El Buda de los suburbios
Hanif Kureishi
Una lectura para ejercer la libertad

Hanif Kureishi, escritor, guionista, director de cine y de teatro, nacido en 1954 al sur de Londres, entre las intimidades, costumbres y tradiciones de los pakistaníes inmigrantes llegó por primera vez a esta: "La Vitrina de los Libros" el 9 de enero de 2005, con una novela fascinante : " EL CUERPO ". Obra que todos debiéramos tener junto al espejo en el que constatamos día a día que el tiempo no se detiene. Libro que bien pudiera ser leído por los productores y emisores de esa basura televisiva que invade el mundo promoviendo la fatuidad, de las cirugías plásticas extremas. Mucho podrá cambiar el bisturí en la piel de los que se presten a ello, por las razones que tengan y el derecho que les asiste, al final es su problema. Lo que sí nos incumbe a todos es, exhortar a que un medio tan masivo e influyente como la televisión, cumpla la función sociocultural que le corresponde. Las empresas televisivas son un legítimo y legal negocio, lo que no ha de ser un óbice para aportar al crecimiento de los pueblos. Va siendo hora de suprimir esos programas de poca calidad, pésimo gusto, y contenido nocivo.

Volvemos, con Hanif Kureishi, tema más agradable, quien sí le ha entregado al mundo, material que merece ser difundido. Esta semana compartimos la primera novela del escritor de marras: "El buda de los suburbios," escrita en 1990 y adaptada para la televisión en 1993. Fue la BBC de Londres la que la emitió en formato de miniserie de cuatro capítulos. Publicada por Anagrama, versión compactos, es decir, buenos libros, de precio accesible, en trescientas sesenta y seis páginas se instala la historia vital de un joven ingles, de tomo y lomo, de padre pakistaní y budista convertido, y practicante, y madre inglesa. Un cuasi adulto, que intenta salir del cascarón conflictivo en el que vive, en el que se extinguieron el amor, el deseo y la ilusión, por causas de la rutina, la falta de comunicación y de intereses comunes: para enfrentarse él, solo, en soledades sonoras, a las aventuras por la supervivencia. En tal propósito encontrara en el camino, lo que todos, hombres y mujeres lanzados a la autopista de la vida, más de una vez hemos hallado: amor, dolor y las frustraciones. El sexo por amor, el amor por el sexo, los amigos de verdad y el interés utilitario de ciertos "amigos". Desviara rutas, en todos los aspectos. Transitara, por los claroscuros de su propia alma y cuerpo. Aprendiendo a conocerse a sí mismo, alternara por los excesos que devienen de no tener dinero y por los arbitrios que surgen de tenerlo.

Juventud por sobre todo, destila esta novela. Que es una caja de sorpresas, para el lector. Descubrimientos en todos los órdenes. Como es la existencia, al fin y al cabo. De la vida se aprende caminando por ella, y en el día a día, se nos forjan las marcas a fuego en el corazón, en la mente y en el cuerpo. Esas huellas que se miran a flor de piel, dicen de las personas y cuanto les costó llegar a saborear, un poco de la verdad y de la felicidad. 

Conceptos relativos y efímeros 

"Vivimos en una era de duda y de incertidumbre. Las religiones de siempre, que han gobernado las vidas de la gente durante el noventa y nueve por ciento de la historia de la humanidad, se han ido desmoronando o han perdido vigencia. El problema fundamental es el laicismo. Nuestros valores espirituales y nuestra sabiduría han dado paso al materialismo y la gente anda perdida, de aquí para allá, preguntando cómo hay que vivir. A veces, hay gente desesperada que acude a mí.

Creo que la felicidad sólo es posible si nos dejamos llevar por nuestros sentimientos, nuestra intuición y nuestros deseos verdaderos. Si se actúa por sentido del deber, la obligación o el sentimiento de culpabilidad o el deseo de contentar a los demás, solo se consigue la desdicha. Hay que aceptar la felicidad cuando es posible, no de un modo egoísta, sino teniendo siempre presente que formamos parte del mundo, de los demás que no somos algo independiente. ¿Hay que perseguir la propia felicidad cueste lo que cueste, a expensas de los demás? ¿O hay que ser desdichado para que los demás puedan ser felices? No hay nadie que no haya tenido que enfrentarse a ese dilema.

Hizo una pausa para recuperar el aliento y nos miró. Sabía que, al decir aquello, estaba pensando en Eva. De pronto me embargó un desconsuelo y una tristeza tremendos porque me di cuenta que nos dejaría, y yo no deseaba que nos dejara porque le quería muchísimo. Pág. 102.

"El Buda de los Suburbios", muestra: detalles, estancias, viajes, olores, sabores y recuentos del escritor. Por la misteriosa Londres y por la enorme Nueva York. Novela, dicho queda, impregnada con tintas autobiografías, conducida, por un narrador protagonista, Karim Amir que lleno de poquitos años, 17, hace de ella una obra de arte y una denuncia contra: la discriminación racial, la intolerancia en la diversidad cultural, el fanatismo religioso, el irrespeto por las preferencias sexuales y el modo de vida de las personas. Literatura evocadora y atrevida, de crudas palabras en ocasiones, para describir caricias, cuerpos y actos humanos. Kureishi escribe sin cadenas. Rotula con maestría, con las manos libres, poniendo en practica su pensamiento fundamental: "Ser humano implica ser multicultural".

Los rezagos del movimiento hippie, la aparición deslumbrante del punk y las primeras manifestaciones "estravagarias" de los yupis, se viven cercanas en la formula literaria de "El Buda de los Suburbios" que incluye: pobreza en barrios marginales, intermedios musicales con: Pink Floyd, Mick Jagger y John Lennon. Paradas en los movimientos feministas. En las decadencias de los imperios. En los Teatros de barrio. En los cines porno del Sojo. En cafetines y bares en los que se inhala coca y otras refinaciones. Y en las habitaciones o similares donde el amor se enciende contaminándolo todo. 

"Así es como empezó nuestra vida sexual. Y yo me sentía aturdido, pues nunca había experimentado sensaciones emocionales y físicas tan fuertes. Quería proclamar a los cuatro vientos que era posible sentir la sangre hervir en las venas porque estaba seguro de que, al enterarse, los demás también se lanzarían. ¡Menuda embriaguez! Durante los ensayos, cuando la veía sentada en una silla, con una falda larga blanca y azul y los pies descalzos encima del asiento, y tiraba de los pliegues de tela para que le taparan la entrepierna-le había pedido que no llevara ropa interior- se me hacia agua la boca. A veces tenía una erección y debía marcharme en plena improvisación para ir a lavabo corriendo y hacerme una paja pensando en ella." Pág. 241.

No se deje marginar por sus propios miedos. Tome entre sus manos a "El Buda de los Suburbios", léalo y medite. A lo mejor leer esta obra sea un ejercicio de su verdadera libertad.

Dr. Oswaldo Paz y Miño
Gentileza de "Desde la Acacia: la vitrina de los libros y autores"
http://lavitrinadeloslibrosyautores.blogspot.com/

La Hora 2005 - Quito - Ecuador

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