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Homenaje a Marcel Landowski
Víctor Manuel Ramos

En mi reciente viaje a Francia, a donde fui para estar presente en la graduación como Magister en Ingeniería Civil de mi hijo Mario Fernando en el Instituto Politécnico de Orleans, durante nuestra estadía en París, tuve la oportunidad de asistir al Homenaje rendido a Marcel Landowski, ofrecido por la Orquesta del CRR de Boulogne-Billacourt y la Orquesta de los jóvenes del CRR de París, el pasado 4 de febrero de este año, en el Auditórium Marcel Landowski del Conservatorio Nacional de la Región de París. Ambos conjuntos integradas por jóvenes estudiantes.

Se trataba de un homenaje ofrecido a un maestro francés de la música, con motivo del décimo aniversario de su fallecimiento. Landowski nació en Pont-l’Abbé, en la región de Finistére, el 18 de febrero de 1915. Su padre, Paul Landowski, era un escultor, autor del Cristo Redentor de Rio de Janeiro, y, por el lado de su madre, nieto del compositor Henri Viextemps.

Su vocación por la música aparece tempranamente e inicia clases de piano con Margarite Long y. En 1935, ingresa al Conservatorio de París en donde toma lecciones de Noël Gallon y de Henri Busser y de Philippe Gaubert y Pierre Monteux. Sus obras, Les Sorciéres y Les Sep Loups, son ejecutadas también tempranamente bajo la dirección de Pierre Monteux, en 1937, mientras era alumno del Conservatorio. Tempranamente, también, se acerca al Grupo de los seis, fundamentalmente a Milhaud y Honegger, este último ejerce sobre su obra una gran influencia. Landowski escribió una biografía de Honegger.

En el concierto se ejecutaron las siguientes obras: Cuarteto de cuerdas “L’interrogation” (1995), el Concierto para ondas de Martenot y orquesta de cuerdas (1954), Seis melodías para voz y piano, y L’horloge para orquesta sinfónica (1982), obras que, de alguna manera, son representativas de la extensa producción de Landowsky que a pesar de las modas en boga en su época, se desmarcan del atonalismo para caracterizarse por una armonía funcional entre la melodía y el ritmo.

Una de sus grandes aportes a la música francesa se produce desde su cargo de Director Musical del Ministerio de Cultura (1964 – 1974), nombrado por André Malraux, al alentar los estudios musicales en Francia y la organización de varias orquestas, entre ellas L’Orchestre de Paris.

El Concierto fue una gran sorpresa para mí. En primer lugar me permitió conocer un autor totalmente desconocido en Honduras y escuchar dos orquestas juveniles con magnífico desempeño.

El Concierto para ondas de Martenot y orquesta de cuerdas fue la obra que más me llamó la atención. Las ondas de Martenot es un instrumento monofónico raro, inventado por Maurice Martenot, en 1928, que consiste en un teclado, un altavoz y un generador de baja frecuencia. Muchos músicos escribieron obras para este instrumento, entre ellos Messian, Boulez, Varése, Milhaud, Honegger, Jarré y Jolivet. Landowski usa el instrumento como solista y le da brillantez y virtuosismo, características que supo interpretar Pascale Rousse-Lacordaire, al teclado y Alouvier, con la batuta de la Orquesta del CRR de Boulogne-Billacourt.

El Cuarteto para cuerdas “L’interrogation” fue interpretado, también con gran calidad, por el grupo familiar de los Girard, todos ellos estudiantes del Departamento de música de cámara del Conservatorio de Boulogne-Billacourt. La interpretación fue puntual, con adecuado timbre y generosa fantasía que conduce a la elevación del espíritu.

La ejecución de “L’horloge” estuvo a cargo de la Orquesta de jóvenes del CRR de París, bajo de conducción de Xavier Delette. La obra también fue ejecutada con gran aliento y perfecto acoplamiento de los músicos y los diferentes grupos instrumentales y mostró la grandiosidad del talento creador de este músico francés.
Por último las melodías para voz y piano, obras de juventud, fueron interpretadas con un timbre de gran calidad por las sopranos Célibe Madrenes y Lucile Komtes, acompañadas, respectivamente por Kaoli Ono y Katia Weismann al piano. Me gustaron por su simplicidad y su tono alegre La Sauterelle Chinoise y Les Pavillons Chinois.

En resumen, fue un concierto inolvidable. Y fue, pienso yo, un homenaje merecido a quien enriqueció la música francesa y universal a través de la enseñanza y de la creación.

Víctor Manuel Ramos

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