¿Se destruye la historia de la humanidad junto al Tigris y el Eufrates?
Germán Rodas Chaves
grodas@uasb.edu.ec 

En la antigüedad Mesopotamia, la actual Irak, fue construida entre los ríos Tigris y Eufrates.  Allí se asentaron , hacia el sur los Sumerios y al norte, región que más tarde sería Babilonia, los Semitas.  De este grupo surgió Argón de Akkad quien fundó un imperio, el imperio Acadio, que se extendió del Golfo Pérsico al Mediterráneo el mismo que, posteriormente, fue destruido por la irrupción de los Gutti, los que a su vez fueron expulsados por el Rey de Urok, produciéndose, entonces, el aparecimiento del Imperio de Ur constituido por el Elam, Mesopotamia y Asur, en el Tigris, y Mari en el Eufrates.

 

Desde entonces, este tan importante lugar geográfico vivió una serie de confrontaciones y disgregaciones  internas con permanentes luchas entre sus ciudades dando paso, muchos siglos después, al aparecimiento del Imperio Asirio; posteriormente gobernaría Nabucodonosor II cuyas conquistas se extendieron desde el Golfo Pérsico a las fronteras de Egipto.  Fue en ese periodo cuando Babilonia se constituyó en una ciudad monumental, la misma que sería invadida por Ciro, rey Persa, antes de ser tomada por Alejandro Magno y posteriormente por los Seleúcidas, quienes introdujeron el helenismo produciéndose entonces un fecundo contacto entre las culturas griega y oriental.  Así el acadio y la escritura cuneiforme desaparecieron, pero el arameo siguió siendo la lengua del pueblo.

 

El poder seleúcida fue debilitándose paulatinamente, hasta que su hegemonía fue remplazada por los Partos, quienes llevaron su frontera hasta el Eufrates.  A los Partos, en el control de tan importante región, les sucedieron los Sasánidas, los cuales desaparecieron con la invasión de los Árabes, fenómeno este que ocurrió en el siglo Vll de nuestra era

 

Los Arabes islamizaron el país, introdujeron su lengua y cambiaron el antiguo nombre de Mesopotamia por el de al-Irak.  En el siglo VIII al ser destruido el califato de Damasco por los Abasíes, estos trasladaron la capital a Bagdad.

 

No obstante, desde este período se produjo una confrontación permanente entre los Abasíes con los Turcos, confrontación que propició una constante inestabilidad política, que fue aprovechada por los Mongoles, en el siglo Xlll, los mismos que invadieron Irak, asesinando, en dicha ocasión, al último califa Abasí.  De esta manera Irak se constituyó en parte de los territorios de la dinastía Ilchán, de origen mongol.

 

En el siglo XV, nuevamente Irak fue devastada.  Aquello ocurrió en manos de Tamerlán.  Las confrontaciones y la sucesión del control militar fueron variadas al extremo que en los siglos 16 y 17 Irak enfrentó un péndulo político en manos de los Turcos Otomanos y de los Persas.  Los Turcos, en todo caso, consolidaron su poder y se apoderaron definitivamente de Irak hacia finales del siglo 17, controlando dicho territorio hasta 1918.

 

Luego, en el siglo 20, en el entorno de la primera guerra mundial, Irak se convirtió en protectorado Inglés.  Si bien las formas del poder político estuvieron en manos de alguna monarquía iraquí, el control británico fue siempre decisivo hasta 1958, año en el cual se iniciaron una serie de confrontaciones como las protagonizadas por los grupos nacionalistas y de derecha, contra sectores democráticos y de izquierda, pretendiendo con estas escaramuzas, en su orden, consolidar propuestas de coloniaje encubierto frente a proyectos de emancipación real.

 

Junto al fenómeno referido, además, Irak ha vivido, con mayor intensidad en los últimos años, la rivalidad étnica y religiosa con los Kurdos, -cuya lucha autonómica ha afectado también a Turquía, Irán, Siria y a una parte de la ex-Urs-, a más de las propias confrontaciones internas en un país cuya diversidad étnica es profundamente acentuada, al extremo que ha provocado asimetrías extremas y, a partir de ello, violentas polarizaciones, en cuyo contexto, en los últimos años, se han erigido regímenes cuestionados en la comunidad interna y externa.

 

A este contexto hay que agregar las disputas del poder político y económico entre los diversos sectores criollos, muchos de ellos vinculados a las transnacionales petrolíferas, toda vez que la riqueza Irakí ha reposado en los últimos ochenta años en su enorme producción del petróleo, producción convertida hoy en la causante de un holocausto con el cual se dirime los intereses geopolíticos y geoeconómicos de algunas de los países centrales del planeta.  

 

De esta manera queda evidenciada de que manera la historia de Irak ha sido llena de contradicciones, de confrontaciones, de sufrimientos, de disputas, y de cambios, a cuyo interior, a contrapelo, su sociedad se ha ido constituyendo de manera atípica bajo el crisol de culturas distintas, lo cual la ha vuelto incomparable en los órdenes de su producción artística, intelectual, cultural, educativa y religiosa.

 

La Historia de Irak es muy próxima a la historia misma de la humanidad.  Por ello su destrucción física nos duele no solo porque somos testigos de un sacrificio injusto en el cual se están cegando miles de vidas de hombres, mujeres, niños y ancianos inocentes, sino, y además, porque se está desapareciendo brutalmente el epítome de varias culturas.

 

La muerte y la aniquilación deben finalizar en los territorios entre el Eufrates y el Tigris, desde luego por las razones que infiero en este texto, pero sobre todo porque es menester, en ejercicio de la más elemental racionalidad humana, hablar el lenguaje de la paz.

 

¿Lo entenderán así, en algún momento, los omnipotentes de la tierra y los que adulteran la verdad en la trinchera de la trápala?

Germán Rodas Chaves
Tomado de la Sección Artes del diario La Hora, Quito, Ecuador

Autorizado por el autor
La Hora

Ir a índice de América

Ir a índice de Rodas Chaves, Germán

Ir a página inicio

Ir a mapa del sitio