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Soy lector lleno de angustia interior este momento. No quiero luz
para huir: busco oscuridad y recorridos laberínticos para mi fuga.
Atrapado como estoy, quiero gritar en silencio maldiciones. Me retengo.
¿Qué me sucede? Lo mismo que muchos de ustedes: el hastío me desborda.
¿Dónde encontrar pequeñas doctrinas de soledad con las que mi espíritu
pueda conciliar consigo mismo? No vinculado a escapes que se adentran en
las húmedas gotas del licor, el polvo fuerte de alguna droga, ni en el
tóxico humo que parte en dos pulmones propios y extraños: quiero
palabras para mi angustia, letras que se instalen en mi magín y me
permitan viajes cara a cara con las profundidades de mis dolencias, de
mi pasiones, de mis miedos, de mis deseos, de mis revanchas, de mis
desvelos, de mis desamores, de mis memorias (ahora que van siendo muchas
cada vez).
Requiero de un texto, de aquel libro -porque así lo invoca mi cuerpo
adicto a la lectura, a la palabra- en el que el viñedo literario sea
sustancia que me lleve a los límites: una pócima que solo produce la
poesía.
Y es que la poesía “es algo tan bueno como la sonrisa, tan humano como
la sonrisa, tan humano como la esperanza, tan humano como la libertad. Y
más que todo esto, además de todo esto, la poesía es una actitud-que se
puede concretar en un poema, que se puede cristalizar en el poema-es lo
que está por debajo del poema, la actitud ante los grandes temas: la
muerte, la vida, la libertad el gozo, el amor”, tal como lo dice Antonio
Gala.
La poesía expone a las confesiones. La poesía nos ata y desata. No
queriendo escribir un poema, preferí compartir con ustedes la poética de
Michel Houellebecq. Se trata de ‘Configuración de la última orilla’,
publicado por Anagrama, obra que encontré por causalidades del alma en
Librería Rayuela, husmeando entre estanterías y acompañado por los
acordes clásicos que siempre rondan por la atmósfera de esta tienda de
libros.
El quinto poemario del maestro Houellebecq es tan conmovedor como toda
su obra. Cuando afirmo esto, acierto en decir que leerlo provoca
desequilibrios. Si no me creen, lean a continuación:
