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A 221 años del natalicio del Libertador
Germán Rodas Chaves
grodas@uasb.edu.ec 

El 24 de julio de 1783 nació en Caracas el último hijo del coronel Juan Vicente Bolívar y de María de la Concepción Palacios a quien pusieron por nombre Simón y quien vino al mundo en medio de riquezas y no de pocos infortunios.  En efecto, cuando Simón Bolívar Palacios tuvo tres años de edad perdió a su padre, en tanto en 1792 falleció su madre, en ambas circunstancias la causa de la muerte de sus progenitores fue la misma: habían adquirido la tisis, enfermedad cruel que se expandió en el mundo, fundamentalmente, a lo largo del siglo 18.

 

Simón Bolívar, debido a su temprana orfandad, habría de quedar al cuidado de su abuelo materno Feliciano Palacios Sojo, -padre de varios hijos y viudo- cuyo cariño y apoyo impactarían positivamente en su nieto, el cual a los nueve años de edad iniciará recién sus primeros aprendizajes formales de la mano de un joven caraqueño de veinte y un años, cuya inteligencia y capacidad  fueron prontamente reconocidas por la sociedad de aquel entonces.  El preceptor en referencia fue Simón Rodríguez el mismo que, además de entregar sus conocimientos a Simón Bolívar, debía, en calidad de amanuense, preocuparse de la administración de los bienes de la familia de Feliciano Palacios.

 

Simón Rodríguez, -que en realidad debió apellidarse Carreño, pero que por circunstancias de haber sido niño expósito optó tan solo por el apellido materno-, fue un autodidacta cuyas lecturas le proporcionaron tempranamente una recia formación académica y una particular vocación a favor de las tesis de Juan Jacobo Rousseau las que habría de transmitirlas con pasión a su discípulo Simón Bolívar, a quien guió, por ello, en la lectura de “Emilio”, más allá de ponerle al tanto de las ideas liberales del periodo. (Rodríguez, en la historia, es una figura paralela a José María Mendive.  El quehacer educativo de ambos produjo, en su momento y por separado, la formación, en todos los órdenes, de hombres, -Bolívar y Martí-, que sirvieron hasta la muerte a las causas de la independencia y de la constitución de la gran Patria Americana.)

 

Cuando Simón Bolívar contaba apenas con diez años de edad perdió a su abuelo Feliciano y aquello supuso un momentáneo alejamiento de su preceptor Simón Rodríguez, quien entonces fue remplazado por el niño Andrés Bello, -pocos años después convertido en el genio de las Letras Venezolanas-, y quien, seguramente, le llevó por el camino de la estética y del mundo intelectual, asuntos que luego trascendieron, también, en la vida del Libertador, el cual llegó a dicho sitial luego de iniciar su instrucción regular militar en el año de 1797.

 

Con el grado de subteniente de las tropas del Rey en el último año del siglo 18, Simón Bolívar viajó a España en donde las ideas del enciclopedismo liberal le dejarán una profunda huella y en donde se casará, en 1802, con la madrileña María Teresa Rodríguez del Toro, quien a los ocho meses del matrimonio fallecerá en Venezuela, -a donde su esposo la había llevado-, víctima del paludismo, dejando a Bolívar una herida que cicatrizó muy lentamente.  Después de tal desgracia Simón retornó a Europa y vivió, indistintamente, en Francia, España e Italia, cerca de los consejos de maestro Simón Rodríguez con quien compartió, entonces, en el viejo continente y desde donde retornará a América en 1807.  Llegó inicialmente a los Estados Unidos de Norteamérica, donde permaneció cinco meses, antes de pisar tierra venezolana, de la cual volvería a alejarse cumpliendo una tarea oficial que le permitió conocer a Francisco de Miranda en Londres y, aprehender de él, las ansias por la libertad de su querida Venezuela.

 

El encuentro de Bolívar con Miranda se produjo en 1810 a partir de la circunstancia de que la Junta Gubernamental establecida en Caracas nombrara a Bolívar como su comisionado ante el gobierno Británico.  Los dos patriotas, luego, retornarían a su terruño y fundarían la Sociedad Patriótica que presionó al Congreso para que el 5 de julio de 1811 se proclamara la independencia de Venezuela.  Para combatir la contraofensiva realista que esta circunstancia provocó en su Patria, el Libertador se incorporó al ejército.

 

A partir de esta circunstancia Bolívar trajinó por lo que sería la lucha por la independencia de su Patria y por la construcción de la soberanía de los países andinos.  Inició, asimismo, su ferviente tarea por construir la unidad de nuestros pueblos a partir de la cual soñó en favorecer la consolidación de una gran nación que fuese capaz de enfrentar los desafíos de la potencia imperial del norte que, para entonces, había dado claras muestras de sus apetencias.  Esa, su formidable tarea, hoy tiene más adherentes que en ningún otro momento de la historia Americana.  Su figura, la de Libertador, ha cobrado plena vigencia en momentos en que, de manera contraria a su visión y a sus esfuerzos, pretenden retacear las Américas para doblegarla en medio de acuerdos bilaterales que solo buscan el sometimiento de nuestras Patrias a intereses de la peor calaña.

 

221 años después del nacimiento del Libertador, su pensamiento sigue vivo y absolutamente vigente.  Su ejemplo nos impone, hoy, la imperiosa necesidad de construir un mundo mejor en nuestros países.  Esta ilusión, parece reiterarse precisamente en estos días, no solo a propósito de recordar el natalicio del Libertador, sino debido a la realización, en nuestro país, del “foro social de las Américas”, cuya realización expresa el anhelo de consolidar la Patria Grande por la cual lucho y murió el Libertador, toda vez que el encuentro al que aludo reúne a miles de hombres y mujeres del continente dispuestos a propiciar las alternativas indispensables que permitan construir una nueva América, lejos de todo tutelaje, exenta de oprobios y distante de cualquier forma de inequidad.

 

Todo esfuerzo para garantizar la utopía de una nueva independencia en América se constituye en la prolongación del sueño de Simón Bolívar.  Toda batalla en esta nueva perspectiva libertaria es la continuación del sueño del Libertador, sueño y utopia que cada día congrega a miles de hombres libres como efectivamente ocurrirá en los próximos días en nuestro Ecuador apropósito del Foro en referencia y en cuyo entorno las disquisiciones por una América unida y libre será el eje central de las reflexiones.

  

Germán Rodas Chaves
grodas@uasb.edu.ec  / grodasch@yahoo.com
Docente de la Universidad Andina Simón Bolívar. (UASB)
Coordinador Académico del Taller de Historia de la Salud en el Ecuador de la UASB
Responsable de las Mesas de Dialogo Salud-Colectividad.
www.uasb.edu.ec


Tomado de la Sección Artes del diario La Hora, Quito, Ecuador

Autorizado por el autor
La Hora

 

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