La violencia en escenarios y espectáculos deportivos
Dr. Oswaldo Paz y Miño J.
Especialista Ecuatoriano en Derecho Deportivo 

“Un vacío asombroso: la historia oficial ignora al fútbol, los textos de historia contemporánea no lo mencionan, ni de paso, en países donde el fútbol ha sido y sigue siendo un signo primordial de identidad colectiva juego luego soy: el estilo de juego es un modo de ser, que revela el perfil propio de cada comunidad y afirma su derecho a la diferencia..” Eduardo Galeano

Será nuestro planteamiento, sobre la violencia en espectáculos y escenarios deportivos, para ello debemos inicialmente tratar el problema de la violencia en general.

En nuestro país, la violencia es fenómeno social que sin duda, ha crecido en los últimos años por diversas causas, identificadas perfectamente por los sociólogos y que tienen como origen la pobreza, la marginalidad, la injusta repartición de la riqueza, antecedentes o caldo de cultivo inmediato para la delincuencia, la intolerancia, y la agresión.

La violencia le es consustancial al hombre y ahora desgraciadamente consustancial a la sociedad, pero si bien la violencia ha existido desde tiempos remotos en la sociedad, hay que reconocer que durante estos últimos años se ha convertido en uno de los temas más preocupantes , debido entre otras cosas, a las nuevas formas que ha asumido y al incremento alarmante de su magnitud.

El Ecuador no cuenta de acuerdo con los estudios realizados por la facultad latinoamericana de ciencias sociales, -FLACSO-, con una estrategia integral de seguridad ciudadana y tampoco tiene un plan nacional de prevención de la violencia, razones: poca organización social, falta de liderazgo y medios económicos insuficientes, pocos proyectos de autodefensa aislados y esporádicos han surgido y muchos han terminado aplicando la barbarie como forma de justicia esto es practicando el linchamiento y o la tortura, en una muestra clásica de la justicia por propia mano. la violencia ha superado al estado de derecho y el estado no ha actualizado el derecho para enfrentar a la violencia.


En las ciudades más importantes del país, Quito y Guayaquil, la violencia callejera se muestra permanentemente, asaltos, robos, secuestros, sin duda se han desarrollado peligrosamente, a tal punto que por ejemplo, las ultimas campañas por las alcaldías entre sus más elaboradas propuestas destacaban la lucha contra la delincuencia, en una tarea que hasta hace poco los municipios no tenían a su cargo tan frontalmente.

Sin en la sociedad en general se vive una situación de violencia en lo particular, entendido por esto el campo del deporte, no se hacen excepciones, el aumento de actos violentos en los espectáculos deportivos, especialmente en el fútbol profesional, sin desechar graves incidentes en campeonatos estudiantiles o en competencias menos publicitadas que terminaron en reyertas, con contusos, y heridos nos llevaron a meditar sobre un hecho que ha surgido de alguna manera con la complicidad social y estatal. Esto es la violencia organizada en los escenarios y espectáculos deportivos.


Somos rotundos y enfáticos en afirmar que la violencia en escenarios y espectáculos deportivos ha contado con el silencio consentidor del estado y de las entidades privadas que hacen deporte, que tienen que ver con el deporte, que informan sobre el deporte, que lo promueven, ya que a mas de no enterarse del problema de la violencia, en muchos casos la han alentado por acción o por omisión.


Todos han hecho mutis en el foro, simple y sencillamente, y en nada o casi nada han intervenido para concienciar una y adentrarse en una realidad social incontrastable. Hasta el día de hoy, el tema es coyuntural, para la mayoría de medios de comunicación.


La violencia en escenarios y espectáculos deportivos según nuestros estudios ha encontrado elementos desencadenantes en hechos sociales propios de la actualidad: El racismo, el regionalismo, el machismo, el fanatismo. Manifestaciones de violencia alrededor de espectáculos masivos, donde precisamente, en la masa los individuos violentos al amparo de la impunidad y del anonimato que esta ofrece, cometen sus fechorías.


Las frustraciones sociales de todo tipo que llevan a cuestas especialmente los jóvenes que integran los grupos organizados o barras bravas, hacen que el campo deportivo sirva de catalizador de esa agresividad social retenida y desplegada en las contiendas deportivas, desatando en los escenarios deportivos conductas violentas y agresivas. 

No a la violencia. El fútbol es solo un juego. No al fanatismo.


La violencia en la practica de algunos deportes como el fútbol, dentro del campo de juego es producto espontáneo del mismo fragor de la contienda deportiva, cuando en ocasiones rebasa el campo y contagia las gradas todavía se puede entender producto de la pasión del partido, más, lo preocupante desde nuestra óptica sucede cuando los desbordamientos toman otra forma, cuando sin consideración de grupo social o país, los violentos se organizan y entonces árbitros, jugadores, publico en general se ven en medio de verdaderas batallas campales entre bandos organizados que han asistido al evento deportivo, no necesariamente para mirar como aficionados, sino para agredir, ofender, atacar a otros seres humanos, bajo la coartada de portar o vivar una camiseta deportiva.


Este tipo de violencia organizada, premeditada, que se ha enraizado en varios países es la que nos preocupo y nos preocupa, ya que se extiende por nuestro continente de forma progresiva, geométrica, lo que debe tener respuestas comunes, posiciones comunes, legislaciones similares, que nos protejan y permitan asistirnos los unos a los otros como países ante un fenómeno social que como un virus se extiende peligrosamente sobre nuestras manifestaciones deportivas y sobre nuestras sociedades.


Hemos podido establecer que la violencia organizada actúa con estrategias premeditadas, en las que están involucrados jóvenes que no necesariamente son siquiera amantes del deporte o de un equipo de fútbol, son simplemente violentos al servicio de esa causa, que poco o nada les interesa el resultado de un partido, ya que al final serán siempre violentos y así actuaran en contra de la mayoría inocente.


Esta comprobado que los incidentes mas graves no se producen dentro de los estadios, suceden fuera, luego de concluidos los partidos , se trasladan los violentos a los alrededores de los escenarios o a los andenes de los trenes o a las estaciones de autobuses, allí encuentran a sus víctimas, allí roban, hieren o matan.


La ritualistica de la violencia es común en los países que la sufren por ello es necesario una normativa común, o similar al menos, para prevenir, controlar y sancionar la violencia en escenarios y espectáculos deportivos, no podemos aceptar impávidos la automatización de la violencia, ni creer que ella debe ser parte del juego, debemos actuar en comunidad, que no podemos permitir la impunidad para los violentos.


Por lo dicho no es aceptable, no es tolerable la violencia con ocasión de un espectáculo deportivo, ni en la misma practica deportiva. La legitimación pasiva de la violencia dentro o fuera de la cancha es lo que debemos erradicar, no son los campos de juego como se cree equivocadamente espacios para la liberación de conductas reñidas contra la ley, la moral y las buenas costumbres, no deben ser válvulas de escape de problemas propios de los sistemas políticos o económicos.


La sociedad debe enfrentar a la violencia en los escenarios y espectáculos deportivos con la ley en la mano, con absoluta firmeza, sin dudar ni un solo instante, en mi país y en el de todos vosotros hermanos iberoamericanos.


La violencia se ha transformado, organizado y modernizado, ya la llamada tradicional ha sido superada por la violencia moderna, la que ha surgido en y para el deporte, que esta en ascenso y que puede constituirse en estrategia de sobrevivencia para los delincuentes o en una empresa moderna internacional. La actividad delictiva en el deporte se ha modernizado en todos los países a través de la conformación de organizaciones más complejas, con mayores recursos económicos, con criterio empresarial, con contactos, infiltraciones y relaciones en la sistema establecido.

 

Esta diversidad de violencia no solo ha acarreado el nacimiento de nuevos actores y la transformación de los anteriores, sino que la propia organización del delito requiere de otros personajes: el sicario, el pandillero, etc., lo que mina nuestra sociedad ya que todos o la mayoría son de condición juvenil, por ello insistiré en actuar mancomunadamente, asistiéndonos los unos a los otros y compartiendo sobre todo experiencias y conocimientos para neutralizar al menos tan grave problema.

 

Con los antecedentes expuestos, la Federación Ecuatoriana de Fútbol, F.E.F (2001), sensibilizada por los lamentables acontecimientos violentos especialmente en los dos últimos campeonatos nacionales, con una clara visión de que el problema se ha venido incrementando en el Ecuador, decidió crear una comisión jurídica especial que se dedicara al estudio del fenómeno y sus eventuales soluciones. Nuestra experiencia y trabajo en ella es la siguiente.


La Comisión Jurídica Especial de la F.E.F. que integramos, trazó su programa de trabajo orientado básicamente a 3 fases:


a) Fase de estudio del problema de la violencia y recolección de datos y sugerencias,

b) Difusión y concientización de la problemática, y

c) Elaboración de un anteproyecto de ley para su aprobación por parte del Congreso Nacional de la República del Ecuador.


Dentro de la primera fase nos dedicamos los miembros de la comisión al estudio del fenómeno de la violencia, obteniendo valiosa información internacional, legislación comparada, además de participar en eventos académicos que nos nutrieron de conocimientos y experiencias de países amigos.

La comisión además desplegó una tarea de dialogo directo con distintas personas e instituciones que tienen a su cargo la seguridad ciudadana en sus variadas formas, importantes aportes hicieron la Policía Nacional del Ecuador, Defensa Civil, las Municipalidades, los clubes de fútbol dueños de estadios y sus administradores, y varios grupos o barras organizadas de clubes y entidades deportivas cuyos miembros están viviendo domingo a domingo en carne propia actos violentos activa o pasivamente.


La segunda fase tuvo como evento central un seminario, denominado “derecho, ética y deporte”, dictado en el afán de concientizar sobre todo a los medios de comunicación, a dirigentes deportivos, estudiantes de derecho y profesionales, sobre la necesidad de superar un pensamiento que resulta anacrónico y peligroso y mal entendido en la comunidad y sobre todo en la dirigencia deportiva, cual es el de que el “fútbol se rige bajo sus propias normas”, lo que en lo técnico exclusivamente es verdad, pero que ha sido tergiversado y ha ubicado al fútbol como un estado dentro de otro estado, mermándole al estado su obligación y derecho de controlar el orden y la seguridad ciudadana.


La ausencia de una ley especifica que prevea, controle y sanciones actos violentos en los escenarios deportivos, que tipifique conductas generadoras de violencia, actos violentos en sí mismo, en eventos deportivos, ha dejado infracciones en la impunidad, con el añadido de que en nuestro país, el código penal, es obsoleto en su fondo y en su forma.


El evento académico adicionalmente busco el revisar legislación de vanguardia si así se puede llamar, de países amigos, que han superado ya las etapas iniciales, en las que esta él nuestro.


La tercera fase, aún no concluida (año 2001) arrojó como documento de trabajo un anteproyecto de ley, producto de las experiencias y conocimientos obtenidos a lo largo de las fases previas, que fue presentado ante el congreso ordinario de fútbol ecuatoriano y que está por ser enviado al congreso nacional para su estudio y aprobación.


Antes de pasar a comentar su contenido, es conveniente señalar que la comisión discutió en varias ocasiones la conveniencia de elaborar una ley dedicada especialmente a tratar el tema de la violencia con ocasión del deporte y al respecto se analizaron 3 alternativas:

1. Crear un título dedicado al tema dentro del proyecto de la nueva ley de deportes.

2. 2. Presentar un proyecto de reformas al actual código penal,

3. Presentar un proyecto de ley especial.

No obstante ser la inclusión de esta normativa en la ley de deportes , la alternativa más técnica y lógica, los problemas políticos y político-deportivos que sufre nuestro país en estos momentos, nos obligaron a escoger la opción de una ley especial.

En líneas generales, el anteproyecto está estructurado de la siguiente forma:

a) Parte General: En esta parte se han consagrado los principios fundamenten tales que rigen la norma y determinan su objeto y ámbito de aplicación. vale destacar que hemos procedido, con el afán de unificar criterios y evitar confusiones, a definir muchos de los términos que con frecuencia intervienen en estas situaciones. Así, escenario y evento deportivo, organizaciones deportivas, organizadores y protagonistas, son términos que en el anteproyecto contienen un alcance absolutamente definido.

b) El Sistema de Prevención de la Violencia: Este título crea y delinea los organismos sobre los cuales recaerá la lucha en la prevención de la violencia. Así, hemos creado la comisión nacional de prevención de la violencia en eventos deportivos (CONAVED), un coordinador nacional de seguridad en los eventos deportivos, los delegados de seguridad en los eventos deportivos, y una serie de entidades y funciones cuya orientación fundamental es tomar las medidas necesarias para prevenir hechos violentos. Esta estructura tiene una composición mixta que pretende hacerla efectiva, pero pensamos que era conveniente anclarla en el consejo nacional de deportes, ya que en última instancia corresponde a la obligación que tiene el propio estado de defender sus bienes jurídicos fundamentales.

c) La Disciplina en el Deporte: En vista de que el desarrollo institucional de algunos deportes sigue siendo, en mucho, menor que la de otros, como el fútbol, este título pretende crear la obligación de expedir y cumplir un marco legal disciplinario básico en cada uno de estos sectores. Así, se consagran principios como el de legalidad para las infracciones deportivas y administrativas, el debido proceso, el sistema de recursos contra las resoluciones adoptadas y demás.

d) Las Medidas de Prevención: Aquí se agrupan una serie de disposiciones, en el ámbito administrativo y de seguridad, que esperamos contribuyan profundamente en la prevención de hecho violentos. Se crea la obligación de que todo evento deportivo, de concurrencia pública, tenga necesariamente que contar con el aval y control de una federación deportiva; y, básicamente, aquellos códigos de construcción y seguridad que deben ser cumplidos en todas las instalaciones deportivas. y si bien estas medidas aparecen como excesivas o demasiado duras, en algunos casos, creemos firmemente que esta es la fase donde no podemos ceder, pues todo esfuerzo desplegado para prevenir evitará más tarde lesiones e inclusive la pérdida de vidas. Luego, será muy tarde.

e) De las infracciones y su sanción: En este sector constan las disposiciones penales que tipifican claramente las acciones que originándose a propósito de un hecho deportivo lesionan un bien jurídico fundamental para nuestra sociedad. De esta manera, pensamos, hemos contribuido a esclarecer esa zona gris entre la justicia penal ordinaria y las sanciones deportivas. Es importante destacar la adopción de sanciones sustitutivas a la privación de libertad para las penas cortas, que con éxito vienen aplicándose en otros países.

f) El procedimiento: y quizás sea ésta la fase que requiere aún un mayor estudio y análisis, pues a pesar de en algo haber agilitado las trabas que el proceso penal ordinario crea para el juzgamiento de las infracciones, creemos que puede hacerse más. El problema real es que estamos a las puertas de la entrada en vigencia de un nuevo proceso penal, aprobado hace ya casi un año, y resulta muy difícil pretender modificarlo aún sin que haya probado sus bondades.

Nuestra propuesta en el Ecuador, debe ser articulada por el Congreso Nacional de la República del Ecuador dentro de un diseño de una política pública nacional, global y participativa que garantice la seguridad de las personas a través de distintas acciones preventivas de control y sanción, en las que los escenarios y espectáculos deportivos deberán ser tomados en cuenta, mas aún si consideramos que la seguridad es un deber del estado, destinado fundamentalmente a lograr el bienestar, la protección y la vida digna de la población que deposita en él la autoridad para su cuidado y preservación. 

Dr. Oswaldo Paz y Miño J.
Cartagena Colombia - 2001

Autorizado por el autor
Gentileza de "Desde la Acacia: la vitrina de los libros y autores"
http://lavitrinadeloslibrosyautores.blogspot.com/

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