El exilio interior en la obra poética de Ester de Izaguirre
Cristina Pizarro

El propósito de la ponencia consiste en enfatizar, en la obra poética de Ester de Izaguirre, el predominio referido al tema del exilio interior como un eje en torno del cual convergen otros temas que configuran su producción textual.

Es posible, observar que en el transcurso de la lectura de estos discursos literarios se superponen dos dimensiones temporales, en el doble juego de la sucesión y de la simultaneidad. Por consiguiente, para el abordaje de la tarea no se pretende extremar una instancia diacrónica; pero, por otra parte no se desecha, pues de ese modo podría caerse en una construcción ahistórica.

Desde un principio, en la poesía de Ester de Izaguirre hay una topología de la otredad; otredad que implica tanto "el otro espacio" cuanto "el otro tiempo", implica la escisión de la voz poética y también las emergencias del más allá ya sea en la figura de la muerte y en la apelación a un Dios trascendente.

La voz poética accede a esta otredad desde un espacio escriturario que se puede designar como de pérdida. Ese espacio ya no es el mismo que añora, en un tiempo que sólo le ha dejado recuerdos.

La escritura, de esa manera, es una escritura del exilio dada por la relación entre exilio y otredad; se tiende exclusivamente en la extensión de la palabra poética que vuelve a evocar las imágenes de lo ya vivido con la fuerza alegórica de la permanencia en la memoria y con la fragilidad de los escuetos límites del lenguaje.

Uno de los rasgos más distintivos de la poesía de Ester de Izaguirre quizás sea el juego de nombrar la memoria, el pasado, el tiempo, a partir de metáforas que pertenecen al régimen espacial, dando cuenta del objeto perdido por medio de la imagen.

Así es posible llamar a la infancia territorio, hablar de "bordes", "orillas", lo que plantea una dimensión del exilio que estrictamente tendría que ver con la otredad. Otredad que es una manifestación de un pasado, que como tal es irreversible pero que continúa en las marcas de la escritura.

La otredad se establece a través de una fusión del yo con algo exterior, produciendo una nueva forma, otra realidad.

La escritura de Ester de Izaguirre hace de la escena del poema un juego de recuperación de lo perdido como tal.

Es posible plantear que en la textualidad hay una imprompta cristiana y una perspectiva heraclitiana que se asoma en el poema como un emblema entre la vida y la muerte.

Descubrimos en estos poemas ecos de la concepción heideg­geriana de la poesía. El lenguaje como casa del hombre, el lenguaje como la única instancia de apertura al mundo y la concepción del hombre como un ente hecho de tiempo y de un ente que existe sólo para morir.

Podemos entender al lenguaje como exiliado, fuera del mundo, encerrado en su propia actividad estructural. Podría constituir lo otro, lo que aparece como algo ajeno.

También es preciso sostener otra visión del lenguaje; aquella que le permite aumentar el poder de descubrir y de transformar la realidad, justamente en la medida en que se aleja de la función descriptiva y se usa metafóricamente para re-escribir el mundo.

Intertexto biográfico

Nacida en Asunción del Paraguay, emigró a la Argentina cuando tenía cuatro años a causa del traslado de su padre por asuntos laborales. Vivió en Zárate, La Plata, Capilla del Señor y Buenos Aires. Múltiples viajes por América y Europa han enriquecido su visión tan sabia de la vida, llevando consigo una gran experiencia literaria y la pasión y entrega a todos los seres de la creación. Algunos poemas representan un tras­cendente testimonio de ese espacio habitado.

"La casa ya no está"

Calle Gral.Díaz entre Alberdi y 14 de mayo. 
Asunción del Paraguay.

Si he quedado al nacer adherida a sus muros,
ya soy arena repatriada al viento,
el suelo transformado en otro suelo;
...el guaraní que hablaba a las muñecas,
todo lo que pensaba cuando mamá -guazú
me contaba leyendas de fantasmas...

(J.,O.C.,p.172)

"Me despido de Asunción un a vez más"

Me voy de mí
cuando pierdo de vista la morada,
aquel enarbolado idioma,
las palabras que me llegan
del tabacal y las capueras. 
[...]

(SP,O.C.,pp.223-224)

"Padre navegante"

A Ramón Ayrolo

Padre, duende, delfín,
qué hacer en esta jaula
con la herencia del vuelo.
Y sin tus alas. 

(YD,O.C.,p.186)

La aventura de la travesía del viaje marca sus puntos de detención en cada libro publicado.(Se menciona sólo la obra en verso)

1960-Trémolo (T)
1964-El país que llaman vida (EP)
1967-No está vedado el grito (NE)
1975-Girar en descubierto (GD)
1980-Que importa si anochece (QI)
1981-Judas y los demás (J)
1986-Y dan un premio al que lo atrape vivo (YD)
1990-Si preguntan por alguien por mi nombre (SP)
1992-Una extraña certeza nos vigila (UE)

En una primera etapa, constituida por sus tres primeros libros, el discurso deviene complejo, a partir del uso de palabras de poca circulación que le otorgan a los poemas un relieve de oropel hispánico.

Esto varía desde Girar en descubierto; se perfila un giro lingüístico, donde la palabra se hace llana y coloquial. En esta instancia estilística se observan notables diferencias en los niveles de lengua por los que fluye su poesía, aunque esta transformación no perturba los ejes de permanencia de su poesía. 

Perfil temático de los textos

La sombra/luz, voz/silencio, vuelo/cárcel, casa/cuerpo podrían constituirse como los significantes que dan significado a las voces del texto y establecerse un sistema de binomios para armar un corpus alrededor de los ejes de la temporalidad y espacialidad. En estos ejes se instauran el tema de la vida y la muerte, con los sus sentimientos de amor, nostalgia, así como también los límites de la otredad y del exilio.                       

La identidad se va construyendo en el registro de la memoria. Se instaura por medio de la escritura que le otorga la apertura de los significados. En la búsqueda de la identidad se recupera lo perdido en la memoria. Las trazas del lenguaje ofrecen la oportunidad de la sustitución.

De esa manera, la sombra aparece como el enfrentamiento de la imagen del doble como personificación de los propios impulsos malignos de uno, como intento de formar un contraste ético resulta evidente en especial, en los casos de conciencia del doble.

Se puede considerar la sombra en distintas instancias:

-Proyectar sombra es dejar trascendencia

-La sombra como espíritu protector

-La falta de sombra como impotencia

-La sombra es el co-equivalente del alma humana, noción de alter ego.

El efecto de convertir una cosa en dos, la duplicación implica una paradoja, la de ser él mismo y lo otro.

El hombre siente una vacilación perpleja ante esta duplicación mágica de la realidad. La imagen del doble produce el sentimiento de lo siniestro, aquello que afecta a las cosas conocidas y familiares desde tiempo atrás. En la imagen del doble, el hombre se busca a sí mismo pero también busca el mundo :quiere saber que existe y que los otros existen.

Aproximación a los textos

El primer poema del primer libro, Trémolo, "Frustración" es un soneto que inaugura una poesía cuya densidad semántica se desplegará a lo largo de su producción en temáticas que se focalizan en la oposición entre brillo y sombra, la lucha agónica entre la frustración y la esperanza, la figura del exilio estigmatizada en la palabra 'arena', es decir, con la aparición del borde.

Todo al pasar es brillo de lucero,
cansancio de clamar palmas arriba
y adivinar apenas lo que quiero
cuando la tenue sombra, vuela esquiva.

Oigo sin tregua resbalar la arena
como a través de inútil varillaje,
en este instante gris que me condena
a no saber usar de mi lenguaje.

(T-Obras completas,p.23)

En "Despertar", hermoso soneto, aparece la idea de ser expulsado del paraíso, entre el sueño y el despertar y entre la voz y el silencio. Con el sueño jubiloso y el despertar, vacío, aparece la quebradura. En el mundo onírico, el tiempo y el espacio no son categorías sustanciales y todo parecer parece haber perdido su relación con la lógica racional para penetrar en la lógica de los posibles.

   Sentí la angustia como un ala viva
al regresar del sueño jubiloso,

En el sueño, mi amor adolescente
escuchó, ....
toda tu voz, ...

...mas no encontré tu voz en el acento,
ni respondió el silencio que rodeaba
la quebradura del encantamiento.

(T,O.C,p.26)

En el poema "Infancia", fechado en Zárate, 1932, la ablución del agua purificadora del cristal reflejo de un cuerpo floreciente, adolescente y el símbolo de los airosos navíos trocados en apenas barquitos de papel por el paso del tiempo y el temor a la distancia.

y aquella airosa nave, en consumida acequia,
     apenas un deshecho barquito de papel.

(T,O.C.,p.34)

"Tránsito" se plasma como una escritura desde la pérdida hacia el reencuentro en la misma muerte. Está la creencia en la vida eterna. La imagen del desdoblamiento que considera ver su propio cuerpo desde la muerte. La candela es la luz que corona el límite con rumor y cantos de calandrias.

      Yo sé desde tu muerte
-siempre lo supe un poco-
que cuando el hombre muere
no puede morir todo.

Padre, algún día he de estar donde te encuentras
para saber -al fin- cómo es el límite

y aunque no tenga rostro, verdadera.

(EP,O.C.,pp.57-58)

"Puerto", dedicado a Susana Romero, emblema de lo que permite el paso, umbral, tránsito, casa, patria. La sombra, aquí representa el otro yo. Hay una búsqueda en la travesía que conlleva el peligro.

Navegar es trascender. Nave es "isla sagrada"; el barco es un vehículo que oficia de cuna y a la vez ,claustro materno. Aparece también una asimilación entre barco y cuerpo.

Según Juana Arancibia en su trabajo titulado "Lo cotidiano y lo trascendente a través de las metáforas de Ester de Izaguirre, la palabra "nave", en su función metafórica, significa su propia vida en una búsqueda incesante, aunque esa búsqueda entrañe la propia destrucción.

la Cruz del Sur, inútil, señala solitaria
un flanco dolorido y una ruta quebrada.

Se adhieren mis deseos a los barcos lejanos
y dividida entera me veo desde lejos:

cuando quisiera hacerse mi nave a la ventura
aunque en umbrosas playas naufrague, sometida,
y el viento despedace su audaz arboladura.

(EP,O.C.,p.59)

El "Regreso inveterado", es un exilio en el tiempo. Desde el título, el calificativo destaca el arraigo unido al tema de la identidad con la alusión a la otredad en la escisión del yo y la presencia de la casa asociada al propio cuerpo por la fusión entre el adentro y el afuera.

Busco en tus calles obstinadamente
y demando a tus plazas cotidianas;
balbucea mi nombre el día ausente
con voces al olvido rescatadas.

Pero unciré al regreso mi ventura
porque a quien tanto busco cuando voy,
es a mi propio ser de criatura

esenciada a mi vida, a la de hoy;
quiero poder unir la quebradura
que existe entre lo que era y los que soy.

(EP,O.C.,p.60)

En "El espejo" el tema de la máscara, que permite ocultar y desocultar al otro y al sí mismo, se une en apretada alianza al transcurrir temporal.

Cuando miré al espejo
Y vi aquella mujer que me observaba,
me acordé vagamente de mí misma,

Tenía, sí la hondura
de la otra. Y su herida.
Pero no era la misma.
[...]

(EP,O.C.,p.60)

"La verdad”, los rostros son los estados de ánimo. Aparecen la máscara y el doble. Mirar es saber, reconocer, poseer. Lo extraño y el sueño patentizan el exilio interior. Como marco del paisaje afectivo, el río es el transcurso irreversible, y en consecuencia, el abandono y el olvido. Es un espejo peculiar pues no permite la autocontemplación. La presencia de Dios señal la dimensión cristiana en esta identidad escindida.

Tengo distintos rostros para cada mirada,
por eso cuando estoy sola debo tener el rostro de la nada.
Camino por las calles de una ciudad desconocida
y es como los sueños
el aire que respiro.
Allá lejos un río se detuvo
como un espejo muerto entre los álamos.

se ha detenido Dios a escudriñarme. 

(NE,O.C.,pp.86-87)

En "Exilio", el verano se vuelve ajeno en la búsqueda de la identidad. Hay un exilio en la ausencia y en el silencio.

    Como venida de un verano ajeno,
de las aguas más turbias,
de un exiliado esfuerzo,
me he plantado en las calles de las tierra.

Algo se me quedó en esos lugares
y me siento incompleta y dividida,
vivo buscándome en cualquier ausencia,
en la extranjera bruma de mi piel
en la hondura de una lágrima,
en las promesas de Dios,
en mi silencio total
cuando me llamo.

(NE,O.C.,pp.86-87)

En "Quien cambió los recuerdos de mi infancia". La sombra es la trascendencia.

      Quien se llevó la sombra que los arces
      dibujaban en las siestas de enero
cuando yo debía reír con la vitalidad de las bandadas
que escribían vocales en el cielo.
Hoy yo me evoco taciturna,
con la sonrisa amarga de la tarde
signada por paredes y por límites.
[...]
Quien cambió los recuerdos de mi infancia
y me dejó esta noche en mi ventana
y esta muñeca extraña entre los brazos.

(NE,O.C.,pp.91-92)

En "Mi sombra", la personificación de la sombra como el alter ego, coequivalente del alma.

     Cuando vamos al puerto
mi sombra se convierte en sigilo por las piedras,
     se me va en el adiós de los pañuelos
trocada en pordiosera de horizontes 
     y yo no tengo tiempo de seguirla.
     Mi sombra es un huésped fugitivo
entre todos los muebles de la casa,
y revela de pronto que es sustancia
de espacios y de nubes:
     se astilla en los relojes
     y se arroja a volar por las ventanas.
     Ah, pobre sombra mía,
con estirpe de infancias y praderas
que siempre quieres irte,
cuando sepas volverte y contemplarme de veras
y veas que soy la dueña del amor a la tierra,
que esta soledad de la que huyes,
no es más que rebeldía de tanto ser feliz,
se volverá tu fuga a mis espaldas
un gesto inmóvil de quietud y muerte
y entonces, seré yo 
quien no podré seguirte todavía.

(NE,O.C.,pp94-95)

"Límite”, dedicado a la escritora paraguaya Josefina Plá, representa el sentimiento de extranjera ante la espera de un milagro.

     Estoy enferma de ciudad.
     De ti, ciudad a quien he amado tanto,
porque me haces extranjera del cielo
y escribes mi biografía en tus carteles
para que la lluvia la destroce.
Yo vivo en la orfandad de los que buscan
un pedazo de tierra sin trazado de calles,
con viviendas de troncos y malezas.
Mírame Buenos Aires,
me parezco a una lágrima,
a una gota de savia que se quedó en suspenso
sobre las azoteas y las catedrales,
buscando en las alturas un atajo 
abierto a la esperanza;
y soy una canción de cinco notas
obsesiva y distante
que surge desde todos los lugares,
y soy un gran saludo
que al paso del destino se agiganta,
o acaso apenas soy una paloma
en la cornisa más alta,
que aguarda, temblorosa,
la inequívoca señal de algún milagro. 

(NE,O.C.,p.96)

"En viaje", con una dedicatoria a Capilla del Señor, la reiteración al adiós y a la imposibilidad del regreso. Dice al final:

Estoy en viaje,
sin haber dicho adiós a las cosas queridas
y sabiendo que el regreso
ya no existe.

(NE,O.C.,p.101)

"Infancia", dedicado a Manuel Peyrou, alude al exilio en el tiempo.

     Hubo un país de cunas y presagios
de guardapolvo blanco y navidades, 
de reyes distraídos y cumpleaños fugaces
de estrenos de zapatos y verdades.
Un tiempo en el que el tiempo me sobraba
y sobraban la luz y las palabras.
Yo no crecí, se fue achicando el mundo.
Yo no callé,
se impusieron los cantos y pregones.
No envejecí,
la vida se me espeja en la mirada.
No soñaba,
había una realidad para los otros.
Sin embargo, seré la que mañana
ya no crezca ni calle, ni envejezca ni ame,
y aún así, esencial y despojada,
      en un día como hoy de primavera,
      mi sombra irá buscando todavía
      aquel país en el que estuve entera.

(GD,O.C.,p.107)

"Adiós", con un epígrafe de Yolanda Bedregal, es una predicación de hondo contenido metafísico.

En el mar que anidaba nuestros sueños,
      adiós no es vigilar tiempos y aduanas,
ni un despegue de avión entre la bruma.
      Es ver que el sol nos miente de distinta manera,
      que si a mi lado se abren los copos del invierno,
      allá casi florece feliz la primavera.
      Adiós es una gota de piel en la mirada,
      los nudillos de un viento que gime en la ventana,
      adiós es acostarse sobre la tierra húmeda
      y apretar bien los dientes,
      poner cerrojo al alma
      para que nadie vea
      el triunfo de las lágrimas.

(GD,O.C.,p.112)

En "Volver", la voz y el silencio son límites del regreso en esa desesperada búsqueda de identidad encubierta por la máscara.

Me hundo en la ceremonia del regreso,
como un gran sol detrás de las montañas,
vuelvo en el aeropuerto a saludarme
con la que ayer dejé.
Nos enfrentamos silenciosamente
y hacia la antigua casa y la costumbre
regresamos a pie.
Victoriosa del tiempo
me instalo en mi disfraz de realidad
para iniciar el sueño de borrarme
y volver a empezar.
El camino quedó en alguna parte;
apenas sé quién soy.
Hay una rueca antigua que hila días,
que está cansada de tejer razón,
un silencio anterior que me destina
a ser apenas canto, apenas voz.
Y me detengo a este poco de regreso
ya que no puedo ser todo el adiós.

(GD,O.C.,p.113)

"Vida", el amor es la vida, el olvido, el recuerdo, el exilio y el regreso. La ambigüedad, incertidumbre son un desafío.

Recuerdo y no sé a quién.
Quisiera regresar y no sé a dónde,
mientras la muerte lame las cortezas
que vamos arrojando por la borda.
Todo es mar. Todo noche.
En qué isla lejana
quedó anclado tu nombre.

Porque el amor es eso:
descubrir los abismos y quedarnos 
con los ojos malditos y despiertos.
Porque el amor es eso:
un confuso desafío
y un deseo ferviente
de entregarse al olvido.

(QI,O.C.,p.136)

La sombra y el exilio en el tiempo aparecen en "Como si nada hubiera sucedido".

Hasta el aire era extraño. Ya no quedaba nada.
Me busqué en las barrancas que tenían
olor a lluvia verde y miel de otoño.
Reconocí en los ojos de una chica perdida
esa mirada absorta que aguardaba sucesos y milagros.
Y qué pasó después?
Todavía le pregunto a los cielos
en los que ya no asoma la violencia del rayo
ni la piedad celeste de un eclipse
por qué no ocurren cosas.
No tengo más que un tiempo que se acaba
ni más piel que la que está languideciendo.
En la casa de mi infancia había otras gentes
como si nada hubiera sucedido;
recobraban las aves su linaje de viento 
sobre el árbol querido que me llenó de signos.
Quiero librar de cárceles al rostro
de máscaras, de sombras, de imposturas
para acertar al fin con la repuesta,
para encontrar entera a la criatura
que dejé en esta casa arrebatada.

(QI,O.C.,pp.141-142)

La fusión con la sombra, en "Ciclo", nos remeda a Antonio Machado "converso con el hombre que siempre anda conmigo", ("Retrato", Campos de Castilla).

Puedo escuchar el frío
     por las calles derrotadas del invierno.
     Nadie. Mi sombra y yo
     ebrias de soledad andamos.
     Y entre las dos, el nombre del ausente
     aterido, en la niebla.
     Es el último invierno el que transito.
     Es el final de un ciclo,
     la última nota de un grito consumado.
     Me he convertido, al fin, en una estatua
     y la luna desprecia al parque mudo
     en el que yazgo para siempre, quieta.
     Mi sombra y yo, ebrias de luz
     descansan.
     Detenidas. 

(QI,O.C.,pp.143-144)

"Judas", poema de tono dramático, revela que Judas está exiliado del amor de los cristianos.

Soy Judas, el traidor,
y te di más que todos,
yo te di más que amor.
Para ellos la merced del heroísmo
y la docilidad de serte fieles,
porque ellos no afrontaron tu mirada
allá en Getsemaní.
Ojalá me hubieras dicho: "te comprendo,
lo estás haciendo bien. Animo, Judas".
Ellos navegaban en barcas
que el prodigio salvaba de mareas tenaces,
yo me hundí hasta tocar fondo en los abismos
de este mar de ser hombre y acordarse.
Todos vieron los clavos y lloraron,
yo te inmolé para que amanecieras.
Convocaron a tantos para el drama,
Caifás, Anás, Herodes y Pilatos,
por qué también a mí, Yo te quería.
Por qué habrán acuñado las monedas,
por qué las profecías.
Por qué el árbol aciago

como un ojo hechicero reclamándome
desde la sangre intacta de la Biblia.
Soy Judas,el traidor,
el que mejor cumplió con su destino.
El que entregó al que amaba. Por amarlo.

(J,O.C.,pp.161-162)

"Los muchos adioses", la separación y el abandono son significantes de la muerte. La muerte que pone fin a la vida es otra vida.

La muerte no es la muerte que se lleva la vida,
la verdadera es ésta que precede al sollozo,
del día recordado por una despedida.
La estación es muy sórdida. La conozco.
He vivido en andenes peligrosos
despidiendo a las horas.
La ausencia es un paréntesis de sombras,
una semilla amarga,
una cruz que señala el lugar donde no queda nada.
Pensaré en la felicidad como en la infancia.
Y hasta es posible que recuerde un nombre.

(J.,O.C.,p.166)

"Impotencia" es el exilio en el lenguaje.

     No tengo qué decir.
     El tiempo me ha robado las palabras.
     Rastreo en la guarida del sustantivo piedra
     y queda sólo arena que la marea lame acompasada.
     No quedan más que el grito, el gesto.
     Y así no puedo hacer la balsa a que otro náufrago
     se aferre en la tormenta.
     Lo inexpresable se está muriendo adentro.
     Se nos escapa el zumo de la vida
     por la llaga letal de las palabras;
     el odio es una espada de metal herrumbrado,
la Belleza un artificio inalcanzable,
     el Amor es un poema innominado.

(J.,O.C.,p.173)

"Río", el fluir y la barca señalan en el tiempo, el tema de la otredad.

Hoy vuelvo a estar como antes,
como cuando era chica
y veía detenerse las barcas
pero nadie bajaba al muelle de mi pueblo.
Ni un rostro diferente,
sola, con la oscura tristeza de aquel río.
Después llegué hasta el mar 
y no podía creer
en la rielante senda hacia la espuma
que me impelía,
desde la sordidez de camalotes;
y no podía creer
en la magia raigal de las madréporas.
Ahora,
las arenas de ausencia me devuelven
al limo de las costas,
a las aguas taimadas,
a las barcas en las que nadie llega.

(YD,O.C.,p.185)

El tema del exilio es una de las formas de fragmentar el yo. En "Vos, exiliado", el tono irónico y coloquial denuncia un matiz de nostalgia.

Existe el desterrado y existe la costumbre
que transforma el castigo en una espiga;
existe la costumbre de olvidarse
del nombre de la tierra
y formar otro nido, en otra orilla,
y vendarse la herida con restos de bandera.
Caen destronados los reyes de la infancia,
se buscan los paisajes
de la ciudad amada
y el hombre antiguo se desangra y calla.
Nace y muere cien veces una noche
por hallar la Cruz del Sur sobre su frente,
pero ve que la cruz está en su espalda
y en sus pies la simiente
que dejará sus frutos en una tierra extraña.
Del otro, del que era, ni acordarse.
Pero a vos, Buenos Aires te duele en el costado
y la llevás a cuestas por el mundo
como una escarapela del destierro.
Hubiera sido cómodo
dejarla en el estuario
y jugar a olvidarla poco a poco.
Pero elegiste fundarla adonde fueres,
como una medalla, lucirla en la solapa, 
y celebrar con versos a tu tierra nativa
con la lealtad y el fuego 
de una lágrima.

(YD,O.C., p.187)

El tema de la casa-cuerpo-patria se despliega en "Amarras" .

Casa,
ni la muerte se atrevía
a la custodia ardiente de tus puertas.
Patio de los murmullos y los juegos, 
de la salud en los ojos y en el gesto,
de las plantas abiertas al milagro
de florecer sin tregua.
Todavía te defiendo.
Las veces que fui feliz bajo tu amparo,
casa, la de mis hijos, mis raíces, mi tiempo.
[...]

(YD,O.C., pp.189-190)

En "La otra", la soledad es la que nos enfrenta a un yo escindido, fragmentado como un rompecabezas. Sólo el amor posee la amalgama perfecta que podrá unir las partes de la otra.

La extravié,
y después el recuerdo enmarcó
con su madera carcomida
-ebria todavía de su bosque-
aquella imagen.
Y llevé sin agobio
el crimen de olvidarla.
Hoy la volví a encontrar
y le observé la carne y la mirada.
El aire, a su contacto, se volvía traslúcido
y cantaba, cantaba.
Le reclamé mi parte de pasado,
las perdidas señales
de haber nacido juntas,
y no me respondí.
Fui perfecta extranjera en el espejo.
La otra, la olvidada. 

(YD,O.C.,pp.197-198)

El extrañamiento desde la infancia en "Ausentes". Se destaca el sentimiento de soledad en la escisión del yo fragmentado.

Crecer es irse lejos,
crucificar a la rayuela,
sorprender a la galera
con un bigote adentro.
Matar como a una hormiga los recuerdos
de la infancia.
No sea que devoren los jardines

del nuevo continente.
Crecer 
es acallar preguntas,
romper en dos la hoja de la vida
para escribir de nuevo.

(YD,O.C., pp.198-199)

"Años". Acaso este poema vuelva a emerger cierto tono heraclitiano que ha acompañado a Ester de Izaguirre en todo su recorrido poético. En "Años" se inscriben una serie de dicotomías que despliegan los mundos irreconciliables: la luz y la sombra, la niña y la mujer madura, el espejo y su imagen; de estas confrontaciones agónicas queda acaso la travesía que une las edades extremas y se excluye toda simulación de la imagen repetida. El espejo aparece como la parálisis, el espejo da cuenta del instante ,es lo contrario a la memoria.

Quiero volar y el aire me detiene.
Las palabras que antes me incendiaban
me bostezan su cráter,
sueño que bailo en una pista inmensa
y el límite se estrecha
hasta asfixiar los ritmos.
Lejos
hay una chica tonta a quien hamaca el
tiempo,
y le tiemblan las manos apagadas.
Canta
pero la voz no basta para cunar recuerdos.
Hoy me niego a las respuestas del espejo
a su complicidad celestinesca,
a la luz y a la sombra de su brillo,
y rompo en dos
el día.

(SP,O.C.,pp.218-219)

En "La trampa", la huída hacia una búsqueda mística revela la exégesis del exilio.

Qué lástima alcanzarte,
si corre tras tu sombra
fue el sagrado ejercicio de estar viva.
Qué lástima sentir bajo mi piel
tu forma de hojarasca.
Ay, que pena de estrella lastimada
contra los filos de los pedernales,
pobres, tangibles, sabidas piedras
del camino diario.

Cómo volver atrás,
cómo abrir esta trampa despiadada
para huir a la hora de tu lejanía,
aquel cerco prohibido,
aquel sabor de ausencia
aquel mar de palabras sugeridas.

Aquello indescifrable
que no era todavía.

(SP,O.C.,pp.219-220)

"El traje". Pensar este poema como un gran emblema en que la poeta se incluye para oponer como términos contrarios, el poema por una parte y la poesía ,por el otro,

Casi a modo de epitafio poético, la voz poética establece una sutil diferencia entre la producción literaria que se compila en los textos y la vida, la travesía,el recorrido alegórico, juega entre luces y sombras, dobla una esquina, elige nombrarse a sí mismo la máxima altura poética. El punto culminante de todo tratamiento lírico: el silencio. Quizás porque el silencio sea para los poetas el refugio de los ecos y de las resonancias. El silencio como exilio interior.

Apenas soy Ester,
aquello que será después del tiempo,
sin libros y sin prólogos.
Yo sé que volveré sin este nombre
que me pesa en los labios y en el miedo.
Lo dejaré al acaso de una esquina
como un traje con la forma de mi cuerpo,
de todo esto que soy sin elegirlo,
y me iré hacia la noche,
casi entera de luz, recién creada.
Un gran silencio será el nombre mío.

(SP,O.C.,p.220)

"Aeropuerto". El espacio de un no-lugar, en donde nadie se conoce ni se comunica, sirve de escenario para la fugacidad de la vida.

Cada vez que me voy,
yo me voy toda.
Ni el color de un vestido
ni el aroma de un barrio,
ni siquiera me acuerdo de aquellos
a quien dije adiós como quien muere.
En este avión me llevo tan entera
que apenas reconozco mi intacta integridad.
Mis recuerdos son nubes
que el viento recupera
para el juego
de su reino
fugaz.

(SP,O.C.,pp.221-222)

A modo de cierre.

La obra de Ester de Izaguirre es como un ventanal lleno de luz, abierto a la esperanza.

El sol poderoso del amor irradia a los múltiples personajes que conviven en su morada.

Por las grietas laterales se escurren las gotas de lluvia y de rocío.

Algunos árboles frondosos intentan proyectar su sombra pero la impetuosidad del viento sacude las ramas y arroja las hojas al destino.

Desde ese ventanal resuenan las voces de la madeja del tiempo y del espacio, constituidas por hebras de sentimientos de pérdida, culpa, pena, nostalgia, libertad y rebelión.

Y después de la imposición de la partida, por medio de la fantasía del viaje se reconstruyen las partes escindidas en un renacimiento interior cuando la palabra entra en escena en un tiempo presente e irrepetible. Aparece en otro espacio, un territorio, un país, un paisaje afectivo en donde la fantasmática existencia se refugia, se esconde, se libera, se disfraza en palabras para descubrir, para no extraviarse detrás de una emboscada.

Cristina Pizarro
Buenos Aires, agosto de 1995.

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