El Manuscrito Carmesí, de Antonio Gala
La historia de la pluma portentosa de Antonio Gala
Reseña ensayística Dr. Oswaldo Paz y Miño Jaramillo

Viene conmigo esta semana, un escritor de portento. Especialmente preferido. Digo más, querido, a quien esta: “La Vitrina de los Libros”, lo presentó por primera vez hace al menos un par de años y del que se ha comentado en está página varias de sus estupendas obras. Sabemos, de fuentes directas, de boca propia, del testimonio de muchos de nuestros lectores, y de los amigos libreros, que, luego de que lo diéramos a conocer en el medio, Antonio Gala se les quedó enganchado mutuamente y eso nos place, nos alienta y nos tienta a ser reincidentes. Nos obliga a proponer otro de sus trabajos hermosos, para muchos, el mejor de todos los que ha escrito, éste Andaluz, a tiempo completo, nacido para más señas, en Brazatortas, Córdoba, en 1936.

Poeta, dramaturgo, novelista y Licenciado en Derecho, Filosofía y Letras y Ciencias Políticas y Económicas, Antonio Gala está en el selecto grupo de escritores que parecen ser los dueños de todas las palabras. Por lo que leer sus obras, es algo así como decantar las palabras. Impregnarse de las más bellas, de las mejor escogidas, de las más oportunas, de las más sabias y profundas. De las más tiernas, de las más tristes. De las más dolorosas. De las mejor acompañadas. De las más selectas, fáciles, y fragantes. Leerlo es como asistir a la creación de la más bella joya. Escribe a mano, lo que su sabiduría y estilo producen. Su escritura es arte puro. Su prosa y su poesía, están hechas de filigrana letrada, del mejor gusto. Continente y contenidos de marca propia. De honduras inconmensurables. El castellano, vivo y exultante de vivir. Gala, destinado a escribir para que a nuestra lengua nunca le falte oxígeno. Escribe. Y escribió, en 1990, la magistral novela que hoy se instala en la portada: “El Manuscrito Carmesí”. El Premio Planeta de Antonio Gala. Publicación impresa en España, de cuarta edición booket 1998, de seiscientas doce páginas. 

Novela histórica, es el “Manuscrito carmesí”. Las causalidades andaluzas de Antonio Gala, lo pusieron frente a frente con las memorias de Abu Abd Allah, más conocido entre los de Castilla, como Boadbil, quien entregó El Reino de Granada a los Reyes Católicos el 2 de enero de 1492. Fue la cabeza del último reino musulmán en España. Comprendía tal las actuales provincias de Almería, Málaga, Granada, la parte meridional de las de Jaén y Córdoba, la oriental de Cádiz y la occidental de Murcia.

 

“La ordenación de los hallazgos de la Karauìn (1931), duró mucho, y no todas las manos que en ella intervinieron fueron tan honradas como habría sido de desear. Desaparecieron numerosos manuscritos de valor histórico incalculable. Algunos de ellos han reaparecido con los años en bibliotecas públicas o privadas europeas, e incluso en poder de anticuarios o libreros más o menos desaprensivos. El manuscrito carmesí, que formaba un tomo de grosor considerable, había sido hurtado ya antes de la segunda visita de los arquitectos. Por avatares que el hombre no es quien no sólo para descifrar, sino siquiera para plantearse, llegó a mi conocimiento su paradero en una conocida biblioteca de Rabat.” Pág. 8. 

Destino de por medio, como consta y de los documentos dejados para la posteridad por el propio Boadbil, Antonio Gala reconstruye la vida del último Sultán de Granada, del último Señor del Alhambra. Un personaje fascinante. Uno, que da el salto de la niñez a la adultez, en las circunstancias más duras para su tierra y su gente. Un hombre amante de la paz, que no hizo ascos a la guerra, pero que prefirió capitular a tiempo, ante la evidencia de que la lucha sólo serviría para cubrir la inevitable derrota con más sangre y destrucción.

Boadbil, tuvo el coraje para cerrar uno de los capítulos más emocionantes, complejos y tristes de la historia de un pueblo, de un reino, que a la postre con su rendición terminó por partir al mundo en dos. La capitulación del Reino de Granada, la toma del Alhambra, el principio del fin de una época de esplendor para la humanidad que la religión conquistadora, la Católica Apostólica y Romana pretendió simplemente desaparecer de un sólo tajo. Y que no ha podido. Los ochocientos años musulmanes en tierras ibéricas se repasan en el volumen intenso que hoy proponemos.

“Y sin nosotros la historia de España será otra. Cristianos y musulmanes, durante ocho siglos, hemos vivido y muerto los unos por los otros; nos hemos observado, odiado, perseguido, imitado, hemos convivido. ¿Cómo viviréis ahora sin el otro, en qué espejo miraros, qué Granada añorar, qué Paraíso perdido reconquistar, qué quiméricos jardines echar de menos en medio del invierno? Tendréis nostalgia de nosotros, porque no sabréis que hacer con Granada…Todo lo que colorea nuestra vida, la nuestra se considerará pecado y crimen: la variedad de los amores corporales, la pasión esencial por este mundo, el refinamiento y la indolencia. ¿Qué será, fuera de ellos, Granada, sino un bien decorado túnel que no conducirá a ninguna luz? Vuestras plegarias han sido concedidas: quizá eso es lo peor que a un pueblo guerrero le puede suceder; ahora tendréis que inventaros aventuras, nuevas, nuevos proyectos inimaginables, enemigos diferentes. Porque, ¿qué es castilla sin enemigos, don Gonzalo? Pág. 471.

“El Manuscrito Carmesí” es una bitácora añeja. Un diario que recuperado después de siglos, se ha escrito a dos manos. Al alimón, desde la transparencia de la mente invisible y atemporal que une a Boadbil y a Antonio Gala con un hilo comunicante: El amor. Si el amor en muchas de sus manifestaciones. En sus comunes identificaciones y expresiones. Sin las mismas sensibilidades en el amor, y por el amor, Gala no habría podido recrear, ni transcribir el alma del Rey de Granada. Eso está claro. Porque Gala, ha recogido el pautaje, del Sultán para hablar de él. Ha re escrito la historia que estaba mal contada, desde la versión del principal protagonista. Y lo ha rescatado. Lo ha ubicado. Como hombre de a pie. Y como Estadista. Como ciudadano llano y como excepcional humanista. Amante de su pueblo. De la paz. De la naturaleza. De la cultura. De la vida. De los libros. De la tolerancia, practicada y no teorizada solamente. En Granada convivían las tres religiones. Las tres culturas. En Castilla, desde el fundamentalismo, la pacatería y las traiciones diarias de los Reyes Católicos, se perseguía, todo lo que no tenía olor a cristiano. Se chamuscaba, todo lo que no era dogma cristiano. Se incendiaba vivos a los hombres y mujeres, que ejercían el pensamiento libre y racionalista. Pero no se mataban las ideas. Porque estas, no eran combustibles. Eran sí, contaminantes. Brillaban ante tanta oscuridad retrógrada y ambiciosa, en la que los favores del cielo, se lograban con acuerdos terrenales e intrigas, y conspiraciones, al más alto nivel. Todo en nombre de Dios.

“–Quizá no. Los gastos se costean en principio, con los desembolsos ordinarios del tesoro. En alguna señalada circunstancia, como para la campaña en que se tomo Alora, el Papa ha concedido también una bula de cruzada para los que asistieran a ella o ayudaran con sus limosnas.

-¿Bula de cruzada?-pregunté enarcando las cejas.

-Sí; a cambio de los bienes donados o de la asistencia a la guerra, confiere la Iglesia determinadas indulgencias (cuando hablé con vos en Lucena os burlasteis de ellas), o determinadas dispensas, como la poder comer carne en cuaresma.

-Prefiero que continuéis hablándome de guerra; cuando habláis de vuestra religión no consigo entenderos.” Pág. 317.

La vida de Boadbil y la de Los Reyes Católicos estuvieron muy vinculadas. La guerra de la reconquista se inicia en el año 1481 y se alarga hasta 1492, tiempo en el que Boadbil casa adentro habría de superar luchas intestinas, conspiraciones, intentos de asesinato, rivalidades familiares y todo ese tipo de dentelladas que el poder da y recibe.

La magistral pluma de Antonio Gala hace al lector partícipe casi hasta el rozamiento con los detalles íntimos de una vida acechada desde las externas e internas relaciones. Boabdil, en el “Manuscrito carmesí” no se calla nada. Recuenta sus días con pulcritud suicida. Todo queda en evidencia. Sus más nobles virtudes y sus más caros defectos. Agnados y cognados. Amigos, enemigos y amantes de los dos sexos, expuestos a flor de piel. Antonio Gala no tuvo recato en transmitir lo que Boadbil dejó para la posteridad.

Lo más triste de este libro, amigo lector, es concluir su lectura. Llegar al final. Pero eso es la vida. Tránsitos y despedidas. Unas temporales y otras definitivas.

 

Dr. Oswaldo Paz y Miño
Autorizado por el autor
9 de noviembre de 2008

Gentileza de "Desde la Acacia: la vitrina de los libros y autores"
http://lavitrinadeloslibrosyautores.blogspot.com/

 

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