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Los orígenes de Azcapotzalco
Arqlgo. Gilberto Pérez Rico
gilrico1@hotmail.com 
ENAH-INAH

 
 
 

Origen del símbolo toponímico de Azcapotzalco

Matlaccohuatl y Azcueitl: Fundadores de la dinastía tepaneca

Antecedentes

Conclusiones

 

 

Origen del símbolo toponímico de Azcapotzalco

Como es sabido, el nombre que identifica a nuestro pueblo, desde hace cientos de años, procede de las raíces nahuas azcatl: hormiga; putzalli: lleno, y co: lugar. Con estas raíces se forma el topónimo Azcapotzalco, que significa “En el lugar de las hormigas” o “El hormiguero”.[1]

           

En la época prehispánica, los tlacuilos, escritores de los códices indígenas, representaban el nombre de Azcapotzalco con una hormiga roja en un hormiguero, rodeada de piedrecillas o de granos de maíz, que nos remite a una antigua leyenda que hace referencia al descubrimiento del maíz por el dios Quetzalcoatl.[2] Este símbolo también fue usado para representar a nuestro pueblo durante el periodo virreinal, e incluso en la actualidad lo encontramos claramente en diversos lugares de nuestra delegación, en el Metro, en diversas áreas y oficinas administrativas, en comercios, en calles, restaurantes, etc.

           

Existen varios códices elaborados entre el periodo del contacto y el Virreinato, que nos muestran gráficamente el símbolo de Azcapotzalco; entre estos tenemos el códice Mendocino, el códice Florentino, la Tira de la Peregrinación, el códice Aubin, el códice Xolotl, la Tira de Tepechpan, el códice Durán, el códice Techialoyan García Granados, el códice Osuna, y el códice Azcatitla, entre otros. También varias crónicas virreinales nos ofrecen datos importantes sobre el origen y el significado del nombre Azcapotzalco.

 

El dato más antiguo se remonta al siglo XIII d. C., cuando un caballero llamado Izputzal funda un poblado al que nombra Izputzalco; según esta fuente, este nombre, con el paso del tiempo se transformará en Azcapotzalco.[3] Otra versión menciona que es Matlaccoatl y su esposa Azcueitl quienes fundan en estas tierras hacia los años de 1152-1222, el poblado y la dinastía de señores tepanecas.[4] Una versión más señala que se llamó Azcapotzalco a esta tierra cuando llegaron los tepanecas, quienes nombraron a su provincia “el hormiguero”, por la gran cantidad de gente que venia con ellos.[5]

 

La carta de 1561 nos dice que:

 

La imagen de la hormiga no es superflua, porque de su nombre toma el suyo nuestra ciudad.[6]

           

Tanto las fuentes como las referencias, son claramente muy tardías y ubican la fundación y nombramiento de nuestro pueblo hacia el Posclásico temprano, tras la caída del Imperio Tolteca, entre la transición de las fases Tollan-Azteca I, entre los años de 1150 y 1250 d. C. aproximadamente.

       

Sin embargo, existe una evidencia poco conocida y poco analizada, que nos remite al uso de este símbolo a siglos atrás, hasta el periodo Clásico, durante las fases Tlamimilolpan a Xolalpan (250-450 d.C.), cuando Azcapotzalco florecía plenamente como el más importante enclave teotihuacano en el valle de México.  

 

En una de las paredes del conjunto residencial de Tetitla,[7] ubicado en Teotihuacan, “la ciudad de los dioses”, se encuentra la representación más antigua de la hormiga y el hormiguero, símbolos de Azcapotzalco. Al interior de un templo con pórtico, se encuentran las pinturas murales denominadas “diosas de jade” o “diosas verdes”, las cuales representan a sacerdotisas o a la gran Diosa Madre de Teotihuacan, sobre un trono, ataviada con un lujoso quechquemitl decorado con plumas y placas de jade con cruces y otros elementos. Sus rostros presentan máscaras con grandes orejeras discoidales y narigueras de precioso jade verde. Su tocado es un gran penacho decorado con la cabeza de un quetzal; lo decoran también otros elementos simbólicos, como corazones que chorrean sangre verde; resplandores solares, discos de jade, y largas plumas verdes y rojas.    

 

Réplica de una de las denominadas Diosas de Jade de Tetitla, que representa a una sacerdotisa o a la Gran Diosa Madre de Teotihuacan, la deidad acuática Chalchiuhtlicue.

 

Detalles del mural original, donde se observa el glifo del Azcatlputzallco,

con la hormiga roja rodeada de puntos redondos, que indican el hormiguero.

 

De las manos de las diosas brotan chorros de agua preciosa con objetos de jade, que caen hacia la tierra como símbolo de la fertilidad. Bajo sus manos, en ambos costados, entre el chorro de agua preciosa y el adorno de plumas del manto, se representan las grandes hormigas de color rojo oscuro rodeadas de puntos circulares, que indican un hormiguero, y que ascienden hacia las manos de las deidades.      

 

En este contexto, el símbolo de las hormigas y los hormigueros representan a la tierra, que es fecundada por la Gran Diosa Madre teotihuacana, quien bondadosamente fertiliza los campos con agua preciosa de jade, para que estos produzcan el alimento necesario para la supervivencia de los hombres.       

           

Sabemos por investigaciones recientes que una de las lenguas habladas en la ciudad de los dioses, era un proto-nahuatl, y que algunos de los glifos teotihuacanos como los del sitio arqueológico de La Ventilla,[8] tenían una lectura muy similar a la de los topónimos nahuas de los códices posclásicos del Altiplano central. Es por esto que es muy probable que el glifo representado en Tetitla, asociado a la Gran Diosa teotihuacana, fuese leído en ese tiempo como azkatl- putzall- koh, o “el hormiguero”, lo que nos haría remontar el origen del nombre de nuestra localidad a mucho tiempo atrás, cuando la ciudad de Teotihuacan se  encontraba en pleno apogeo, en fechas muy anteriores al Posclásico temprano,  ¡varios siglos antes de lo que se pensaba!.

 

Fragmento de pintura mural recuperado en Tetitla, del Acervo de la Zona de Monumentos Arqueologicos de Teotihuacan.[9] Se observa el cuerpo de la hormiga, sus patas traseras y los puntos que representan al hormiguero. 

 

Azcapotzalco constituyó en el periodo Clásico un importante centro provincial dependiente de Teotihuacan, con una población de alrededor de 10,000 habitantes, distribuidos en unidades habitacionales con templos, donde vivían artesanos, comerciantes, agricultores, guerreros, sacerdotes, etc. Este centro abarcó una extensa área al sur de la delegación, en los actuales barrios de San Miguel Amantla, Santiago Ahuizotla, Santa Lucía, parte de la refinería y sus alrededores.[10] No sabemos si ya desde estas épocas se conociera a la población con este nombre, pero si podemos afirmar por la evidencia de las pinturas murales de Tetitla, que el glifo toponímico que representa al hormiguero ya existía en el Clásico, y que en la ciudad de Teotihuacan ya se escuchaba decir en un nahuatl antiguo el nombre que llevaría siglos después nuestro pueblo: Azcapotzalco.

 

Glifos de documentos virreinales que representan el símbolo de Azcapotzalco; a) códice Mendoza, con la hormiga rodeada de granos de maíz, b) códice Techialoyan García Granados, la hormiga en el hormiguero.

 

  

LOS ORÍGENES DE AZCAPOTZALCO

Matlaccohuatl y Azcueitl: Fundadores de la dinastía tepaneca

 

 

Antecedentes

           

Según las fuentes históricas, es durante el periodo Postclásico Tardío, (aproximadamente en el siglo XII), cuando llegan al Valle de México varios grupos de chichimecas, procedentes del mítico “lugar de las siete cuevas”: Chicomostoc.[11] Uno de estos grupos, guiado por su caudillo de nombre Matlaccohuatl, [12]  se establece con su gente en Azcapotzaltonco.[13]

           

Los Anales de Tlatelolco señalan que:

 

Cuando llegaron, era jefe y llegó como primero Matlaccouatl..[14]

 

Partió y llegó primero el azcapotzaltcatl guiado por Matlaccouatl.[15]

 

Al llegar Matlaccouatl y su gente al valle:

 

Se fue a Azcapotzaltonco y pidió (la mano) de la hija del chichimeca Tzíhuac Tlatonac, una muchacha llamada Azcueitl.[16]

 

Los padres de la princesa Azcueitl,[17] Tzihuac Tlatonac y su esposa Youalcizatl, eran soberanos del poblado chichimeca llamado Cuitlachtepec;[18] el otro hijo de dichos señores, llevaba el nombre de Tochintecuhtli y fue soberano de Huexotla.[19]

           

Mediante esta alianza matrimonial, Matlaccouatl se establece con su gente en la región y gobierna junto con Azcueitl, como soberanos de Azcapotzalco,[20] durante 70 años de 1152 a 1222 d.C.[21]

           

Según los Anales de Tlatelolco, ambos soberanos son considerados los fundadores de la monarquía gobernante de Azcapotzalco, y sus descendientes directos ocuparán posteriormente el trono del señorío tepaneca.

 

Aquí empieza la genealogía de los reyes de Azcapotzalco. Cuando ellos llegaron ya se les habían adelantado los chichimeca, a saber:  Tzihuac Tlatonac, soberano de Cuitlachtepec.[22]

 

A la llegada de los mexica ya habían 170 años que existía el reinado de Azcapotzalco. Ya había habido cuatro soberanos en Azcapotzalco desde la fundación de la monarquía por Matlaccouatl y su esposa Azcueitl, hija de Tzihuatlatonac, quien fue soberano de los chichimeca en Cuitlachtepec, cuando llegaron.[23]

           

Durante su reinado, ambos soberanos engendraron al siguiente señor: Chiconquiauitl, quien gobernó el señorío a la muerte de su padre junto con su mujer, Xicomoyahual, hija de Umpantzin señor de Xaltocan y reinarán durante 26 años (1222-1248); de ellos, nacen los siguientes gobernantes: Tezcapoctzin y Acolnahuacatzin; el primero rigió el señorío por 35 años, pero no se casó ni tuvo descendencia, y al morir lo sucedió su hermano. Acolnahuacatzin asume el trono junto con su reina, una hija del señor Tequanitzin de Tenayocan, llamada Cuetlaxoch.[24]

           

Ixtlilxochitl menciona sobre este hecho que Acolhua, caudillo y señor tepaneca, solicita al gran chichimeca Xolotl, señor de Tenayuca, la mano de su hija Cuetlaxochitzin; a esta petición el soberano accede, y los admite en su señorío, dándoles tierras y pueblos para que poblasen sus vasallos; además les concede a la ciudad de Azcapotzalco por cabecera del nuevo señorío.[25]

           

Es en este momento cuando se establece la ciudad de Azcapotzalco como cabecera principal rectora de los pueblos dados a Acolnahuacatzin y a Cuetlaxochitzin por Xolotl Tequanitzin; es entonces cuando se conformará como tal el señorío tepaneca.

           

Ambos soberanos gobernarán ya con su corte bien establecida en Azcapotzalco, durante 60 años (1283-1343) y engendrarán a los señores Uitzilíhuitl Tepanquizqui; a Epcouatl; a la princesa Tlatzozonizcatl Moxotzin, quien se casó con Acolmiztli Uitzilíhuitl, de Coatlinchan; a Chalchiuhnenetzin; a Tianquizcatzin, y al menor Tezozomoctzin, quien heredará el señorío de Azcapotzalco al morir su padre [26] Acolnahuacatzin y sus dos hermanos mayores, asesinados por los de Coyoacan.[27]

           

El señor Tezozomoctzin Yacateteltetl Nipeuhqui, al subir al trono tepaneca, se casó con la hija de Yxcozauhcatzin, señor de Zauautlan, llamada Iztacxochitl, y engendraron primero a Epcouatzin Quaquauhpitzauac, señor de Tlatelolco; a Acolnauacatzin, soberano de Tlacopan; a Ateyolcocuatzin, señor de Acolman; a Maxtlaton, señor de Coyoacan; a Quaquauhtzin, soberano en Tepechpan y a Moquihuix, señor de Quauhnahuac.[28]

           

Ixtlilxochitl señala que Tezozomoctzin se casó con la señora Chalchiuhcozcatzin, con quien tuvo 11 hijos: a Maxtla, quien usurpó el trono; a Tecuhicpaltzin; a Tayauhtzin, soberano legítimo del señorío tepaneca; a Cuetlachcihuatzin, casada con Tlacateotzin, señor de Tlatelolco; a Cuetlaxochitzin, casada con Xilomantzin, hijo de Quetzalia de Culhuacan; a Tzihuacxochitzin, casada con Acolnahuacatzin, señor de Tlacopan; a Chalchiuhcihuatzin, casada con Tlatocatlatzacuilotzin, señor de Acolman; a Tecpaxochitzin, casada  y después separada de Tecpatl, señor de Atotonilco; a Papaloxochitzin, casada con Opantecuhtli, señor de Coatlinchan, y otras dos hijas más cuyos nombres no se mencionan.[29]

 

La Rueda del Tepanecayot, del codice Techialoyan García Granados. Muestra las principales ciudades tepanecas y los señores gobernantes, del Imperio de Azcapotzalco. 

 

El Tepaneca Tecuhtli Tezozomoctzin gobernó como soberano del señorío de Azcapotzalco entre 1343 y 1426 o 27, hasta su muerte, el año 12 tochtli[30] o 13 caña, cuando su hijo Maxtlatzin se adjudica el trono tepaneca, usurpándolo de manos de su hermano Tayauhtzin, a quien condena a muerte.[31]

 

Maxtla contraerá nupcias con la señora Tlazihuatecpantzin[32] y gobernarán en Azcapotzalco únicamente por unos años,[33] ya que es bajo su gobierno, cuando cae y se desintegra el señorío tepaneca de Azcapotzalco entre 1428-30, según Ixtlilxochitl, vencido y sojuzgado por la alianza creada por Netzahualcoyotzin, señor de Texcoco e Izcoatzin, señor de Tenochtitlan, con apoyo de Totoquihuatzin, señor de Tlacopan.[34] Maxtla será capturado y sacrificado en la plaza mayor de Azcapotzalco, y a su muerte la cabecera del señorío terminará como una ciudad sujeta al dominio de Tlacopan.[35]

 

Sin embargo, y a pesar de la caída del señorío, la influencia de los señores tepanecas de Azcapotzalco no se extinguirá y continuará influyendo a muchos linajes importantes de las ciudades principales de la cuenca del México; esto ocurrirá principalmente en la ciudad de Tlacopan, que se erige como la nueva cabecera tepaneca del señorío, que se repartirá y ampliará el Imperio junto con los señoríos aliados de Tenochtitlan y Texcoco. 

Conclusiones

Como pudimos ver, los soberanos Matlaccouatl y su esposa Azcueitl, de origen chichimeca, fueron los fundadores de la principal dinastía tepaneca que sentará sus reales en Azcapotzalco, y cuyos descendientes ocuparán el trono de muchas de las ciudades importantes de la cuenca de México, sujetas al señorío tepaneca.

           

Su hijo, sus nietos, su bisnieto y sus dos tataranietos fueron soberanos del señorío tepaneca, cuya cabecera principal rectora se encontraba en la ciudad de Azcapotzalco; sus demás tataranietos y tataranietas fueron también soberanos en importantes ciudades de la cuenca, como Tlacopan, Tlatelolco, Acolman, Coyoacan, Tepechpan, Quauhnahuac, Culhuacan, Atotonilco, y Coatlinchan.

 

La sangre de Matlaccouatl y de Azcueitl, corrió por las venas de muchos príncipes y señores descendientes de uno de los principales y más nobles linajes del Anahuac: el tepaneca. 

Notas:

[1] Luis Cabrera, Diccionario de Aztequismos, Biblioteca del Oficial Mexicano, SEDENA, México, 1995, p. 38

[2] Miguel León Portilla, “Leyenda de los Soles, Manuscrito de 1558”, en Literaturas de Mesoamérica, SEP, México, 1984, pp. 70-72. 

[3] Fernando de Alva Ixtlilxochitl, “Sumaria relación de las cosas de la Nueva España”, en Fernando de Alva Ixtlilxochitl, Obras Históricas, UNAM, México, Tomo II, Capitulo V, 1985, p. 296.

[4] Anales de Tlatelolco. Unos Anales Históricos de la Nación Mexicana y Códice de Tlatelolco, Henrich Berlín y Robert Barlow, (edit.), Porrúa, México, 1980, pp. 21,31,44,45.

[5] SEP, “Códice Ramírez, Relación del origen de los indios que habitan en la Nueva España según sus historias”, en Colección de documentos conmemorativos del DCL aniversario de la fundación de Tenochtitlan, Documento no. 2, México D.F. 1975, p. 11.   

[6] AGI, “Carta de la Ciudad de Azcapotzalco al rey Felipe, 1561”, Audiencia de México, Sevilla, 1842, en Francisco Miranda Godines, Dos cultos fundantes: Los Remedios y Guadalupe (1521-1649), Colegio de Michoacán, México, 2001, Apéndice IV, pp. 489.496. 

[7] Beatriz de la Fuente, La pintura mural prehispánica en México: Teotihuacan, Tomo I, UNAM, Instituto de Investigaciones Estéticas, México, 1995.

[8] Tomothy King y Sergio Gómez, “Avances en el desciframiento de la escritura jeroglífica de Teotihuacan”, en La costa del Golfo en tiempos teotihuacanos: propuestas y perspectivas,  Memoria de la Segunda Mesa Redonda de Teotihuacan, Ma. Elena Ruiz y Arturo Pascual Soto, (edits), INAH, México, 2004, pp. 201-244.

[9] INAH, Proyecto Pintura Mural in situ 2010; coord. Gloria Torres y Claudia López; dibujó: A..Visual Nohemi Márquez; registro de Judith Alva Sánchez.

[10] Raúl García Chávez, “La relación entre Teotihuacan y los centros provinciales del Clásico en la Cuenca de México, en Ideología y política a través de materiales, imágenes y símbolos, Memoria de la Primera Mesa Redonda de Teotihuacan, Ma. Elena Ruiz (edit), INAH, México, 2002, pp. 501-527.    

[11] López Austin, Alfredo; 1993, “Mitos de una migración”; en Arqueología Mexicana, octubre.-noviembre 1993; Vol. I, No. 4, pp.33-35, INAH, Mex.

[12] El nombre Matlacoatl o Matlaccouatl; posiblemente deriva de las raíces nahuas: matlatl - red ó Matlactli - diez, y de coatl - serpiente: “la red de serpientes” o  “el diez serpiente”, posiblemente el nombre calendárico del soberano.

[13] Azcapotzaltonco; “lugarcillo del hormiguero”, actualmente la Villa Nicolás Romero, cerca de Atizapán.

[14] Anales de Tlatelolco, Unos Annales Históricos de la Nación Mexicana y Códice de Tlatelolco; Preparación y anotaciones de Heinrich Berlín; interpretación  de Robert H. Barlow; edit. Porrua, Mex. 1980; párrafo 70, p. 21.

[15] Anales de Tlatelolco; op.cit. ;  párrafo 106, p. 31.

[16] Ibídem, Párrafo 71, p. 21.

[17] El nombre Azcueitl, posiblemente deriva de las raíces nahuas: azcatl - hormiga y cueitl - falda; “La de las faldas de hormigas” o “La que tiene hormigas en su falda”, seguramente refiriéndose a la decoración simbólica de su vestimenta.

[18] Cuitlachtepec; mencionado como lindero entre Xaltocan y Tultitlan, cercano a Temacpalco; Anales de Cuauhtitlan, 108, 166; Citas de Barlow, Anales de Tlatelolco, op.cit., p. XXIII.

[19] Anales de Tlatelolco; Op.cit., párrafos 98, 100; p. 27-28.

[20] Ibídem; párrafo 208, p.45.

[21] Barlow; ibídem; Cuadro Genealogía de la Dinastía de Azcapotzalco, p. XXV.

[22] Anales de Tlatelolco; Ibídem, Párrafo 69, p. 21.

[23] Ibídem; párrafo 207, p. 44.

[24] Ibídem; párrafos 207-211, pp. 44-45.

[25] Fernando de Alva Ixtlilxóchitl; 1935-1985, “Obras Históricas”, T. II; cap. V, p. 17.

[26] Anales de Tlatelolco; ibídem, párrafo 211, p. 45.

[27] Ibídem; párrafo 74, p. 22.

[28] Ibídem;  párrafos 75-79, p. 22.

[29] Ixtlilxochitl; Op.cit. T. II, cap. XIV; p. 37.

[30] Anales de Tlatelolco; ibídem, párrafos 258, p. 55.

[31] Ixtlilxochil; ibídem, T.I, pp. 350, 353-354, 539; T. II, 55-56.; T.II, p. 56.

[32] Ibídem, T.I, p. 358.

[33] Anales de Tlatelolco; ibídem, párrafo 260, p. 55.

[34] Ixtlilxochitl,; ibídem, T. II, cap. XXXI, pp. 79-80.

[35] Ibídem, T. I, pp. 44-446; II, p. 80; I, p. 379.

 

Arqlgo. Gilberto Pérez Rico
gilrico1@hotmail.com

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