Loco, de Juan Humberto Roa Aguilar

Mirada perdida entre las cumbres,
de los caminos aun por recorrer
se que trasportas todos tus sueños
en tu mochila de viajero sin destino
y que persigues la flor de los vientos
sorteando los profundos abismos
sin temor alguno, pues eres inocente
eres puro…

Hijo de Deucaliòn y Pirra
estas presente en la conciencia de los hombres
desde los inicios mismos de la vida.
Cuanto aprendí de ti en mi existencia
Cuando creí que entendía todo
al descubrir que no sabía nada
pues todo es relativo en esta vida.

Me preparo a partir de ti, para el gran viaje
a través de mi mismo inconsciente;
atravieso el mismo Caos de la nada
y me poso ante ti para lavar mi frente
abandonar mis miedos y los viejos esquemas
naciendo cada día a mi nueva realidad.

Tu contundente inocencia de las cosas,
es lo que hace importante tu existencia
pues el secreto del saber esta encerrado
en la rosa sencilla que en tus manos
da un mensaje de amor a la conciencia.

Loco, te llaman loco. Caleidoscópicos tus ojos,
radiante de libertad a cada paso,
Loco; lléname de esa inocencia
apártame de esta vida anacoreta,
muéstrame la cara de Dios.

Todo esta aun por nacer