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No te olvides de los poetas


Teresinka Pereira
tpereira@buckeye-express.com

Este es el título de una antología que me llamó la atención por ser tan explícito. Los poetas que se presentan en esta antología de la República Dominicana están todos muertos. El propósito del texto es muy noble: mantener la memoria de los poetas que murieron sin llegar la fama a su vida.

Cada país tiene sus poetas favoritos en la historia literaria: Estados Unidos tiene a Walt Whitman; Nicaragua, Rubén Darío; Chile, Gabriela Mistral y Pablo Neruda; Colombia, Asunción Silva; Cuba, José Martí; Francia, Víctor Hugo y Rimbaud; Alemania, Goethe; España, tuvo tantos... tuvo a Garcilaso de la Vega, Góngora, Gustavo Becquer, García Lorca; Persia, a Omar Khayyan, etc... Brasil tuvo varios: Gonçalves Dias, Augusto dos Anjos, Olavio Bilac, Manuel Bandeira, Carlos Drummend de Anrade, y otros, pero me sale Castro Alves, dejando al lector a elegir los que piensa que deberían ser incluido aquí. Esto se debe a que mi intención no es tratar a los poetas muertos, sino de los que estén vivos y que aún no son reconocidos como "grandes poetas".

El escritor Joaquín Moncks afirma que el poeta, como persona, es un pequeño valle en la "columna social", porque hay un montón de gente más importante en los medios de comunicación: "Es que el poeta no nació para obtener fama en vida. El poeta vale más muerto que vivo" confirma.

Hermann Hesse, alemán naturalizado suizo, recibidor del Premio Nobel de Literatura en 1946, decía sobre los poetas muertos:

La gente tiene la tendencia inextinguible, en vez de auténticos y buenos poetas, leer preferentemente los residuos. Despreciar y dejar sin alimento su inteligencia, tiene al menos un consuelo: las mismas personas, cien años después de que ya el despreciado autor ha muerto, no miden sacrificios ni esfuerzos para tratar de resucitarlo, principalmente porque están aplaudiendo, honrando, el poeta no es más una molestia, el muerto es un erudito, un funcionario, un consejero...

El poeta muchas veces llega a querer morir para ser reconocido y muchos anuncian su propia muerte, como Manuel Bandeira, que sufría de tuberculosis y vivía anunciando su propia muerte, pero vivió hasta los 82 años. Hoy en día tenemos otras enfermedades más mortales que la tuberculosis: el SIDA, el cáncer, y más recientemente, el ébola. Sin embargo, estas enfermedades no son románticas, y todos tratan de evitarlas. Amenazan con el suicidio.

El poeta americano Dennis Kann, cuando era mi marido, siempre hablaba de suicidio. Su poesía era bella pero muy trágica:

La vida es el fin.

El ser humano es el fin.

La vida es un dormir y caminar entre catástrofes.

Dennis Kann

Pero Dennis tenía una influencia terrible del poeta francés Albert Camus, de quien vivía citando las frases del libro Le Mythe de Sisyphe: "Sólo hay un problema filosófico verdaderamente serio y éste es el suicidio." El existencialismo de Camus tuvo sus problemas, sin embargo Camus no llegó a suicidarse, porque murió de un accidente. El poeta Dennis Kann no era plenamente existencialista, era paradójico y terminó suicidándose.

Como poetas siempre queremos atención. Para eso llegamos a ser existencialistas, a abusar del erotismo o del tema de la muerte. A veces combinamos el tema de la muerte con el amor, ¡Porque morir de amor es tan romántico! Y nos quejamos, porque nuestra familia es la primera en no entender nuestra personalidad ni nuestra poesía, y después los compañeros de escuela o de trabajo que nos acusan de "poeta loco/a". Entonces la locura pasa a ser nuestra mejor arma contra la sociedad, aparte de nuestra vanidad, porque nuestra voz, nuestra palabra es esencial para la gente de nuestro país, mas ahora con Internet, para el mundo entero.

Volviendo al título de la antología mencionada antes, estamos de acuerdo con Freddy Gastón Arce, uno de los poetas "no olvidados" de la antología mencionada arriba que dice:

...todo el mundo sabe que por la boca del poeta hablará la tierra que mordieron al nacer. Porque todo el mundo sabe que no se puede morir sin dejar carbón como valiente palpo la parte posterior de un potro.

Por lo tanto, incluso las amenazas del poeta en versos sobre el papel o la pequeña pantalla del ipad o portátil tienen su validez. Diablos es que algunos poetas conscientes de su vanidosa madurez responden con las razones de la cordura que no viene al caso, o la "gracia divina", que no existe...

Así que pedimos, en nombre de todos los poetas o vividores suicidas, que expresemos nuestro dolor para vivir muriendo, con la libertad de la que tenemos derecho: 

Derecho de poeta

No oculto la verdad

No me haga de modestia

No finjo que escribo

para mí misma.

Soy un ególatra poeta

y exijo mi derecho

a la soledad perpetua!

Teresinka Pereira

Y no puedo terminar sin citar a Walt Whitman en este sentido: "Vida, supongo que es el residuo de muertes incalculables".

Traducción: Nathaly Ramos

 

Teresinka Pereira
tpereira@buckeye-express.com

 

 

 

 

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