Las reformas educativas a nivel de educación preescolar y el actual proceso de reforma en el nivel inicial, son parte fundamental para la consolidación de procesos de calidad y de gestión educativa.

La calidad de la educación, como expresión discursiva, se ha incorporado al lenguaje de políticos, educadores, investigadores y de la sociedad en general; pero, ¿de qué calidad se habla? La relacionada con la infraestructura o cobertura de los servicios, mejorar los aprendizajes de los estudiantes, inscribirse en procesos de mejora de todos los actores educativos, ser más eficiente en el desempeño de tareas de la vida cotidiana; éstas y otras expresiones pueden ser parte de las respuestas de los diferentes actores.

Se puede afirmar también que los procesos de gestión educativa se han venido convirtiendo en una expresión de actualidad, pero, ¿cómo se entienden? Como un quehacer que permite realizar las tareas por otros, como un cambio de nombre de la administración, o como una actitud de vida y de prácticas de innovación que permite avanzar hacia procesos de mejora, donde los actores educativos se inscriban de manera permanente en acciones que privilegien los aprendizajes de las comunidades escolares.

En el programa Querétaro por la Calidad de la Educación (Quecale), se establece que: "La calidad educativa, en el marco de las políticas nacional e internacional, se manifiesta como una finalidad sustantiva para impulsar mejores procesos de planeación y organización de las escuelas y formación de los alumnos. Estas políticas, insertas en sociedades dinámicas y de transformación, plantean que los docentes, padres de familia y autoridades educativas promuevan actitudes de compromiso, responsabilidad, participación y diálogo frente al hecho educativo".

La idea anterior da cuenta de una orientación hacia el desarrollo de las competencias de los estudiantes y, además, de lo significativo que resulta ser la participación y compromiso de los actores educativos para lograrlo. Se plantea que las escuelas, supervisiones y todas las unidades educativas del sistema deberán organizarse, en torno a una intencionalidad común que exprese la calidad de la educación; busca que se identifiquen los compromisos que se asumen y que se manifieste una participación activa, de los involucrados en el proceso educativo.

La calidad de la educación, identificada más como proceso que como punto de llegada, se orienta a inscribir a las unidades educativas y a los mismos sujetos en prácticas que les permitan mejorar de manera permanente.

Los procesos de transformación de la sociedad, en las dos últimas décadas, relacionadas con la globalización que impacta en la economía, la información y los modelos de desarrollo basados en la competitividad, condicionan un nuevo escenario para la educación, planteando nuevos retos sobre calidad, eficiencia y equidad.

En un difícil escenario social los Centros de Desarrollo Infantil (CENDI) del Frente Popular "Tierra y Libertad", inician su operación. A está adversidad social se sumaron otros problemas de carácter operativo que afectaron la marcha inicial: personal no capacitado para el nivel inicial, infraestructura inadecuada, los edificios no respondían a las especificaciones técnicas para la educación infantil, falta de equipo y mobiliario e incertidumbre presupuestal. Estas determinantes forjaron en el personal una cultura del esfuerzo basadas en la gestión y autogestión como variables de trabajo, en la solución de problemas y necesidades y en la capacitación permanente, como línea de desarrollo y calidad.

La proyección de los Centros de Desarrollo Infantil (CENDI) deI Frente Popular "Tierra y Libertad", se atrevió a ir más allá de la acción educativa rutinaria, venció paradigmas y se entregó con pasión, profesionalismo, pertenencia y gran vocación a una causa social educativa y transformadora.

La óptica que se mantuvo desde el inicio, y consecuentemente con la concepción de los Centros de Desarrollo Infantil (CENDI) del Frente Popular "Tierra y Libertad", fue que para cumplir con el objetivo institucional de lograr un desarrollo óptimo y armónico de los niños, era necesario incluir a la familia y a la comunidad en programas que contribuyeran a crear una nueva cultura de atención infantil y de relación familiar. Fue notorio que dadas las condiciones de la comunidad, ésta requería de una influencia educativa sistemática y consistente que produjera cambios en el ambiente social.

La conducción y organización de los Centros de Desarrollo Infantil (CENDI) del Frente Popular "Tierra y Libertad", se ajustó a criterios científicos. Las directrices han tenido un desarrollo dialéctico, al responder a las necesidades concretas de cada etapa, por las que ha atravesado el proceso educativo, el cual mantiene un enfoque holístico-integral, al globalizar acciones educativas que benefician al niño, como sujeto del proceso enseñanza-aprendizaje; al personal docente y técnico por ser la guía conductora del trabajo educativo-asistencial; a los padres, porque juegan el principal papel de agentes educativos y reproductores de la cultura; y a la comunidad, porque es en ella donde se norma la conducta, los valores y el comportamiento social.

El despliegue del proceso CENDI, conjuga y articula todos los sistemas y procesos de trabajo, que permanentemente se interrelacionan a través del trabajo multidisciplinario de directivos, especialistas, docentes y personal de apoyo. Lo anterior se materializa con una estructura que es consecuente con los anteriores presupuestos.