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De leer y de escribir se trata. Lo que ustedes encuentren en el ‘viñedo del texto’ es el resultado del amor por la lectura.
En mi caso, de un sometimiento a los
libros, de la confesada pasión que, desde niño, acarreo por la
literatura… En esta página quedan las huellas que en mi ser implantan
varios autores: unos más y otros dejan menos.
Como ya llevamos más de una década leyéndonos mutuamente en esta tribuna
cultural, nuestros secretos correspondientes nos permiten intercambios
de nombres de autores, títulos y editores. Y, en uso de esa confianza,
propongo sin más a que acudan pronto a Libri Mundi, al local clásico (La
Mariscal, Quito), ese que está lleno de recuerdos para quienes lo vimos
nacer y que me niego a decir que lo veamos morir. Allí pueden darse un
festín con tomos buenos, de esos que quedan rezagados por aquellos más
vendidos que no siempre son lo mejor.
Entre los de valía y sustancia encontrarán la obra de Juan Antonio
Masoliver Ródenas, palabrista catalán, quien es poco conocido en nuestro
medio, lastimosamente. Él es uno de los más brillantes escritores
españoles contemporáneos, como lo revela su libro de relatos ‘La noche
de la conspiración de la pólvora’, que está trazado con su particular
modo literario.
Relatos de espacios cortos, atados literarios que podrían construir una
vida novelada: la misma del autor. El material personal nutre la obra de
Masoliver Ródenas, de quien he presentado otras lecturas, siendo la de
mayor belleza ‘La puerta del inglés’, que no puedo omitir mencionar en
esta ocasión.
‘La noche de la conspiración de la pólvora’ convoca a mi mente una sentencia de Luis Buñuel que calza para describir la esencia del libro de portada: “La memoria es invadida constantemente por la imaginación y el ensueño y, puesto que existe la tentación de creer en la realidad de lo imaginario, acabamos por hacer una verdad de nuestra mentira. Lo cual, por otra parte, no tiene sino una importancia relativa, ya que tan vital y personal es la una como la otra”.
