¿Quiénes, sino ella y yo? 
Fabián Irineo Pelaez

¿Quiénes, sino ella y yo?

Fotografía de amor eterna.

Luego de una avalancha de abrazos y algunos besos en penumbras desapareció de mi lado, casi corriendo hacia el otro extremo de la habitación para tomar la perilla y encender la luz del velador.

Había roto el climax, aunque el aire seguía cargado de ese fuego invisible que despierta la pasión.

Nos miramos nuevamente. Tomó mi mano y nos sentamos pegados uno frente al otro en el colchón, hasta que en un movimiento alado, ese ángel, me regaló la imagen de su frágil espalda.

De por ahí sacó un libro, y con sus suaves manos acarició le tapa.  Después se inmovilizó unos instantes, como escuchando un sonido que a ella solo llegaba. Luego, fue hojeando sus páginas hasta encontrar la que guardaba los pétalos perdidos de una flor desnuda.

Con sus manos tibias tomó el tallo y la miró, como quien mira un ocaso; luego me la ofreció.

Sin decirme algo volvió su vista al libro, y me recitó un mágico poema cargado de tinta tenue dibujada en papel de añoranzas.

Narró con ritmo, siguiendo el compás cadencioso de los puntos y las comas. Allí me di cuenta que la suave música de su voz le hacía amor a mi alma. Y  las dos almas volaban.

Se habían dormitados nuestros besos en un sumiso almohadón de plumas para escuchar aquella música sacra.

Fue antes de fundir nuestros cuerpos que jugando, descubrimos una manera simple y pura de  fusionar nuestras almas.  

Fabián Irineo Pelaez 
Buenos Aires- Argentina

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