Nostalgia de José Revueltas en su novela Los errores Ensayo de Ricardo Rodríguez Ruiz Universidad Autónoma de Ciudad Juárez
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Algunos reseñistas de la novela la ubican como costumbrista referida a la fecha en que se publicó, por ejemplo: Los errores busca otorgar una pequeña postal de un tiempo determinado en la que convergen personas de varios tipos: comunistas, obreros, huelguistas, esquiroles, putas y fascistas; en fin, gente de la sociedad mexicana de los años sesentas, cada uno con su propia historia contada muchas veces a partir de detalles mínimos que poco a poco se convierten en la totalidad de la escena. Además, que por la voz que el autor les otorga, son vehículos para monólogos inesperados, alucinantes, idealistas, que tiñen la literatura de una verdad callada pero presente. (Dorantes párr.7) José Revueltas no ubica su relato en los años sesenta, por el contrario, de manera insinuante lo hace en los cuarenta, lo cual será demostrado a lo largo de este trabajo por medio de numerosas citas textuales de la novela y diversas alusiones históricas. Pero, el punto de vista ideológico-político con el que lo asume corresponde a la ideología, al status teórico-político que Revueltas exhibe en su Ensayo de un proletariado sin cabeza, el cual todavía rescata su adhesión al Partido Comunista de la Unión Soviética y sus esperanzas en el XX y XXII Congresos de dicho partido. Lo cual constituye una anacronía, ciertamente novelesca, ya que: El XX Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS) se celebró entre el 14 y el 26 de febrero de 1956. Este Congreso fue el primero después de la muerte de Stalin y se transformó en el punto de partida de las primeras críticas directas a la gestión del antiguo dirigente soviético. Porque en él se desenmascara el llamado “culto a la personalidad”. En un trabajo sobre Los días terrenales, escribí: En última instancia cabría, como conclusión, postular coexistentes o alternantes estados de conciencia de José Revueltas, presentados por orden de la mayor lucidez y potencia cognoscitiva: 1. El novelista; el cual va contra todo dogma, llámese marxismo o realismo socialista; 2. El ensayista; encuadrado en el marxismo (y en el PCUS especialmente a raíz del XX Congreso), sobre todo en “las fuentes” y en el realismo socialista, pero en contra del PCM; 3. El militante; más vale estar equivocado con el partido que tener la razón en su contra, el cual es el autor de la ominosa autocrítica a raíz de los ataques (de los comunistas) a Los días terrenales. (Rodríguez 238) En mi ponencia pretendo poner de manifiesto la emergencia de la subjetividad y la emotividad del autor de Los días terrenales, pero, en particular, de Los errores. La cual lo lleva, en primer lugar, a ubicar de manera implícita su relato en los años treinta, pero desde una perspectiva crítica del último Revueltas; lo que, en segundo lugar, parece producir una preeminencia del discurso ideológico-filosófico en menoscabo del discurso poético. Por último, trato de realizar un análisis somero de la obra a la luz de varios de sus críticos, y tomando como punto de referencia o de comparación su otra novela: Los días terrenales. Philippe Cheron asume como si fuera un asunto de “fe” la evolución del pensamiento de Revueltas, en cambio se debe tratar como un asunto de consciencia, evolución racional, independientemente de que emocionalmente la práctica ideológica tuviera repercusiones en las creencias del escritor. Cheron habla del “comunismo” en bloque, como una entidad inmutable, ahistórica, y no discrimina los matices del desarrollo del pensamiento de Revueltas y los diferentes desacuerdos o desencuentros con entidades singularizables como lo son, el marxismo, el leninismo, el prosovietismo y el estalinismo, en este sentido, Revueltas primero se vuelve contra el PCM, pero no deja de ser marxista ni deja de coincidir con el PCUS, Los errores marca el inicio de su ruptura con la Rusia soviética, pero no con el marxismo; que en 1968 adopte posiciones autogestionarias cuando no meramente anarquistas, no quiere decir que siempre ha mantenido dichas posiciones. Y mucho menos que signifique que Revueltas deje de ser “fanático” o no, dependiendo de su adhesión a una ideología o mejor dicho, por sostener una corriente filosófica. En cambio, en 1968, expresa su adhesión a otra corriente de pensamiento ideológico a la que denomina “democracia cognoscitiva”: Hay un proceso cognoscitivo e intelectual indispensable, por eso yo denomino a la teoría del partido que hemos de fundar y sobre la base en la cual se debe fundar: democracia cognoscitiva, en vez del viejo centralismo democrático dictatorial. La democracia cognoscitiva es la democracia de los ideólogos que discuten hasta morirse, hasta precisar un problema. (Tejera 43-53) Lo que es cierto es que Revueltas ubica las dos novelas Los días terrenales y Los errores en los años treinta y cuarenta, respectivamente, para aprovechar el tema de la clandestinidad: Los errores rememoran el arbitrario y misterioso encarcelamiento padecido por el militante mexicano Evelio Vadillo, veinte años atrás cuando viajó a la URSS para asistir a un Congreso y fue detenido. En esta novela José Revueltas también da cuenta de las purgas y golpes bajos al interior del PCM que nuestro autor conocía también por haberlos padecido en carne propia, y al mismo tiempo desarrolla una trama acerca de los barrios pobres poblados de asesinos a sueldo y prostitutas. Aunque la novela no tuvo el éxito de sus obras anteriores, es ciertamente valiosa como retrato de la izquierda mexicana y la vida en la ciudad de México de los años sesenta. (Luna párr.18) Que en la novela se dice que: “Emilio Padilla —cierto, detenido desde hacía algunos años en la URSS” (Revueltas 196). En la escena en la cual el personaje Jacobo Ponce es intimado a desistirse de cualquier investigación relativa a dicho prisionero, y conminado a “trasladar al secretariado toda la documentación al respecto que tuviese en su poder” (Revueltas 196). A despecho de lo cual, el personaje, se entera, por otro militante, de que ya ha sido expulsado del Partido. Este personaje, Jacobo Ponce, es un intelectual, un profesorde Universidad, cuya actividad en el Partido consiste en dar cursos de marxismo a los militantes y redactar artículos para las publicaciones del Partido. En realidad, Jacobo, se ganó la expulsión debido a su insistencia sobre el paradero de Emilio. Sin embargo el portavoz de las acusaciones en su contra, dice: se te expulsará —dijo— por incurrir de modo deliberado y consciente, al servicio del enemigo, a través de tus clases y tus escritos, en las más graves y dañinas deformaciones revisionistas de la teoría, que te colocan, objetivamente, en la situación de un traidor a la clase obrera y a la causa del comunismo. (Revueltas 197) José Revueltas, más bien, el narrador de la novela genera un monólogo desde la perspectiva del comunista expulsado, en el cual analiza la situación que está viviendo a la luz de conceptos del materialismo dialectico, como lo son la verdad concreta, la verdad abstracta, lo real, “los crímenes en que haya incurrido nuestra causa” (Revueltas 199); y otros similares. Todo a consecuencia de la responsabilidad que les toca, a los militantes comunistas de los años treinta por el asunto de los procesos de Moscú[1]. O sea, que sin dejar de escandalizarse y de indignarse por las injusticias cometidas en contra de viejos bolcheviques, en la conciencia de Jacobo, se plantea una discusión ético-filosófica, para dirimir, sin llegar a ello, la parte que les corresponde a los militantes de esa época o la racionalidad o irracionalidad de dichos procesos y de otras incidencias análogas. Sin renunciar al materialismo dialéctico, sino como método y arena de tales polémicas. En este tipo de planteamientos es que se insertan en el relato la pluralidad de voces que lo configuran. Por lo menos, en diversos niveles, ya que otros militantes con una formación menos institucionalizada, como Olegario Chávez, aportan otras consideraciones en un plano de abstracción ligeramente distinto. Ya que este último está representado como de origen obrero, con algunos rasgos prototípicos del obrero mexicano ideal, pero en un avanzado proceso de elevación de conciencia teórica. Por ejemplo, Revueltas, lo hace vestir con el antiguamente usual overol de mezclilla. Mientras que Jacobo usa saco. En esta novela el uso del monólogo interior se encuentra más acentuado y la coherencia del mismo se nota mayoritariamente más dispersa, en el sentido de que el discurso del personaje se ocupa de variados tópicos sucesivamente. Así, Olegario, ubicado en un puesto de comida, en el barrio de Peralvillo, tomando un caldo de pollo; incluye en su discurso monologado escenas de una conversación con Jacobo Ponce, sostenida durante un mitin, igual que otras, como la que sostiene con Emilio Padilla en Moscú; a propósito de la información que Jacobo le solicita acerca de aquel. El orador había concluido. Respiraba afanosamente, con un ritmo enfermo, la mirada como llena de compasión y de recuerdos dolorosos. Extraordinariamente joven, sin embargo. Era curioso; Jacobo casi no podía creerlo, pero ahí estaba: el mismo muchacho que por la mañana le había entregado la hoja impresa, solo que ahora sin el traje de mezclilla. Con un ligero movimiento del codo y el mentón tendido hacia la tribuna, Olegario le indicó: ese era Ismael Cabrera. (Revueltas 87) Párrafo profundamente complejo que contiene información de cinco temas al mismo tiempo: primero, la escena se desarrolla en la ocurrencia a un mitin; segundo, información sobre la impresión subjetiva que causa el orador; tercero, información de la imagen objetiva del narrador —la contradicción que se da entre ambas—; cuarto, información sobre el motivo del mitin —un trabajador había sido muerto por la policía en la mañana de ese mismo día— ; cuarto, información sobre el encuentro entre Jacobo y ese mismo joven —coincidencia de la identidad entre ambos enunciados—; y quinto, identificación nominal del orador del mitin —la misma persona que fue a casa de Jacobo a comunicarle su virtual expulsión del Partido— . Que de alguna manera propicia la confusión entre el secretario del Comité Central y el joven muerto. Este párrafo se encuentra en el discurso del narrador omnisciente, en tercera persona, pero focalizado en la conciencia de Jacobo, muy próximo al discurso indirecto libre. La subjetividad del narrador se manifiesta en la calificación que hace del personaje señalado en la tribuna, de desaprobación —“afanosamente, enfermo, mirada llena de compasión, y recuerdos dolorosos”[2]—. Pero la tensión, en este párrafo, se produce por el intento de confundir o de fundir en uno solo a ambos personajes. Con respecto a la temporalidad manejada en el relato podemos concluir que la novela se halla ubicada en el inicio de los años cuarenta. Ya que Jacobo, bueno, la voz del personaje en el discurso del narrador, dice: “cosa de diez años antes” (Revueltas 83), respecto de la que podría ser la temporalidad presente de la narración, la cual confirma, porque recuerda los hechos relacionados con su ingreso al Partido en “Aquel mil novecientos treinta” (Revueltas 85) Diez años antes del momento en el que lo trae a su memoria. También, el presente del relato tiene que ser por lo menos el cuarenta, ya que el narrador menciona a “Patricio”, como el jefe del Partido. El cual asumió dicho puesto precisamente ese año, en el que derrocaron a Hernán Laborde, en un congreso extraordinario, y su nombre real es Dionisio Encina[3]. Otro de los referentes temporales se encuentra en la mención o recuerdo que hace Jacobo: “Los procesos de Moscú”, llevados a cabo entre los años de 1936 y 1938 del siglo pasado. Por otra parte los saltos temporales o analepsis son frecuentes e inopinados, ya que en un mismo párrafo la atención del emisor del monologo suele viajar al pasado, ya sea a diferentes puntos del pasado, y luego volver al presente de la enunciación. En el cual se entera, Jacobo, de su caída en desgracia, de la misma manera que se dan los saltos temáticos: “El partido como noción ética” (88). Tema que entre otros desarrolla este personaje a lo largo de la novela, cual puede ser también: “El hombre como ser erróneo” (72); pero el párrafo de la p. 88, termina con estas palabras: “El propio Patricio, con la mayor franqueza del mundo, sin haber experimentado después el más insignificante desasosiego, se había dormido en la única clase de Jacobo a la que asistió. Y ahora esto. Deformaciones ideológicas”. Ricoeur dice que hay: “tres determinaciones esenciales -orden, duración, frecuencia-, según las cuales se pueden estudiar las relaciones entre seudotiempo de la narración y tiempo de la historia” (504). A diferencia de Los días terrenales, en Los errores se aprecia otra estructura temporal, la cual está determinada por la irrupción de la historia de los personajes lumpen, a los cuales podemos llamar carnavalescos de acuerdo al reconocido termino bajtiniano, ya que la presencia del enano, especialmente en su faceta de espectáculo cuasi circense, así permite considerarlos. Además, el nivel socioeconómico y las actividades que llevan a cabo para conseguir el sustento, son todas determinaciones que así los califican. En LDT no hay otro grupo de personajes en alguna historia alterna, pero hay saltos espaciales de un capitulo a otro, y la progresión del tiempo parece lineal, salvo por las rememoraciones que hacen los personajes respecto de hechos pasados. En cambio en LE se advierten varias anacronías, que están determinadas por la estructura de la trama, por ejemplo la vuelta al pasado con motivo de representar escenas que se vivieron en la URSS, además de lo ya señalado, LE tiene una mayor profusión de personajes que no aparecen propiamente en el relato, pero que son traídos a colación por los personajes como es el caso de Ólenka, Eladio Pintos, Don Victorino, Magdalena y Vittorio Amino, entre otros. Respecto de la determinación esencial para el estudio del tiempo, la de orden parece ser la más aprovechada en la novela. Se van intercalando las historias o fragmentos de historias, aunque en lo general la acción avanza de manera lineal hacia el gran final. O de los grandes finales, 1. El de Lucrecia que resignada se rinde ante Mario Cobián y acepta su destino al lado del hombre que sabe que tarde o temprano va a matarla; el gran final de la discusión de Ismael Cabrera con Patricio Robles —Dionisio Encina—, la cual está representada en forma de diálogo, en donde los personajes sí se dicen todo lo que piensan y sienten en ese momento. Respecto de la duración de este fragmento, digamos, que tiene una duración dramática es decir que la duración en el tiempo concreto es igual a la duración del tiempo de lectura del texto, de manera, por supuesto aproximada. Es decir, que la duración no está contabilizada por marcas temporales como los adverbios, ni otras menciones del tiempo. Decimos que el discurso directo o la imitación del discurso por el personaje hablante u oyente “dura” lo mismo que dura la lectura de esas palabras que son a fin de cuentas las que marcan el ritmo. Es el mismo caso del monólogo o monólogo interior o fluir de la conciencia, seria impropio que nos dijera el narrador, al final de una discusión o de un discurrir del monólogo que “pasaron cinco horas” o que el personaje pasó monologando cinco horas. Tendemos mejor de manera implícita e inconsciente a considerar el tiempo del monólogo equivalente al del tiempo de lectura. Por ejemplo, el monólogo en el que Victorino recuerda sus años de revolucionario, en tanto, dentro del veliz, el enano, duerme una siesta alcohólica, y aun cuando despierta no tiene noción del tiempo ya que solo cuenta con su discurso monológico intemporal, dentro del veliz ya que no escucha ruidos afuera que lo orienten. Ahora, cuando estamos leyendo una novela que se escribió al menos después de diez años de que ocurrieron incidentes que son la base de lo que cuenta el relato, no podemos menos de reconocer la verosimilitud y frescura de lo que se nos está ofreciendo. Revueltas es exhaustivo en cuanto a la figuración de múltiples minucias, así como de la fuerza de evocación para con las situaciones, los personajes y los eventos mediante cuya refiguración el autor intenta conmovernos. Todo lo cual nos lleva a preguntarnos por el estado emocional del autor, o de manera más precisa, de qué manera está en el texto reflejada la subjetividad del autor. Creemos que una página del texto por medio de su elocuencia y enjundia, así como por el conocimiento histórico que creemos tener de los hechos relatados es que advertimos, en el turno del narrador, la voz del autor, tal vez henchida de orgullo, que nos refiere de qué manera el PCM “controlaba” las masas de asalariados, para el logro de sus fines, los cuales no coincidían necesariamente, por lo menos en la novela, con los de la clase histórica que el Partido pretendía representar: En las últimas cuarenta y ocho horas las asambleas generales de los camioneros, choferes de ruleteo y tranviarios habían aceptado dar facultades extraordinarias al Comité Central de Huelga (el CCH) para conducir el movimiento, sin necesidad de nuevas consultas, bajo un mando fuertemente centralizado donde el partido contaba con la mayoría. Los ahí reunidos, miembros del partido y al mismo tiempo representantes electos por los trabajadores ante el Comité Central de Huelga por cada una de las ramas del transporte urbano, se constituían en la fracción comunista clandestina de la huelga, pero, era preciso entenderlo, no para obrar al margen del ce-ce-ache, sino garantizar la movilización de los huelguistas mediante la actividad de los organismos del partido en cada rama, e impulsar así el espíritu de iniciativa y la eficacia en el cumplimiento de las tareas más arriesgadas de ataque y autodefensa de la huelga. Esta fracción comunista, este mando ideológico, alerta, sujeto a una disciplina de hierro, siempre despierto, infatigable y ágil, desempeñaría el papel de centro superior en el sistema nervioso de la huelga entera, encargado de transmitir las vibraciones revolucionarias hasta los extremos más distantes y las raíces más profundas de las masas. (Revueltas 139-140) Este párrafo nos da una idea de lo trascendental que significaban los movimientos proletarios en la época, además del papel dirigente del partido, parece que no basta con enunciarlo en términos más breves y concisos. Se trata, por medio de la redundancia, de transmitir la importancia que se le atribuye al hecho, en una época en la que se podía hablar de “la lucha de clases”, incluso frases como esta no estaban ausentes de la retórica gubernamental priista. Es evidente que Revueltas trata el tema con un alto grado de entusiasmo. Bibliografía Dorantes, Adriana. “Breve comentario a Los errores de José Revueltas”. Blog: Rascarse y rascarse, hasta que no quede piel 17 Enero 2010. Web. http://delailusionalcaos.blogspot.com/2010/01/breve-comentario-los-errores-de-jose.html Revueltas, José. Los errores. México: Era, 1979. Ricoeur, Paul. Tiempo y narración II. México: Siglo XXI Editores, 2011. Rodríguez Ruiz, Ricardo. “Dicotomía filosófico-política entre la novela y el ensayo de José Revueltas”. Memoria. XVII Coloquio de las Literaturas Mexicanas. Hermosillo: Universidad de Sonora, 2001. Luna Martínez, América. “José Revueltas o la utopía contrariada” [2006]. Proyecto Ensayo Hispánico. Web. https://www.ensayistas.org/critica/generales/C-H/mexico/revueltas.htm Tejera, María Josefina. Conversaciones con José Revueltas [1968]. Comp. Andrea Revueltas y Philippe Cheron. México: Era, 2001. Notas: [1] “El proceso del ‘centro trotskista-Zinovievista’” (Revueltas 221).
[2] Indudablemente que palabras como afanosamente y piadosa, en otro contexto, tendrían una connotación opuesta [positiva], se trataría aquí de la palabra bivocal de la que habla Bajtín.
[3] V. Supra, Cap. I. “Marco histórico”, para mayores referencias. |
Ensayo de Ricardo Rodríguez Ruiz
Universidad Autónoma de Ciudad Juárez
Publicado, originalmente, en: Memorias del Coloquio Internacional de Literatura Mexicana e Hispanoamericana Número 1 II Diciembre 2015 II 225-246
Memorias del Coloquio Internacional de Literatura Mexicana e Hispanoamericana es una publicación bianual, editada por la
Universidad de Sonora, a través del Departamento de Letras y Lingüística.
Link del texto: http://www.memoriasdelcoloquio.uson.mx/memorias/memoriasdelcoloquio2015.pdf
Ver, además:
José Revueltas en Letras Uruguay
Editado por el editor de Letras Uruguay
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