempo, sólo rueda por el mundo en busca de algo nuevo. Para nuestro personaje el mundo es un constante aprendizaje.

A lo largo de la novela nos damos cuenta que el personaje no busca más que el reencuentro consigo mismo, no tiene ninguna ambición, sólo quiere estar bien junto a sus plantas y libros viejos, la vida le ha tratado muy mal, tuvo que dejar a su familia para buscar un futuro mejor, en el camino se enamoró;  sin embargo, la dictadura militar acabó con lo único que tenía, desde ese momento sólo  vive su presente, es una persona que ha ido perdido gradualmente las cosas más amadas, las circunstancias siempre le han jugado una mala pasada pero no se resigna a perder, no se rinde tan fácilmente, lucha por seguir afrontando la adversidad. Si bien es cierto que en el camino ha ido perdiendo pero aún le queda un caballo,  en esta última etapa es cuando intentará ser feliz.

Al final de su larga travesía comprende que para ser feliz sólo es necesario el deseo de  querer serlo, su vida es un ejemplo de que se puede llegar a la felicidad careciendo de todo lo material,  su vínculo con la naturaleza le ayuda a comprenderse a sí mismo. Aunque la vida lo haya hecho pasar por malos momentos, nuestro poeta sigue enamorado porque después de todo está vivo, aún puede gozar del sol y de la naturaleza, aún puede recostarse bajo un árbol y leer un buen libro y seguir creyendo que la vida es un regalo muy valioso.

En este breve texto De Luca nos entrega una muestra de sencillez y alta calidad poética.

Bibliografía:

- De Luca, Erri. Tres caballos. España, Akal Literaria, 1999.

[1]Abraham Prudencio nació en Ancash (Perú) en 1979. Es Licenciado en Literatura Peruana y Latinoamericana por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y Magíster en Literatura General y Comparada por la Universidad la Sorbona. Ha publicado “La vida no vale nada” (relatos, 2005)  El día de mi suerte” (novela, 2006) y “Hojas de Otoño” (nouvelle, 2009). Del mismo modo ha traducido y prologado a Maurice Blanchot, Julien Gracq y Marguerite Duras. Ha sido conferencista sobre Literatura Peruana en las universidades Paul Valéry-Montpellier 3, Complutense de Madrid y en la Escuela Normal Superior de París. Asimismo colabora en diversos medios literarios. Actualmente sigue estudios de doctorado. Ha sido finalista del Premio Internacional Juan Rulfo 2008.

Abraham Prudencio Sánchez

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