La
evaluación de impacto y sus mediaciones por Dra. Marisel Oliva Calvo |
En este capítulo se desarrolla la evaluación de impacto en sus diversas mediaciones, determinaciones y condicionamientos; por eso ocupan momentos centrales la evaluación en su decursar y determinaciones: antecedentes del proceso de evaluación de impacto; sus presupuestos teóricos y factuales, así como el proceso de evaluación de impacto en su esencia teórica y derivaciones prácticas. Cada aspecto tributa de modo orgánico a una aprehensión filosófica de la evaluación, en general, y la de impacto, en particular, con sentido holístico, cultural y complejo; sin perder de vista algunos de sus fundamentos integradores esbozados en el capítulo anterior.
La evaluación en su decursar y determinaciones: antecedentes del proceso de evaluación de impacto. En
el proceso de la configuración de evaluación de impacto han de
considerarse como antecedentes, sobre todo desde perspectivas histórico lógicas,
anteriores investigaciones desarrolladas por nosotros en contextos
educativos específicos, así como la observación global y sistémica del
contexto educativo mexicano sobre todo en la vertiente de la docencia de
Metodología de la investigación, desarrollada en las maestría de
filiación pedagógica y educativa, las cuales nos permitieron la
profundización de las ideas en el plano teórico y una nueva constatación
factual para explorar el impacto de estos cursos, una vez transcurrido el
tiempo, habida cuenta de que, teóricamente no puede hablarse de evaluación
de impacto si no media la suficiente distancia temporal, puesto que el
concepto de lo mediato es esencial en la aprehensión de la evaluación de
impacto El
estudio histórico-lógico posibilitó el proceso de maduración del
concepto de evaluación y su constatación en la práctica educativa. Una
primera fase de este decursar, se encontró en la investigación titulada:
“Diseño y aplicación de un Modelo de evaluación profesoral: un
proyecto para evaluar el desempeño profesional y humano de la enseñanza
primaria”, donde se perfiló por primara vez la idea del proceso, pero
identificado con la evaluación del desempeño docente y no del impacto,
en específico. En
esta época los propósitos del modelo esbozado se dirigían a la mejora
docente y de la enseñanza con propósitos individuales de desarrollo
potencial, e institucionales de optimización de la práctica para la
mejora docente, en tanto que para la mejora de la enseñanza se planteaba
el perfeccionamiento docente como propósito en lo individual y la
optimización del proceso como expresión de lo social. Hemos querido
resumir la esencia de los aspectos tratados en dicho modelo, el cual
aparece detallado en nuestra tesis de maestría, para resaltar la idea de
que en todos los casos, la finalidad era formativa y sobre todo, para la
docencia. Lo
importante de esta investigación, cuya valoración resulta un antecedente
obligado del proceso evaluativo que proponemos en el presente capítulo,
deviene de que fue un serio intento producido en torno a los procesos de
identificación de variables e indicadores que permitían mejorar la
objetividad del proceso de evaluación, pero como puede apreciarse, aún
no se lograba trascender, la idea general y recurrente de concebir la
evaluación con un sentido de inmediatez que no puede caracterizar por
esencia a la evaluación de impacto. Precisar,
e identificar las variables que permitieron enjuiciar el objeto evaluable,
determinando sus momentos más relevantes y los aspectos ha considerar de
cada elemento según la selección de los indicadores y criterios
valorativos, fueron acciones importantes de esa investigación.
Se
asumieron las siguientes posiciones teóricas que tienden a dirigirse a la
caracterización de la complejidad de los procesos evaluativos en Ciencias
Sociales y a la idea de cómo subyace en el discurso evaluativo con fuerza
la polémica derivada de la antinomia cuantitativo - cualitativo como
criterios de rigor científico. “Cuando
los investigadores de las Ciencias de la Educación se disponen a
recopilar información acerca del fenómeno o proceso objeto de estudio,
generalmente toman a las Ciencias Naturales como modelo en sus
indagaciones empíricas, suelen intentar algo parecido en la calificación
o medición de sus variables; pero en sus escalas, pasan por alto que para
hacer ciertas operaciones con los números que han asignado a sus
observaciones, éstas deben ser isomórficas con respecto a alguna
estructura numérica.”[1]
Con
ello buscan una supuesta precisión que los conduzca a resultados
objetivos, desconocen que “medir es poner en correspondencia isomórficas
las observaciones registradas con cierta estructura simbólica, no
necesariamente numérica; que admite un conjunto restringido de
operaciones lógicas, con las que es posible determinar la incertidumbre
del resultado adecuado del nivel de escalamiento en sus indicadores y el
respetar las operaciones admisibles para la escala en cuestión.”[2]
En
las investigaciones de los fenómenos y procesos educativos, el hombre,
generalmente constituye la unidad básica de análisis, cuyo carácter
distinguible y de respuestas múltiples en su interacción con el medio,
determina “distribuciones libres” en los diferentes niveles del
indicador del atributo, por no ajustarse, como en el caso de las Ciencias
Naturales, a distribuciones teóricas estandarizadas conocidas. Ello nos
indica que no sólo se podrá registrar un amplio espectro de respuestas
al ejercer una misma acción externa a diferentes sujetos; sino además,
un mismo sujeto podrá dar diferentes respuestas a una misma acción
externa en diferentes momentos. Por
otra parte, los atributos que constituyen el campo de acción de los fenómenos
y procesos educativos, sólo pueden ser transformados operacionalmente en
indicadores medidos en escalas no métricas, por cuanto las estructuras
simbólicas con las que pueden hacerse corresponder tienen un carácter
esencialmente clasificatoria u ordinal. La
especificidad del hombre y su naturaleza social, lo hacen convivir con
otros cuyas respuestas a estímulos externos no necesariamente tienen que
coincidir con las suyas, resultando de manera general, que no puedan
existir dos personas que actúen y se comporten de la misma manera. La
atención a la diversidad se ha impuesto como un valor para asumir los
compromisos derivados de la contemporaneidad. Cada ser humano tiene el
derecho a desempeñarse según sus capacidades, habilidades, conductas,
actitudes y valores específicos; de ahí que al evaluar su comportamiento
profesional, se puedan encontrar indicadores que determinen la relación
de probabilidad entre las acciones que el medio ejerce sobre él y sus
respuestas, ir a la búsqueda de toda la posible información acerca de su
actuación y valores, para su enfrentamiento real a su condiciones histórico
sociales. Como
en el campo de la conducta humana, los diagnósticos y pronósticos sólo
pueden hacerse con arreglo a leyes probabilísticas, es válido el juicio
de que cada indicador tiene una probabilidad respecto a lo indicado, lo
que ha sido unas de las grandes tareas de la investigación científica en
estas ramas para determinar con exactitud esa relación de probabilidad y
encontrar indicadores con una relación altamente probable respecto a lo
indicado que representa. “Ello
determina que jamás se pueda conocer completamente, con una simple
observación, la universalidad de la interrelación de todo un suceso (psíquico),
ni abordarlo en absoluto desde el punto de vista metódico.”[3]
Un
solo indicador nunca es representativo para los amplios campos de la
conducta, de hecho deben ser representativos de lo indicado. Esto se
fundamenta porque muchas veces se observan incongruencias entre el
indicador y el indicado tipificado; esta situación se evidencia cuando se
trata de evaluar actitudes, intereses, motivaciones y convicciones, porque
son aspectos de un sistema homogéneo, no diferenciado, con muchos
elementos diferentes y contradictorios. Estos pueden estructurarse en
grupos o personas aisladas de un modo muy heterogéneo, expresándose en
formas de conductas diferentes ante situaciones específicas o problemas
particulares. De
esta manera, es natural que no pueda obtenerse con una sola manifestación
externa un criterio en tanto un solo indicador puede señalar de modo
representativo, cuando más, un estado general difuso pero no las
diferentes contribuciones o componentes parciales, ni tampoco la
estructura especial de conocimientos y motivos de conducta complejas. Para
ello sería recomendable la utilización simultánea de varios
indicadores, que al complementarse recíprocamente reflejen mejor aspectos
aislados o componentes parciales capacidades o actitudes complejas. Hoy día,
los test, cuestionarios y cualquiera de los instrumentos de medición se
confeccionan bajo este principio Este
nivel de interiorización en la epistemología de la evaluación, nos
permite plantear la no existencia de un procedimiento universal aceptado
para la construcción de indicadores. Este aspecto es un factor cuyo
desarrollo en el campo educativo es muy nuevo. A tal efecto
se precisa de la búsqueda de respuesta a las interrogantes: ¿Qué
método de definición del indicador?, ¿Cuáles relaciones se establecen
entre variables?, ¿Cuál es el procedimiento más aceptado al
combinarlas?, ¿Qué formas deben emplearse en el procesamiento de las
variables?, tales respuestas dependerá su construcción. Producto del análisis de los resultados obtenidos en esta investigación, llegamos a la conclusión de que el enjuiciamiento del desempeño es una manifestación externa del fenómeno evaluativo, dirigiendo nuestra atención investigativa hacia un componente interno de la evaluación como proceso, o sea, a la evaluación de impacto, sobre la cual se centrará la atención en lo sucesivo; la aprehensión epistemológica y cultural.
Presupuestos teóricos y factuales del modelo de evaluación Habiendo
sometido a revisión crítica el trabajo científico anterior y observando
en el contexto educativo nuevoleonés la situación problemática de que,
desarrollándose muchas maestrías de corte pedagógico y educativo con
cursos de postgrado de investigación científica, sin que esto se
tradujera en mejores actuaciones docentes de los profesores en la aplicación
de modelos de maestros investigador de sus prácticas y para interactuar
debidamente en la realidad en que se desempeñan profesionalmente,
decidimos fijar nuestro objeto en los cursos de postgrado de esta materia
ya contextualizados en Monterrey, Nuevo León, México. De
modo que, delimitamos el objeto en una acción concreta de las
transformaciones que un inicio nos proponíamos buscar. Para su estudio
tuvimos en cuenta que es recomendable, sistematizar el proceso de evaluación
del postgrado, en períodos posteriores a la terminación del programa, de
modo tal que pueda apreciarse verdaderamente el impacto aportado por la
superación recibida, de ahí que los criterios factuales utilizados
expresan las aprehensiones de los sujetos, cinco años después de haber
tomado los cursos en las mencionadas maestrías. La
selección del curso de postgrado en calidad de objeto evaluable, para
nuestro modelo de evaluación de impacto, significa el reconocimiento de
que aún cuando el curso no es la única forma organizativa adoptada en el
postgrado académico, es una figura universalmente extendida en Cuba y América
Latina. En
general podemos argumentar la selección de esta figura porque en teoría
se le reconoce que satisface las necesidades de una población más
amplia. También se dice que contribuye a la solución de problemas de
manera más inmediata, y produce cambios en el modo de pensar y la actuación
de los hombres, lo que favorece la acción transformadora del hombre sobre
el entorno. Aunque
reconocemos el valor del curso y de hecho lo seleccionamos por razones
operativas del proceso investigativo, precisamente al indagar sobre la
permanencia de las adquisiciones de estos cursos en la llamada evaluación
de impacto, observaremos la necesidad de matizaciones más finas en torno
a su valor, no solo didáctico, sino para enfrentar realmente el mundo en
que vivimos. Con
una separación temporal de cinco años, tras haber desarrollado el curso
de Investigación en el año 1998, en el año 2005 los doce sujetos
reunidos y que asistieron voluntariamente a nuestro llamado al participar
en una dinámica de grupo donde les expresamos la frase inductora:
“Dificultades de sus prácticas investigativas” las ideas manejadas se
comportaron del modo siguiente:
En
un primer acercamiento notamos que , según la propia declaratoria de los
sujetos, perviven notables deficiencias en el orden epistemológico, sobre
todo en el sentido procedimental de la investigación, lo cual no es tan
simple, ni nos permite afirmar de modo absoluto que el curso no tuvo
impacto, por la natural interferencia de los procesos de olvido, aunque
obviamente cuando se trabaja desde enfoques de aprendizaje profundo y se
seleccionan los llamados nudos axiales o núcleos de contenido, en los
procesos didácticos, estas limitaciones no deben aparecer con tanto
relieve, sin embargo como no se suele estudiar tal cuestión, con
frecuencia no podemos afirmarlo con una certeza científica. Al
aplicar la técnica del completamiento de frases, sólo recordaremos las
tres frases más relevantes relacionadas con: El
cursos de investigación…. Lo
aprendido en el curso de investigación… Tras
cinco años, el curso de investigación... Con
la aplicación de la técnica de completamiento de frases pretendimos
conocer el grado de afecto por la ciencia y la superación de los sujetos,
así como la actitud científica asumida en la vida laboral y humana y
aunque en los trabajos parciales de comunicación científica, realizamos
valoraciones más pormenorizadas aquí, generalizamos que no aparecen en
las frase completadas, expresiones relacionadas con las maneras de
utilizar lo aprendido en el curso en su práctica profesional, ni siquiera
a nivel discursivo se reconoce un impacto en el sentido de la incorporación
de los atributos del método investigativo como concepción esencial de la
docencia contemporánea donde se reconoce la necesidad de que se acerque
en el quehacer pedagógico la docencia y la investigación .
Para
Alfonso[4]
La investigación científica no debe alejarse de las tareas
universitarias , no limitarse a la simple transmisión del conocimiento,
sino empeñarse en su adelanto, pues según Leopoldo Zea: "docencia,
investigación y difusión de la cultura son expresiones de una sola y
gran tarea recomendada a las Universidades: la educativa" en este
marco de reflexión continúa analizando la importancia de atender los
atributos formativos de la investigación, desde las posiciones del método
de enseñanza, que si se acerca a la lógica de la ciencia, puede
propiciar en el alumno un redescubrimiento del conocimiento y por tanto su
participación activa como sujeto en el proceso de su construcción, y
permitiría así la interacción de las diversas funciones de la
Universidad. Siguiendo
esta misma línea de reflexión [5]
defiende la idea de la profesionalización del magisterio mediante el
desarrollo de un pensamiento científico y de una práctica investigativa,
lo cual en nuestra opinión significa que se garantizarían mejores
impactos y se engarza con la idea manejada de que no se apreciarán
adecuados impactos, mientras no se incorporen a la práctica pedagógica
los aspectos esenciales de una conducta investigativa “El
docente que incorpora a su labor de enseñanza una actitud científica
hacia el proceso que concibe y dirige, contribuye a la profesionalización
de su actividad. Así, ejecutar junto a la docencia, la búsqueda científica
y la solución de problemas del proceso de enseñanza-aprendizaje conlleva
a que el docente realice una práctica social especializada y, como es lógico
y necesario, indica con exactitud la necesidad del enriquecimiento de la
labor del maestro para elevar su profesionalidad, así se enfatiza que una
de las tareas de la Didáctica actual es la formación del maestro
-investigador.” [6] Más
adelante afirma que: “La
profesionalización del docente implica incorporar a su trabajo la
capacidad de atender los problemas científicos del aprendizaje como
proceso y como producto. Esto equivale a descubrir estos problemas, prever
posibles soluciones, como hipótesis o preguntas científicas y aplicar la
metodología científica que conduce a la solución de los problemas.”[7] Sin
embargo lo que nos parece más importante para relacionarlo con el trabajo
que realizamos son los siguientes planteamientos: “Desde
nuestro punto de vista, para desarrollar la práctica investigativa, no
basta con acceder a cursos de Metodología de la investigación, conocer
los paradigmas, o aplicar la operatoria de pasos del método científico y
su concreción en métodos particulares, es más importante un estilo de
pensamiento científico. Un profesor posee según nuestro criterio
pensamiento científico cuando es capaz de: ·
Ser flexible de pensamiento y acción para reformular su clase de
acuerdo a la dinámica que ésta pueda adoptar a partir de los referentes
de su grupo. ·
Cuestionar y problematizar el proceso de enseñanza - aprendizaje. ·
Acercar la lógica didáctica y la científica en ambientes
interactivos, en su complejidad, sin olvidar la transdisciplinariedad. ·
Enfrentar el proceso de enseñanza - aprendizaje desde posiciones
holísticas y sistémicas. ·
Propiciar que los estudiantes descubran los conocimientos por sí
mismos o solos encuentren soluciones, y que planteen independientemente
los problemas. ·
Poseer conocimientos habilidades y valores en torno a la
investigación científica como proceso y como resultado. ·
Indagar cotidianamente la propia práctica pedagógica. ·
Comunicar los resultados del accionar investigativo en torno al carácter
de las prácticas pedagógicas, en seminarios, eventos en publicaciones
científicas en activismo pedagógico. ·
Interactuar con el imaginario de los estudiantes, sus marcos
referenciales: emociones, vivencias y sentimientos y no sólo
diagnosticar.”[8] Decimos
que estas afirmaciones nos parecen importantes, sobre todo, porque
permiten trazarse líneas futuras de investigación, ya que la óptica de
prefijar dimensiones e indicadores para el análisis del impacto de los
cursos puede reordenarse, teniendo en cuenta algunos de estos criterios,
sobre todo si se considera que estos trabajos citados funcionan en el
contexto de la tesis de que es mejor la docencia que más se asemeja a la
investigación, y esto sin dudas será una fuente para el estudio del
impacto de los cursos de investigación. Las
anteriores líneas de reflexión son congruentes con nuestras posiciones,
sobre todo porque el evaluar el impacto de estos cursos de postgrado en la
profesionalidad y creatividad creciente del individuo, constituye un medio
para el logro de las necesidades y no un objetivo en sí, ya que el
incremento de la competitividad y actuación efectiva, son mensurables
solamente en la medida en que satisfagan las necesidades económicas
sociales. “Para
bien de todos ya se comienza a comprender que en países como los nuestros
no tiene sentido el postgrado por el postgrado mismo, sino como
instrumento de cambios, planteándose como estrategia global del
continente, la integración latinoamericana y caribeña que permita
emprender acciones transformadoras, tales como el necesario impacto de los
estudiantes en el desarrollo científico-técnico del país, la
democratización del postgrado, el establecimiento de una normativa legal,
donde la pertinencia social y la relevancia científica sean sus
principales criterios de calidad, estrechar los vínculos de pre y
postgrado y entre postgrado, investigación y extensión, el
establecimiento de una red para la comunicación nacional e internacional,
el fortalecimiento de estudios e investigaciones y superar vicios de la
Educación de Postgrado: especialistas estrechos, clases tradicionales,
estudiantado acrítico y pasivo, tesis Intranscendentes y profesores que
Informan mucho y forman poco entre otros importantes aspectos.[9] Por
otra parte, en la medida en que el hombre aumente sus capacidades
intelectuales, comunicativas, productivas, científicas y espirituales,
debería recibir el adecuado reconocimiento social, es decir, los cursos
de postgrado deben favorecer el mejoramiento profesional, el efecto que
deben provocar es ese mejoramiento, deberá elevar la condición humana,
haciendo uso de su conciencia y no exclusivamente de su necesidad, estos
deberán estar dirigidos a satisfacer las necesidades materiales y
espirituales; además de contribuir al mejoramiento humano. Los
efectos múltiples estarán dirigidos a que se asuman diferentes roles
propios de la actividad humana atendiendo a la preparación cultural y
elevación del nivel de las estructuras formativas y cognitivas, probadas
en la práctica productiva y social del hombre como capital básico de la
sociedad, pero solo la evaluación de su impacto podrá ser posible en la
medida en que se haya podido constatar el efecto útil de la aplicación
de lo impartido sobre el entorno social. Por
último el impacto ha de verse en la interrelación que se establece entre
el sujeto y el medio, al demostrar con su producción intelectual o de
bienes materiales su trascendencia social, al aportar al colectivo
laboral, familiar y a la comunidad los conocimientos, las capacidades y
habilidades adquiridas y aportes, este revela el efecto que ha de producir
la evaluación de impacto en el mejoramiento profesional, humano y
laboral. Todos
estos resultados también han sido producto de un proceso de maduración
intelectual, a la par que la confrontación con la aplicación práctica.
Surge la necesidad de profundizar en el análisis teórico, específicamente
en la evaluación de impacto hasta llegar a proponer un nuevo concepto,
resultando nuevas variables, como nuevos objetos de investigación que se
acerquen, sobre un plano superior a la consideración integral de
transformaciones inducidas por el entorno. Cuando
nos referimos al impacto social de un objeto inserto en la esfera de la
educación, lo vemos como el efecto múltiple sobre el entorno social,
mediato de un proceso, un conjunto de procesos docente-educativos o de
determinadas políticas, educacionales, territoriales, sectoriales o
ramales. La
evaluación de impacto es, consecuentemente, la que se hace considerando
el efecto múltiple de los objetos evaluables, cursos de postgrado, de la
manera más abarcadora posible, por lo que puede definirse como: La toma
de conciencia de la utilidad, o del perjuicio o inutilidad, que el objeto
evaluable pueda generar parcial o totalmente de manera mediata como
resultado de su aplicación. Otro
aspecto de gran importancia en el análisis lo constituye la evaluación
de resultados, de efectividad, de eficiencia, económica y de impacto. Entre
la evaluación de impacto, evaluación de resultados, la de efectividad o
eficiencia, y la evaluación económica, suelen presentarse similitudes
aunque también diferencias, conviene destacarlas para comprender mejor
las características de los que sería verdaderamente una evaluación de
impacto. Evaluación
de Resultados: Trata de analizar el grado
en que el objeto evaluable alcanza los resultados propuestos, en relación
a los beneficiarios directos. Evaluación
de Efectividad: Se propone conocer la
medida en que el objeto evaluable ha conseguido o no los efectos que
buscaba. Evaluación
de Eficiencia: Busca el logro de los
objetivos con el menor costo posible. Evaluación
Económica: Analiza el costo de aplicación
del objeto evaluable con relación a los resultados logrados. Esta suele
desglosares en tres tipos: 1.
Análisis costo-beneficio: tanto el costo como los efectos se miden
en términos monetarios. 2.
Análisis costo-efectividad: solo el costo se mide en términos
monetarios, mientras los resultados se miden de manera más específica. 3.
Análisis costo-utilidad: los resultados o efectos se miden en una
escala normalmente subjetiva de utilidad. Evaluación
de Impacto: Esta trata de establecer cuáles
son los posibles efectos- consecuencias del objeto evaluable en una
población amplia comunidad o país, organizaciones, personas asociadas al
usuario y no solo los efectos inmediatos propuestos y previstos, sino todo
el espectro de consecuencias que resultan de la aplicación del objeto
sometido a evaluación y en este sentido es que empleamos en nuestro
estudio la concepción. Por
ello, completando las aseveraciones anteriores para profundizarlas,
debemos detenernos en la palabra impacto: se dice que hay impacto cuando
una acción o actividad produce una alteración, favorable o desfavorable
en el contexto o medio y componentes en el cual se desenvuelve dicha
actividad. Esta
acción puede ser variada, en correspondencia a la multiplicidad y
universalidad de la práctica del hombre, pero lo relevante aquí, es que
esta puede ser tanto positiva como negativa porque es la huella, la
modificación, la transformación y cambio que ella deja, y se reitera,
que puede ser en ambos sentidos, pues comúnmente se considera que cuando
se habla de impacto y la necesidad de su valoración, que ella actúa
inevitablemente favoreciendo el contexto donde se produce, lo cual como
vemos es una interpretación falsa, chata, simple. El
impacto es la diferencia entre la situación del medio o contexto futuro
modificado, tal como se manifestaría como consecuencia de la realización
de la acción o actividad, y la situación del medio o contexto futuro tal
como habría evolucionado o se habría transformado normalmente sin tal
actuación, es decir, la alteración neta, positiva o negativa, resultante
de una actuación. En
los marcos de nuestra exposición, nos referimos a la Evaluación de
Impacto de Postgrado. Los
diferentes tipos de evaluación diseñados, nos conducen a plantear que
aunque ellos pueden condicionarse, si no se interpretan correctamente sus
contenidos, se corre el riesgo de que no se lleven a la práctica
correctamente. Esto se debe, específicamente, tomando como referencia las
reflexiones anteriores y los elementos factuales manejados, a que la
evaluación de impacto de un curso de postgrado, debe considerar los
siguientes elementos: ·
Todos los efectos múltiples sean positivos o no. ·
Todos los efectos múltiples previstos o no previstos. ·
Los efectos que producen los cursos de postgrado como resultados de
su evaluación deben posibilitar la toma de conciencia de la utilidad,
perjuicio o inutilidad, donde su resultado de efecto tengan un impacto
positivo. Por
su parte la evaluación de los resultados solo considera los efectos
previstos a partir de objetivos predeterminados. En
tanto la evaluación de efectividad, es la evaluación del efecto útil
implícito en la consecución de los resultados, mientras que la evaluación
de eficiencia busca el logro de esos objetivos con la mayor economía de
recursos. La
evaluación económica puede ser considerada a nuestro juicio, un caso
particular de la evaluación de la eficiencia, en la que se miden los
recursos económicos y no necesariamente humanos o de otro tipo como puede
ser, el tiempo, pues este busca solo un mayor logro de resultados con una
menor inversión, el costo es menor, en la medida en que se emplean menos
recursos. La mayor limitación de esta evaluación económica reside en la
consideración casi exclusiva del efecto monetario que resulta de la
utilización del objeto evaluable. Cuando
hablamos de Evaluación de Impacto, nos estamos refiriendo al sistema de
indicadores más sintético y universal que los incluye a todos, pues para
saber el efecto socioeconómico, además debemos conocer la eficiencia,
que resulta de la aplicación del objeto, sin embargo no podemos
detenernos ahí, porque lo que se entiende por efecto económico, por
ejemplo es lo estrechamente económico, no lo global o macrosocial, es
sencillamente la expresión monetaria de la utilidad, más el impacto
social no se puede medir exclusivamente en términos monetarios
cuantitativos, sino en términos cualitativos, como por ejemplo: la medida
en que se ha logrado la preparación cuantitativa de los recursos
laborales. El
impacto social es evidente que no se puede medir sólo en términos de
costos. Debemos conocer el efecto macrosocial, aunque la evaluación de
impacto no excluye la utilización de otros tipos de evaluación, sino más
bien los presupone a la par que se realiza una evaluación más
macroestructurada, donde se tienen en cuenta los factores de una manera más
abarcadora, realmente social. Como
quiera que al tener en cuenta todos los elementos incidentes y
resultantes, se logra una evaluación integral; la evaluación de impacto
puede ser considerada la más sintética pues no excluye, sino presupone
todas las demás formas evaluativas. De
cualquier modo utilizar un tipo u otro de evaluación resulta siempre del
propósito que nos anima. La evaluación de impacto puede constituir la
continuación lógica de una evaluación de resultado, aunque no
necesariamente una consecuencia de la misma o viceversa y este análisis
es susceptible de ser aplicado en su relación con otros tipos de evaluación.
Podemos
resumir planteando que la evaluación de impacto se caracteriza entre
otras razones por: ·
Ser las más general y sintética
·
Abarca el análisis de diversas esferas en el plano espacial y en
el plano temporal. ·
Los efectos esperados pueden constatarse tanto en los usuarios como
en el entorno social. ·
Se dirige a conocer las efectos esperados o no, positivos o no.
·
Permite conocer la influencia transformadora, incluso no prevista
como resultado de su aplicación, tanto en los usuarios como en el entorno
social, tanto positiva como adversa. ·
Se sirve de un sistema de indicadores que no excluye, sino
presupone el uso de todas las demás formas evaluativas. ·
Para que exista una evaluación de impacto deben ser considerados
especialmente los efectos positivos deseados, lo que no niega el necesario
enjuiciamiento de lo negativo para su transformación. La evaluación de impacto extrae el proceso evaluativo de una etapa facto-perceptiva o descriptiva a una etapa superior, considerando las características multifactoriales de los efectos que se obtienen. Esto hace que la evaluación de impacto no pueda sustentarse en un solo instrumento, por el contrario, a partir de las condiciones del entorno donde se desarrolla el objeto evaluado; se convierte en sí misma en un instrumento de transformación del medio.
El proceso de evaluación de impacto en su esencia teórica y derivaciones prácticas Para
la comprensión teórica de las diversas concepciones metodológicas de
evaluación, sus modelos y principales representantes se precisó analizar
la concepción de los modelos de evaluación. “Los
modelos de evaluación parten de supuestos teóricos que determinan: qué
se entiende por evaluación, qué se pretende conseguir o qué necesidades
se intenta cubrir, cómo proceder a cubrir las necesidades, de manera que
al responder a ellas el evaluador toma opción en su posición teórica,
pragmática y metodológica.”[10]
Es
decir que los modelos deben fundamentarse a partir del tipo de evaluación,
propósitos objetivos, criterios, métodos y procedimientos, así como la
posición teórico-práctica. “Todo
modelo de evaluación define alguna de las dimensiones o los elementos básicos
y son los siguientes: finalidad científica y política, toma de
decisiones, ámbito o unidad de evaluación, rol del evaluador, enfoque. y
proceso metodológico.”[11]
Una
vez efectuados estos posicionamientos teóricos esenciales para la
comprensión gráfica del proceso evaluativo que proponemos, nos interesa presentar
su esencia dialéctica y los fundamentos de su operatividad, lo cual
necesariamente significa abordar las relaciones de los factores socio-económicos,
proceso evaluativo y objeto de evaluación, en la necesaria búsqueda de
la pluralidad de efectos de un objeto en cuestión. Ello
presupone colocarse en el lugar de un solicitante de evaluación, cuyos
intereses coincidan de la manera más cercana posible con los intereses de
la sociedad. Esta premisa dependerá de
manera determinante también, del grado de integración social del estado
o institución a que representa. En
la medida que la sociedad madure institucionalmente, en que el estado se
haga más representativo de los intereses de las masas populares, podría
considerarse que existiría una tendencia a independizar
institucionalmente la entidad evaluadora, ello le garantizaría al estado
el acceso objetivo a los resultados múltiples de la aplicación de un
objeto, o sea, que la búsqueda de objetividad va a afectar la evaluación
como institución. El
objetivo mismo de la evaluación de impacto va modificando el concepto de
evaluador, tendiendo no solamente a colectivizarlo, sino a
institucionalizarlo y autonomizarlo de manera creciente. Por
otro lado no todo objeto necesariamente amerita ser considerado de manera
global y múltiple, la evaluación de impacto no pretende sustituir la
valoración que se hace de objetos que de manera preconcebida y excluyente
se limitan a márgenes muy estrechos de la actividad humana, sino que
busca valorar el efecto que sobre el entorno social tienen objetos de
evidentes corte universal que afectan claramente, aunque de manera
imprecisa todo el entorno social. No
obstante a la hora de seleccionar el objeto evaluable se conoce poco
acerca de las implicaciones que para el entorno socio económico tiene la
aplicación de un objeto determinado, que cuando éste ha sido sometido de
manera reiterada al análisis de su interacción con el entorno social. El
objeto de evaluación de impacto experimenta un proceso de
perfeccionamiento dirigido a lo que se espera de ese proceso evaluativo,
es decir, tanto el solicitante, el evaluador, como el objeto de evaluación,
van experimentando un proceso de perfeccionamiento ascendente, lo que
contribuye a perfilar el instrumento evaluativo, como un instrumento de
mejoramiento social y profesional personal de primera magnitud.
En
la medida que se perfeccione el instrumento de detección, necesariamente
se va modificando el propio objeto de evaluación, tratando de lograr,
incrementar los efectos positivos ya detectados, ampliar su efecto,
aumentar su efectividad. Como
puede observarse este movimiento ascendente que aspira a perfeccionarse va
transformando tanto al solicitante, como a los evaluadores, tanto al
proceso evaluativo, como a los objetos evaluados, de manera que el entorno
socioeconómico sienta cada vez con mayor profundidad la acción
transformadora de la actividad humana. Este movimiento ascendente es de carácter crecientemente universal y refleja la interacción reguladora del hombre y el ambiente socioeconómico, su más fiel representación en un movimiento espiral infinitamente ascendente. Esquema descriptivo del efecto de la
interacción entre la evaluación de impacto y el entorno social. Este
gráfico describe el condicionamiento general, representado por los
factores socioeconómicos que determinaron el inicio de la actividad
evaluativa y va observando un comportamiento que termina transformando los
objetivos, en factores condicionantes del desarrollo económico social, lo
que a su vez impulsa la actividad evaluativa y los objetos evaluables a
niveles superiores. Si bien los factores objetivos condicionan el proceso,
favoreciéndolo, dificultándolo, modificando su curso o reorientándolo
en un sentido u otro, como parte de esas condiciones objetivas, pueden
considerarse, también, las proyecciones futuras y el grado de dominio de
la sociedad humana, en un momento dado. Esta
interacción recíproca no ocurre de esta manera en todo tipo de evaluación,
los objetivos que se proponen las otras formas suelen ser relativamente
parciales, su efecto sobre el entorno socioeconómico es limitado, en
tanto que una de las características del procesos de evaluación de
impacto consiste, en la consideración del efecto globalizado, esa
totalidad, es la que verdaderamente incide de manera determinante en el
impacto socioeconómico, puesto que modifica de manera sustancial los
factores objetivos que precondicionan el proceso evaluativo. El
hecho de que el proceso evaluativo transcurra de manera ascendente,
implica no solamente que, obedece a parámetros cuantitativamente
distintos, sino que estos parámetros van experimentando una transformación
cualitativa. En
su movimiento ascendente el proceso evaluativo habrá necesariamente de
valerse de instrumentos-variables-indicadores-técnicas-cualitativamente
distintos, superiores, adecuados a los objetivos que se propone una
sociedad en pleno proceso de mejoramiento. La
evaluación de impacto trasciende los marcos de sus objetivos, además de
concebir el efecto que produce el objeto evaluable sobre el proceso
evaluativo su repercusión social, habría que considerar la propia
evaluación del proceso evaluativo (metaevaluación) para que éste juegue
un papel dinamizador de desarrollo, creando así las bases para
transformarlo, corregirlo y modificarlo. Así el proceso evaluativo deja
de ser un medio para conocer la realidad, para convertirse en un objeto
del propio proceso evaluación. La
evaluación de impacto debe considerar el grado de satisfacción de las
necesidades concretas experimentada por la sociedad. Debe constatar la
adecuación del efecto a los objetivos económicos sociales, la medida en
que responde a las solicitudes, necesidades e intereses del medio, así
como las condiciones concretas de ese contexto para resolver esa
necesidad. Todo
ello hizo posible llegar a fundamentar los factores que condicionan el
proceso de la evaluación de impacto al que queremos llegar. Factores condicionantes para el proceso de
aplicación de la evaluación de impacto. Antes
de abordar directamente el análisis de los factores que condicionan el
proceso de la evaluación de impacto sobre el entorno socioeconómico,
debemos considerar las características favorecedoras de su utilización. La
evaluación de impacto es posible siempre que el efecto de la aplicación
del objeto trascienda la esfera de lo inmediato. En
toda estructura social esa posibilidad existe porque hay objetos cuya
aplicación independientemente del grado de maduración de las estructuras
sociales inciden de manera efectiva sobre la estructura económico social.
Pero en las instituciones sociales, la estructura puede no haber madurado
lo suficientemente como para que se comprenda la necesidad de llevar a
cabo este tipo de evaluación. El
hecho mismo de que la sociedad vaya haciéndose de instrumentos de
proyección económico social como el de la proyección de impacto,
contribuye a la maduración de las condiciones que favorecen la
transformación de la sociedad. En
una sociedad dada puede que no haya conciencia de la necesidad de una
planificación perspectiva, porque el estado tenga escasa fuerza o pocos
recursos para hacer frente a estas tareas de interés colectivo. No basta
sólo con la existencia de las condiciones objetivas hay que tener
conciencia de la necesidad de este tipo de evaluación. Es decir poner los
instrumentos adecuados al servicio de la planificación social, mediante
la utilización de la evaluación de impacto; no sólo como un medio de
detección de problemas, sino que llega a ser un instrumento de realización
de planes y de transformación social. Este
tipo de evaluación permite gradual y crecientemente poner las
instituciones al servicio de la planificación socioeconómica. Conociendo
el alcance del efecto de la aplicación, se pueden instrumentar con mayor
precisión determinados efectos de impacto, lo que permitiría contribuir
de manera cada vez más eficiente al desarrollo económico social. Todo
impacto constituye un efecto diferido, es un desenfoque considerar que
este se pueda medir de manera inmediata a partir del análisis del efecto
académico de un curso de postgrado. Es impacto social todo lo que culmina
con el proceso de efecto sobre el entorno económico social. En nuestro
caso el curso de postgrado constituye el inicio de ese proceso. Lo
que puede considerarse más legítimamente como impacto, su realización,
es un proceso esencialmente mediato y los resultados de su maduración
sobre el entorno social son concretos y específicos, ello es de
imprescindible consideración si no queremos llegar a caer en
subjetivismos. Un
postgrado es una inversión de esfuerzo social y como tal necesita un
tiempo de maduración, durante el cual la sociedad debe recuperar lo
invertido y posteriormente lograr beneficios adicionales de esa inversión. Cualquier
cualidad que se cultiva en el hombre debe tener un efecto medible,
controlable, cuantificable, mediato más o menos profundo a mayor o menor
plazo. Es la única manera de hacer objetiva la valoración, buscar
relaciones y proporcionales, cuantificables y cualificables a mayor o
menor plazo. Debemos aproximar el pensamiento evaluativo a esa idea, es
decir pasar a establecer relaciones cuantitativas a través del efecto
mediato, más o menos alejado del fenómeno cualitativo pero
cuantificable, pues no son medidos de manera mediata. El
efecto sobre el entorno social del comportamiento profesional, implica
medirlo cuantitativamente y cualitativamente, cuanto mejor sea el educando
después de haber asistido a un curso, tanto mayor será su capacidad de
resolver los problemas del entorno social, para lo cual se habría
preparado. La
evaluación de impacto debe tener lugar, precisamente, a partir de que se
han implantado en la práctica las modificaciones introducidas en el
entorno socioeconómico por ese comportamiento, esa es la razón por la
cual hemos afirmado precedentemente el escasos impacto de los cursos de
investigación en las maestrías docentes en el estado de Nuevo León,
porque aun cuando los asistentes obtuvieran los créditos y pasaran la
materia, esto, no se tradujo en mejoras concretas en sus prácticas ya que
no utilizaban en su entorno los supuestos del método científico como
practicas para mejorar la actuación, ni esquemas de maestro investigador
de sus prácticas, sin considerar el otro importante elemento de que en
todas esas maestrías solo logra titularse mediante trabajo de investigación
el 40% de los sujetos y los restantes solo logran la categoría de
pasantes, he ahí un criterio de impacto no usualmente concebido en la
investigación de evaluación de impacto y que forma parte no solo de las
estadísticas educativas en el estado de Nuevo León, sino de nuestra
experiencia vivida como profesora de investigación en las maestrías de
carácter psicopedagógico y educativas. Las
investigaciones precedentes y ya aludidas en el primer epígrafe nos
permitieron seguir puntualizando la idea de la necesidad de combinar
posiciones cuantitativas y cualitativas en los procesos de evaluación de
impacto, la primera nos permitió corroborar la necesidad de darle un carácter
objetivo a los indicadores, salir del estado subjetivo que indica una
valoración subjetiva inmediata y llegar incluso a una valoración
objetiva del efecto de impacto de las categorías más abstractas, buscar
de manera más concreta, ajustada al objetivo específico, a la hora
particular de insertarse el resultado al entorno social, que es múltiple,
como múltiple es la realidad que representa el entorno, como muchas son
las ramas, las actividades económicas, las actividades sociales, científicas,
de servicios y productivas, así como también la necesidad de enfrentar
pluralmente el contexto de actuación para evaluar el impacto. Lo
que tratamos de demostrar, no es la evaluación de un curso de postgrado,
ni la evaluación a través de instrumento para lograr el efecto, no el
efecto inmediato sobre el sujeto, sino el efecto alcanzado sobre la
naturaleza del individuo una vez que este adquirió los conocimientos y si
ello tuvo efectos sobre el entorno social. Ver
el efecto de impacto puede trazar toda la vía que lo conduce a los
efectos prácticos analizando la utilidad de cada objeto, hasta llegar a
los orígenes mismos de la actividad científico investigativa y poder
valorarla. Estos
han sido los criterios que nos han permitido llegar a proponer los
factores condicionantes del proceso de evaluación de impacto, que
explicamos a continuación: 1)
El objeto debe ser de conocido efecto diferido (a posteriori), de
inserción profunda y susceptible de ser detectada en el entorno socioeconómico. 2)
A partir de la inserción del objeto en el entorno socioeconómico
se debe esperar a su proceso de maduración. 3)
Se debe conocer la manera específica en que el objeto evaluable se
inserta en el proceso y los resultados en que fructifica esa inserción. 4)
Se deben elaborar los instrumentos específicos que permitan
detectar los frutos de la inserción, incluyendo su valoración
cualitativa. 5)
Son de particular interés dentro del conjunto de indicadores, los
que permiten reflejar el proceso de recuperación del esfuerzo social
invertido en la inserción del objeto, en la práctica, además de
reflejar el logro de los beneficios suplementarios correspondientes. 6)
La consideración de efecto cuantitativo de ciertos rasgos
cualitativos que resultan de la aplicación del objeto, convierte en una
posibilidad, la valoración retrospectiva de esta última a la luz de una
evaluación cuantitativa “sui géneris.” 7)
La evaluación de impacto debe considerar objetos con participantes
del más amplio espectro profesional productivo y de servicios. 8)
Buscar efecto mediato exige determinado grado de selección sistemática
de los objetos que nos permita perfeccionar gradualmente su utilización
en calidad de instrumento de la planificación económica social. 9)
Toda evaluación de impacto debe proponer variables que reflejen en
mayor medida la repercusión económica social de la inserción en la práctica
del objeto, así como la coordinación del efecto recíproco entre la
esfera económica y la esfera social. El
mecanismo de evaluación de impacto, debido al carácter diferido, se
presenta a primera vista como un instrumento de dudosa aplicación práctica,
puede parecer como que escapa a las posibilidades del evaluador, que no
estuviera a su alcance, ni desde el punto de vista del tiempo, ni del
espacio. Puesto que un objeto ubicado dentro de determinada esfera puede y
debe tener su impacto, en esferas cualitativamente distintas de la
actividad económica y social. Efectivamente
el impacto por “antonomasia” (definición), representa la afectación
diferida (a posteriori, con el tiempo) y extrapolada de un objeto, su
vinculación por la vía del efecto con el resto del entorno socioeconómico,
pero la imposibilidad es un mito. La
sociedad le exige a las instituciones educativas responsabilidad social,
le exige hacer una contribución al equilibrio económico social y en
ocasiones solo le puede ofrecer criterios valorativos fundamentados en los
planes económicos-sociales. Ante esta inmediatez se necesita invertir en
los mecanismos evaluativos, para, mediante
una simulación de efecto y considerar una proyección de futuro.
Esta proyección de futuro claro está, no es más que una estructura
ideal que se habrá de repetir reiterada veces, cada vez que la sociedad
se proponga por ejemplo, iniciar un curso de superación profesional. Pero
cada vez que se inicie el proceso lo va a hacer teniendo en cuenta, el
efecto de impacto real que esos proyectos iniciales tuvieron en su
implementación práctica. En
el capítulo anterior abordamos las dimensiones de los modelos
evaluativos, en nuestro caso el proceso de evaluación de impacto, se
dimensiona a partir de los componentes de: finalidad, unidad de evaluación,
toma de decisiones, rol del evaluador proceso metodológico y contenido ·
Finalidad. La evaluación de impacto tiene por finalidad, medir las
transformaciones experimentadas por el entorno, como resultado de la
aplicación del objeto. ·
Unidad de evaluación. Mientras más coincidan con los intereses de
la sociedad y más se aproxime el evaluador a esos intereses, mayor será
el perfeccionamiento del proceso evaluativo de impacto. ·
Toma de decisiones. Corresponde al solicitante, a la sociedad en su
conjunto, pues se mide el impacto social y el económico como un
subconjunto de relaciones pertenecientes al conjunto de relaciones
sociales armado de su base técnica material correspondiente. ·
Rol del evaluador. Corresponde a evaluadores externos e internos.
En este caso el rol de evaluador lo asume el grupo multidisciplinario de
expertos participante en la fundamentación, implementación y valoración
del impacto del curso de postgrado en correspondencia con las exigencias
institucionales. Esto hace que se cumpla con la finalidad y unidad de
evaluación anteriormente citadas. ·
El proceso metodológico: Se manifiesta en el contenido de
la evaluación de impacto, caracterizado a través de sus variables e
indicadores, así como las etapas por las que transita el proceso, que con
anterioridad explicamos ·
Contenido. No puede ser general para todos los objetos, al
ser diverso y especifico el entorno socioeconómico, su modo de vincularse
en la práctica social también es específico sin embargo podemos
considerar los procesos dentro de los cuales se enmarca los elementos
esenciales de las actividades de postgrados a través de las variables
siguientes:
Todo
esto nos hace, incorporar estas tres variables, pues unas de las características
de la evaluación de impacto, se refiere a su carácter general y sintético. Los
criterios que sustentan la selección de estas últimas variables, parten
de las concepciones materialistas del mundo, considerando el progreso
social vinculado a las necesidades del desarrollo económico social. Se
trata de favorecer las tendencias positivas que se observan en la
estructura social adecuando debidamente la infraestructura económica y
viceversa, favoreciendo el desarrollo social y ajustando los parámetros
sociales correspondientes. El
desarrollo económico, es el que favorece el incremento y superación del
grado de apropiación de los recursos naturales de una comunidad en base a
las relaciones de producción establecida.
“La
noción de desarrollo y progreso incluye en sus dimensiones sociales y
económicas, al hombre como su razón de ser y su educación como factor
primordial. Para
enfrentarnos con la incertidumbre que nos plantea el cambio, ya no nos son
válidos los instrumentos conceptuales que nos ofrecía el paradigma
mecanicista tradicional, ni el modelo educativo de él derivado, porque
ante la nueva realidad deja demasiadas preguntas por resolver. Se trataría,
pues, de buscar un nuevo modelo educativo a partir del nuevo paradigma,
holístico, que en palabras de Moraes (1997: 7) sea “capaz de generar
nuevos ambientes de aprendizaje, en el que el ser humano fuera comprendido
en su multidimensionalidad como ser indivisible en su totalidad. (...) Un
ambiente que tuviera en consideración las diversas dimensiones del fenómeno
educativo, sus aspectos físico, biológico, mental, psicológico,
cultural y social. (...) Un paradigma que reconociera la interdependencia
existente entre los procesos de pensamiento y de construcción del
conocimiento con el medio ambiente, que colaborase a rescatar la visión
del contexto, que no separase al individuo del mundo en que vive, que lo
promoviese como ser interdependiente, reconociendo la vida humana
entrelazada con el mundo natural.”[12] El
desarrollo socioeconómico inserto en el sistema educacional, es aquel que
crea las bases, para mantener un proceso de calificación, preparación y
superación ininterrumpido de la fuerza de trabajo que permita una
participación cada vez más activa en la transformación del medio social
donde se desempeña. Se
necesita de una propuesta que trajese la percepción del mundo holística,
global, sistémica, que comprendiese la perfecta adaptación de los
individuos en los procesos cíclicos de la naturaleza, una propuesta capaz
de generar un nuevo sistema ético, respaldado por nuevos valores, nuevas
percepciones y nuevas acciones y que nos llevase a un diálogo creativo
del hombre consigo mismo, con la sociedad y con la naturaleza, pero que al
mismo tiempo, reconociese la importancia de la colaboración entre educación
y los avances científicos y tecnológicos presentes en el mundo de hoy
(...)[13] El
efecto de impacto consiste en la trascendencia que resulta de la
implantación de los cursos de postgrado en el entorno económico social,
quiere esto decir que toda manifestación de un objeto va teniendo efectos
más o menos mediatos, que guardan una relación menor con los objetivos a
que obedece la implantación del objeto; ejemplo de ello, puede
considerarse el siguiente: La
incorporación del profesional a un curso de postgrado, implica gasto,
genera ingresos, ocasiona recursos invertidos tanto por las instituciones
empleadoras, como por quienes lo ofertan, eso poco tiene que ver con los
propósitos que determinan la implantación del objeto; el éxito depende
del efecto económico social de la aplicación de los conocimientos
adquiridos, de la integración orgánica del profesional armado de nuevos
instrumentos lo que constituye el factor evaluativo determinante. En
la concepción de evaluación de impacto que proponemos se trata de
trascender la estrechez de criterios institucionales para ir a la búsqueda
del éxito social, de la trascendencia social del efecto y apoyándose en
esas consideraciones generar y perfeccionar el sistema de implementación
del objeto evaluable: curso de postgrado. El
proceso de evaluación de impacto transforma el medio económico social
porque se crean las condiciones, que son premisas para la su transformación;
constituyendo un importante eslabón de esa cadena. Hoy
asistimos frecuentemente a un cuadro de desarrollo económico y social en
los países del llamado Primer Mundo que arroja un elevado índice de
desarrollo económico a la par que un desastroso aprovechamiento de la
fuerza de trabajo activa del hombre que constituye el primer recurso económico
de la sociedad cualquiera que sea su forma. La
evaluación de impacto es un recurso que permite instrumentar o hallar la
vía de solución de esta falta de coordinación entre la esfera económica
y la esfera social. Ello sin embargo requiere elevar a un nivel superior
el papel de la planificación social en la sociedad moderna cualquiera que
sea su forma. En
la sociedad global, el desarrollo no puede considerarse en términos
exclusivamente económicos. Como hemos podido apreciar al referenciar
aspectos relacionados con los nuevos retos educativos de la sociedad del
conocimiento. En
toda sociedad deben marchar conjuntamente el desarrollo social, y el económico,
por lo que la sociedad moderna debe armonizar ambos procesos, de manera
que el verdadero desarrollo socioeconómico no es ni exclusivamente económico,
ni exclusivamente social. Recoger
la información necesaria para guiar adecuadamente el progreso económico
social es la razón que sustenta la tercera variable, de cuya existencia
se puede decir que resulta la prueba más fehaciente del grado de dominio
de la sociedad sobre su propio destino, aún cuando parta de recursos muy
limitados. El
efecto de impacto consiste en la trascendencia que resulta de la
implantación del curso de postgrado en el entorno económico social, esto
tiene un doble carácter: de diagnóstico y de pronóstico, que no es
exclusivo de este tipo de evaluación, lo que la hace diferente de las
restantes es el nivel de partida que lo constituye el pronóstico y no el
diagnóstico, como ha sido la práctica habitual. En
la forma en que se perjudique o favorezca el desarrollo económico o la
evolución de la estructura social, se permitirá valorar el efecto de los
objetos aplicados y esta valoración favorecerá la selección mejorada de
nuevos objetos que se habrán de ajustar de manera específica a la
planificación económica y social. De
manera que como resultado de la evaluación de impacto, contribuimos al
diagnóstico económico social, a la vez que a su pronóstico. Pero no
basta con llegar paralelamente al análisis de ambas esferas, ya que una
sociedad institucionalmente evolucionada no tarda mucho en comprender que
el progreso en una y otra esfera es interdependiente. En
virtud de las posibilidades que le ofrezca el grado de desarrollo
institucional el país en cuestión, podrá proponerse con mayor o menor
éxito la integración en un solo cuerpo del desarrollo de ambas
estructuras, de manera que los progresos de una, constituyan premisas para
el desarrollo de la otra.
Operatividad
del proceso de evaluación de impacto. El
proceso de evaluación de impacto opera de la siguiente manera, a un pronóstico
de impacto, sucede una implementación práctica que niega la etapa
inicial, la transforma en una serie de parámetros específicos, que dan
una imagen real que se contrapone a la imagen ideal inicial. Esta
imagen real constituye un conjunto de procesos, algunos deseados, otros no
deseados, de los cuales el evaluador debe seleccionar el conjunto de
características que siguiendo el proyecto inicial constituyen el
resultado de la implantación práctica del objeto. Esa actividad que
trata de superar los resultados prácticos, va haciendo claros los
aspectos positivos y útiles que resultan del impacto, constituye una
negación del proceso anterior. Realizamos
una abstracción de lo positivo y esta abstracción repone en su lugar la
tesis inicial, pero esta vez no como pronóstico, sino en calidad de diagnóstico.
Es decir que si en un inicio se tenía una idea imprecisa de como podría
ser el proceso de vinculación del objeto a la práctica económica social
y su efecto, ahora nos encontramos ante un conjunto de características
extraídas de la totalidad del efecto que vuelven a identificarse con la
posición inicial, porque el próximo modelo se va a informar directamente
con los resultados positivos del proceso anterior. El diagnóstico de este modo, se iguala al pronóstico, pero del proceso subsiguiente y cada vez más el pronóstico fundamentado en los resultados concretos de los procesos reiterados o sucesivos, se va transformando de un modelo evaluativo ideal, en un modelo evaluativo real, que no por estar dentro de los límites de la proyección carece de validez objetiva, en efecto, con el decursar del tiempo se van borrando las diferencias entre los opuestos, pronóstico y diagnóstico, porque un pronóstico objetivamente establecido no es más que un diagnóstico de las potencialidades del objeto. Las relaciones que se establecen entre los elementos y componentes en este proceso, pueden observarse en el siguiente esquema descriptivo: Esquema descriptivo de las relaciones
entre los elementos y componentes del proceso de evaluación de impacto Son
estos los criterios que fundamentan el proceso de evaluación de impacto,
sin que ello signifique que sean los únicos, ya que este proceso se
caracteriza además por su flexibilidad, dinamismo, funcionalidad, democrática,
humanismo y carácter personológico, bases todas en las que se puede
sustentar a futuro el establecimiento de un modelo para que opere con
efectividad. Para
desarrollar el proceso debe considerarse el cumplimiento de cinco etapas
que a continuación pasaremos a detallar: 1)
Conocimiento del efecto de impacto. 2)
Posibilidad de la evaluación. 3)
Delimitación de los objetivos de la evaluación. 4)
Diseño e implementación de la evaluación. 5)
Recogida de la información y redacción del informe. Primera Etapa: Conocimiento del efecto de
impacto. En
este paso se debe manejar toda aquella documentación que sirva de
orientación y preparación para la proyección pronóstica de impacto,
pues cada una de las acciones que caracteriza esta etapa está dirigida a
ir condicionando el objeto evaluable a las posibilidades que ofrece, ir
modelando el objeto ideal, a partir de crear los criterios en los cuales
se fundamenta la evaluación de impacto, materializándose en los primeros
pasos de tipo de objetos, esferas en la que se dará su efecto de impacto,
entre las acciones acometer en esta etapa se encuentran: ·
Análisis de los documentos normativos. ·
Entrevistas y encuestas con las entidades empleadoras en los
diferentes mercados ocupacionales. ·
Análisis de prioridades y banco de problemas.
Segunda
Etapa: Posibilidad de la evaluación Esta
segunda etapa crea las condiciones previas para el diseño evaluativo,
determinando la necesidad real de este tipo de evaluación, para ello
deben realizarse las siguientes operaciones: ·
Selección de los objetos a evaluar. ·
Determinación de cortes parciales, para el análisis de los
posibles efectos del objeto evaluado. ·
Consideración de recursos materiales para llevar a cabo la
evaluación ·
Identificación de los efectos transformadores que permitirá la
implantación del objeto. ·
Determinación de las necesidades que se pretenden satisfacer
(diagnóstico). ·
Evaluabilidad de los programas de los objetos que serán sometidos
al proceso, para ello, puede utilizarse dos formas: 1)
Análisis documental y entrevistas a los diseñadores de los
Programas. 2)
Análisis de los programas de acuerdo con la realidad social. ·
Precisar las fuentes de información. ·
Selección de los agentes evaluativos de acuerdo con las partes
interesadas. Las
acciones enmarcadas en esta etapa, crean las bases del pronóstico de
impacto y su efecto a un nivel superior, a partir del diagnóstico de
impacto que va sucediendo en su desarrollo, además de constituir los
criterios en que comienzan las propuestas de aquellos indicadores específicos
para cada objeto, por su vinculación con la esfera económico-social en
un tiempo mediato.
Tercera
Etapa: Delimitación de los objetivos de la evaluación de Impacto La
presente etapa se considera el papel pronóstico y diagnóstico de la
evaluación referida en el epígrafe anterior. Si las etapas que
precedieron a esta fueron creando las condiciones para ello, en esta etapa
pueden llegar a declararse los criterios o juicios valorativos del objeto
en cuestión, es decir: ·
Establecimiento de indicadores. ·
Determinar aspectos sociales y económicos que se pretenden
solucionar así como tiempo necesario para demostrar sus efectos
positivos. ·
Transformaciones o cambios que se esperan, tiempo y lugar, una vez
que se haya implantado el objeto evaluable.
Cuarta
Etapa: Diseño de la evaluación del impacto En
esta etapa se intenta dar respuesta al cómo, cuándo y dónde se debe
aplicar la evaluación para ello se hace necesario: ·
Comprobación de la correspondencia oferta-demanda. ·
Establecimiento de los juicios de valor a partir del análisis de
las acciones de las etapas anteriores, con el sistema de indicadores. ·
Elaboración de instrumentos y aplicación de prueba de validación. ·
Determinación de la metodología para el procesamiento de la
información. ·
Análisis y aprobación con las partes interesadas. ·
Establecimiento del diseño de evaluación de impacto. Quinta Etapa: Recogida y análisis de la
información hasta la elaboración del informe Es
muy necesaria en esta etapa la preparación de los agentes en la aplicación
de los instrumentos para el logro de una eficiente recogida de información.
Las valoraciones grupales, el debate y discusión, constituyen fuentes
fundamentales en la emisión de los juicios de acuerdo a la metodología
establecida, determinando en cada momento los resultados obtenidos. Es
preciso reflejar los efectos producidos, causa y consecuencias en cada
caso, solución de los problemas y el condicionamiento de nuevos diagnóstico
que superen los objetos evaluados. Finalmente
queremos manifestar como en la dinámica del establecimiento del proceso
de evaluación de impacto, con las concepciones antes expuestas, se hace
necesaria la presencia de una institución, departamento, comisión o
entidad evaluadora, que se involucre en este proceso evaluativo. Esta
unidad evaluadora se encargaría de instrumentar las acciones de cada una
de las etapas explicitadas en el establecimiento del proceso con
independencia de que sean: instituciones culturales, sociales, de salud,
organizaciones políticas y, centros de producción y los servicios u
otros; escogerían los agentes evaluadores como representantes de las
partes interesadas en el convenio, establecerían los dispositivos
materiales para la instrumentación de esta evaluación y coordinaría la
presencia de expertos. Especificidad e importancia del proceso de
evaluación de impacto: Esta
dinámica del proceso de evaluación de impacto, evidencia su carácter
sistémico, participativo, problematizador, desarrollador y transformador,
porque contribuye acercarnos a la eficiencia del proceso educativo, y a
develar las instituciones educacionales como centro del desarrollo social,
así como la institucionalización de la pedagogía. De
manera que al contribuirse planificadamente a la formación y superación
de los profesionales, de hecho las instituciones se integran orgánicamente
en lo que se refiere a los principios pedagógicos, y a los fines
perseguidos, para que, al vincularlos estrechamente a las tareas
formativas, se creen las bases para la necesaria integración orgánica de
los procesos pedagógicos favorecedores de la superación profesional en
cada institución. Esta
relación, se evidencia en la representación en un movimiento en espiral,
que supera los modelos anteriores, pues trata de evitar el establecer el
problema evaluativo sobre la base de un mismo plano; lo que significa
evitar que el proceso vuelva a comenzar en el mismo punto donde iniciara
su desarrollo en la etapa precedente. Ello contribuye a que neguemos dialécticamente
anteriores modelos que describían movimientos circulares, no ascendentes,
los cuales no permitían seguir el desarrollo del objeto en su entorno
natural, sino exclusivamente abstracto y no consideraban que los modelos,
aún cuando sean expresión de procesos evaluativos incompletos, no
permanecen estáticos en el entorno social donde se hayan aplicado. Este
abordaje del proceso de evaluación de impacto se diferencia
sustancialmente de otros enfoques, por la explicitación de las funciones
de pronóstico y por la vía de transformación dialéctica que subyace en
su base, al reconocer las necesarias mediaciones producidas entre lo
individual y lo social en el acto evaluativo en general y con mayor
relieve en la evaluación de impacto, ya que los modelos anteriores eran
solo descriptivas y no mostraban la interacción entre el entorno y el
objeto convirtiéndose en meras abstracciones. Se
puede afirmar que para integrar el objeto al entorno y ponerlo en función
de su transformación, se precisa de una visión holística, integral del
objeto y su dinámica, aspectos todos que deberán ser tenidos en cuenta
en futuros modelos de evaluación de impacto. Así pues, partimos del supuesto de que la transformación del individuo deviene de la transformación que él realiza en la naturaleza y en la sociedad, porque desde nuestra concepción, ese profesional que se ha superado para transformar la estructura económica e incidir sobre la estructura social, en la medida en que realiza esas funciones, no puede evitar ni remotamente, transformarse a si mismo. La transformación del hombre es uno de los efectos de impacto, es la más mediata, es la que media el efecto económico sobre el entorno, y hasta que el hombre no transforme ese entorno, no logra la superioridad espiritual. Referencias: [1]
Fiedrich, W. (1988) Método de la investigación social
Marxista-Leninista. Sociología. Editorial. Ciencias Sociales. La
Habana. p. 71 [2]
Pérez Jacinto, O. (1998) Tesis en opción al Titulo de Máster en
Educación de Avanzada. ISPEJV. C. Habana. Cuba. p. 29 [3]
Fiedrich, W. (1988) Método de la investigación social
Marxista-Leninista. Sociología.
Editorial. Ciencias Sociales. La Habana. p. 9 [4]
Alfonso García María Rosa. Modelo Teórico metodológico para el
tratamiento de la integración entre lo académico, lo laboral y lo
investigativo como problema didáctico de la formación profesional.
Tesis doctoral. Santa Clara, Cuba, 1997. [5]
Alfonso García, María Rosa. Retos del profesorado para investigar
sus prácticas pedagógicas. Conferencia magistral. V Congreso
Internacional de Educación Física. México. D.F, 2006 [6]
Ibídem [7]
Ibídem [8]
Ibídem [9]
Sánchez Oms, Alberto Modelo de evaluación de impacto en la Cultura Física.
Tesis Doctoral. Universidad de Las Palmas de Gran Canarias. I.S.C.F
Manuel Fajardo, La Habana, 2004. [10]
Ver Colás
Bravo, M. P. y Rebollo Catalán. (1993) Evaluación de programa: Una
guía práctica. Editorial Kronos. España. [11]
Ibídem. p. 36 [12] Cit. por Alfonso García, María Rosa (2007) en: El tratamiento de los núcleos de contenido en las disciplinas del plan de estudio de la Cultura Física. Informe de Investigación. Proyecto de Investigación Nacional: Perfeccionamiento del proceso docente educativo de la Cultura Física..I.S.C.F Manuel Fajardo. La Habana Cuba. [13] Ibídem |
por Dra. Marisel Oliva Calvo
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