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Una historia de cómo surgió el ERPI
por Diego Enrique Osorno

El 22 de octubre de 1999 un grupo de hombres armados vestidos con ropa militar negra entraron a una casa de San Luis Potosí donde estaba Gloria Arena Agis. Luego de someterla, le preguntaron por los documentos del Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente (ERPI), la organización en la que militaba. También le preguntaron por las armas que había en la casa.

–Aquí no hay armas –dijo ella.

–Pues deberías de haber tenido –respondió el hombre.

Después la reunieron con Jacobo Silva Nogales, el Comandante Antonio, su pareja, quien ya estaba detenido, tirado en el piso y sangrando a causa de la tortura a la que lo habían sometido. Ambos pasaron casi diez años en prisión, hasta conseguir su libertad a finales de 2009.

Escritor John Gibler

En los dos últimos años de su encierro en el Centro de Rehabilitación Social (CERESO) de Chiconautla, en Ecatepec, Estado de México, Gloria Arenas recibió la visita del escritor John Gibler, a quien decidió contarle la historia de su vida. El periodista especializado en México publicó en Estados Unidos un libro en el cual analiza sucesos ocurridos en Chiapas, Oaxaca, Atenco y la vida de Gloria Arenas. En 2011, la editorial Random House Mondadori publicará en español el volumen bajo el nombre de México Rebelde.

LA GUERRILLERA DOGMÁTICA

En esta crónica, Gibler presenta a Arenas Agis de la siguiente manera: “Su energía contrasta igualmente con la imagen en los medios masivos de una guerrillera dogmática: Gloria es muy aterrizada, se expresa con una agilidad de pensamiento descomunal, aunque siempre de manera sencilla y directa, sin citar jamás a Marx ni a Lenin ni a Mao ni siquiera al Che (aunque los ha leído a todos), sino que más bien haciendo constantes referencias a su experiencia en las ciudades perdidas de México, en su campo desolado, en sus comunidades indígenas marginadas”.

Durante alguno de los múltiples sostenidos entre el escritor y la guerrillera presa, ella le dice: “Te voy a contar cómo surgió el ERPI. Esto es algo de lo que no se ha hablado mucho, y no sé por qué, porque los documentos cayeron [en manos del ejército] en El Charco; a lo mejor porque esta historia no le conviene al estado, pero por nosotros no ha quedado”.

GRUPO O MOVIMIENTO

Sobre la separación del EPR, discierne entre “grupo” y “movimiento” armados. Arenas le cuenta a Gibler: “Piensa en un movimiento armado a diferencia de grupos armados. Los segundos mantienen la idea de una vanguardia, que se van a levantar en armas y van a tomar el poder; para mí, eso no va a funcionar. Rechazo ese método por completo. Y efectivamente, ésta es la raíz de nuestra división”.

Luego se remonta a la parte histórica, para desmentir la versión de que el EPR es el resultado de la coalición de grupos armados. “Los compas del PDLP [Partido De Los Pobres] que sobrevivieron [a la Guerra Sucia de los 1970] se fueron a la Ciudad de México y se volvieron una guerrilla más urbana. El PDLP y la Unión del Pueblo se unieron y formaron el PROCUP-PDLP, y el EPR surgió de allí. El EPR no era una unión de muchos grupos distintos, eso es mentira. Más bien, gente que había salido de muchos grupos se había unido al PROCUP-PDLP. La línea política del EPR sigue siendo la de vanguardia. Empiezan formando pequeños grupos en distintos estados”.

Arenas, quien llegó al EPR como parte del grupo que trabajaba en Guerrero, equipara lo vivido por su equipo con lo que el Subcomandante Marcos dice sobre el EZLN: “Uno llega de vanguardia a elevar la conciencia de la gente, y la gente se va a unir a ti, tú eres la vanguardia; tú vas a guiar a la gente y a tomar el poder. Esto choca con las comunidades indígenas y sus tradiciones de democracia comunal, y también choca con los movimientos sociales que han enfrentado asesinatos y desapariciones y que siguen peleando sin doblegarse ante el miedo. Teníamos que cambiar nuestra idea de que los movimientos sociales son formas inferiores de lucha, que los movimientos armados son formas superiores de lucha; y teníamos que cambiar nuestra idea de que los movimientos armados iban a aparecer en escena para guiar a los movimientos sociales”.

LA LECCIÓN DEL EZLN

En el clandestinaje, la célula del EPR que después fundaría el ERPI, empezó a confrontar su forma de ver la política con la de los otros estados. “Nos topamos con otro factor dentro del EPR. Los líderes decidieron expandir la dirigencia para incluir gente de las distintas regiones, para discutir y tomar decisiones juntos. Sin nombres, información concreta ni rostros, pero sí una experiencia de trabajo compartida. El comité recién ampliado se reunió, y empezamos a aprender de las experiencias de los demás en otras regiones. También tuvimos que analizar nuestra propia experiencia para podérsela explicar a otros. En Guerrero empezamos a hacer este análisis y luego nos fuimos dando cuenta que nuestras prácticas eran bastante distintas a las de los demás.

La insurrección de los zapatistas en Chiapas en 1994, terminó por marcar la diferencia a la hora de organizarse como grupo guerrillero. “Vivimos un proceso muy similar antes de que el EZLN se levantara en 1994; esto le pasó al grupo en el estado de Guerrero. Entramos a Guerrero y nos topamos de inmediato con el hecho de que en las comunidades no puedes llegar a decirle a la gente qué hacer, sino más bien tienes que obedecer lo que ellos quieren que se haga. Si quieres tratar de construir algo, tienes que pasar por un largo proceso comunitario. Los soldados del EPR entraban a las comunidades con sus botas de combate y sus uniformes y sus mochilas. La gente de las comunidades comentaba: ‘Lucio y sus tropas usaban morral y andaban de huaraches’. Así que en vez de imponer dogmas a la gente, empezamos a escuchar, y cambiamos algunas de nuestras prácticas. Eso fue lo primero que nos llevó a dividirnos.

“Lo segundo: en Guerrero la represión siempre ha sido muy intensa, más que en otras regiones. Y justo donde la gente más debería de tener miedo, no tiene miedo, y se une a los movimientos sociales. Teníamos la idea de que la lucha armada era un tipo de lucha superior, y entonces el núcleo del grupo armado debía encabezar el movimiento social pacífico. Y al final, el movimiento que fuimos a encabezar se convirtió en el movimiento al que escuchamos y del que aprendimos.

LA GUERRA A LARGO PLAZO

La colisión con el EPR fue inevitable, explica Gloria Arenas a Gibler: “Así fue que en Guerrero obtuvimos un análisis muy distinto al de las otras regiones. Los líderes del EPR pararon el proyecto de expansión; seguían en la misma guerra marxista leninista a largo plazo. Pero nosotros sabíamos que no podíamos volver a ese camino. Cuando tratamos de compartir nuestras experiencias, la pequeña apertura que había para esa clase de discusiones se cerró de inmediato. No queríamos separarnos, ni siquiera lo habíamos pensado, pero las acciones de la dirigencia para aislarnos y evitar una división hicieron que la separación fuera inevitable.”.

Nota publicada en Milenio Diario el 3 de enero de 2011.

Diego Enrique Osorno - Historias de Nadie
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3 de enero de 2011
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