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La memoria del aire
 
 

Pedro Díaz Ortiz: entre el clasicismo y la vanguardia
por Winston Orrillo
orrillowinston@gmail.com

 

La aparición de “Un no rompido sueño”, complejo poemario de Pedro Díaz Ortiz, nos lleva a la conclusión de que su autor se pasea, con igual sapiencia y oficio, entre la más entrañable creación de la época clásica (no olvidar para los desavisados que este título lo toma el autor de la conocida “Oda a la vida retirada”, de Fray Luis de León, en la que escribe el seráfico monje: “Un no rompido sueño/ un día, puro, alegre, libre quiero”.) Decíamos que el autor, cómodamente, discurre entre los clásicos, cuyas prístinas aguas bebe,  lo que no le hace olvidar su ahora, su vivo tiempo presente, en el que medra una poesía de vanguardia, estremecida y estremecedora, que proviene de autores como Rimbaud, Lautremont, Baudelaire, Valery, Ungaretti, Quasimodo, Mallarmé, Jorge Guillén, Michaux; y de pintores, algunos de cuyos ambientes son evocados; así, varios de sus poemas podrían tener como fondo telas de De Quirico, Delvaux, Modigliani,Picasso…

En fin, una obra-la presente-  hecha con la paciencia de un orfebre de la palabra, de un entrañable orífice del verso, que destila sapientes incursiones por el reino de la nada que nos rodea, del semisueño, de la permanente búsqueda del sentido de la vida y de sí mismo –sin caer, por cierto, en el narcisismo, al que son tan proclives no pocos artistas..

Así, esta amalgama, le presta un singular encanto al  libro de Díaz Ortiz por lo que, estamos seguros, él mismo buscó la soberbia ilustración de carátula, totalmente congruente con el mayoritario ethos del volumen. Se trata, en efecto, del “Retrato de Dama”, de Ambrogio de Predis, (1455-1508), perfil de una inconsútil mujer joven  que –lo afirmamos- nimba, irrevocable, r las páginas de este bello poemario.

Por todo lo anterior, Pedro Díaz Ortiz, actual Decano de la Facultad de Humanidades y Lenguas Modernas, de la querida Universidad Ricardo Palma, resulta un autor sui generis en una poesía, como la actual, que discurre entre el estridentismo y la versificación desaforada, aunque muchas veces cacofónica y descartable.

Los poemas de nuestro autor, algunos de ellos verdaderas preseas, demandan varias lecturas , como lo verdaderamente singular en el arte de la palabra.

 

Finalmente,  no sabemos qué texto convocar, porque Pedro poetiza sobre el amor, las contingencias del devenir, el sinsentido de mucho de lo que acaece, su carácter efímero, insubstancial, aunque, a veces, nos deja mostrar el júbilo a través del que, singularmente, logra aprehender un fragmento de lo volandero de la existencia, como en el siguiente poema de dirección polifónica: “Oceánidas fugas/La medusa que espía/ el l{imite de la proa/los espacios de soles/ dibujados en cobalto/ y unas manos que huyen/ y unos ojos fijos/ en la epilepsis del agua,/ amante derramada de pronto,/ agua y sexo gemelos/ hartazgo del tiempo/ profusión de labios/ islas en vigilia vaga/ con su color extraño/ de medusas órficas,/ recuento del día/ en el tumulto de encuentros/ en la geografía total/ de su cuerpo agazapado.”

Como conclusión provisoria –toda conclusión, en nuestro caso, es siempre provisoria- podemos decir que, la lucha con el ángel, con el lenguaje, con la palabra, que libra el poeta, lo hace mostrar su singular espíritu crítico, aun en temas tan precisos y trabajados como el amor: veamos uno de sus mejores textos: “”¡No basta/ el amor!/ Es necesario/ que mis manos/ palpen /el ancla/del sueño,/ jueguen/ a la parábola/de la inocente /suma 1 más 1.//¡No basta/ el amor!/ Es necesario/ que la memoria/ se eternice/ en el délfico/ silencio/ del azul,/ de las horas,/a la deriva/ del tiempo,/ de la saliva/ dulce,/ del unicornio/ de la bahía./¡No basta/ el amor!” (Nota del autor del artículo: repárese en la clásica alusión a lo délfico y al unicornio)

En fin, como todo poeta que se respeta a sí mismo, Pedro Díaz Ortiz tiene un constante combate con su instrumento linguistico .De éste provienen creaciones como “El día caracol/ se duerme azul” o ese “Otoña en la calle en donde vivo…” Para culminar en uno de sus poemas,  que citamos in extenso: “Quizá mañana/ quizá el día del desdía,/ el rostro del desrostro,/ quizá la poesía/ sin el poeta,/ quizá el desquizá´/ de los años desaños,/ y quizá/ ¡finalmente!-el tiempo del destiempo

¿¡Alguien duda de la presencia de Trilce, es decir de la plena vanguardia, en este combate contra el atolondrado ángel de la palabra!?

Hombre de letras” le llamamos, en otro artículo, a Pedro Díaz Ortiz, quien es director de varias revistas académicas y autor de libros-preseas de investigación literaria y traducciones pulquérrimas de la lengua de Paul Eluard. 

Winston Orrillo
orrillowinston@gmail.com

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