La hormiga y el grillo 
Bertha Rojas López.

Una tarde de verano, en la verde selva se encontraba la ágil  hormiga llevando afanosamente una hoja. La pobre obrera, estaba empapada de sudor. Con el propio sudor mojó el caminó. La pobre resbaló y rodó gritando ¡auxili…ooo! Se levantó y agarró la hoja para echarse de  nuevo al hombro.

 ¡Ja, ja, ja!  La risa a la hormiga la hizo voltear, para ver quién se reía así. Entonces sus ojos chocaron con un grillo burlón que reposaba sobre la hoja verde del plátano.

La hormiga continúo caminando, sin dar importancia al burlón.

¡Ja, ja, jaa…! Hormiga enana, para ¿qué te atreves a llevar cosas? Por qué no descansas como yo. ¡Mírame! como yo llevo una vida diferente. No cargo nada. Cuando quiero comer voy saltando hasta encontrar mi alimento. ¿Por qué no haces como yo?

Ay ya yay.., grillito “gigante” qué fácil piensas; un día cuando no haya nada aquí ¿de  qué  vivirás? No ves que los hombres están, cortando los árboles para bailar y están quemando bosques enteros; acaso le importa el ruego de los árboles, el lamento de las aves, las súplicas de las abejas, el llanto de los kutpis, de los ositos hormigueros, de los kirkinchus y los insectos. Acaso tú les importas a ellos, acaso los hombres y los niños han puesto la mirada con amor hacia tu especie o simplemente te pisan hasta reventarte la barriga y sueltan una carcajada a mandíbula batiente.

El hombre es el ser más indolente en este mundo, no piensa que nosotros existimo y sufrimos hambre, sed, frío y calor. Ellos piensan sólo en su bien inmediato. Grillo tú estás igual que ellos; en cambio yo, estoy guardando hojas y semillas de todo tamaño para que vuelvan a crecer, cuando llegue la primavera.

¡Hormiguita linda! te pido disculpas. Nunca más me burlaré ti, ni de los demás. Mi labor será cantar y alentar el trabajo hasta morir.

Hoy aprendí una gran lección de mi vida,  aprenderé a sembrar y guardar semillas para descansar otra vez, en los veranos más ardientes que vienen. Así también podré guarecerme en los inviernos más fríos que llagan.

Aprendamos guardar semillas para mañana.

Bertha Rojas López

Ir a índice de América

Ir a índice de Rojas López, Bertha

Ir a página inicio

Ir a mapa del sitio