José Saramago y el 'Quinto Evangelio'
"El Quinto Evangelio"- La obra Nóbel de José Saramago.
Un monumento de la literatura universal
Dr. Oswaldo Paz y Miño

Ateo confeso, es José Saramago. Y de una visión que surgió caminando por la andaluza, y maravillosa ciudad española que es Sevilla, surgió la idea de escribir un Evangelio que jamás nadie escribió. Que a ningún otro ser se le ocurrió, después de los que se dicen escribieron los cuatro evangelistas. La diferencia está en que la versión del Premio Nobel 1988, nos relata la vida de un Jesucristo no hecho a imagen y semejanza de Dios, sino igual, a sus iguales, los demás seres humanos.

"El hijo de José y María nació como todos los hijos de los hombres, sucio de la sangre de su madre, viscoso de sus mucosidades y sufriendo en silencio. Lloró porque lo hicieron llorar y llorará siempre por ese solo y único motivo."Pag 91.

Como era de esperarse la luz que vio y dio esta novela, se enfrentaría con lo más recalcitrante del dogma, que no demoró en ubicar al autor como uno de los blasfemos más celebres de los últimos tiempos. Una prueba objetiva de la intolerancia fue la exclusión de Saramago de la opción al Premio de la Literatura Europea el año 1992. Fue apartado de la candidatura por considerarse en el sector Oficial de Portugal que el libro constituía "una ofensa para la religiosidad del pueblo portugués."

Saramago por este absurdo increíble en pleno Siglo XX abandonaría su país y se radicaría en España, en Lanzarote Islas Canarias. El Quinto Evangelio, esta magistralmente escrito. Su prosa fascinante contenida en lenguaje fácil, simple y hondo, conmueve los cimientos del lector, sin importar si éste ha sido, o no, formado en el Cristianismo, como la mayoría de seres en este lado del mundo. En el pensamiento y creencias de una religión que Saramago por este absurdo increíble en pleno Siglo XX abandonaría su país y se radicaría en España, en Lanzarote Islas Canarias. El Quinto Evangelio, esta magistralmente escrito. Su prosa fascinante contenida en lenguaje fácil, simple y hondo, conmueve los cimientos del lector, sin importar si éste ha sido, o no, formado en el Cristianismo, como la mayoría de seres en este lado del mundo.

En el pensamiento y creencias de una religión que parece haber olvidado cual fue el mensaje dejado por quien se ha constituido en el personaje clave de su sustento ideológico y a quien en ocasiones históricas frecuentes ha convertido en su instrumento de dominación, de conquista, de tráfico de influencias, de obtención fácil de dinero, de coacción moral, psicológica y física. La manipulación amenazante, el mal uso de la fe, de la imagen de Jesús Dios, en beneficio de los más altos intereses de las cúpulas económicas y por ende de las políticas y sociales, ha sido el pan con el que la Iglesia Católica en el decurso de la historia a alimentado a los pobres. Las excepciones confirman la regla.

"Pasó un tiempo, la niebla no volvió a hablar, y Jesús preguntó, ahora en tono de quien espera una respuesta afirmativa, Nada más, Dios vaciló, y luego en tono fatigado, dijo, Todavía está la inquisición, pero de ella si no te importa hablaremos en otra ocasión. Pág. 448.-"

La Inquisición es una policía y un tribunal, por eso tendrá que aprehender, juzgar y condenar como hacen los tribunales y policías, Condenar a que, A la cárcel, al destierro, a la hoguera, A la hoguera, dices, Si, van a morir quemados en el futuro, millares y millares y millares de hombres y mujeres, De algunos ya me has hablado antes, Ésos fueron arrojados a la hoguera por creer en ti, los otros lo serán por dudar. No esta permitido dudar de mí,"Pag 449.-"

El Evangelio según Jesucristo" es un tratado cuestionador, es un libro provocador, vigente, renovador y contundente. Habrían de tomarse en cuenta sus textos, en vez de rechazarlos, sobre todo por parte de los jerarcas de la Iglesia, para emprender en reformas, para eliminar ciertas ideas que la vuelven sectaria, intolerante y prepotente. Jesús dejo una muestra clara de lo que significa el bien hacer por los demás, de lo que es entender la diversidad en todos los aspectos, de lo que envuelve la humildad y la tolerancia respecto del pensamiento y actos de los congéneres, por ello, se quedan sin piso en la sociedad afirmaciones hechas en el sentido de que solo una religión de entre todas las que existen, es la valida, la predominante y la única, que conduce a la vida eterna, entendida ésta, como recompensa a un estado de sometimiento y resignación y sacrificio, que ha de aceptarse por venir del cielo y en aras de un premio extraterrenal, que se ha de lograr siempre y cuando se acepten desigualdades oprobiosas e inhumanas, que ciertos fanáticos propician y mantienen al amparo de gobiernos títeres de los poderosos.

"Los peces réprobos de piel lisa, aquellos que no pueden ir a la mesa del pueblo del Señor, fueron así restituidos al mar, muchos de ellos incluso se habían acostumbrado ya y no se preocupaban cuando se los llevaba la red, sabían que pronto volverían al agua, sin peligro de ser sofocados. En su cabeza de peces, creían beneficiarse de una benevolencia especial del Creador, e incluso de un amor particular, lo que los llevó, al cabo de un tiempo a considerarse superiores a los otros peces, los que dejaban en las barcas, que muchas y graves faltas debían de haber cometido bajo las oscuras aguas para que Dios, así, sin piedad los dejase morir." Pág. 315.-

Los templos van perdiendo asiduos, porque el ser humano vive realidades diferentes a los mensajes de ciertos religiosos que anuncian a un Dios castigador, ideólogo, juzgador, vengativo y causante de sufrimientos, por causas tales como el control de la natalidad, el divorcio, o el aborto legal y científicamente justificado. La Iglesia no puede sostenerse indiferente ante los cambios que se dan la sociedad. El pensamiento ha de modificarse, si no se quiere que más temprano que tarde sus casas de oración dispersas en el mundo, muchas de ellas, maravillosas obras de arte y despilfarro - ante la pobreza que consume a media humanidad-, se queden vacías y solo sean atractivo para adinerados turistas. El escritor se dice ateo y parte de la influencia que en su vida ha ejercido la mentalidad cristiana que se le inculcó desde niño, aunque reconoce también que nunca fue un practicante. Es por ello que la obra de Saramago adquiere más importancia, ya que pese a no ser creyente, no opta por el pensamiento sectario y atiende más bien al fenómeno religioso y a su vínculo con el hombre:

"El ser humano parece que necesita creer en algo que está por encima, que es el padre, que es el juez, que es el que le dará el premio si uno se merece. Como el hombre es infeliz y desgraciado en la tierra, y además como tiene la carga de que inevitablemente tendrá que morir, entonces esa idea de pasar a otro nivel, a otro mundo superior a lo que uno no ha encontrado aquí -la felicidad y todo eso- tiene que inventar algo que está encima o está fuera. Y entonces, en esa invención se crearon las religiones. La nuestra, la que domina esta parte del mundo. Es decir el Cristianismo." Entrevista con Jorge Halperin Pág. 52.

- Saramago Premio Nobel de Literatura 1998.

Rompiendo mitos, tabúes, dogmas y verdades absolutas Saramago sin creer en Jesús Dios, razona su legado y lo interpreta como Jesús hombre lo diría de escribir él su propio Evangelio. Recordamos un trabajo literario del mismo fuste producido por Fernando Sánchez Drago- "Carta de Jesús al Papa-, que en vilo también pone a las posiciones irreductibles de la Iglesia Católica; es decir la corriente que demanda cambios sobre actitudes inviables e imprácticas con la naturaleza humana sigue creciendo con fundamento: Usted lector, opte por no perderse este libro que ya es un clásico de la Literatura Universal y dele paso a su mente.

Saramago ha dicho "La razón que me importa más es la que tiene que ver con mi par, la relación que yo tengo con el otro. Yo creo que todas las filosofías del mundo, las buenas se pueden condensar en algo que es de la sabiduría popular: Cuando uno dice: no hagas a los otros lo que no quieres que a ti te hagan." Ahí se confía en el otro. Entrevista con Jorge Halperin.-Pág. 57.-

Saramago Premio Nobel de Literatura 1998.