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Las hijas de Sofía.
Dr. Rigoberto Pupo Pupo

Se expone en forma poética la relación entre la poesía y la  filosofía, vista a través de algunos momentos históricos esenciales, reflejados por grandes protagonistas del mundo filosófico y literario. Es necesario rescatar  la verdad de la poesía y la  fantasía de la filosofía. Ambas son  hijas de Sofía y poseen propósitos comunes. No hay razones para minusvalorar la razón poética ni la fantasía filosófica.

 ¿Introducción necesaria?

El poema “Las hijas de Sofía” no tiene grandes propósitos, en cuanto a estilo literario. Su autor no es ni se considera poeta. Es un amante de la poesía. Un hombre que aferrado al inicio sólo a la verdad del pensamiento, comprueba que la poesía es tan profunda y encauzadora de la verdad como el pensamiento teórico mismo. Por eso cree en la verdad de la poesía y en sus imágenes y  metáforas.

Soy de los que piensa que tanto la filosofía como la poesía son hijas de Sofía. No creo que una exprese pensamiento y la otra, sentimiento. Tampoco que la filosofía tenga que expresar su discurso sólo a través de conceptos y categorías y la poesía, mediante imágenes y metáforas. Ambas como formas aprehensivas humanas pueden y en realidad lo hacen, operar con las disímiles formas que la lengua emplea para expresar la realidad.

Esto, por supuesto, no niega sus especificidades, pero no las inhabilita ni las circunscribe a un discurso unívoco.

Es hora ya de romper con los cánones esencialistas y excluyentes heredados del paradigma que nos impuso la Modernidad. Hay que dejar atrás la simplicidad y el gnoseologismo puro por ineficaces y abstractos. La complejidad de la realidad y sus varias mediaciones nos obliga a reformar el pensamiento y las mentalidades para abrir nuevos cauces a la subjetividad humana.

La subjetividad humana no es excluyente en la asimilación de la realidad. Conocimiento, valor, praxis y comunicación son sus atributos cualificadores por antonomasia. Entonces, ¿por qué separarlos? Ciertamente, existe filosofía poética y poesía filosófica. Pero por ello no dejan de ser filosofía ni poesía. Sencillamente son modos distintos de aprehender la realidad en relación con el hombre.  Modos que se complementan, amplían y completan para asumir la realidad con más concreción.

El discurso filosófico con elan poético, trabaja con pensamiento alado y sus verdades son más duraderas. El discurso de Martí da cuenta de ello.  La poesía  en sí misma, cuando expresa su mundo con ansia de humanidad, es al mismo tiempo pensamiento, sentimiento, acción y comunicación.

¿Quién puede negar el vuelo cosmovisivo de la buena poesía?

Tanto la filosofía como la poesía, con numen cultural, captan la realidad como sistema complejo y abren cauces infinitos de aprehensión humana.

Con razón justificada la Estética es una disciplina filosófica y la Filosofía, un saber cosmovisivo que da cuenta del hombre en relación con el Cosmos. Y el Arte, una forma aprehensiva de la realidad, tan auténtica, como el pensamiento teórico mismo. Cada uno con sus especificidades, diferencias y semejanzas.

                   En homenaje al día de la poesía. 

 

                                                  I

Dos  saberes humanos insertos en la cultura que comparten historia

Dos bellas formas del espíritu del hombre que han revelado

 Fuerza y tesón en el  quehacer humano

 Dos crisoles del pensamiento, la lengua y la praxis,

Que han acompañado al hombre y elevado su espíritu.

Ambas siempre, admiradas, en búsqueda perenne

Una juguetona, porque quiere jugar y hacer,

La otra “seria”, porque quiere hacer y también jugar.

Una tejiendo las imágenes e ideas para entrar muy dentro.

La otra amarrando “pensamientos” para penetrar “esencias”.

¿Ellas sabrán que son hermanas gemelas en propósitos y misión?

Ellas sí saben lo que quieren, buscan y encuentran.

Nosotros, poco sabemos o no “queremos” saber de ellas.

Funciones específicas a cada una le hemos impuesto:

Tú, poesía, debes embellecer los pensamientos y las palabras con imágenes.

Tú, filosofía “limpiarlos” y normarlos con conceptos y categorías.

¿Por qué no admitimos que las dos trabajan con imágenes y conceptos?

¿Por qué negar que tanto la imagen como el concepto descubran las esencias?

¿Por qué tanto “esencialismo” autoritario y  discriminatorio?

Una historia ancestral prejuiciada se encargó de dividirlas.

A pesar de su cosmos común y fines semejantes.

Platón vio en la poesía la parte emotiva del alma.

Y aunque inferior a la filosofía no negó su elan  buscador.

En ella encontró sed de lágrimas y subjetiva complacencia de poetas.

Y cierta posibilidad de hacer nuestras las emociones ajenas.

Pero en su República la condena para entronizar la verdad y la justicia.

No vio en ella, razón, conocimiento y valor.

Sólo emoción sensibilidad pasión y amor.

El grande filósofo, por elevar la filosofía, subestimó la poesía.  

 
                                                  II

 

Con mucha agudeza discernió el físico Aristóteles.

Reveló verdad y conocimiento.

Una particular imitación innata que conoce.

Superior y más filosófica que la historia.

Capaz de descubrir lo universal.

Aprehender la esencia de las cosas como tal.

Y asumir la humana verdad en condiciones iguales.

La Ciencia Nueva de Vico continuó y mucho dijo..

Encontró dignidad filológico-filosófica en la poesía.

Subrayó en la pasión su sentido cosmológico de altura.

En los hombres del mundo joven auguró sublimes poetas por naturaleza.

Pero sus prejuicios no alumbraron hasta el fondo.

Creyó que cuanto más aguda es la fantasía.

Más débil es el raciocinio de Sofía.

Su corto miraje separó los mundos de la sabiduría.

Las mentes grandes también yerran y se equivocan.

No develó luz cogitativa en el discurso emotivo.

Su prejuiciada ceguera eliminó la hermosura del pensamiento del alma.

No vio vuelo de altura en la belleza expresiva.

Separó la razón de la sensibilidad y la imaginación de los conceptos.

Continuó dividiendo el espíritu que se unía.

Redujo la poesía a simples dar sentido y pasión a las cosas.

A una pobre pedagogía que enseña al vulgo a obrar virtuosamente.

No encontró filosofía en la poesía ni poesía en la filosofía.

Cerró el ciclo y atrapado se quedó.

En las nubes discursivas de sus duendes.

Hizo estéril el camino que inició (...)

¿ Por qué hacer de la poesía sólo estímulo empático? 

Cuando la empatía misma pivotea a la poesía.

Y es rica fuente y cauce de aprehensiones. 

 

                                                 III

 

Pierde el camino también Theodor Lipps.

Reduce la poesía y su base empática a ente independiente.

Con acierto la ubica en la sima del espíritu.

Pero carente de asociaciones de ideas y de verdad.

Un instrumento para animar la exterioridad.

Que hace más placentero el vivir del hombre.

Dirigida a la simple inmediatez empírica.

Su credo ahoga la riqueza espiritual de la poesía.

Como mero divertimento vestidor de belleza a las palabras.

Otros criterios se erigen en sucedáneos.

Borrar de la poesía su numen aprehensivo es una meta.

Con ello, quieren ser grandes contemporáneos…

Y así aparece con fuerza el neoempirismo.

Distingue del lenguaje lo simbólico y lo emotivo.

Hace de lo poético, sólo evocación.

Del simbólico, fuerza encauzadora de aprehensión.

La presencia de Platón es registrable.

Morris también lo sigue muy de cerca.

Ve en la poesía sólo actitud y motivo recordable.

Sólo acción valorativa que sostiene y basamenta.

Toda una constelación de opiniones hace cosecha.

Los que siguen a Aristóteles, verdad develan en la poesía.

El esteticista sólo la aprehende en el fenómeno.

La verdad como belleza   universal indiferente.

Abstraída  de los signos, del orden y sin oyente.

Un discurso universal evocante que no encauza la mente.

Afirmando la verdad de su poesía, hace de su numen, ausente.

No importa que Baumgarten note en la poesía sensibilidad perfecta.

Si fija sus imágenes y rechaza los conceptos.

Cuando los conceptos mismos son imágenes y metáforas de luz.

¿ Es que la belleza poética es lograble sin elan  metafísico?

Vico encuentra en sus orígenes un basamento filosófico sin razón.

Sólo un ejercicio imaginado, sentido con robusta fantasía.

Desconoce que tanto la razón como los sentimientos son inmanentes en Sofía.

 

 

                                                 IV

 

 

El grande Hegel supera y abre cauces.

Revela en la poesía la verdad originaria.

Con gran fineza y sensibilidad, saber universal le llama.

Un saber que no separa lo universal del ente particular.

Porque es un todo ley, fenómeno, finalidad y medio.

Una totalidad trascendente que auspicia y domina al arte.

Pero el filósofo, fiel también a sus prejuicios y a su oficio.

Reserva el acceso a la Idea sólo a la filosofía.

Si bien la poesía pertenece a la verdad absoluta,

Es un grado inferior, en tanto inmediatez e imagen.

Una verdad filosófica  también, pero revelada de inmediato.

Porque la universalidad del concepto es privativo de Doña Filosofía.

Y la Señorita poesía es verdad, pero cobijada por las alas de la Sra. Filosofía.

Tras las huellas de Hegel, siguen su vuelo los románticos.

Croce, grande, pero en nuevos tiempos innova.

Da prioridad al saber poético por encima  del “intelectivo”.

Busca su inmanente autonomía y su acento,

La convierte en saber que totaliza las partes en la armonía.

Un discurso unitivo, aprehensivo y sustancioso es la poesía.

Una hermana gemela preñada de saber, muy cercana a la filosofía.

El majestuoso Schiler, sugestivo y osado, llega más lejos.

Asume la poesía como verdad absoluta en cuerpo y alma.

Todo un saber que representa, siente e inspira sin cotejos.

Una naturaleza hecha discurso en constante búsqueda nostálgica.

Un sentir caliente humano, soñador y atrevido…

Una representación siempre lejana de la perfección.

Como tormenta intranquila hacia el ideal concluido.

Ideas y frases dice el grande, no siempre con cordura.

Afirma que el único hombre verdadero es el poeta.

Y comparado con él, el filósofo, una simple caricatura.

No sé qué pensó Goethe de la idea de su amigo.

Ni si respondió la carta donde estaba.

Sólo creo que su afán romántico, exagera.

Pues más que unir las hermanas, las desune y contrapone.

Cuando en realidad parece que ambas, la verdad resume.

Su concepto de la intuición poética como cósmica expresión.

Sin ser errado del todo, es exageración.

Nunca es bueno brillar a costa de menospreciar al otro.

Es mejor ser prudente y tolerante y no creerse Dios, sin serlo.  

 

                                                   V

 

El clásico alemán Schelling, no soslaya el problema.

Su gran absoluto abarcador hace uno del espíritu y la naturaleza.

Aporta mediaciones infinitas de grandeza.

Concibe la facultad poética como potencia de altura.

Es un yo insomne que une lo consciente y lo inconsciente.

Que con caracteres admirables y misteriosos hace ascender,

A la Odisea del Espíritu que ansiamos develar para acceder.

Una paloma que vuela, y con infinita ilusión se busca y huye de sí

Es la eterna verdad en su búsqueda perenne.

Como naturaleza encerrada en un poema.

Como espíritu naturalizado y naturaleza hecha espíritu.

Hermosa y útil  conciliación logran  las metáforas del filósofo.

Para consumar un absoluto que hermana a la poesía con la filosofía.

Un mismo espíritu, un lenguaje común en cuanto a búsqueda y fines.

Tras estas revelaciones caminó el pensamiento contemporáneo.

El trascendente Heidegger hace de la poesía lenguaje primitivo.

Un decir propio de pueblo   Histórico.

Y entiende la esencia del lenguaje por la esencia de la poesía.

Como lenguaje originario es la misma verdad que revela el ser.

Así, en “Los caminos del bosque”, bajo las alas de Sofía se cobijan dos 

  Hermanas en su continuo quehacer.

No importa el carácter del lenguaje y el discurso.

Ambas develan el “ser ahí” y siguen su curso.

Sencillamente, la poesía es lenguaje porque accede al ser.

Y vuela alto, porque está ahí con miraje de águila.

No toma el lenguaje como materia prima.

Instaura el ser y la esencia porque hace posible el lenguaje.

Ya través de él, comunica después lo que hablamos y tratamos.

Pero las vicisitudes definitorias no  cierran el ciclo.

La búsqueda de su naturaleza filosófica no ha sido única.

Muchas definiciones de poesía han visto los siglos.

Otros más utilitarios y menos filósofos ha mirado la historia,

Mentes iluminadas con preocupaciones magníficas.

Más atención han prestado a descubrir  caracteres que las asunciones

  Metafísicas.

Sin con ello restar valor cosmovisivo, cultural y dignidades.

En Kant, la poesía es un ejercicio y acto encarnados en libertad.

Una forma expresiva que libera el lenguaje del utilitarismo.

Un magno discurso sustantivo y creativo.

Y el poeta, una nube impaciente en pos de la pasión.

Dewey continúa estos derroteros y cree en el poder de las palabras.

Ve en la poesía una energía de expansión casi explosiva.

No admite acción alguna que ponga límites y marras.

Para él, la verdad poética es más osada y decisiva.

Más que intención emotiva él refiere a la expresión.

Asumir las palabras en sus varios significados.

Dirigir el discurso poético con ansias reflexivas

 y  dar las espaldas a los usos desgastados.

 

                                            VI
 

La tendencia abridora del arte por el arte.

Quiso librar a la poesía de todo compromiso.

Se propuso encontrar en la pura subjetividad su libre Sol brillante.

Y en la estructura arquitectónica, la soñada estrella iluminante.

Había que pulir con cincel todo el lenguaje que la expresa.

Hacer de su discurso absoluta libertad y toda belleza.

Y así lograr lo que al poeta le nace e interesa.

Brillantes y ansiosas figuras de las letras hicieron obras.

Cielos dorados acogieron a grandes artistas de la poesía.

Flauber, Gautier, Baudelaire, Walter Poter, Oscar Wilde y Allan Poe asumieron la maniobra.

                                                                                                                 

Y creyeron con amor, fuerza y valor en su total autonomía.

Flauber, luna fulgurante de la buena poesía,

Miró el pasado poético como perorata, compromiso y discusión.

La misión social del poeta es la belleza, lo demás pura manía.

La poesía debe lograr sólo ritmo, armonía, en fin, creación.

Gautier, descalifica al artista que no cumple su misión.

La belleza debe ser su única y primera finalidad.

Una belleza que refleje a su autor en su cósmica expresión.

Lo  demás se   niega a sí, es pura abstracción y no logra calidad.

Poe, inmenso espíritu de la poesía y las letras doradas.

En la poesía ve el arte de la palabra y la creación rítmica de la belleza.

Y  los gustos sus únicas y verdaderas moradas.

Y con intolerancia acabada incomunica la poesía del deber, la verdad y la

 certeza.

Detrás de la poesía subjetiva del poeta el objetivismo acecha.

¿Por qué con Flauber exigir a la poesía, la exactitud de la geometría?

¿Por qué creer que cuanto menos se siente, mejor se expresa?

¡No es posible oponer la subjetividad a la objetividad  en la poesía!

Porque a ambos la animan el espíritu y la naturaleza.

Las nubes no pierden su cauce, aunque posean diferentes colores.

La unicidad cósmica lo pervade  todo sin extrañeza.

Baudelaire, Poe y Valery también siguieron el constructivismo en la poesía.

Para Poe el hacer del poeta semeja al del artesano.

Construir con palabras hermosos cosmos de armonía.

En Baudelaire el Universo es almacén de imágenes y signos que la imaginación 

 Ordena para emerger pura y lozana.

Valery hace de la poesía una magna construcción.

 Una acción libérrima que busca fuerza y solidez.

 Un perfecto edificio construido e impulsado por la inspiración.

Que se expande, comunica, embellece y no admite la estrechez.

Flauber más que nadie cree en la poesía comunicativa.

Exige simpatizar  con todos para comprender mejor.

Y Baudelaire la mira como comunicación unitiva.

Un constante hacer intersubjetivo, donde el discurso es fervor.

Pero la búsqueda de la perfecta poesía domina el escenario.

Mallarmé la siente como éxtasis que alumbra al arte amante.

Como sublimación elevada del espíritu hacia lo inasible y primario.

Y Valery, como paloma que vuela, más resistente  que el diamante.

 

                                             VII

 

Todos subrayan la eficiencia del lenguaje en la poesía.

Su función no se limita a lo emotivo sin razón.

Más se enfatiza en la claridad de las imágenes e ideas con fantasía.

Como discurso vigoroso que preserva la limpieza del decir en la creación.

Hay también filosofía en la poesía y poesía en la filosofía.

El hombre siempre siente, piensa y se expresa.

Un lenguaje cincelado con hondura garantiza armonía.

Y las imágenes, las categorías y los conceptos también conservan la grandeza.

No hay razones para separar lo inseparable.

Sofía siempre las junta en su lecho.

Hace de ellas un crisol de cosmos estable.

Porque son formas aprehensivas, sensibles y razonables.

Que en su devenir se nutrieron de su pecho.

Martí halló poesía y filosofía en toda acción humana.

Su filosofía poética o su poesía filosófica encarnó y abrió caminos.

Y su discurso entero soslayó la pompa vana.

Para encauzar una obra para tiempos venideros.

Martí reveló la importancia vital de la poesía.

En tanto ejercicio sublime que aporta alas y fuerzas a la existencia.

Un hacer y decir espiritual que proporciona la armonía.

Que se esfuerza con creces por la ascensión de la conciencia.

Lezama pensó la poesía como pneuma  universal.

Para él “todo lo creado, transformado y transformante, es poesía”

Hizo de la imagen hipótesis de posibilidad raigal.

Y aunque no lo dijo nunca, su poética, es también filosofía.

Dr. Rigoberto Pupo Pupo
Dr. en Filosofía. Profesor Titular, Investigador Titular de la Universidad de La Habana.

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