Ambato 29 de junio 1926 - Quito 3 de julio de 2009
Jorge Enrique Adoum ha muerto
Reverentes nos inclinamos ante el poeta irrepetible
Dr. Oswaldo Paz y Miño 

Sí, El Don de la Palabra, del Maestro de Maestros Ecuatoriano, en dos tomos pulcramente presentados. Un tesoro y nunca mejor dicho, por los contenidos y los continentes, para los lectores, para los bibliófilos, para los querientes de la literatura, excepcional. 

Tiempo me ha tomado repasarlos y deleite me ha producido evocarlos, sugerirlos, compartirlos. Reposan en preferente lugar entre los más preciados de mis amados libros. Están en el círculo de mis amigos de cabecera, a los que recurro en los largos instantes de desasosiego, en los precarios segundos de felicidad, en la permanente búsqueda de la ternura, en la constante necesidad de luz. 

Ediciones Archipiélago, ha recopilado la obra vital del Poeta, dicho así, porque su vida se refleja en su obra. Escrita en castellano puro y mestizo. Entre la ira y la esperanza, en la Edad de La ira, que para Jorge Enrique, ha sido toda la edad, por que su corazón y su mente no han flaqueado, han permanecido en latente estado de inconformidad, de protesta, de rebeldía practicante, con las desigualdades sociales, con las injusticias surgidas de ellas, con los coloniajes. 

Y en la trinchera de la esperanza, el refugio de la poesía comprometida latinoamericana y social de Adoum, por la que apostaron como lo dice él mismo: Vallejo, Neruda, Huidrobo, Guillén, Alberto Hidalgo, Benedetti, Cardenal, José Emilio Pacheco, Cisneros, Fernández Retamar, Gelman…Y perdieron en la apuesta la vida, sin perder la esperanza, Roque Dalton, Francisco Urondo, Otto René Castillo, Javier Heraud, Víctor Jara. Y apunto, yo, el comentarista: ‘El último lector’, El Che Guevara, para que no quede nadie fuera del tintero.

Jorgenrique Adoum, Poesía hasta hoy 1949-2008. La realidad, y las ideas, el arte, la bitácora personal, la historia que es destino, trazó la ruta cíclica del bardo, que al inicio fue poesía y al final es poesía. Si para amar y morir nacemos, ese al final es el consuelo. “Mira mejor no seamos nada. Porque hubo una fotografía: una mujer y un hombre, amándose para siempre, como suele suceder en los retratos. Y habían sido ellos, amor, eran sus cadáveres”Pág. 1139

Henry David Thoreau, entre sus frases tiene una que bien viene para esta reseña ensayística: “El poeta escribe la historia de su cuerpo”, que es la de su espíritu, de su tiempo, de sus querencias, de sus ausencias, de sus amores y de sus pesares. La pluma de los vates, marca el paso de sus andares. No todos como Adoum dejan improntas diamantinas, es decir, duras, permanentes y brillantes. Que a los lectores las librerías no nos fallen. 

Que expongan en sus anaqueles también buena literatura. Que no nos provoquen desilusiones con la venta de baratijas con letras. Que no falte la obra comentada en los escaparates ni en las bibliotecas personales.

                La cometa

Astro de papel cuadrado,
vela sin barco en el viento
con una trenza de trapo.
Destino que no va sino
a donde quiere mi mano
Hilo templado el destino.
Después se me fue enredando:
la infancia se dio contra el suelo.
contra las cosas muertas en el centavo,
contra queridas víctimas. 
La patria, tirada por la trenza, hecha pedazos. 
Pág. 1967

Su gesto inolvidable. Su recuerdo imborrable. 
La memoria me lleva a Madrid, donde inicio una amistad que me honrara por toda la vida. 
Paz en su tumba. Jorge Enrique. ahora usted es poesía inmortal. Su nobleza. sus letras sentidas:
"Estimado amigo: Le agradezco hondamente su artículo de ayer, penetrante, lúcido, profesional, pese a su excesiva generosidad. La gratitud se refiere también a notas y referencias anteriores que, por alguna razón, no agradecí. Créame, en verdad, su amigo. 
Jorgenrique "

Dr. Oswaldo Paz y Miño
Texto publicado en Diario La Hora - 5 julio 2009

Autorizado por el autor
La Hora

Gentileza de "Desde la Acacia: la vitrina de los libros y autores"
http://lavitrinadeloslibrosyautores.blogspot.com/

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