Prisión perpetua
de Ricardo Piglia
Derechos de autor de la reseña ensayística Oswaldo Paz y Miño J

Ricardo Piglia transita por los niveles superiores de las letras contemporáneas. Su metaliteratura fascinante, extravagante, rara por excepcional, tiene afinidades y líneas similares en poquísimas plumas privilegiadas, en predestinados, escogidos, extraordinarios escritores que en nuestro medio aún son escasamente conocidos y marginalmente difundidos. Es uno de los geniales literatos vivientes. Un argentino hecho de palabras y concepciones diferentes, universales, las justas llenas de contenido. Un fuera de serie que se atreve con la narrativa, el ensayo y la crítica, que escribe para descifrar a la literatura. Un alquimista, un conocedor de fórmulas y claves que permiten al "Último lector" captar la esencia de la vida a través de sus trazados. Un tallador de historias, de finales siempre difíciles, de conclusiones rotundas o inconclusas, similares a las muertes inesperadas, a los rompimientos abruptos, a los giros brutales del destino, que llegan cargados de incógnitas, ésas que jamás se pueden despejar.

Es Ricardo Piglia un escribiente que provoca agobios, ausencias, intrigas y suspensiones en los leyentes. Sus historias conducirán a los incautos al filo de la navaja, a los más atentos o entrenados a partir en añicos todas las rutinas, a despertares místicos, a exploraciones particulares de las que brotarán sumisiones que permanecían ocultas. Las nouvelles que hoy en cuerpo presente y único os dejamos para vuestro deleite o para vuestra caída definitiva no admiten improvisaciones, ni dudas, se han escrito para aquellos que desean hacer camino al andar, resueltos a no volver la vista atrás. Tienen riesgos similares a los que se dan cuando se escogen setas comestibles, habrá que saber discernir. Se han incluido en proporcionadas y bien recetadas dosis raciones de autobiografía, relato, diario, novela negra, ficción e historia. Talante y talento de sobra, luces y sombras, venenos y antídotos son las pequeñas muestras de que la trama de la vida es pura literatura. Nuestras existencias son "Relatos Reales". Ésa una de las pistas. Todos, con más o menos artes, hacemos trazos íntimos o públicos, caligrafías personalísimas que se exponen ante muchedumbres. Por la narrativa nos juntamos en el mismo puente. De ella partimos hasta para excluirnos, para amarnos y odiarnos, para desearnos o repelernos, para acariciarnos o golpearnos. Somos ante los demás, lo que escribimos, con los gestos, con los quejidos, con los conocimientos, con los orgasmos, con el alma, con las acciones, las pasiones y las omisiones. Somos autores por destinación y sin haberlo consentido, sin percatarnos, y por platónicas circunstancias creamos historias a veces inenarrables, impregnadas de confusiones hostiles, de amores tórridos. Escribimos sin escribir. Somos activos y pasivos, dependiendo de cómo leemos y por la forma en que los demás nos leen. Sin descartar, claro, que todo puede ser apariencias, engaño, inventos, ficción.

"El autoengaño es una forma perfecta. No es un error, no se debe confundir con una equivocación involuntaria. Se trata de una construcción deliberada, que está pensada para engañar al mismo que la construye. Es una forma pura, quizá la más pura de las formas que existen". Pág. 62

La obra de esta semana viene con el sello Editorial Anagrama. Se ha publicado en España por primera ocasión en octubre de 2007. Se ha prensado en 150 desafiantes cuartillas. !Atrévase.! 

Datos biográficos: Ricardo Piglia nació en Adrogué, provincia de Buenos Aires, en 1941. En 1955, debido a "una historia política, una cosa de rencores y odios barriales", su familia se mudó a Mar del Plata, donde Piglia descubriría a Steve Ratliff ("un yanqui extraño"), el mar y el mundo literario. En 1967 apareció su primer libro de relatos, La invasión, premiado por Casa de las Américas. En 1975 publicó Nombre falso, libro de relatos que ha sido traducido al francés y al portugués. En 1980 apareció Respiración artificial, de gran repercusión en el ambiente literario y considerada como una de las novelas más representativas de la nueva literatura argentina. Su siguiente novela, Ciudad ausente, demoró doce años en aparecer. Basado en esta novela, Piglia elaboró en 1995 el texto de una ópera con música de Gerardo Gandini. En noviembre de 1997 se le concedió el Premio Planeta por la novela Plata quemada. Integraron el jurado: Augusto Roa Bastos, Mario Benedetti, Tomás Eloy Martínez y María Esther de Miguel.

Dr. Oswaldo Paz y Miño
Autorizado por el autor
Gentileza de "Desde la Acacia: la vitrina de los libros y autores"
http://lavitrinadeloslibrosyautores.blogspot.com/

 

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