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Carlyn Luke Reding
Poesía femenina norteamericana
(Presentación y traducción: Horacio Peña)

Carlyn Luke Reding nace en Texas, y desde muy temprano sus ojos recorren la casi ilimitada geografía del Estado. Este martes 11 de mayo se graduará en el Seminario del Suroeste, y luego será ordenada sacerdote en la Iglesia Episcopal. Incansable viajera, ningún paisaje le es desconocido, ninguna gente le es extraña.

Dos ríos, Brazos y Colorado, llenan su vida y su poesía. Pero además de viajar en estos ríos, Carlyn recorre el río de la historia y el río del tiempo. Lenguaje marítimo, fluvial, y lenguaje terrestre. En su poesía se refleja todo el mundo a través del cual Carlyn canta, describe, pinta y danza. Y medita, su poesía en una profunda, larga y constante meditación sobre el ser y el hacer del hombre. De la mujer. Cada momento de la historia y de la vida, se transforma en poesía: trágica o luminosa de alegría. La sequía, la inundación del río, es la seguía del alma y la inundación de la gracia en el alma del mundo. Corrientes de agua, corrientes de luz que rebalsan las calles y avenidas de la amenazante ciudad, donde Carlyin ha vivido y sonado.

Ofrecemos tres traducciones de sus poemas. Paisaje de montañas, de mesetas, de praderas, que es también un paisaje espiritual.

                  Abandonando los álamos

En las sombras
bajo una lluvia que parece caminar incesantemente
volcanes dormidos
laboratorios y radiaciones
graban el desierto en un agua fuerte.
Bajo el trueno
en una luz explosiva
talladas a lo largo de la Sangre de Cristo,
las mesetas nos devuelven las tradiciones
del pueblo de Taos
de Santiago
y de San Francisco.

                  Cruces de Morada Lane

Envuelta en un rebozo de sombras de la tarde
la montaña de Taos se levanta sobre la tierra de Pueblo,
mientras los cuervos revolotean sus cercas.
Luego descansan y cuentan historias,
Los coyotes escuchan.
Antiguos rituales de campanas de iglesias y toques de tambores
se filtran a través de las ventanas francesas,
rodeando el blanco salón de Madera
mientras la meditación evoca la plegaria de la tarde.
Después los coyotes aúllan contra las bendiciones.
Un manto con pliegues de la madrugada, adorna el bosque.
Una alta cruz se graba en el cielo de obsidiana
y señales de humo dan fuego a las brillantes plumas
debajo de la pálida cruz.
Los cuervos chillan, se miran el plumaje.
Más allá de Morada Lane, en la pradera llena de arbustos
una famosa y pequeña cruz
que dibujó una vez Georgia O’Keeffe,
se dobla bajo el peso de la tradición.
Los coyotes cuentan las cruces y aúllan toda la mañana.

                  Acequias en la sombra

La montaña de Taos,
Madre de Pueblo,
inicia la ceremonia de Observación
bajo una hilera de nubes.
Ella truena
mira mis curvas y diagonales
toca estos filosos bordes y dibujos pétreos
recorre esta memoria monumental de las olas
reconoce la selva del Pinon
reflejo de antiguos océanos.
Sensual bajo su manto
Taos envía lluvias y nieve derretida
a través de las acequias,
sus canales sagrados
en el infinito de la existencia.
Ella halaga
ven a mí
entregate.
Yo me inclino y oscilo su incensario
huelo el incienso
tomo su cáliz
bebo su vino.

http://www.laprensa.com.ni/2010/05/15/suplemento/la-prensa-literaria/1699

Horacio Peña
Gentileza de Arturo Álvarez D´Armas 

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