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Los Centros de Desarrollo Infantil del Frente Popular “Tierra y Libertad”.
(Una fragua de espíritus con  vocación de transformación social desde la Educación Temprana)

Dra. María Guadalupe Rodríguez Martínez 
cendi@prodigy.net.mx
 
dg@cendi.org
  

Síntesis.

Se reflexiona sobre la esencia de la experiencia  de los Centros de Desarrollo Infantil del Frente Popular “Tierra y Libertad”como fragua de espíritus y vocación de transformación social, desde la Educación Temprana. Una obra teórica y práctica que bajo la conducción de la autora y apoyada por un colectivo de trabajo consagrado a la formación humana, ha logrado resultados que dan cuenta de una praxis inédita, alumbrada por una teoría que se ha ido construyendo paso a paso siguiendo los latidos de la realidad  educativa y desde posiciones crítico – analíticas.  Esta experiencia  ha transformado radicalmente  la visión de la formación humana inicial, sobre la base de una aprehensión cultural, holística, compleja y transdisciplinaria del ser humano y sus necesidades e intereses,  que considera la educación como  metáfora de la vida que prepara a los niños  y niñas, de sectores sociales vulnerables, con insuficientes recursos económico – culturales,  para el trabajo creador y la vida con sentido.

Conceptos y relaciones categoriales clave:

Los CENDI, como fragua de espíritus con  vocación de transformación social, desde la Educación Temprana.

La educación como formación humana.

La cultura como ser esencial del hombre y medida de su ascensión.

Aprehensión cultural, holística, compleja y transdisciplinaria del ser humano.

La educación como formación humana, en los momentos actuales, está urgida de cambios. Hay que reformar el pensamiento en general y sus paradigmas, si se quiere revertir el pensar educativo y sus estrategias. Hay que cambiar las estructuras existentes no sólo de pensamiento, sino en plena conjunción con la práctica social, y sin perder el sentido cultural en que toma cuerpo y se despliega como sistema[1].  

 

En los marcos de la formación humana y su desarrollo cultural, la educación temprana resulta imprescindible. Ella  constituye el medio por excelencia, a través de la cual se cultiva el hombre y se prepara para la vida y  la sociedad.

 

La cultura como ser esencial del hombre y medida de ascensión  no sólo concreta la actividad del ser humano en sus momentos cualificadores (conocimiento, praxis, valores, comunicación), sino que da cuenta del proceso mismo en que tiene lugar  el devenir del hombre como sistema orgánico: la necesidad, los intereses, los objetivos y fines, los medios y condiciones, en  tanto mediaciones del   proceso y el resultado mismo. He ahí el por qué de la necesidad de pensar la educación y  la subjetividad humana con sentido cultural, que es al mismo tiempo, pensarlas desde una perspectiva integradora y holística[2]. Precisamente este trabajo aporta claves necesarias para asumir con éxito la universalización de la educación temprana[3]. Una obra que afincada en la praxis de muchos años, funda un sistema de  saberes integrados y transdisciplinarios, capaz de guiar con eficacia la formación humana en la  etapa de la niñez temprana y con ello preparar las nuevas etapas por la que transita el ser humano[4].  

 

Una idea se inscribe como hilo conductor en la esencia y razón de ser de los CENDI: “Estos centros   son producto de esta sociedad, su cultura y  su propia historia y  valores, lo que determina cómo es la educación de sus niños. Nosotros trabajamos con estos imbuidos de una sensibilidad que no dé la espalda al drama humano, comprometidos con los destinos de nuestro planeta Tierra,  y por el desarrollo de una cultura del ser, de resistencia y  lucha, capaz de enfrentar la globalización neoliberal,  como sujetos. Esto,  constituye   una tarea que la educación no puede soslayar”.[5]

 

Prestar atención hoy,  a los retos y desafíos que presenta la educación,  nos conduce directamente a buscar en la época, sus urgencias y claves más perentorias. ¿Vivimos en una época de cambios  o en un cambio de época?  La existencia de la sociedad humana, está amenazada por crisis profundas (energética, económica, social, de seguridad, de alimentos, de hábitat y  conservación de su patrimonio intangible, etc.) que atentan  contra su supervivencia, así como al  modelo reproductivo predominante. Estos síntomas encuentran en la llamada “periferia”,  dilemas que superan no ya las paradojas del desarrollo,  también se expresan como desestructuración social de Estados, ingobernabilidad   y consolidación  de una muy amplia  franja de penuria.

 

El actual sistema neoliberal, ha generado una gran polarización mundial, al acentuar la desmedida concentración del ingreso en pocos, condenando a la exclusión, marginación y pobreza a grandes sectores de la sociedad. El gran costo social que origina este sistema contrasta con el auge y los vertiginosos avances registrados en el campo de la ciencia y la tecnología.

 

El proyecto de Nación implantado en México, a casi ya tres décadas, se sustenta en las doctrinas neoliberales, que ha afectado y deteriorado el nivel de vida de más del 80% de la población. Sus consecuencias han ocasionado un estancamiento económico en 0% del PIB, o francamente negativo,  la restricción  de las políticas sociales (educación, salud, nutrición, grupos vulnerables, vivienda, fomento al empleo, apoyo al campo) y un sistema político controlado por los poderes fácticos (oligarquía, empresas trasnacionales, medios de comunicación, iglesia e incluso narcotráfico).

 

En este contexto económico-político-social de nuestro país, surge el Frente Popular “Tierra y Libertad” en los 70’s,   organización representativa del movimiento urbano popular de Nuevo León, como un producto de la pobreza, de la falta de apoyo al campo, de la migración y de la marginación social.

 

El Frente Popular “Tierra y Libertad”,  es la organización promotora de los CENDI, un  proyecto de educación infantil temprana,  en contextos de pobreza, cuyo origen y causa, se fundamenta en el propósito de representar una efectiva vía de transformación social, que promueva el desarrollo humano,  social  y económico.  

 

Ante la hegemonía de un sistema educativo disfuncional, incapaz de revertir la pobreza y de aminorar las desigualdades sociales, se impone la urgencia de articular procesos educativos en sectores poblacionales desfavorecidos, desde una realidad histórica “mundializada”, reconociendo la riqueza de sus tradiciones culturales y sus identidades en proposiciones constructivas.

 

En este marco, en 1990, surge la iniciativa de crear los Centros de Desarrollo Infantil (CENDI) del Frente Popular “Tierra y Libertad”, instituciones públicas de educación temprana en Monterrey, Nuevo León, México, que ofrecen servicios de cuidado y educación infantil,  a hijos de madres trabajadoras,  en zonas urbanas marginadas.

 

Los CENDI, por las características socio-económicas en que se ubican, nacen  con una orientación holística, que considera al niño y su desarrollo integral, la instancia educativa, su perfil y perfeccionamiento profesional. De igual manera, contempla  a la familia,  como reproductora del ámbito donde se encuentra  y a la comunidad,  como el contexto más cercano a esta obra social.

 

Adaptar el CENDI al contexto social del niño, ha requerido de la instrumentación de estrategias innovadoras, sustentadas en enfoques científicos pertinentes,  dirigidos a la formación plena del desarrollo humano y social,  en estas comunidades.

 

Este tema posee una gran significación en la vida y sustentabilidad de la sociedad, por constituir uno de los principales pilares del desarrollo humano, en sectores poblacionales vulnerables, donde prevalece la pobreza, la desigualdad, la sociopatía, la violencia extrema, la desintegración familiar, los bajos niveles educativos y en general, una infraestructura urbana insuficiente.

 

En el contexto de los cambios que vive hoy  la América Latina y el Caribe, en   donde se recuperan y desarrollan la cultura comunitaria y anticolonial de los pueblos originarios o de los descendientes de otros modos coloniales,  se redimensiona el pensamiento de grandes figuras sociales, de educadores populares como Paulo Freyre y  teólogos de la liberación, como Frei Betto, quienes son,  entre otros,  los que abren  nuevos espacios,  para la fundamentación de una enseñanza,  desde una perspectiva emancipadora.

 

“La educación  como formación humana, en los momentos actuales, está urgida de cambios. Hay que reformar el pensamiento en general y sus paradigmas si se quiere revertir el pensamiento educativo y sus estrategias. Hay que cambiar las estructuras existentes, no sólo de pensamiento, sino en plena conjunción con la práctica social y sin perder el sentido social en que toma cuerpo y se despliega como sistema complejo”[6].

 

La educación representa uno de los principales promotores del desarrollo y formación de capital humano. Cuando el ciclo de formación inicia desde las edades tempranas, mayores serán sus resultados. Como bien lo define Josefina López: “La Infancia Temprana constituye una etapa fundamental en el proceso de desarrollo y formación de la personalidad, es aquí donde se sientan las bases y fundamentos esenciales para el posterior desarrollo; así como la formación de capacidades y cualidades personales.  Las neurociencias nos demuestran que el sistema nervioso base y soporte de la personalidad del adulto, se forma  en los primeros años de vida (…) los primeros años de vida del niño, desde  el nacimiento hasta los seis o siete años de edad, ponen los cimientos para un crecimiento saludable y armonioso del niño”.[7] Mientras más temprana sea la intervención, mayores resultados se alcanzarán[8].

 

La educación temprana, sin dudas, abre las puertas del futuro y contribuye a disminuir las desigualdades sociales. Asimismo, representa una herramienta para revertir el círculo vicioso de la pobreza e impulsar la formación del desarrollo humano, social y económico del individuo, de su familia y de su comunidad. “Educad a los niños y no será necesario castigar a los hombres”, esa vieja sentencia de Pitágoras, no solo es universal, sino que, hoy está más vigente que nunca.

 

A partir de los anteriores considerandos, es que fundamentamos la concepción de que el  Centro de Desarrollo Infantil es un agente transformador de la realidad social circundante, mediante la utilización de métodos diversos, que deben obedecer a un plan científicamente concebido y en el que interviene no solamente el propio agente educativo, sino todo aquel que, directa o indirectamente, se vincula a su labor educacional y de transformación social.

 

Desde la misma creación de los Centros de Desarrollo Infantil,  se concibió que el proceso educativo de los niños y niñas,  requería de una estrecha unidad de los agentes educativos principales: el centro infantil, la familia y la comunidad.  

 

El trabajo se concibe bajo el prisma de que poco serve estructurar una organización eficiente del CENDI y concebir Programas Educativos, científicamente fundamentados, si el entorno de vida de  estos niños y niñas,  no resulta modificado, en la medida necesaria,  para ser viable una adecuada participación de la familia y la comunidad,  en los planes educativos de la institución infantil. Sobre esta base teórico – metodológica y práctica se dirigió y organizó el trabajo.

 

Para posibilitar toda esta atención,  el reto es organizar a los Centros de Desarrollo Infantil, bajo una estructura que permitiera la mejor dirección y orientación de todo este vasto proyecto educativo y que a su vez,  facilitara la autogestión de cada centro,  en cuanto a la creatividad y autonomía,  para desarrollar los programas pertinentes.

 

Este enfoque, nos acerca a la propuesta de un modelo de educación temprana, susceptible a implementarse no sólo en contextos socio-económicos similares, sino a universalizar su aplicación,  como principio de equidad e igualdad social,  en la promoción del desarrollo humano.

 

Si bien en nuestro medio,  no existe una investigación específica sistematizada en este sentido, sí hay trabajos valiosos que han servido de base a esta investigación[9]. En nuestro medio cultural y académico tampoco resulta un tópico sobre el cual se haya escrito mucho.  De ahí su importancia científica y social.

 

Para el desarrollo de este propósito, se requirió del análisis de variadas fuentes: bibliográficas y documentales. Es muy difícil reflejar, en una primera aproximación,  toda la riqueza que encierra el presente tema.  No obstante, en los últimos años los problemas vinculados al mismo atraen, cada vez más, la atención de pedagogos, psicólogos, psicopedagogos, neurocientíficos, metodólogos, entre otros[10].

 

Esta propuesta es resultado de largos años de investigación y práctica profesional por parte de la autora, en  este y otros temas y experiencias afines, entre los que se encuentran la participación en numerosos eventos nacionales e internacionales, en algunos de los cuales se han publicado los trabajos presentados. Este ensayo subraya la importancia social de esta experiencia, a la vez,  que constituye un primer intento de ofrecer  una visión general,  de la problemática de las zonas en que los centros de desarrollo infantil se asientan. También es una propuesta, de cómo pueden convertirse en agentes importantes, para la modificación y transformación de los niños y niñas, con la colaboración de las familias y comunidades circundantes, otorgándoles de esta manera una función social a los CENDI que trasciende su función educativa[11]. La novedad del desarrollo del trabajo se funda en la sistematización y generalización de la concepción de los Centros de Desarrollo Infantil,  desde una perspectiva sistémica, diferente a la de las fuentes de información consultadas y de otras experiencias. Se revelan los procesos de gestión educativa,  en relación con la transformación social en sectores poblacionales vulnerables, en los marcos de una estructura lógico-educativa y social, cuya manifestación se expresa,  en una relación e interrelación armónica,  en la esfera de la actividad humana y su concreción e inserción en la cultura.

 

Lo más destacado de esta experiencia  es  la elaboración, desarrollo y sistematización de una concepción holística-integral de los centros de desarrollo infantil y su quehacer, que aporta una visión general de la problemática de las zonas en los que  se asientan y de cómo los mismos pueden convertirse en agentes importantes para la modificación y transformación de las familias y comunidades circundantes, otorgándoles de esta manera  una función social a los Centros de Desarrollo Infantil

 

Además es un paradigma trascendente,  por el hecho de que no abundan las evidencias bibliográficas  sobre experiencias semejantes realizadas a través de una institución,  como es el Centro de Desarrollo Infantil, lo que le añade una particular significación a la misma y puede constituirse en un importante referente,  a seguir por otros centros,  que se ubiquen en similares condiciones socioeconómicas desfavorables.

 

El sistema de acciones puede constituir, con adecuaciones a cada contexto, un punto de partida para esta labor,  en otras instituciones infantiles y complementa el desempeño profesional  de aquellos que se enfrentan al trabajo de los Centros de Desarrollo Infantil  por primera vez.

Este ensayo, aborda la concepción y desarrollo de los Centros de Desarrollo Infantil (CENDI), creados en 1990, instituciones públicas de educación temprana, enclavado en zonas urbanas marginadas en Monterrey, Nuevo León, México. Que surge como iniciativa del Frente Popular “Tierra y Libertad”, organización social que se autodefinió como autónoma, enclavada en zonas urbanas marginadas, promotora del poder popular y base de apoyo para los movimientos democráticos que impulsaron la transformación social con el objetivo de alcanzar mejores niveles de vida.

En este marco, y bajo la hegemonía de un sistema educativo cada vez más conservador en general y particularmente disfuncional en muchas de las zonas periféricas, se impusieron las urgencias de articular procesos educativos que, desde una realidad histórica “mundializada”, pero a su vez rica en sus tradiciones culturales, reconozcan  sus identidades  en proposiciones constructivas.

 

Así, surge la iniciativa de crear los CENDI del Frente Popular Tierra y Libertad, y   este ensayo constituye un  análisis integral de esta válida experiencia, que por  su amplitud y riqueza en estos casi 20 años, solo se abordan sus principales aspectos resumidos, a saber:

En estos aspectos se refleja el carácter científico de este trabajo, y la propia elaboración de las bases conceptuales de su proyección, su desarrollo e instrumentación como institución educativa en  evolución. Sobre la base de los procesos de evaluación diseñados, la investigación de diversos aspectos de la problemática de la Educación Temprana, y un estudio longitudinal realizado más abarcador cada 5 años aproximado como eje fundamental de sus principales impactos, y base de  su perfeccionamiento e innovación sistemática.

Todo lo cual demuestra las bases científicas del desarrollo de los CENDI.

Los CENDI parten de la premisa  de comprender que “En los marcos de la formación humana y su desarrollo cultural, la educación resulta imprescindible. Ella  constituye el medio por excelencia a través del cual se cultiva el hombre y se prepara para la vida y  la sociedad. En criterio de Luz y Caballero, “instruir puede cualquiera, educar, sólo quien sea un evangelio vivo”.

Sin embargo, en las condiciones actuales la educación no prepara para la vida. No está en condiciones de desarrollar una cultura de la razón y los sentimientos: una cultura del ser. Es incapaz de vincular estrechamente el mundo de la vida, el mundo de la escuela y el mundo del trabajo.

Los paradigmas de corte positivista, gnoseologista, reduccionista, objetivista, intolerante y autoritarista, convierten a los educandos en objetos pasivos. No importa que en la teoría se hable de métodos activos, cuando los docentes presentamos nuestra verdad como la verdad absoluta. No se crean espacios comunicativos para construir conocimientos y revelar valores. El transmisionismo y el inculquismo siguen imperando con fuerza indetenible.

El sentido cultural y cósmico, propio del pensar complejo brilla por su ausencia.

El carácter disciplinar de la enseñanza convierte la educación en una ciencia que divide y desune con vacías abstracciones. La naturaleza, la sociedad y la cultura no llega al estudiante como una totalidad sistémica, en cuya relación la naturaleza y la sociedad se humanizan y el hombre y la sociedad se naturalizan. La enajenación progresiva lo invade todo. La conciencia ecológica y bioética  no se integra al corpus de la cultura”[12].

Se asume la idea, además, que entre los principales problemas de la educación actual está claro “que no hay una segunda oportunidad para la infancia”, por lo que es fundamental hacer todo lo que sea posible por el bien de cada niño, su salud y nutrición, su crecimiento y desarrollo, su aprendizaje y su felicidad; por su alta e impostergable y decisiva incidencia en la formación humana, y su trascendental importancia científica, social, económica y política. No se puede olvidar que la niñez es el “presente” del futuro, o la garantía del desarrollo sostenible del futuro. Un pueblo que garantice la riqueza material y espiritual de la niñez, tiene asegurado el bienestar del futuro. Por eso la principal inversión del Estado debe dirigirse a garantizar una  niñez feliz en todos los sentidos de la vida..

La educación infantil temprana puede incrementar el rendimiento de lo que se invierte en la educación primaria y secundaria. Puede elevar la productividad y el nivel de ingreso, así como mejorar el desempeño académico y reducir la deserción escolar; y como consecuencia de lo anterior, hacer más eficiente el gasto público. Reduce también los costos sociales asociados con la repetición en la escuela, la delincuencia juvenil y el abuso de drogas. La educación infantil de calidad tiene una mayor significación cuando se dirige a niños en condiciones sociales desfavorables, al incorporarlos a un esquema social de mayor igualdad.

En las obras consultadas, múltiples han sido las concepciones teórico-metodológicas sostenidas por autores mexicanos, cubanos y del pensamiento universal, en general, sobre el lugar y papel de la institución infantil como agente de cambio y transformación humana-social, incluyendo la idea de su revelación, desde una perspectiva holística, cultural y compleja, que es la que más contribuyó a los resultados obtenidos.

Esta concepción y vocación nos acerca a la complejidad de la educación y su interrelación con el desarrollo humano desde las edades de la infancia, así como al papel de los agentes que intervienen en los múltiples procesos  educativos, formales y no formales.

Lo cual requiere como fundamento para su consecuente desarrollo y, partir de los resultados de las ciencias de la educación en esta área de:

La construcción de estrategias pedagógicas basadas prioritariamente en los presupuestos de los paradigmas constructivista e histórico-cultural, en importante alianza con las concepciones de las inteligencias múltiples, el desarrollo actual de las Neurociencias, entre otras.

 

Una concepción de la familia y la comunidad en correspondencia con su rol protagónico, que la convierte en sujeto y objeto de en estos procesos educativos, bajo la trascendencia de su acción y más aún de su transformación,  como condición insoslayable de una verdadera vocación de transformación social desde la educación temprana.

Desde la misma creación de los Centros de Desarrollo Infantil se concibió que el proceso educativo de los niños y niñas requería de una estrecha unidad de los agentes educativos principales: el centro infantil, la familia y la comunidad. Pero todo ello requirió de un proceso de innovación en el contexto educativo de la realidad mexicana:

Adecuar los programas curriculares o normativos, oficiales y obligatorios para la educación inicial y pre-escolar, sobre todo en sus formas de implementación, a los principios de nuestras estrategias pedagógicas.

 

Enriquecer la formación de los niños y niñas con programas cocurriculares en inglés, computación, música, danza, dibujo y modelado, ed. física, yoga, iniciación en las artes marciales, gimnasia y masaje infantil, de acuerdo a los diferentes niveles, para propender a una formación más integral.  

Introducir programas de reforzamiento al rezago educativo como los de: grupo control, adaptación, ablactación, control de esfínteres, terapias del lenguaje, bits de inteligencia, para lograr una mayor atención a las diferencias y real igualdad de oportunidades.  

Crear los programas extraescolares, hacia la familia por medio de las escuelas para padres, que incluye juntas periódicas y especiales, talleres, asesorías, visitas, para favorecer e integrar a la familia en el trabajo educativo. Y los acción comunitaria, en los que con su participación a partir de los principios de intervención comunitaria se desarrollan programas de: atención pre-natal, de educación por vías no formales, y programas de gestión social como el alimentario “rescatando inteligencias”, las brigadas médico-asistenciales, y las campañas contra la violencia, las adicciones, ecológicas y sobre los valores, para favorecer y consolidar una efectiva transformación social.

Así el Centro de Desarrollo Infantil se convierte en un agente transformador de la realidad social que le rodea, mediante la utilización de métodos diversos, que obedecen a un plan científicamente concebido y en el que interviene no solamente el propio agente educativo, sino todo aquel que, directa o indirectamente, se vincula a su labor educacional y de transformación social.

Bajo el prisma de que poco serviría estructurar una organización eficiente del CENDI y concebir Programas Educativos, científicamente fundamentados, si el entorno de vida de  estos niños y niñas no resultaba modificado, en la medida necesaria para posibilitar una adecuada participación de la familia y la comunidad en los planes educativos de la institución infantil.

En esta concepción de la educación temprana, sin dudas, se abren las puertas del futuro y contribuye a disminuir las desigualdades sociales. Asimismo, representa una valiosa herramienta para revertir el círculo vicioso de la pobreza e impulsar la formación del desarrollo humano, social y económico del individuo, de su familia y de su comunidad. 

Los CENDI, por las características socio-económicas en que se ubican, parten  con una orientación holística, que considera al niño y su desarrollo integral, a la familia como reproductora del ámbito donde se encuentran;  y a la comunidad como el contexto más cercano a esta obra social; pero también el desarrollo de la institución educativa, su perfil y perfeccionamiento como organización.

Para posibilitar toda esta atención el reto es organizar a los Centros de Desarrollo Infantil, bajo una estructura que permitiera la mejor dirección y orientación de todo este vasto proyecto educativo, y que a su vez facilitara la autogestión de cada centro en cuanto a la creatividad y autonomía para desarrollar los programas pertinentes.

Estos Centros han desarrollado una gestión educativa proactiva que garantiza mediante su concepción y operatividad la adecuada planificación de su proyección, mediante:

La planificación estratégica y sus diferentes eslabones, tanto en sus procesos específicos como su temporalidad o periodicidad.

 

Una clara organización y estructura que refleja sus procesos claves, así como sus relaciones internas y externas a favor de su unidad de acción y los programas.

 

 Una consecuente dirección proyectada en los principios actuales de la gestión de calidad que abarca todos sus componentes organizacionales, en especial el Liderazgo, la gestión de personal, la política de capacitación, entre otros.

 

 El control, desde la evaluación integral de sus proceso y de los niños y niñas, las evaluaciones individuales de todo el personal, así como la realización de estudios e investigaciones, unos sobre problemas específicos, el seguimiento de los graduados y la evaluación periódica mas abarcadora de sus resultados e impactos, como fuente principal de su perfeccionamiento constante en los diferentes niveles.    

El principal reto asumido consistió en estructurar los centros de desarrollo infantil y la concepción de programas educativos científicamente fundamentados para lograr la consecuente educación de los niños y niñas,  posibilitando una adecuada participación de la familia y la comunidad en los planes educativos e incidir en su transformación.

Los procesos de gestión educativa que brindan los  Centros de Desarrollo Infantil del Frente Popular Tierra y Libertad, al poseer un enfoque holístico, cultural y complejo; tributan a la transformación social de sectores poblacionales vulnerables, ya que buscan responder a la satisfacción de necesidades reales y ser un impulsor del dinamismo interno de las unidades educativas, porque el capital más importante lo constituyen las acciones de los principales actores educativos que multiplican los esfuerzos tomando en cuenta los aspectos relevantes que influyen en las prácticas cotidianas, las experiencias, el reconocimiento de su contexto y las problemáticas a las que se enfrentan. Se demuestra la importante contribución de los CENDI en la instrumentación de su concepción holística e integral en los programas desarrollados, cumpliendo de esta manera una función social que incluye: el alto desarrollo integral de los niños y niñas; la buena preparación y actitud de los padres, la franca disminución de los problemas sociales de la comunidades donde están enclavados; y el sistemático perfeccionamiento de la gestión institucional. Identificando a su vez un conjunto de áreas y problemas que requieren de una mayor atención y perfeccionamiento por su impacto aún insuficiente.

Todo lo cual ha llevado, en los últimos 10 años, a los CENDI a obtener un alto reconocimiento como “Centro de Referencia” por el Banco Mundial y la OEA, así como premios en diferentes certámenes de calidad, 9 a nivel local, 8 nacionales y 12 internacionales.

En esta tesis se subraya la importancia social de esta experiencia, a la vez que constituye un primer intento de ofrecer  una visión general de la problemática de las zonas en que los centros de desarrollo infantil se asientan, y de cómo los mismos pueden convertirse en agentes importantes para  la modificación y transformación de los niños y niñas, las familias y comunidades circundantes, otorgándoles de esta manera una función social a los CENDI que trasciende su función educativa.

Lo que posee una gran significación en la vida de la sociedad, por constituir uno de los principales objetivos en el proceso del desarrollo humano en sectores poblacionales vulnerables, donde prevalece la pobreza, la desigualdad, la sociopatía, la violencia extrema, la desintegración familiar, los bajos niveles educativos y, en general, una infraestructura urbana insuficiente.

Por lo que constituye una referencia singular,  que da una alternativa de  respuesta a los retos a que tiene ante si el sistema de educación que actualmente se desarrolla en nuestra realidad, bajo un sesgo mucho más conservador y disfuncional en general, sobre todo en áreas periféricas, que precisan la inmediata y necesaria actuación para el cambio.

Los Centros de Desarrollo Infantil del Frente Popular Tierra y Libertad, constituyen una alternativa posible, para lograr la transformación social en sectores poblacionales vulnerables, a partir de la inserción del proceso educativo en la comunidad donde se encuentran enclavados. 

Sobre la base de esta experiencia se puede proyectar y alcanzar la universalización de la educación temprana atendiendo a los principios de integralidad de la labor de la Educación Temprana, pertinencia, flexibilidad, y participación de todos los actores sociales. Creando las condiciones necesarias, Implementando diferentes modalidades, asegurando su evaluación sistemática, planteándose metas ambiciosas, realistas y progresivas, y teniendo como estrategias básicas:

 Difundir en todos los ámbitos de la sociedad.

 

 Incrementar progresivamente la inversión pública y otras fuentes de financiamiento.  

Establecer una política de Estado al respecto.

 

Incrementar la capacidad de gestión de recursos para la educación, Implementar progresivamente de acuerdo con un diagnóstico previo, favoreciendo a las comunidades con mayores riesgos y condiciones de pobreza.

Una premisa precede el trabajo estratégico de los CENDI: No es posible desarrollar humanamente al niño como sujeto activo de la sociedad, al margen  de su entorno histórico cultural y social, y sin una visión transdisciplinaria y holística de la educación.

La trascendencia que tienen los Centros de Desarrollo Infantil del Frente Popular Tierra y Libertad, se manifiesta, no sólo en la forma en que se cultivan las potencialidades del niño, preparándolo para la vida, sino también, por el papel que han jugado en la  transformación social de sectores poblacionales vulnerables, pues, sin lugar a dudas, constituyen una alternativa desalienadora ante los peligros de la globalización neoliberal, la crisis de valores y los vacíos existenciales, presentes en la actualidad. Hay que hacer camino al andar…Eso ha hecho y hacen los CENDI…  

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Notas:

[1] Sobre esto ver de Pupo, R. Educación y pensamiento complejo. En del propio autor “El ensayo como búsqueda y creación. Hacia un discurso de aprehensión compleja”. Tabasco, México, 2007.

[2] Ibídem.

[3]  Sobre la base de las experiencias de los CENDI, el 10mo. Encuentro Internacional de Educación Inicial y Preescolar, cuyo lema central fue: Por la Universalización de la Educación Temprana: El desafío del Siglo XXI, realizado en Monterrey, N. L., y dirigido por la autora del presente trabajo, destacó la necesidad de lograr la universalización de la educación temprana y su viabilidad a partir de la trascendencia de sus resultados.

[4] Sobre esto, ver Rodríguez Martínez, María Guadalupe. “Los Centros de Desarrollo Infantil del Frente Popular Tierra y Libertad. Una vocación de transformación social desde la Educación Temprana.”. Libro en proceso de edición, 2010.

[5] Rodríguez Martínez, María Guadalupe. Programa de Acción Comunitaria para familias en zonas marginales. Inédito, 2008.

[6] Ver Pupo, Rigoberto. Educación y pensamiento complejo. En del propio autor “El ensayo como búsqueda y creación.  Hacia un discurso de aprehensión compleja”. Universidad Popular de la Chontalpa, Tabasco, México, 2007, p. 46.

[7] López Hurtado,  Josefina.  Un nuevo concepto de educación infantil, Pueblo y Educación, La Habana,2001

[8] Excelentes ponencias sobre la importancia de la Neurociencia fueron presentadas por especialistas de primer nivel mundial en el  10mo. Encuentro Internacional de Educación Inicial y Preescolar, cuyo lema central fue: Por la Universalización de la Educación Temprana: El desafío del Siglo XXI, realizado en Monterrey, N. L., y dirigido por la autora del presente trabajo.

[9] En nuestro medio cultural y académico, el tema de los CENDI, ha sido recurrente, ya que muchas de sus aristas y facetas han sido investigadas, tanto a nivel nacional, como internacional.        

[10] Ver de Rodríguez Martínez,  María Guadalupe: “Los Centros de Desarrollo Infantil del Frente Popular Tierra y Libertad. Una vocación de transformación social desde la Educación Temprana.” Tesis doctoral defendida en la Universidad de La Habana, 2009.

[11]El desarrollo de esta  idea y la labor teórica y práctica de la autora y su grupo de trabajo,  fue altamente valorado por especialistas nacionales y extranjeros en Pedagogía, Ciencia de la Educación, Filosofía, Neurociencia, Antropología, Psicología, etc., en el 10mo. Encuentro Internacional de Educación Inicial y Preescolar, cuyo lema central fue: Por la Universalización de la Educación Temprana: El desafío del Siglo XXI, realizado en Monterrey, N. L., organizado y dirigido por la autora del presente trabajo.

[12] Pupo, Rigoberto. Educación y pensamiento complejo. En del propio autor “El ensayo como búsqueda y creación.  Hacia un discurso de aprehensión compleja”. Universidad Popular de la Chontalpa, Tabasco, México, 2007, pp. 46 - 47.

Dra. María Guadalupe Rodríguez Martínez 
cendi@prodigy.net.mx
 / dg@cendi.org  

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