Noche peninsular

Las nubes se frenan
Ante la luna menguante
Cambian, se aceleran,
adoptan formas reales

Adelantan sacrificios nocturnos
Frente a la luna testigo
Cadáveres y verdugos taciturnos
En la costa nace el castigo

Si no me despierto
Olvídense de la luna nueva
Si me encuentran muerto
Es porque ha sido la marea

Las olas son ruidosas en la bahía
Pero aún así no dicen palabra
La luna sufre pero no está vacía
Imposible descifrar las historias que guarda

La península está enferma
Aunque se la vea igual
En la piscina una sorda
Y el gran poste cómplice-criminal.

Alessandro Podestá
Poemas sin corregir, manifiesto del viento

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