Transdisciplinariedad,
vínculos e integración de saberes por Dra. Marisel Oliva Calvo |
En
los momentos actuales los procesos de integración del saber que están
teniendo lugar, como resultado del desarrollo de la ciencia y la técnica,
y la necesidad urgente de una
cultura ecosófica que garantice la existencia de nuestro Planeta Tierra y la humanidad, están encontrando respuesta en los procesos
inter, multi y trannsdiscipliarios. Al respecto se ha escrito mucho y se
continúa escribiendo, incluyendo la búsqueda de conceptos que viabilicen
la transdisciplinariedad, pues predomina una formación disciplinaria,
tanto en la investigación como en la docencia. Algunos autores consideran
la cultura como un concepto central para lograr la transdisciplinariedad[1]. “La
transdisciplinariedad se concibe como una visión del mundo que busca ubicar al
hombre y a la humanidad en el centro de nuestra reflexión, y desarrollar
una concepción integradora del conocimiento. Para ello, esta corriente de
pensamiento ha desarrollado tres pilares: los niveles
de realidad, la lógica del
tercero incluido y la complejidad,
a partir de los cuales pretende fundar una metodología que aborde la
cuestión humana y del conocimiento desde una perspectiva de interconexión
en el sentido de complexus o
“lo que está tejido junto”, según la expresión de Edgar Morin. Lo
anterior, teniendo siempre presente que una visión totalizadora y
completa de lo humano y del conocimiento son imposibles dada la
incertidumbre y la incompletud fundamental que caracteriza a estos dos fenómenos”[2]. Si
somos consecuentes con la tesis de Marx, de la necesidad de construir un método
que siga la lógica especial del objeto especial y asuma las diferencias
específicas, para lograr concreción, se impone por necesidad la inter,
multi y transdisciplinariedad, en sus vínculos dialécticos y la
integración de saberes; sin
embargo la formación disciplinaria, nos ha conducido a la abstracción en
los análisis. Es imprescindible estudiar el objeto que se investiga en sus diversas mediaciones, y para ello,
hay que metafóricamente, unir los hilos a la madeja. Por supuesto, se
requiere de un necesario aval cultural para poder integrar los saberes, y
así acercarnos con más profundidad a la verdad. Por eso los fundamentos
filosóficos, por su aprehensión cosmovisiva, contribuyen a la
integralidad de la investigación, a la articulación de saberes varios,
los cuales son insoslayables para poder penetrar con profundidad en la
realidad objeto de investigación. Como
todos conocemos en la actualidad están emergiendo saberes integrados,
respondiendo a las exigencias de la realidad. Así, se puede mencionar la
ecosofía, el ambientalismo holístico, la bioética y el pensamiento
complejo, entre otros. La propia tecnociencia, es expresión de la
emergencia de saberes integrados e intervinculados recíprocamente, como
totalidad sistémica. En
fin, se impone urgente necesidad reformar el pensamiento educativo, para
sin abjurar de la disciplinariedad, pasar a los procesos vinculados e
integrados, es decir, a la inter, la multi y transdisciplinariedad. Más
que dividir, se requiere unir y articular saberes. Con
toda razón, Edgar Morin, señala en Los siete saberes necesarios para la
educación del futuro: “De
hecho, la hiper especialización[3]
impide ver tanto lo global (que fragmenta en parcelas) como lo esencial
(que disuelve); impide inclusive, tratar correctamente los problemas
particulares que sólo pueden ser planteados y pensados en un contexto.
Los problemas esenciales nunca son parcelados y los problemas globales son
cada vez más esenciales. Mientras que la cultura general incita a la búsqueda
de la contextualización de cualquier información o de cualquier idea, la
cultura científica y técnica disciplinaria parcela, desune y
compartimenta los saberes haciendo cada vez más difícil su
contextualización”(… ) El conocimiento especializado – continúa
Morin - es una forma particular de abstracción. La especialización
« abs-trae », en otras palabras, extrae un objeto de su
contexto y de su conjunto, rechaza los lazos y las intercomunicaciones con
su medio, lo inserta en un sector conceptual abstracto que es el de la
disciplina compartimentada cuyas fronteras resquebrajan arbitrariamente la
sistemicidad (relación de una parte con el todo) y la
multidimensionalidad de los fenómenos; conduce a una abstracción matemática
que opera en sí misma una escisión con lo concreto, privilegiando todo
cuanto es calculable y formalizable”[4]. En
la educación, cuya tarea esencial es la formación humana, la
parcialización del saber ha sido una constante, que muchos perjuicios ha
traído para el desarrollo humano. Interdisciplinariedad
y transdisciplinariedad De
acuerdo con la visión ecológica todos los conceptos y todas las teorías
están interconectados, no hay jerarquía de conceptos
ni una disciplina más importante que la otra. En consecuencia, se
realizan esfuerzos para correlacionar disciplinas, para buscar una axiomática
flexible común entre ellas. En
el paradigma mecanicista la enseñanza está organizada en disciplinas.
Una disciplina es una manera de ordenar y delimitar un territorio de
trabajo, de concretar la investigación y las experiencias dentro de un
determinado ángulo de visión. Cada
disciplina nos ofrece una imagen particular de la realidad, es decir, la
realidad que entra en el ángulo de visión de su objetivo. Y está
constituida por su objeto de estudio, unos marcos conceptuales unos métodos
de investigación y unos procedimientos. El
término interdisciplinariedad, empleado en sentido general, significa el
establecimiento de relaciones entre disciplinas, relación puesta en
evidencia por un procedimiento pedagógico particular. Mientras que
pluridisciplinariedad o multidisciplinariedad es la yuxtaposición dialéctica
y orgánica de varias disciplinas, sin ninguna tentativa de síntesis
entre ellas. Como método de enseñanza significa un proyecto que parte
del estudio de algunas o varias de las disciplinas integradas. Por
ejemplo, alrededor del tema del tabaco se tratan objetivos y contenidos de
biología, química, ecología, lengua, economía, medicina. La
interdisciplinariedad supone las disciplinas ya constituidas a las que
intenta relacionar de manera que respondan a los objetivos de la enseñanza
y se usa más bien en los niveles universitarios. Mientras que
en los primeros niveles de la enseñanza se habla de la globalización,
que implica en ocasiones la desaparición de las disciplinas. Se
habla de transdisciplinariedad cuando los saberes de los campos dispares
se integran en una visión de conjunto que permite estudiar
sus conexiones y relaciones de coordinación y subordinación[5]. La
visión interdisciplinaria nos hacer ver el mundo y la realidad de otra
manera. Así nos lo ha enseñado Morin,
uno de los más influyentes sociólogos franceses actuales, al
nivel de Bourdieu, mediante sus reflexiones metodológicas centradas en la
cuestión de la complejidad. En La
mente bien ordenada se recogen las reflexiones que hace Morin (2000)
sobre
la reforma de la enseñanza centrada en la interdisciplinariedad:
rechazo del hiperespecialismo, hincapié en las habilidades generales,
flexibilidad adaptativa, entrenamiento en la capacidad de síntesis y el
autoaprendizaje continuo. No
podemos esperar que de una suma caótica de partes surgirá una cierta
unidad con valor informativo, espontáneamente
y sin previo diseño de programación. La coherencia entre los
saberes es algo que en la medida de lo posible debe intentarse en el plano
docente, por supuesto son muchas las posibilidades no explotadas. Para
Gimeno Sacristán[6],
una de las finalidades fundamentales del sistema educativo en todos sus
momentos, es el de la orientación. Educar es intentar llevar a un máximo
desarrollo las capacidades más valiosas, las que mejor definen a cada
sujeto. Para esto tenemos que ponerlo en contacto con el máximo número
de oportunidades, enfrentarlo con los diversos niveles de saber y con las
situaciones que son, o simulan, futuras actividades profesionales. Para
conseguir este ambicioso objetivo, los caminos son múltiples y por
supuesto, la interdisciplinaridad no es una especie de autopista que nos
conduce derecho hacia la anhelada meta. Pero tal vez su aportación no sea
desdeñable, frente a la vieja tendencia de ir especializando en estadios
progresivamente inferiores con el limitado objetivo de fundamentar las
enseñanzas de nivel superior “Ofrecer
saberes dispersos sin conexión alguna, suele malograr la intención
inicial, lo importante es determinar los puentes, los enlaces que, si no
abren completamente las puertas de otras ciencias y otras profesiones,
predisponen para entrar en ellas, en definitiva el tema fundamental es
este: enseñar a aprender y mejor todavía, aprender a aprender. De algún
modo hay que dejar abiertas el máximo de posibilidades, dar más
importancia a la ley que a los hechos, a las teorías más que a las
leyes, y más aún a los lenguajes que nos permiten leer y entender con un
verdadero sentido crítico, todo cuanto nos ofrece”[7]
Y estos son los aspectos que necesita subrayar una enseñanza de matriz
transdisciplinar. Son los que tiene que tratar cada profesor no sólo
en su peculiar valor para una disciplina determinada, sino, además,
transfiriendo sus virtualidades a otros campos, aplicando a su vez a
disciplinas limítrofes, y revelando todos estos elementos en situaciones
nuevas. En
fin, sin una visión transdisciplinaria de la educación en general, y la
evaluación de impacto, en
particular, es prácticamente imposible el logro de un resultado con
eficacia, pertinencia y excelencia. Igualmente, la asunción de un método que sea realmente lógica “vital” de la realidad investigada, abre perspectiva heurísticas de incalculable valor. Referencias: [1] “La cultura, señala Pupo, es integradora y compleja per se, por eso, en sus varias aristas, religa, en sí misma, los distintos atributos cualificadores de la actividad humana: conocimiento, valores, praxis y comunicación. Además, la actividad expresa el ser de la realidad social, y ésta integra en síntesis, lo físico, lo biológico y lo social… ( Pupo, R. Didáctica y evaluación en los procesos educativos complejos) Inédito. [2]
Mancipas, A. Elementos
para una didáctica de la transdisciplinariedad
y pensamiento complejo. En documentos de Multiversidad Mundo
Real Edgar Morin, Sonora, México, 2006. [3]
Es decir la especialización que se encierra en sí
misma sin permitir su integración en una problemática global o una
concepción de conjunto del objeto del cual no considera sino un
aspecto o una parte. [4]
Ver Morin, Edgar. (2006) Articular los saberes, ¿Qué saberes enseñar en las
escuelas? impreso en la Escuela de Graduados de la Normal Superior
“Profr. Moisés Sáenz Garza” [5]
“La transdisciplinariedad se propone ir más allá
de la mera integración o cooperación entre disciplinas, para
replantear la cuestión de la interconexión de los campos del
conocimiento desde una perspectiva doble: 1.
Situar al ser humano como el actor central de un viaje integrador del
conocimiento, capaz de revelarle la comprensión de su destino como
humanidad. 2. Situar al conocimiento humano como un vasto océano interconectado de conocimientos y saberes solidarios, sin fronteras definidas, que constituye y refleja la más alta creación que como humanidad hemos sido capaces de lograr.”(…) Seres humanos y conocimientos o personas y conocimiento. Viaje y océano. Exploración e integración. Incertidumbre y comprensión. Aventura humana y comprensión de nuestra humanidad, esto es lo que pretende ofrecernos la transdisciplinariedad” (Abelardo Mancinas, Joaquín Enríquez Flores. Elementos para la transdisciplinariedad. Material de Multiversidad…) Inédito. [6]
Ver Gimeno Sacristán J. y Pérez Gómez A. I. Comprender
y transformar la enseñanza. Ediciones
Morata, S.L. 9ª edición. España 2000. [7] Ibídem. |
por Dra. Marisel Oliva Calvo
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