A mi ciudad
Cristina Pizarro 

Andando el camino de mi ciudad
de norte a sur
del hoy al ayer
de la elección a la nostalgia,
doy fin para construir un nuevo comienzo
de a poco
y en un vértigo de pasos lentos,
apurados,
me despido,
me separo.

Y en una pantalla cósmica van pasando
ramalazos de rostros, parcialidades cóncavas,
quietudes de vidrios, reflejadas,
sombras de asfalto y adoquines transitadas por niños, hombres y mujeres.

Y quizás el dolor del engaño y la mentira.
Pobres los ignorantes que todavía creen,
que se contagian la hipocresía, el desenfado
y viajan desde los suburbios para hacer rondas y marchas.

Gran escenario de mi ciudad
amplia, sublime, colosal,
paradójica entre la altura de tus edificios
y lo sumergido de lo popular,
antagónica ciudad elegida en mis entrañas,
música viril de quien se afirma en la tierra
con un torso de perfil y la mirada en el horizonte,
y celestial y mágica y sensual de pechos y brazos oferentes,
cadencia de muslos ostentosos y manos descubriendo la cruz del sur.

Ruidos de violencia
Ruidos de violencia
noches al filo de la ley.
En mil repliegues se va escondiendo
la verdad que nadie sabe.

Y mientras tanto a la deriva,
cruzando el puente de la esperanza,
con la velocidad de la luz
y la entrega de mi amor,
vamos tejiendo historias de satén y fantasías
sobrevolando las nubes del dolor
y poniendo puntos de distancia
al regreso de los días
veo las flores más azules cubriendo los jacarandáes
las tipas gloriosas
los plátanos con la sencillez de una familia provinciana
los palos borrachos preponderantes.

Y en la búsqueda de la felicidad,
me bebo la ciudad entera
de noche y de día
y recupero en el hilo de la memoria
aquel viejo carretel que está vivo
en la casa en que nací.

Cristina Pizarro
De Buenos Aires al Sur

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