Comadreja
Walter Rago

Hoy el colectivo 83 estaba repleto de ex-personas. Me senté junto a una comadreja disfrazada de mujer, la cola la tenía disimuladamente enroscada pero no podía evitar que le abultara el pantalón. Iba leyendo un libro muy gordo y no necesité mirar de reojo el título para saber que se trataba de “Cómo devorar humanos”. Se bajó conmigo y comenzamos a caminar en la misma dirección, entonces iniciamos una amable charla sobre el clima, los negocios de la avenida y los nuevos modelos de zapatillas. Me dijo que se llamaba Zulma y al despedirnos me saludó agitando sus pequeñas garras. No deja de sorprenderme como aceptamos con naturalidad a las alimañas que van destruyendo el mundo, yo incluso a veces les doy mi teléfono y les convido pastillas de miel.

Walter Rago

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