“Querer facilitar la tarea del lector es un error. Éste no se
sentirá nada agradecido. No le gusta entender, le gusta estancarse,
atascarse, le gusta ser castigado. De ahí el prestigio de los autores
confusos, de ahí la perennidad del fárrago.” E. M. Cioran. Ante vosotros
un tomo sacrílego, duro, provocador, para nada pacato, escrito desde el
ardor de la sangre, que puede producir vértigos, causar heridas,
provocar descensos al infra-hombre o mujer. Letras que conmovedoras, en
las que el leyente no está exento de vivir suplicios u orgasmos. U
orgasmos desde los suplicios. Todo es posible “Entre las sabanas”, del
gran escritor inglés Ean McEwan, publicada por Anagrama, sello
editorial, que nunca defrauda, en ciento ochenta y un páginas, fuertes,
en las que los actores de los dramas, pasan del éxtasis a la decadencia,
en un suspiro, en lo que se toma la muerte, cuando se lleva la vida o la
vida. Lo compré en esa pequeña y buena librería Crisol, del Quicentro.
“Entre las sabanas”, cuanto pasa. Que no se cuenta. Como se goza o se
sufre. Se sueña y se anhela. Se concibe. Se desecha. Se derrama. Se
escucha. “Entre las sabanas”, se vive, y se muere. Ellas se adhieren al
sudor, mientras el amor se consuma o se consume. “Entre las sabanas”, se
dicen nombres prohibidos y se entrega el cuerpo a amores prohibidos, o
desconocidos.
De todas las huellas que se dejan los seres cuando se acuestan, cuatro
relatos vibrantes: Pornografía, Reflexiones de un simio cautivo, Dos
fragmentos: marzo de 199…, Mas muertos imposible, Entre las sábanas,
Vaivén y Psicopolis. Literatura que confirma la frase de E.M Cioran:
“Existir es un plagio.” Todos de alguna manera, pasamos por las copias
de otros.
