Coronae
Epílogo

por María García

Retruécote tocándote con las teclas, sin rozarte, dejando vacíos los espacios que no has llenado, las palabras no dichas, las que faltan, poesía de lo que pudo haber sido, que a vos te toca, eterno adolescente, Revagliatti, resplandece y desmenuza a fuego lento y en baño María.

Hilos de humo, suturas del cielo, una corona de calor que cocina desde lejos, a través de los años, atravesados por ellos y en muy cámara lenta.

Epilógote en unión asintótica, respetando tus paralelismos, te paralelo, los rieles por donde corren tus palabras jugueteando, intentando buscar un punto de equilibrista, en donde vos perforás con fino taladro hasta la China y sin escalas.

Agujeros rellenos de: recuerdos, más recuerdos, de mujeres anonimadas,  pigmaleonadas, esperando en el altar mientras vuelan kamikazes apotegmas mascando chicle de banana. Paralelismos, retruécanos neologistas, logorrea camuflada, poesía de silencios y elocuentes espacios vacíos.

En conjunto: un archipiélago, o poesía constelada.

Sutilezas constantes, algunas a quemarropa, y ahí donde no se espera una daga envenenada, o una caricia con navaja.

Y al final, por obra y algo más (¿será Gracia o García?) de este epílogo jaculatorio, yo epilogante, vos coronado.

María García (para futura segunda edición del poemario "Corona de Calor")
febrero de 2007

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