El búho y el hombre 
Bertha Rojas López.

El búho, después de vigilar el valle a la luz de la luna, se disponía a filosofar dentro de su claustro, en esos precisos instantes…, sintió sed. Levantó vuelo hacia el río y cuando estaba bebiendo, las aguas se pusieron de color negro con olor nauseabundo. 

-¿Quién es el insensato que ensucia el agua? ¡Acaso no piensa que él también va a beber! - Interrogó el búho en voz alta.

Al hombre poco o nada le importó la voz. Continúo echando la basura al río. Entonces el búho con cólera dijo: ¡Tucu, tucuu! 

El hombre se asustó, creyó que ahí estaba el alma, se persignó y dejó tirado los otros costales llenos de basura. 

El búho cantó más fuerte, dando aletazos bruscos y raros. El hombre empezó a correr, se tropezó con una piedra y estaba a punto de orinarse de miedo en los pantalones. Ahí se quedó sentado temblando, quiso tomar agua para calmar sus nervios; pero le dio asco porque él sabía las cosas que echó al río.
No ensuciemos el agua porque vamos a necesitar.

Bertha Rojas López

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