Enrique Vila-Matas, el escritor catalán contemporáneo más universal, en una de sus joyas literarias, ‘Para acabar con los números redondos’ -libro que guardo como verdadero tesoro, ya que como tal lo encontré en una Librería de Viejo de nuestra ciudad-, decía de Fernando Pessoa, el domingo 16 de junio de 1996: “Escribir una vez al año como escribía Pessoa. Propósito ya para toda la vida. Y otra cosa: el pasado jueves 13, que Paula confundió con mi santo, se cumplieron 108 años del nacimiento en Lisboa del poeta más grande de este siglo: el premio Nobel del desasosiego”.
(pág. 96)
Sí y de tal bardo maravilloso, hoy a 120 años de su ingreso al mundo, se me dio otro hallazgo, que con toda la libertad y en su memoria expongo, no por casualidad, si por causalidad. Instándolos a buscar la escritura. Se trata de una rareza literaria e histórica de reciente publicación, ‘Escritos sobre ocultismo y masonería’, editado por la editorial malagueña
Alfama. Entre los textos se encuentra una plancha masónica, burilada con enorme finura, y especial severidad y sapiencia, por un Maestro, que en realidad era un profano del Arte Real.
El verbo del poeta en el más alto grado, cual cincel y mallete en Flandes, enfrentaba a las malas intenciones de un diputado intolerante y fanático, José
Cabral, de la Asamblea Nacional portuguesa, quien presionaba para promulgar una ley
proscriptiva, censora, abusiva, injusta, perniciosa, que impedía la libertad de expresión y contemplaba el asesinato legal de los masones.
Tal norma surgía desde la ignorancia como el escritor denunciaba. La luz siempre es una amenaza para los seres que viven en la oscuridad del dogma.El vate portugués era admirador, más no iniciado, de la Orden Secreta: “No soy masón, ni pertenezco a ninguna otra Orden semejante o diferente. No soy sin embargo antimasón, pues lo que sé del asunto me lleva a tener una idea absolutamente favorable de la Orden Masónica”. (Pág. 27)
Provocado queda un tomo de literatura de profundidad, de ideas concentradas, bullentes. Un manuscrito para los coleccionistas y los ávidos de saberes
Que Fernando Pessoa cierre la tienda: ”No conozco placer como el que deparan los libros. Los libros son prestaciones hechas a los sueños, y no necesita presentación alguna quien, con la espontaneidad propia de la vida, entra en conversación con ellos.” Queda dicho...
Fragmento de la obra Escritos sobre ocultismo y masonería
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